sábado, 31 de marzo de 2018

¿De qué hablamos cuando hablamos de “calidad educativa”?

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 1 de Octubre de 2013:


En la actualidad, en nuestro país, se está dando un interesante debate sobre la Educación Pública, en general, y sobre la Educación Pública Superior, en particular.


Pero no se trata de “un debate más” ni de “el mismo debate de siempre” (sobre el cual en este Blog ya tomamos posición más de una vez), sino que se trata de un debate que no ocurre (por las coyunturas histórico-político-sociales) desde hace más de medio siglo y que nos interesa particularmente porque nos interpela desde otro lugar. Hablamos deldebate por la “calidad educativa”. Algun@s podrán decir que nunca dejamos de discutir sobre “calidad educativa” pero créannos que éste es, definitivamente, “otro debate”.

Como consecuencia de las políticas públicas de la última década y de la activa presencia y participación del Estado Nacional, asistimos hoy a una situación inédita que ni aquell@s que más detestan al actual gobierno nacional pueden negar, una situación que parecía imposible hace sólo quince años y que molesta mucho a quienes entienden a“la Educación” como un bien o un servicio (o incluso como un negocio) y no como un derecho.

En la actualidad tenemos más escuelas públicas que nuncamás chic@s asistiendo a esas escuelas que nuncamás universidades públicas que nuncamás estudiantes “primera generación de universitari@s” que jamás en toda nuestra historia y el presupuesto para Educación (en términos absolutos y como porcentaje del PBI) más alto que jamás pudimos imaginar. Esto por nombrar sólo algunas cuestiones, a las que se suman la asignación universal por hijo (de enorme impacto educativo), programas como “Conectar Igualdad” (que incluye la entrega de netbooks a estudiantes secundarios de todo el país), los canales “Paka Paka” y “Encuentro” (y sus excelentes producciones educativas nacionales, pensadas desde “nuestra propia cultura”) o el Plan FinEs (como sólo un ejemplo de los muchos pensados para quienes no tenían su secundario terminado), entre tantos otros.

Ante semejante panorama surge una crítica, que no por venir de donde viene, debemos desoír:la (falta de) calidad de “esta”Educación “para tod@s”.

Escuchamos a l@s expert@s de siempre decir que todo lo mencionado anteriormente es cierto pero que “el costo” (la terminología económica siempre les provee de algún vocablo que les resulta cómodo) es la baja calidad de esas instituciones y de la Educación que reciben quienes asisten a “esas Escuelas” o “esas Universidades”. Dicen esto como si les preocupara en algo la Educación que reciben miles de “otr@s” pero nosotr@s(a quienes sí nos preocupa y nos ocupa esto) no podemos dejar pasar la crítica por eso ni perdernos esta oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión.

Tenemos que dar(nos) ese debate sobre la “calidad educativa” pero tenemos que dar(nos) ese debate desde nuestras plataformas. Nadie podría negar que l@s chic@s pobres que asisten a una Escuela Pública de las comunas 8 ó 9 de la Ciudad de Buenos Aires no reciben “la misma Educación” que l@s chic@s ric@s que asisten a una Escuela (también Pública) de la Comuna 2. Sin embargo, sería un error tan grave“ignorar” la crítica a la “calidad educativa” de una “Educación para tod@s” por venir de donde viene, como levantar el guante y dar(nos) ese debate en los términos que “ell@s” proponen. Ni una cosa ni la otra. Tenemos que dar un paso más allá (o mejor dicho, más acá) y dar(nos) ese debate pero desde nuestras propias plataformas porque no tod@s entendemos lo mismo por “calidad educativa” y en lo que entendemos por este concepto están incluidas nuestras concepciones sobre la Educación, el aprendizaje, el conocimiento y el rol del Estado, entre otras.

Claro que nos preocupa (y nos ocupa) la calidad de la Educación pero para nosotr@s la inclusión es el primer paso de una calidad educativa que no se mide con los estándares de PISA (para las escuelas primarias y secundarias) ni con los criterios basados en “competencias” de las Universidades de acuerdo al proceso de Bolonia (tan “bien” representado por “nuestra” CONEAU). Para nosotr@s la calidad educativa tiene que ver, fundamentalmente, con la calidad de (trans)formación de las personas y de las sociedades, con la construcción de sociedades más justas, más equitativas y con mayor igualdad de derechos y de oportunidades.

Un conocido “sociólogo de la Educación” (con el que solemos acordar en varias de sus concepciones didáctico-pedagógicas y con el que solemos diferir en la mayoría de sus posicionamientos político-ideológicos) dijo hace poco en una conferencia, en relación a la creación de Universidades en el conurbano bonaerense y en las provincias más pobres: “ahora, HASTA cada provincia tiene su propia Universidad”. Sí, cada provincia tiene al menos una Universidad porque eso (también) es calidad educativa. ¿Esto significa que no nos importa el tipo de (trans)formación personal y disciplinar que ocurre en “esas Universidades” (o en las muchas Escuelas Públicas, siempre tan denostadas)? No. ¿Esto significa que no nos importa la “calidad” de “esa Educación”? No. Significa que estos logros nos permiten ahora dar(nos) un debate sobre la calidad educativa pero desde nuestras propias plataformas (y con nuestro propio vocabulario), desde un posicionamiento que considera (y tiene en cuenta) a la Educación como un derecho, a la igualdad (no como una meta sino como un punto de partida), a la inclusión, a la interculturalidad, a la equidad y que es consciente del rol social de la Educación (no como causa de todos los males de la sociedad ni como solución mágica a todos los problemas sociales) sino como un instrumento más de (trans)formación individual y colectiva en esta lucha por la igualdad de derechos, que presupone (fundamentalmente) la inclusión real (y absolutamente necesaria) de los sectores históricamente postergados.

