Bienvenid@s de vuelta al
Blog!
Mientras iniciamos un nuevo año
escolar/académico en el que esperamos seguir
reflexionando, seguir discutiendo
y seguir (trans)formándonos como
docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más
significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una
de las entradas publicadas los años anteriores,
como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La
siguiente entrada fue publicada el Martes 14 de Agosto de 2012:
En la variedad está la
diversión (y la posibilidad de decidir cómo aprender). Parte III (y última).
Llegamos a la tercera y (por ahora) última parte de estas tres entregas (pero, por supuesto, no del Blog), que por una cuestión de espacio deja para un futuro no lejano, otro ejemplo de actividad/propuesta (más o menos puntual), que nos gustaría compartir, en la que l@s estudiantes relatan en primera persona qué y cómo aprenden.
Sólo por si se olvidaron, les recuerdo que en la primera parte del texto nos preguntábamos, entre otras cuestiones, cómo podrían nuestr@s estudiantes elegir entre diferentes opciones de estrategias de aprendizaje si siempre les presentamos las mismas. En la segunda parte nos acercamos al problema desde la pregunta ¿Cómo esperamos que nuestr@s estudiantes reflexionen sobre sus aprendizajes y sobre las estrategias que utilizaron para aprender, si nosotr@s no les proponemos ninguna actividad que tenga esos objetivos? y utilizamos, como ejemplo, una actividad propuesta a l@s estudiantes que pretendía (entre otros propósitos) poner en superficie un tema poco trabajado en las aulas (y fuera de ellas): qué y cómo aprenden l@s estudiantes. Dejamos para esta última entrega las opiniones de l@s estudiantes sobre esa actividad, para usarlas como un insumo más para la reflexión y el análisis de nuestras propias prácticas docentes.
Como contamos en la entrega anterior, al finalizar esa clase les pedimos a l@s estudiantes que respondieran dos preguntas:
¿Qué sensaciones les dejó esta actividad?
¿Qué utilidad o sentido le encuentran a esta actividad?
Lamentablemente no puedo revelar aquí el dato más importante e interesante que surgió del análisis de las respuestas de l@s estudiantes porque tiene que ver con un tema que aún no profundizamos en el Blog (pero ya llegará), aunque más de una vez lo insinuamos y se relaciona con la dicotomía entre la “lógica de la explicación” y la “lógica de las traducciones”. Sin embargo de ese análisis surgieron algunas percepciones que respaldan la idea de estas entregas.
Much@s estudiantes coincidieron en que la actividad les permitió conocer cómo estudian sus compañer@s y descubrir diferentes formas de estudio:
“Descubrí modos de estudio.”
“Me sirvió saber cómo estudian mis compañeros, para poder tener más métodos de estudio.”
“Me permitió ver otras opciones de estudio y enterarme de que cosas referidas al estudio tienen mis compañeros, con las cuales puedo coincidir o no. Cuando digo “cosas” me refiero a problemas y métodos para encarar la materia.
Sirvió para encontrar formas más efectivas para entender cada tema según la complicación que presente (esquemas, párrafos complicados, nuevos conceptos).”
Vari@s estudiantes respondieron que probar variadas herramientas los ayudó a ver con cuál se sentían más cómod@s y que entienden que para distintos temas, es posible que requieran de diferentes estrategias:
“Creo que es útil para saber los métodos de estudio y darse cuenta de cuál es el más útil.”
“Supongo que para otros temas puede ser que use otros métodos.”
Algun@s estudiantes concluyeron que hablar de lo que habían aprendido y de cómo lo habían aprendido les generó seguridad y satisfacción respecto a sus aprendizajes, una especie de “aprobación” por parte de l@s docentes y de sus propios compañer@s:
“…Y que si pude hacerlo con esta sola hoja, lo voy a poder hacer con toda la materia (espero).”
“Tranquilidad y seguridad; el hecho de saber que uno va encaminado te da más confianza para seguir haciendo lo mismo.”
“Me ha dejado satisfacción y una extraña clase de aprobación en cuanto al esfuerzo aplicado.”
Claro que esto no es algo que l@s estudiantes hagan habitualmente ni algo sobre lo que l@s docentes reflexionemos habitualmente, como lo resumió una de las respuestas:
“Me ayuda a formar una opinión de temas que por ahí nunca me había puesto a pensar como por ejemplo ¿Qué hago cuando estudio? ¿Qué es estudiar?”
Uno de los objetivos centrales de nuestra tarea docente es (o debería ser) facilitar la (trans)formación de l@s estudiantes en estudiantes (cada vez) más autónomos y responsables de sus aprendizajes (cada vez) más significativos. Este objetivo es (o debería ser) tan importante como el objetivo de facilitar el aprendizaje por parte l@s estudiantes de determinados contenidos conceptuales o conocimientos o como cualquier otro objetivo. Por eso es nuestra responsabilidad pensar estrategias, planificar actividades, integrarlas a la cursada y evaluarlas como hacemos con los demás objetivos. Ah… Pensamos hacerlo!
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