martes, 23 de diciembre de 2014

Hasta el 2015! Felicidades!!!


En esta última entrada del año 2014, queremos saludar a tod@s l@s que nos leyeron durante este año, agradecerles por haberse enganchado con la propuesta, por haber comentado, por haber participado de la escritura (colaborativa) de artículos, por haber compartido sus #CómoAprende, por haber respondido las entrevistas y desearles que pasen unas felices fiestas y que empiecen el año nuevo de la mejor manera.

En Febrero del año próximo, l@s volveremos a invitar a seguir (re)pensando nuestras prácticas con nuevas propuestas y nuevas ideas en este Blog que espera seguir siendo un espacio de encuentro e intercambio entre docentes y estudiantes.

Que el 2015 nos vuelva a encontrar reflexionando sobre aprendizajes y sobre prácticas educativas para seguir (trans)formándonos como docentes preocupad@s por facilitar aprendizajes, cada vez más significativas, en estudiantes, cada vez, más autónomos.

Felicidades les desea asifuimosapendiendo!!!

martes, 16 de diciembre de 2014

La caja de herramientas.


La tarea docente es una tarea apasionante pero compleja que nos plantea todo el tiempo problemas o situaciones problemáticas que nos obligan primero a reconocer el problema, después a analizarlo y a pensar posibles maneras de abordarlo y, finalmente, a probar alternativas para (con mayor o menor éxito) intentar solucionarlos.

Para ello l@s docentes contamos con una variedad de herramientas que fuimos adquiriendo a lo largo de nuestra trayectoria y en nuestra constante (trans)formación docente. No es difícil imaginar la importancia que tiene la formación docente, la formal y la informal, la “puntual” (como realizar una “carrera docente” o un curso) y la continua (la que se da en el día a día, en el propio contexto en el que se desarrolla la tarea), en el proceso de adquisición de herramientas para ir llenando, lo que podríamos llamar, nuestra “caja de herramientas”.

Lamentablemente la formación docente en todos los niveles (desde la carrera de profesorado de enseñanza inicial hasta las carreras docentes o, incluso, posgrados en Educación Superior) es sumamente deficiente. No es la intención de este texto analizar las causas de esta deficiencia, aunque entendemos que se trata de un problema evidentemente complejo y multifactorial, sino poner en evidencia (al menos en parte) algunas de las consecuencias que esto tiene (o podría tener) en nuestra práctica diaria a la hora de reconocer y abordar los problemas que se nos presentan.

Tener pocas herramientas en nuestra “caja de herramientas” es peligroso no sólo porque nos brinda a l@s docentes menos posibilidades de resolver problemas sino porque (en no pocos casos) directamente nos impide “ver” o reconocer el problema o entenderlo como tal. Hay una conocida frase que dice “el que sólo tiene un martillo, cree que todos los problemas son un clavo” y nosotr@s nos animamos a agregarle que cuantas menos herramientas tenemos en nuestra “caja de herramientas” docentes, no sólo son menos los problemas que podemos resolver sino que hay muchos problemas de nuestra práctica docente diaria que ni siquiera vemos o que los abordamos cómo si fueran “lo que no son” para poder (intentar) “resolverlos” con las pocas herramientas que tenemos.

Pongamos un ejemplo “extremo”, si la única herramienta que tenemos en nuestra “caja de herramientas” es la de “explicar más”, al margen de lo “embrutecedor” (en palabras de Jacques Ranciere) que esto resultaría, corremos el riesgo de que cualquier problema que se nos presente, cualquier “anomalía”, cualquier situación que se aleje de “lo esperado” en términos de aprendizajes, sea leída como “falta de comprensión”, problema que suponemos (erróneamente) podríamos solucionar con “más explicación”. Es decir que el hecho de estar limitados en las respuestas que podemos dar no sólo limita las preguntas que podemos responder sino que condiciona la manera en que escuchamos o interpretamos las preguntas que nos hacen. Podríamos dar muchos ejemplos (incluyendo los clásicos relacionados con la “disciplina” y las  “normas de convivencia”, que desconocen o simulan desconocer completamente los contextos o las situaciones personales, familiares, sociales, económicas de l@s estudiantes) pero preferimos dejarles ese ejercicio a l@s lectores, para que pensando ejemplos de situaciones donde la “caja de herramientas” condiciona no sólo la posible solución de un problema sino también, la manera en que lo abordamos o lo entendemos como tal, reflexionen con sus propios ejemplos “reales” sobre esta cuestión.

Si como dice el proverbio chino, “un problema que no tiene solución no es un problema”, el problema (valga la redundancia) es no tener las herramientas necesarias para, primero, interpretarlo de la mejor manera y, después, intentar solucionarlo. Y esas herramientas las adquirimos siendo responsables por la tarea que realizamos, capacitándonos y (trans)formándonos constantemente, entendiendo la dimensión ético-política de la práctica docente y la relevancia que tiene estar preparad@s de la mejor manera posible para estar a la altura de semejante desafío.