El desafío es ahora dar(nos) ese debate sobre la “calidad educativa” pero desde nuestras propias plataformas. Allá vamos!!!

viernes, 30 de marzo de 2018

La enseñanza universitaria en el marco de una Educación inclusiva. Por Ximena Etchenique *

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 24 de Septiembre de 2013:



Nuestra Universidad tiene, actualmente, uno de sus mayores retos: la inclusión (real) de personas con discapacidad.La Educación constituye un elemento esencial para el desarrollo y la realización personal y social de los ciudadanos. Esto que para cualquier persona resulta básico y fundamental, para las que tienen algún tipo de discapacidad adquiere aún mayor relevancia, porque tienen en mayor o menor medida, necesidades especificas para poder participar en igualdad de condiciones que el resto de los estudiantes. Esas necesidades no solo se limitan a ayudas compensatorias o limitación de barreras arquitectónicas, sino también la necesidad de colaboración y buena predisposición de los docentes para garantizar una buena enseñanza.


Las personas con discapacidad siempre tenemos miedo: miedo a no ser aceptados, miedo a la discriminación, miedo a no poder seguir el ritmo del resto de nuestros compañeros, miedo a expresar nuestras dificultades, miedo a buscar ayuda. Muchas veces la falta de confianza hace que ocultemos nuestros miedos y entremos en una etapa de desventaja en la que no podemos expresar nuestro máximo potencial como estudiantes, como personas o como profesionales que recae en el abandono de los estudios y la frustración.

La falta de formación docente en materia de discapacidad hace muchas veces que los docentes no sepan como desempeñarse frente a un alumno discapacitado y eso sumado a los miedos, la vergüenza y la falta de confianza abre mucho más la brecha de la idea de integración y participación y dificulta el logro de la meta de obtener el título que tanto anhelamos.

Como estudiante hipoacúsica tuve que superar muchas trabas en el curso de mi carrera en la UBA por lo que ahora integro un programa de creación de nuevas propuestas y difusión de nuestra realidad. En el marco de este programa, se elaboran encuestas para los estudiante, se realizan pruebas pilotos de clases adaptadas para la presencia de personas con discapacidad en diferentes materias, se proponen mejoras edilicias y de accesibilidad física y se trabaja sobre el tema en materias de la carrera docente, entre otras muchas actividades.

Las personas con dificultades auditivas nos vemos limitados en clases dictadas normalmente en las Universidades porque necesitamos algunos requisitos especiales para poder aprovecharlas ya que muchos nos valemos de la lectura labial para comunicarnos. Necesitamos que nos hablen claro y siempre de frente, que haya luz clara y no nos apaguen las luces, que nos repitan los conceptos básicos, que nos brinden material anticipado para ponernos al día ya que muchas veces el recurso de la lectura labial no es suficiente para seguir el dictado de las clases, hay hilos y conceptos que siempre se nos pierden. No podemos tomar apuntes al mismo tiempo que estar atentos al profesor. Este apoyo educativo nos permite a las personas hipoacúsicas y aquellas no oyentes desarrollar nuestras aptitudes y lograr las mismas oportunidades de desarrollo profesional que el oyente. Eso no significa que nos faciliten el aprobar la materia, simplemente que nos brinden las herramientas, la confianza y la posibilidad de integración y lo más importante la comunicación.

Las discapacidades pueden ser muchas, y muy variadas, dentro de las categorías de visuales, auditivas, motoras, viscerales, etc. Por ejemplo, dentro de la sordera tenemos diferentes grados: leve, moderada, profunda, total, unilateral, bilateral, progresiva, no progresiva y muchas clasificaciones mas. Y los medios de comunicación difieren: lengua de señas, lectura labial solamente, o bien complementada con audífonos o implante coclear.

Por todo esto, garantizar y poner en acto el derecho a la Educación de las personas con discapacidad requiere de una nueva formación docente que posibilite la comprensión y la intervención activa ante situaciones que demanden nuevas estrategias pedagógicas. Para facilitar el ejercicio de la actividad inclusiva es importante que los docentes nos pregunten qué necesitamos, cómo pueden brindarnos una mejor enseñanza, qué propuestas tenemos en base a nuestras experiencias, qué cosas se pueden mejorar a nivel académico y qué herramientas se pueden implementar para que la Educación universitaria sea en igualdad de oportunidades para todos.

¿Estamos l@s docentes (y la comunidad universitaria en general) dispuestos a integrar e incluir reamente a las personas con discapacidades, con la capacitación y el cambio de mentalidad que esto significa y con la decisión que esto implica, de realizar cambios concretos en nuestras concepciones y en nuestras prácticas aúlicas?

*Ximena Etchenique presenta hipoacusia perceptiva profunda bilateral. Es Veterinaria egresada de la Facultad de Ciencias Veterinarias de laUniversidad de Buenos Aires (UBA). Se desempeña como Veterinaria clínica en pequeños y grandes animales. Colabora en la Subsecretaria de Promoción para la Igualdad de Oportunidades de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA).

jueves, 29 de marzo de 2018

Un boomerang lleno de alegría, pasión y aprendizajes. Entrevista a Daniela Lin *

En esta primera parte de este nuevo añoescolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendoseguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 17 de Setiembre de 2013:



En su primera reflexión, Daniela resalta el valor formativo de la práctica docente en la (trans)formación integral del estudiante como persona y en la necesidad de que la formación universitaria incluya la mejor preparación para el mundo laboral.

  • Daniela, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Para mí ser docente es transmitir los conocimientos de determinada disciplina, pero también es acompañar a los estudiantes en su crecimiento como persona. En el caso de los docentes universitarios, permitir que los estudiantes conozcan todos los campos de acción de su profesión y que puedan decidir a cuál de estos campos les gustaría dedicarse, así como ayudarlos dentro de lo posible en su inserción en el mundo laboral, ya que la mayoría empiezan la facultad sin haber trabajado nunca en ningún lugar, y muchos no conocen a otros profesionales de esa área que los ayuden a insertarse laboralmente.


A la hora de pensar en las características que hacen a l@s docentes mejores facilitadores de los aprendizajes de sus estudiantes, Daniela reflexiona sobre cuestiones como la experiencia, la capacidad de formar grupos de trabajo interdisciplinarios (algo que suele ser sumamente difícil pero que sería sin dudas más que útil), la motivación y la capacitación continua de l@s docentes.


