En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 23 de Octubre de 2018:
Los días 18, 19 y 20 de Octubre se llevó a cabo en la ciudad de Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, el Primer Congreso Internacional “Educación e Inclusión Desde el Sur”, organizado por la Secretaría de Promoción Social del Municipio de Río Grande, la Universidad Salesiana (UNISAL) y el Ministerio de Educación de la Nación, que lo declaró de interés nacional.
A priori la idea del Congreso, las actividades propuestas y la presentación de conferencistas de la talla de Philippe Meirieu, Carlos Skliar, Flavia Teriggi, Graciela Morgade, Isabelino Siede, Gabriel Brener, Graciela Favilli o Gustavo Galli (entre otres), nos permitían imaginar un escenario fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.
También nos entusiasmaban las propuestas del evento, “generar un espacio de producción de conocimiento pedagógico que recupere experiencias educativas escolares favoreciendo procesos de inclusión y enseñanza democráticas en las instituciones educativas” y “configurar un espacio de trabajo de recuperación y valorización de experiencias pedagógicas significativas que se animen a practicar caminos emancipatorios, donde el acto de educar reafirme la condición de sujetos de derechos, de protagonistas que se apropian de sus caminos y destinos, como un modo fascinante de defender nuestra soberanía pedagógica”, y las actividades del precongreso que se fueron realizando durante todo el año, como las presentaciones:
"La Democratización del Conocimiento", a cargo de la Dra. Patricia Sadovsky.
"De quién es el problema de la inclusión", a cargo de Sebastián Urquiza.
"La vida en común en las instituciones educativas: construyendo comunidad", a cargo del Mg. Daniel Korinfeld.
"La evaluación: desafío para la inclusión con calidad", a cargo de la Lic. Graciela Favilli.
“Los docentes en la encrucijada: repensar la formación en tiempos de desorientaciones”, a cargo de Verónica Piovani.
“Educación y tecnologías: los desafíos de los escenarios contemporáneos”, a cargo de la Dra. Mariana Maggio.
“Una historia pedagógica de derechos”, a cargo del Prof. Alberto Sileoni.
El objetivo de esta entrada (en dos partes para que no sea tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y recortadas según nuestros intereses, nuestras trayectorias y nuestros posicionamientos) sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo algunas de las muchas actividades (conferencias, cine debate, conversatorio de cierre y múltiples mesas de comunicaciones orales) que, agrupadas en ejes organizadores, ocurrían simultáneamente en varios espacios de la Ciudad de Río Grande, como el gimnasio y el auditorio del Colegio Don Bosco, la Casa de la Cultura y el Museo Virginia Choquintel.
Lo primero es un necesario y merecido elogio a la organización del evento, a Gustavo Galli, Gabriel Brener y los equipos de la Secretaría de Promoción Social y la Secretaría de Educación del municipio de Río Grande. Es muy complejo organizar un congreso de esta naturaleza, con más de 2500 inscriptes, con invitades nacionales e internacionales y todo (tiempos, espacios, momentos, actividades) salió perfectamente y tal como había sido planeado. Hasta el imprevisto de la imposibilidad de venir de un invitado internacional fue solucionado y sobrellevado con una idea (el conversatorio de cierre) que reforzó (y sostuvo desde la propia práctica) alguna de las cuestiones abordadas en el evento, como la invención de dispositivos en función de problemas reales que, coherentes con nuestros posicionamientos ideológicos, pedagógicos y políticos, acepten tomar riesgos y “alterar” (en el mejor sentido de la palabra) lo pensado.
Respecto a las presentaciones de las mesas de comunicaciones orales (que ocuparon la tarde del segundo día), es tan importante valorar la valentía de les docentes que se animaron a presentar sus trabajos (y el esfuerzo que esto supuso) como reconocer en ellos la falta de (real) sistematización de las experiencias (y la consecuente falta de producción de saber pedagógico a partir de las mismas) y, lamentablemente, (y en no pocos casos) plantear también alguna duda sobre el valor de las propias experiencias relatadas y los supuestos que las subyacen. Eso sí, más allá de estas (constructivas) críticas es interesante destacar que el propio dispositivo (de trabajo previa, de lectura por parte de les especialistas, de preparación de las exposiciones y de comentarios luego de las ponencias) representó un claro ejemplo del “cómo” de una de las cuestiones que se plantearon en el congreso respecto a posibles (nuevas) maneras de vincular a les docentes y a les especialistes en la producción de saber pedagógico a partir de experiencias concretas de trabajo en las aulas.
También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación” y sobre esa idea de la Educación eternamente “en crisis”. En la mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus éxitos (y sus logros) y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica autocrítica docente” (y la consecuente, transformación y mejora continua y constante), celebramos que en estos encuentros también nos hagamos lugar para reflexionar sobre los supuestos que subyacen nuestras prácticas docentes y para (a partir de experiencias reales) problematizarla, reivindicando aquello que la Educación sí puede hacer y de hecho, en muchos casos, hace.
Un párrafo aparte merece la película “Escuela Trashumante” (de Alejandro Vagnenkos), que disfrutamos en la noche del primer día, seguida de un momento de comentarios del director y de uno de sus protagonistas, Orlando “Nano” Balbo. La película vista en esa Ciudad, en ese contexto, luego de escuchar a Philippe Meirieu y con tantes docentes en el lugar, se resignificó y emocionó desde otro lugar (o, mejor dicho, desde un lugar Otro) y fue una linda y artística manera de empezar a poner en cuestión varios de los temas sobre los que se conversaría, luego en el congreso, como la inclusión, la diversidad, la pedagogía “alterada” y la “invención del hacer”, entre otros.
Ahora sí, empezamos a meternos con las reflexiones más interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual. La palabra más repetida a lo largo del Primer Congreso Internacional “Educación e Inclusión Desde el Sur” no fue “aprendizajes”, ni fue “docente”, ni fue “docencia”, ni fue (aunque sorprenda) “Educación”. La palabra más repetida fue: “pedagogía”. Seguida por otras dos palabras con las que se la asoció mucho que fueron “inclusión” (o pedagogía inclusiva) e “invención” (o inventar pedagogía). Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente invitar a la problematización (en este y en otros sentidos), nos alegramos de esto ya que consideramos, como dijo Orlando “Nano” Balbo en su presentación que “a la palabra pedagogía se la ha vaciado de contenido, se la ha hecho sinónimo de didáctica y se la ha vaciado de su poder transformador” y creemos que en la “invención” de modelos pedagógicos inclusivos es donde empieza a construirse una Educación democrática y “para todes”.
La idea es profundizar estas (y otras) cuestiones y contarles algunos ejemplos (y muchas citas textuales) de lo discutido en el evento pero para eso habrá que esperar a la entrega de la semana que viene porque esta reseña…
CONTINUARA…
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