  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • Creo que un docente debería tener experiencia en el área de la materia. Por ejemplo, un docente de Semiología debería dedicarse a la clínica y un docente de Nutrición debería trabajar con grandes animales (porque en nuestra facultad esa materia está muy orientada a la producción). Además, en materias que son más específicas de otras carreras, me gustaría que el equipo docente fuera interdisciplinario: integrado por profesionales de las carreras a las que corresponde la materia (Química, Física, Agronomía, etc…) porque podrían profundizar más en ciertos temas, y también por veterinarios que darían un enfoque aplicado a la carrera. Hablando con estudiantes de otras carreras, surge que en muchas facultades los docentes son egresados de la misma facultad en la que dictan clases, y por eso muchas veces saben únicamente los temas correspondientes al programa de la materia y no pueden resolver muchas de las dudas o inquietudes que surgen en los estudiantes. De todas maneras en estos casos está en cada uno de estos docentes buscar información sobre estos temas, capacitarse, intercambiar opiniones con otros profesionales y con docentes de otras facultades, para enriquecer sus clases lo máximo posible.


  • Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
  • Estuve pensando mucho esta respuesta y, si bien no lo considero “relevante” para mejorar la práctica docente, se me ocurrió la canción “Como boomerang”, de Juan Carlos Baglietto. Elegí esta canción porque me parece que un docente que realmente ama la docencia, espera dar lo mejor de sí mismo para sus estudiantes, para que aprendan todo lo que puedan y para que lo apliquen en las situaciones que les surjan en el futuro (“A vos te presto mi corazón, llevalo por otros mundos y otras distancias y otros amores, llevátelo. A vos te doy mi mejor canción llevala para tu vida…”) y porque en mi experiencia con mis docentes, muchos de ellos estuvieron abiertos a que los ex-alumnos los volviéramos a buscar para consultar dudas, o para contarles alguna situación relacionada con lo que aprendimos con ellos, o simplemente para saludar, así como también muchos de ellos se ocupan de mandarnos mensajes a los ex-alumnos para preguntarnos cómo estamos y ofrecernos su ayuda (“Yo la esperaré despierto otra vez cuando ella quiera volver trayéndome nuevas historias para contar”). Estoy acostumbrada de toda la vida a tener una relación bastante horizontal con mis docentes y creo que eso facilitó mi aprendizaje. Para terminar con esta respuesta me gustaría repetir algo que nos dijo una vez un gran profesor ya jubilado a sus ex-alumnos, después de varios años de egresados: “el saber no es algo solemne y arduo, el saber también es alegría”. Porque estoy convencida de que con alegría durante el aprendizaje, todos aprendemos mucho mejor y buscamos aplicar esos conocimientos con pasión.


Cerrando la entrevista, Daniela vuelve sobre algunos aspectos centrales de la tarea docente y de los aprendizajes: la importancia de un ambiente alegre donde “la pasemos bien”, el cariño y el afecto, el buen clima grupal, el acompañamiento, la relación con otr@s, la motivación y el estímulo para aprender, la (trans)formación personal y profesional, la autonomía y la relevancia de la formación práctica.


  • ¿Cuáles de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes resultaron más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
  • Básicamente cuando uno la pasa bien en clase y hay una buena relación con los docentes, aprende mejor. Siempre lo pensé y hace unos meses leí que se está estudiado que esto ocurre. Esta semana, estudiando para la facultad, busqué mis apuntes de materias de años anteriores para repasar algún tema y me di cuenta de que cuando la pasaba mejor en una materia, mis apuntes eran mucho más prolijos y completos que en las materias en las que no había tan buen clima grupal. En este tema se podría diferenciar el caso de los docentes de secundaria del caso de los docentes universitarios. Los estudiantes de secundaria tienen una variedad de materias que probablemente no les gusten y está en el docente estimularlos para que se interesen por determinado tema. También puede pasar que los estudiantes se encariñen con algún docente porque los acompaña en su crecimiento y el cariño al docente provoque que estas personas estudien con más ganas determinadas materias; o por el contrario, el rechazo por un docente se refleja en el rechazo hacia la materia que dicta esta persona. Como ejemplo, me acuerdo que el primer día de clases de inglés de 3° año, Pat, la profesora, nos preguntó si nos gustaba su materia. Como a mí no me gustaba, no contesté. Se dio cuenta de que no le había contestado, entonces me preguntó específicamente a mí y cuando le dije que no, me contestó “este año te va a gustar”. Al principio no le creí, pero después sus clases fueron muy entretenidas y su relación con nosotros era casi de amistad. A lo largo del año, Pat nos fue conociendo y fue viendo qué temas le interesaban a cada uno, y a todos nos “enganchaba” desde un tema que nos gustaba, por ejemplo a mí siempre me incentivó para que aprendiera más sobre animales. Con el paso del tiempo me di cuenta de que nunca aprendí tanto inglés como ese año. Algo parecido me pasó en la facultad: un docente casi todas las semanas me mandaba a buscar información sobre algún animal autóctono, para relacionarlo con su materia. Así pude integrar conceptos de distintas unidades de la materia, relacionándolos con un tema de mi interés y además se generó un buen clima grupal, lo cual hacía que yo estudiara la materia con más ganas y así me resultó muy fácil aprobar los parciales, a pesar del poco tiempo que tenía para estudiar.


  • Para terminar, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • Como dije anteriormente, creo que los objetivos de la educación dependen del nivel del que se trate. En el caso de que se trabaje con menores de edad creo que es importante acompañarlos en su crecimiento, marcarles aspectos de su comportamiento que podrían afectar su relación con sus pares, estimularlos para que aprendan sobre temas que les interesan. En el caso de la educación universitaria el principal objetivo es formar profesionales, por lo tanto creo que la exigencia tiene que ser máxima (especialmente en carreras en las que directa o indirectamente el mal desempeño del profesional puede afectar a la salud de los demás o al medioambiente) y hay que estimular a los estudiantes para que busquen     información por su cuenta, para que se informen sobre los ámbitos en los que se van a desarrollar como profesionales y, en el caso de materias más prácticas que teóricas, hay que enseñar bien las maniobras necesarias, por ejemplo para intubar o para poner un catéter. No alcanza con realizar una maniobra dos veces en un día o en un cuatrimestre, creo que ese tipo de cosas hay que practicarlas durante varios meses para poder realizarlas con éxito una vez recibidos.

*Daniela Lin es estudiante de Veterinaria en la UBA. Actualmente está cursando cuarto año y se desempeña como concurrente en las cátedras de QuímicaBiológica y de Semiología de esta Facultad.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Encontrase (humano) con cada grupo. Entrevista anónina.

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 10 de Septiembre de 2013:


Al iniciar la entrevista se advierte el posicionamiento de la docente en relación con sus objetivos, mucho más orientados a motivar e incentivar a l@s estudiantes en sus procesos de aprendizaje que a “darles respuestas”, mucho más cercano a la idea de “guiar”que a la idea de “enseñar”.


·¿Cuáles son tus objetivos cuando comenzás una cursada?
·Mi objetivo es ayudar a los estudiantes en su aprendizaje y ayudarlos a mostrar y defender sus propias opiniones. Soy docente de dos materias muy distintas: una básica (en los inicios de una carrera universitaria) y una aplicada (en realidad de dos materias que forman parte de una misma cátedra hacia finales de la misma carrera). En la materia básica, mi expectativa es poder movilizarlos de tal manera en que ellos mismos se superen. Muchas veces prefieren hacerme preguntas que responderlas ellos mismos, pensando, volviendo para atrás. Intento en general que ellos busquen sus propias respuestas, les comparto mi punto de vista que es que de nada les sirve que yo se las responda, prefiero guiarlos en esas respuestas para incentivar su auto-aprendizaje. En las materias aplicadas, mi expectativa es similar, apunto que se valgan por ellos mismos; que ellos enfrenten la situación real ahí, con el paciente, que decidan qué hacer con SU paciente, preguntando y repreguntando por qué, cuando no saben qué hacer, insisto en situarlos como si yo no estuviera ahí.

A la hora de pensar en la características que nos hacen mejores facilitadores de los aprendizajes, lo primero que aparece no es el conocimiento disciplinar, ni siquiera la formación pedagógica o docente sino cuestiones más “humanas”: la generosidad, la empatía, la capacidad de escucha, la observación crítica y, sobre todo, la propia capacidad de autodescubrise y estar abierto a aprender de y con l@s estudiantes.

·¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
·Creo que ante todo debe ser bondadoso, bondadoso al contar sus propias experiencias: contar la realidad de lo que le ocurrió a él cuando estaba del lado de los estudiantes, abrir el camino para poder escuchar cómo viven su “ser alumno”, en esta realidad de hoy. Este diálogo abre muchas posibilidades para el docente, posibilidades de adaptar la clase a los estudiantes que tiene en ese curso, ese día, ese año, en ese momento y no, adaptar la clase a su propia conveniencia. Sinceramente no creo que el “mejor docente” es quién más sabe, sino quién tiene algo para ofrecerle a los alumnos, quien puede ayudar a un cambio por minúsculo que parezca, un “algo” que motive al alumno a seguir, a “enfrentar” a los alumnos con su propio aprendizaje

·Es interesante lo que planteás, ¿qué otras características personales ayudan en este sentido?
·Otra característica clave, a mi entender, es que el docente sea observador. Observar al grupo de alumnos y buscar en la facies quién está ahí, compartiendo el tema del día y quién se quedó en la apertura de la clase o se quedó hace tres clases. Al observar al grupo, no sólo podemos recuperar entre todos alguna idea, sino también se puede lograr evidenciar fallas propias de la propia propuesta docente (en cualquier tipo de clase) y hacer ajustes en base a ese grupo, ese momento, ese tema. Una tercera característica que creo importante es mostrarse humano, sí, humano. Por supuesto que la idea de esta característica se entrelaza con las anteriores. Mi opinión de mostrarse humano la justifico desde el punto de vista que no creo que repitiéndoles a los alumnos lo que ellos mismos pueden conseguir en la bibliografía, mostrándoles cuánto sabe el docente, sea una manera de facilitarles su aprendizaje sino de lucirse ante ellos y nada más. La trayectoria formativa del docente puede verse enriquecida con distintos cursos, carreras o grupos de docentes pero el quehacer docente, el encontrarse a uno mismo, siendo uno mismo, encontrarse con cada grupo e intentar distintos estilos, distintas estrategias, es como uno busca responder a esta pregunta; como uno busca facilitar el aprendizaje de sus alumnos.

Para terminar, la docente ejemplifica el posicionamiento que vino describiendo a lo largo de la entrevista con algunas de sus propias prácticas y vuelve sobre la idea de un docente facilitador del meta-aprendizaje, de un docente que guía y motiva a l@s estudiantes en el descubrimiento de sus propios procesos cognitivos y de su propia capacidad de (trans)formarse, ubicando a “las preguntas” en un lugar relevante de esta construcción. El cierre muestra una idea emancipadora que no excluye (sino que necesita) de la presencia: “siempre vamos a estar ahí para ellos”.

·¿Cuáles de tus propias prácticas, herramientas o estrategias resultan más exitosas como instrumentos facilitadores de los aprendizajes de tus estudiantes?
·Creo que dentro de mi práctica docente lo que más recalco es que pueden (y deben) valerse por ellos mismos. Que siempre que tengan una pregunta, se la hagan a ellos mismos primeros pero no una vez y de una sola manera, les planteo que la desmembren. En general, el alumno hace una pregunta al docente para que éste le conteste, ¿no? Pues mis “pobres” alumnos después de unas cuántas veces que me preguntan se dan cuenta que yo tan sólo les responderé con otra pregunta y otra y otra, hasta intentar encaminarlos a la respuesta de la pregunta original. Muchas veces ellos mismos después de dos-tres-cuatro preguntas mías, dicen “ahhh lo que te pregunté, entonces se responde así y asá”. Ellos mismos se responden! A lo que yo concluyo “ves? ¿Para qué me preguntás si ya sabías la respuesta?” Y todos terminamos riendo porque suelen contestar “Es más fácil que me lo respondas vos, profe”. Después de estos momentos también me gusta incentivarlos con una pregunta para pensar, una “de esas que no están en los libros”,invitando a que la respondan en grupo, que discutan, que defiendan puntos de vista. Creo que estas prácticas invitan a que vean que el aprendizaje depende más que nada de ellos mismos, que los docentes sólo podemos ayudarlos en ese camino, pero no hacerlo por ellos, aunque siempre vamos a estar ahí para ellos.

martes, 27 de marzo de 2018

¿Quién da el primer paso?

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 3 de Septiembre de 2013:



¿Cuántas veces te ocurrió como docente de pensar que las cosas son así y no pueden cambiar porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así lo determinan? ¿Cuántas veces pensaste que l@s estudiante no acompañarían los cambios que soñás porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así los condicionan? ¿Cuántas veces te imaginaste luchando sólo suponiendo que otr@s docentes no se sumarían porque “las Instituciones” (no sólo educativas) lo impedirían?

¿Cuántas veces te pasó como estudiante de pensar que las cosas no pueden ser de otra manera porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así lo determinan? ¿Cuántas veces pensaste que l@s docentes no acompañarían los cambios que soñás porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así los condicionan? ¿Cuántas veces te imaginaste luchando sólo suponiendo que otr@s estudiantes no se sumarían porque “las Instituciones” (no sólo educativas) lo impedirían?

Si tu respuesta es “muchas”, “unas cuantas” o (al menos) “algunas”, te invitamos a reflexionar un poco sobre esto y a intentar profundizar en el análisis de la cuestión a partir de una anécdota real que ocurrió hace poco.

Pero antes de la anécdota, es preciso adelantar algo: los sujetos “activos”, “concretos”y “reales” de todas las preguntas con las que iniciamos esta entrada(docentes, otr@s docentes, estudiantes y otr@s estudiantes) somos seres humanos (con algo así como la “condición humana”); con inquietudes, con emociones, con limitaciones, con sueños, con sentimientos y con capacidad de acción y de transformación. Mientas que “el sujeto abstracto” de todos los condicionamientos, los determinantes y los impedimentos de esas mismas preguntas pareciera ser “las instituciones”que, como tales, no pueden actuar si no es a través nuestro, a través de las personas que las integran, aunque a veces les demos una “entidad superior” y un poder al menos discutible. En este sentido, tal vez sea hora de demostrar(nos) que esto puede no ser tan así.

Ahora sí, la anécdota.

Hace poco al pie de las escaleras internas de una institución educativa, un estudiante y un docente charlaban sobre “la Educación”. Resulta ser que el estudiante se había mostrado interesado en la idea de las pedagogías alternativas (siempre resulta curioso esta idea de “alterativas”, ¿alternativas, a qué? y, más importante aún, ¿alternativas, por qué?) y el docente le había recomendado alguna bibliografía y algún que otro video disponible on line (de resultados siempre más “inmediatos” que nuestros queridos libros) con la propuesta de charlar luego para ver qué pensaba el estudiante sobre lo leído o lo visto y de intentar buscar acuerdos y desacuerdos.

A lo largo de la charla (interesante y enriquecedora por donde se la mire) parecía quedar claro algo: ambos se convencían, palabra a palabra y gesto a gesto, que las cosas no necesariamente “deben ser así” y que no son tan ciertos los presupuestos de las preguntas con las que abrimos este texto. Parecía quedar claro que, a pesar de lo complejo de la situación actual de las instituciones educativas y de sus “funciones” no siempre explicitadas ni siempre compartidas por tod@s (aspectos que ya abordamos ampliamente en entradas anteriores de este Blog), las instituciones (educativas) no eran (afortunadamente) tan efectivas en ese condicionamiento, en esas determinaciones, ni en esos impedimentos que presuponían las preguntas del inicio pero sí en el haber generado un (siempre nefasto) “sentido común” que nos hacía creer que efectivamente esto era así.

Afortunadamente no es cierto que “las instituciones” determinen todas nuestras prácticas docentes ni todas las prácticas de l@s estudiantes, ni es cierto que l@s estudiantes y l@s docentes no se sumarían a la (trans)formación de sus colectivos ni acompañarían los cambios que sueñan respectiva y mutuamente docentes o estudiantes. Y existen en el mundo sobrados ejemplos de que esto no es así y de la posibilidad que tenemos las personas que formamos “las Instituciones” de transformarnos y transformarlas.

Lo cierto es que en un momento de la charla, el estudiante (obviamente, ¿quién otro iba a ser?) hizo “la pregunta”:

-“está bien pero, entonces, ¿quién da el primer paso?”.

Y el docente (obviamente, ¿quién otro iba a ser?) se quedó perplejo ante semejante pregunta e intentó una respuesta:

-“Nosotr@s, la respuesta a esa pregunta siempre es nosotr@s”.

Y ese “nosotr@s” es un nosotr@s que nos incluye, nos compromete, nos incomoda, no nos deja dormir tranquil@s. Es como saber algo y no hacer nada, o peor aún, es como saber que ”nosotr@s” podemos hacer algo y no hacer nada.

Pero también ese “nosotr@s” es un nosotros que nos invita a romper con la lógica actual, a animarnos a demostrar(nos) que no es cierto que otr@s docentes y otr@s estudiantes no se sumarían y que no es cierto que “las Instituciones” (aún si se lo propusieran) puedan impedirlo. Es un“nosotr@s” que nos invita (y en algún punto nos obliga) a ser disruptivos y a transformar en actos nuestras ideas y nuestras palabras. Es un “nosotr@s” que nos propone intentarlo con el riesgo y el esfuerzo que eso supone pero con la promesa de la recompensa trasformadora de la realidad.

Entonces, ante semejante desafío, vuelve a surgir la misma pregunta: “¿quién da el primer paso?” y la respuesta a esa pregunta siempre es: “Nosotr@s!!!

lunes, 26 de marzo de 2018

Estrategias lúdicas en la Universidad... ¿lo qué? (Segunda Parte) Por Elsie Aubert *

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 27 de Agosto de 2013:


En el ámbito docente, especialmente en el nivel universitario, se ha transferido conocimiento de manera teórico práctica, considerando la práctica como el equilibrio o complemento necesario para la adquisición de los aprendizajes. En este sentido, me permito proponerles dar un pasito más incluyendo un aspecto muchas veces dejado de lado: la vivencia.

Ya sean clases enteramente presenciales o virtuales, o una articulación de ambas, la diversidad de personas que asisten a las aulas requiere que pongamos en valor algunas estrategias lúdicas enriquecedoras donde el cursante se sienta protagonista y desafíe su “estar en el mundo”.

¿Por qué? Porque los aprendizajes propuestos desde una Pedagogía Lúdica que implica un proceso inverso (vivencia, reflexión, sistematización de contenidos) al paradigma de la Pedagogía tradicional con la que muchos de nosotros transitamos las escuelas, aportan el lugar de protagonismo necesario, un lugar en el que hay que hacerse cargo de lo que pones en palabras y ser consecuente con los actos propios, un lugar de registro del Otro como persona, cargado de su propia subjetividad con el que seguramente debamos consensuar para poder compartir, un lugar donde la imaginación se hace presente para encontrar alternativas en favor de todos, un lugar donde el aprendizaje se torna menos complejo y más receptivo.

¿Por qué eludir el juego entonces? ¿Por qué para que algo sea académico tiene que ser solemne, aburrido y abstracto?

Actualmente, se está haciendo más visible el trabajo que desde hace años vienen haciendo personas muy comprometidas con “enseñar a jugar y redescubrir el juego” en niveles primarios, secundarios y desde espacios de Formación Docente, proponiendo la ampliación del abanico de propuestas en las que se incluyen estrategias lúdicas. En el caso Universitario, estos espacios se dan en Carreras del tipo Humanísticas o en relación a Extensión Universitaria y los Programas que trabajan en barrios o escuelas. También, se han empezado a incorporar en cursos virtuales, ejemplo de ello son los Cursos ofrecidos por el CITEP.

La tendencia sobre la que se investiga hoy, es Gaming o Gamification, que es nada más ni nada menos que la incorporación del Juego en los ámbitos laborales. Recuperar la propia matriz de aprendizaje lúdico para desdramatizar y encontrar diversas soluciones a un mismo conflicto, proyectar y expandirse. Para repensar lo obvio, es necesario preguntarnos acerca de nosotros mismos. La carga emocional que implican las estrategias lúdicas que utilizamos, coloca a las personas en un espacio transicional, de conexión con su creatividad y los enfrenta a sus propios saberes: este es el lugar de la resistenciaNos resistimos a corrernos del espacio confortable que nos dio nuestra práctica probada durante tantos años y nos cuesta asumir el cambio.

La implementación de estrategias lúdicas, es enriquecedora en múltiples niveles. Dice Graciela Scheines (Licenciada en Letras y Dra. en Filosofía y Letras por la UBA. Investigadora. Escritora):“Las cárceles imponen sus normas. Jugar nos hace libres. Pero como sólo se juega desde el caos o el vacío, paradójicamente jugar es fundar un orden, levantar una tienda en la intemperie”. El juego, para la adquisición de aprendizajes puede estar presente como fondo, como forma y como contenido.Jugar reúne, implica comunidad, transforma en cada aparición espontánea o no, la vida de las personas, nos ayuda a tener una disponibilidad lúdica frente a los aspectos de la cotidianeidad más terriblesEl juego provoca sinergia constructiva y crea puentes invisibles donde andamiar los aprendizajes.

No es necesario ser un animador de cumpleaños para preparar las clases de manera lúdica y creativa. Sí, exige de un compromiso, de actualizarse, de registrar la presencia de un Otro, de un pulso lúdico dispuesto a entrar en comunicación expresiva y, de poner el cuerpo (sí, en la virtualidad también se puede!).

Estrategias lúdicas en la Universidad, sacá el “Ser Jugante” que hay en vos!

*Elsa B Aubert (Elsie)(@ebaubert) es Licenciada en Educación y LudoeducadoraActriz y Narradora Oral. Se desempeña actualmente en la Dirección de Programas de la Asociación Civil IPA Argentina, por el Derecho del niño/a a Jugar. Es Docente Formadora del Instituto IPD C-217 de la misma Asociación en Juego, Lenguajes expresivos, Pedagogía Lúdica y Alfabetización Integral. También se desempeña como tutora virtualen los cursos CITEP. Es fotógrafa aficionada con proyectos particulares en desarrollo.

domingo, 25 de marzo de 2018

Estrategias lúdicas en la Universidad... ¿lo qué? (Primera Parte) Por Elsie Aubert *

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 20 de Agosto de 2013:


Decirles que el juego es la forma natural que tiene el niño/a de aprehender el mundo, construir su subjetividad y saber quién es, es una de las maneras de transmitir que Jugar es esencial para el desarrollo integral del Ser Humano, lo cual no es una novedad, ya que Juego y Arte son tan viejos como la historia del Hombre1.

¿Cómo es que a medida que crecemos, nuestras experiencias lúdicas se van cristalizando, escondiéndose en los laberintos que pueblan la memoria y vamos dejando que las responsabilidades de ser adultos nos quiten frescura? ¿Por qué hemos dejado tiempos y espacios lúdicos significativos atrás, no dándonos permisos para jugar, para recrear, para inventar y multiplicar el permiso en Otros? ¿Cuál es el motivo por el que desarrollamos nuestras profesiones con los sentidos dormidos dando paso a la receta, la repetición, la imposibilidad de vivir tiempo libre sin llenarlo de actividades dirigidas?

“El juego”, en general (sabemos que hay excepciones) es visto como el cuco de las prácticas docentes universitarias. Está ahí, pero nos aterroriza: lo banalizamos, desjerarquizamos; lo confundimos con algo poco serio, o que nos desautoriza... Nos parece que solo está bien para el jardín de infantes, nivel educativo en el que está permitido jugar, donde el juego es “el” lenguaje de comunicación.

El diseño curricular para este nivel, propone los campos de experiencia a partir de los cuales los docentes transferirán aprendizajes, estimula a las prácticas creativas que incluyen la implementación de los lenguajes expresivos tales como la expresión corporal, los juegos teatrales o la música. También instruye acerca del juego/los juegos/lenguajes expresivos, como potenciadores de vínculos sanos y desarrolladores de la subjetividad del niño/a colocando al docente en múltiples planos mediante la integración de todos los derechos del niño, de los cuales, el Derecho a Jugar tiene el mismo estatus que el de tener un nombre o una casa.

Ahora bien, una tensión existente desde hace muchos años es la fractura que se produce entre la salida del nivel inicial, el ingreso a la primaria y todo su trayecto en relación a la organización, los tiempos y los espacios que se le otorga al juego y los lenguajes expresivos una vez que el niño/a ha finalizado su etapa en preescolar. A partir de allí y aunque la currícula lo exprese “el Jugar x Jugar”, “los juegos” se van angostando en las propuestas hasta quedar reducidos a la motivación para aprender un contenido o los permisos en el recreo, dejando de lado la importancia vital de instalar rupturas felices donde la expresión singular de cada niño/a no quede encerrada solamente en “ser alumno”.

Así como no podemos pensar en un niño/a como una persona constituida por compartimentos estancos que son estimulados de manera diferenciada por cada una de las experiencias de contenidos a transferir, tampoco es posible prescindir del desarrollo humano, creativo y saludable del docente, como si docente y persona fueran cuestiones diferentes al momento de planificar o dar la clase.

Cuando revisamos nuestra propia práctica docente, nos preguntamos (¿nos preguntamos?) al ver las distintas producciones y proyectos realizados a través de los años, si estamos transfiriendo adecuadamente contenidos y, en el mejor de los casos, si la metodología que utilizamos es la propicia para la situación de enseñanza aprendizaje que estamos generando.

La pregunta, en general surge cuando hay un registro de la devolución del Otro en relación a nuestras propuestas y es ahí cuando aparece lo incómodo, aquello que nos muestra las zonas opacas de nuestras prácticas, sin ánimo de develarse, luego de años y años de utilizar los mismos recursos para las mismas actividades, porque es algo probado y “da resultado”.

Quizás podríamos seguir indagando y armando nuestros propios arboles de respuestas posibles ante cada interrogante, por ejemplo, si tal estrategia que utilizamos hace x cantidad de años nos da x resultado: ¿a qué estamos llamando resultado? ¿a la comprobación escrita u oral de un aprendizaje en situación de examen? ¿ese resultado tiene en cuenta el punto de partida de cada persona? ¿está estructurado en base a las expectativas para la materia? ¿Puedo hacer algo desde la propuesta para que ese resultado se transforme? ¿ES EL RESULTADO ESPERADO POR QUIEN?

Continuará (la semana que viene)…

Elsa B Aubert (Elsie)(@ebaubert) es Licenciada en Educación y LudoeducadoraActriz y Narradora Oral. Se desempeña actualmente en la Dirección de Programas de la Asociación Civil IPA Argentina, por el Derecho del niño/a a Jugar. Es Docente Formadora del Instituto IPD C-217 de la misma Asociación en Juego, Lenguajes expresivos, Pedagogía Lúdica y Alfabetización Integral. También se desempeña como tutora virtual en los cursos CITEP. Es fotógrafa aficionada con proyectos particulares en desarrollo.

1 Diversidad de autores como Huizinga, Froebel, Montessori, Vigotsky o Bruner han inspirado a quienes son algunos de mis referentes en el tema hoy día: Francesco Tonucci, Patricia Sarlé, Chiqui Gonzalez, Raimundo Dinello, Beatriz Caba, Gabriela Luján ytodos los profesionales de IPA Argentina con los cuales compartimos una misión, ideas y proyectos.

sábado, 24 de marzo de 2018

Una relación entre humanos iguales en roles distintos. Entrevista a Florencia Ninet *

En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionandoseguir discutiendo seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 13 de Agosto de 2013:


Desde el inicio, Flor deja en claro que si bien cree en la idea de que “tod@s sabemos algo, tod@s ignoramos algo y tod@s aprendemos”, nosotr@s (l@s docentes) tenemos una responsabilidad para con los aprendizajes de nuestr@s estudiantes. Y para cumplir con nuestra tarea debemos tener, como dice Flor, una fuerte identificación con el rol social del docente.

·Flor, ¿Qué es, para vos, “ser docente”?
·Ser docente es ser un facilitador del aprendizaje. Todos aprendemos, todos enseñamos, todos todo, puede ser. Pero ser docente, reconocerse docente, significa que hay una profunda identificación con el rol, una identidad personal definida desde el rol social del docente. Alguna vez trabajé de maestra de inglés en escuelas públicas, pero no me consideraba docente de esa materia. Aunque mucho esfuerzo y compromiso le ponía a la tarea, era una ocupación, no mi identidad. Durante años di clases de apoyo escolar, hace un tiempo que dejé de hacerlo para colaborar en la coordinación del área del Programa del que soy parte actualmente, pero mi compromiso, la dedicación y mi identidad están definidas desde y por el trabajo en educación y desde ser un facilitador del aprendizaje (de los voluntarios, de los chicos, del equipo, de actores de la comunidad).

·Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación de l@s estudiantes, ¿qué propondrías y por qué?
·Los docentes deberían tener el derecho de trabajar en dupla pedagógica. No hay nada más rico que la reflexión, la discusión, la contrastación y el trabajo en equipo. Y no hablo de un auxiliar que asista, ni de dos maestros que justo tengan el mismo grado, ni dos profesores que den la misma materia para distintas divisiones, ni dos profesores universitarios que estén en la misma cátedra solamente. Hablo de un único trabajo, con los mismos estudiantes, en el mismo momento. Hablo de ser dos, o más, y enriquecer las clases con doble cabeza pensándolas y poder prestar la atención individual que los estudiantes necesitan, de acuerdo a sus requerimientos. Y cuando estos docentes encuentren el disfrute de trabajar junto a un par, y encontrarse contenidos, protegidos, estimulados e interpelados, entonces sabrán que es más lo que se gana que lo que se pierde y el terreno para el trabajo interdisciplinario, entre distintas materias, entre distintas áreas y entre distintos espacios de la comunidad va a ser más tangible. Llegaría a ser una realidad y una necesidad, y no un proyecto, una intención.

Esta es la parte en que se supone que hacemos una introducción a la siguiente respuesta pero en este caso preferimos, simplemente, decir que ojalá esta reflexión de Flor (sobre la consideración del “otr@”) les cause a l@s lectores tanta alegría, tanta emoción y tanta identificación como nos causó a nosotr@s. Agregar cualquier opinión sería inútil. Pasen y lean.

·¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
·Un docente debería sentir un profundo respeto por sus estudiantes, colegas y superiores, como personas integrales que son. La consideración del otro como persona con derechos, aciertos y errores, flaquezas y fortalezas, una personalidad y una biografía complejas y particulares, nos permite desarrollar la relación pedagógica con mucha más tolerancia y más predispuestos a trabajar en colaboración. Si la premisa primera es una relación entre humanos iguales en roles distintos, se mantiene el respeto total e integral por la otra parte de la dupla de trabajo, pero no se diluyen los roles que cumplen entre sí y todo lo que estos roles distintos y diferenciados implican (uno tiene algunos conocimientos y el otro los está aprendiendo; uno guía y el otro acompaña).

Flor relata un estrategia que utilizó en una escuela de Mataderos para ejemplificar el tipo de prácticas que le resultan mejores a la hora de facilitar los aprendizajes en sus estudiantes. Al final de la respuesta, reflexiona sobre el hecho de que había “una necesidad de comunicarse” y “un otro que necesitaba entenderlos”, esta idea de traducirse y contratraducirse sobre la que escribimos bastante en este Blog y seguiremos escribiendo, ya que constituye la parte fundacional de los principios que intentamos que guíen nuestra tarea docente.

·¿Cuáles de tus propias prácticas, herramientas o estrategias resultan más exitosas como instrumentos facilitadores de los aprendizajes de tus estudiantes?
·Una de las actividades que mejor me resultaron con los chicos a quienes enseñaba inglés en el sexto grado de una escuela de Mataderos (y que ya era la tercera vez que volvían a aprender de memoria los pronombres personales, los colores y algunos adjetivos) fue llevar a la realidad el tradicional ejercicio de escribir una carta a un amigo imaginario. Los estudiantes le escribieron a estudiantes en una escuela en Australia que aprendían español como segundo idioma. Sacaron fotos de la escuela, filmaron videos, recopilaron temas musicales que ellos escuchaban, y recibieron lo mismo de parte de los estudiantes australianos. El trabajo más tradicional de escribir la carta con una fórmula predeterminada por un libro de texto, se transformó en buscar creativamente la forma de decir otras cosas, con ese modelo preestablecido; se corrigieron entre ellos; investigaron palabras y expresiones locales; se enfrentaron con el desafío de la traducción de las letras de las canciones y de lo que ellos querían comunicar. Fue el contacto físico, directo, carnal, con el papel, el diccionario, la necesidad de comunicarse y otro que necesitaba entenderlos, ya no un docente que necesitaba evaluarlos.

·Si tuvieras que recomendarle a otr@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar nuestra práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
·¡Foucault! Siempre Foucault. Muchos se habrán topado con “Vigilar y Castigar” (también esencial para un docente y para cuestionarnos cómo y por qué nuestro sistema escolar es como es y por qué la relación docente-estudiante también está cargada de tanta tensión y lucha de poder, disfrazada de defensa de los derechos de cada rol), pero creo que un ensayo algo más breve como es “Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas”, nos acerca a complejizar el discurso dominante en las ciencias y los cambios en lo pedagógico –como en todas las ciencias. Comprender el por qué y para qué de los cambios nos permite ser más permeables a estos. Los docentes necesitamos actualizarnos, adaptarnos, improvisar, crear. Cada estudiante es un la posibilidad de transformarnos y evolucionar.

En la última respuesta, Flor nos recuerda que nuestra tarea tiene que ver con la Vida, con la felicidad y con la libertad pero que esta tarea la desarrollamos dentro de un sistema (una “Matrix”) que debemos transformar y destruir “desde adentro” y entre tod@s.

·Flor, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
·Adquirir las herramientas técnicas, conceptuales, emocionales y sociales que permitan a cada individuo desarrollarse como ser humano pleno junto a otros seres humanos. Claro que la educación formal, informal, intrafamiliar y autónoma tienen distintos alcances, reglas y responsabilidades para proveer estas herramientas. Todo esto es para buscar la plena felicidad y libertad del ser humano. Lo que no se alcanza salvo que este sistema sea destruido y reconstruido, reformado o transformado… Como sea que se llegue, pero un sistema diferente. Primero tenemos que estar todos dentro y bien afianzados, y siendo dueños del sistema, hacer de él lo que queremos que sea. La Educación, ahora, también es la forma de ingresar y sostenerte dentro del sistema, para adueñarte y luego cambiarlo.

Florencia Ninet es estudiante de Ciencias de la Educación en la Universidad de Buenos Aires. Hace 11 años que se dedica al área de educación no formal, apoyo escolar en comunidades vulnerables y realiza proyectos de articulación con lo educativo en el área de Salud Mental Comunitaria. Actualmente es Coordinadora del Equipo de Apoyo Escolar y Acompañamiento Educativo del Programa Integral de Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables (https://www.facebook.com/ApoyoEscolaryAcompanamientoEducativo?ref=hl) y Coordinadora del Sistema de Tutorías Universitarios por más Universitarios para estudiantes de nivel secundario y la promoción de estudios superiores; ambos programas son parte de la Secretaría de Extensión de la Universidad de Buenos Aires.