Será entonces tiempo de abrir nuestra “caja de herramientas” y ver qué hay, reflexionar sobre las herramientas que nos faltan o aquellas que ya están un poco viejas, que resultan obsoletas o que pueden reemplazarse por otras más modernas y poner manos a la obra en la tarea, siempre reconfortante (sobre todo si se realiza de manera colectiva) de llenar nuestra “caja de herramientas”. 

martes, 9 de diciembre de 2014

La paradoja de la Educación. Por Sergio Morado *


La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo.” (Paulo Freire)


         Probablemente no exista actividad o disciplina humana que no sea en esencia paradójica. El ser humano en sí lo es, siendo a la vez la especie más civilizada y a la vez más barbárica de la naturaleza. La Educación, como una de las ramas más características del pensamiento humano, no podía ser ajena a ese principio.

         Existe la creencia de que la Educación permite a los individuos ser más libres y menos susceptibles a la imposición de regímenes u opiniones que atentan contra sus propios derechos, intereses o deseos. Sin embargo, la Educación surgió como una herramienta más de dominación de los pueblos para mantener el sistema imperante. Aún hoy suele observarse que el sistema educativo atenta contra las capacidades individuales de muchos estudiantes y contra el surgimiento de nuevas ideas.

         El panorama que sigue observándose actualmente en las aulas es el de un docente que transmite información a un público más o menos atento, pero casi siempre silencioso. Ese docente, a su vez, fue educado dentro de los mismos parámetros y está programado para reproducir eficientemente el sistema como algo natural. En este contexto hay poco lugar para la participación y los estudiantes suelen acostumbrarse a un rol dependiente y pasivo que les deja, también, poco lugar para tomar decisiones y para asumir la iniciativa. Ya no existen los métodos de castigo físico aplicados hasta el siglo pasado, pero los estudiantes siguen siendo en muchos casos sometidos mediante el aburrimiento. A su vez, la imposición de una visión funcional del conocimiento los fuerza a la docilidad y la sumisión por la supuesta ausencia de tiempo durante las clases para discutir temas ajenos a los contenidos de las asignaturas.

           Es sorprendente entonces, que en el marco de este sistema educativo surjan ideas innovadoras que intentan destronar los paradigmas aún reinantes y que ceden el rol protagónico a los estudiantes. Seguramente los creadores de este sistema no hayan podido prever el alcance de lo que la Educación, la lectura y la escritura despiertan en la mente y el espíritu humanos. Así, lo que surgió como la más eficiente herramienta de dominación puede transformarse en el más poderoso recurso de emancipación de los individuos y en la semilla de la propia destrucción del mundo actual.
 

* Sergio Morado (@SergioMorado1) es docente/investigador en la cátedra de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Es un ferviente apasionado de la música y la literatura, y un gran admirador del Emperador Napoleón.

martes, 2 de diciembre de 2014

¿Cómo aprende Fede? Concentración, atención, experiencias compartidas y autonomía de aprendizajes.


En este 2014 el Blog espera, una vez más, incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes. Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos incorporar textos que reflexionen sobre “cómo aprendemos”.

Como dijimos en una entrada anterior pareciera ser que much@s docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan.

Sin embargo, no tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender los contenidos (disciplinares, actitudinales y de procedimientos) de nuestras materias.

Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de tuerca a esta reflexión a partir de relatos, en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez más autónomos. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente escribió Federico Arballo *.


Cuando Fede reflexiona sobre cómo aprende contenidos escolares nos cuenta que creo que la metodología y el tiempo de estudio varía mucho respecto a los contenidos, en mi caso por ejemplo las materias relacionadas con humanidades tienen cierto atractivo que hace que me resulten más fáciles de asimilar. Fede insiste con una idea que se repitió en todos los casos de estudiantes que nos contaron “cómo aprenden”: no se estudian (ni se aprenden) igual contenidos disciplinares diferentes y pone como ejemplo las materias “exactas”: El problema surge con las materias exactas, aquí las metodologías son específicas y “exactas” valga la redundancia, no hay matices, para lo cual solo conozco una forma de estudiar: practicar y practicar ejercicios. Este es un problema porque todo el tiempo que no le dedico al estudio de las materias sociales tengo que dedicárselo a las materias exactas”. Para ayudarnos a aprender o a facilitar aprendizajes en otr@s, Fede nos da algunas pistas y nos invita a hacernos algunas preguntas, Algo que sugiero es plantearse la siguiente pregunta: ¿cómo memorizo?, al momento de tratar de recordar algo, ¿surge un sonido, una imagen o un concepto? Esto es algo vital porque nos da pistas sobre cómo funciona nuestro cerebro en particular, todos recordamos en todas las formas, solo que algunos nos destacamos en una más que en otra. Yo tengo memoria visual, por lo cual las redes conceptuales y el hecho de copiar y “pasar en limpio” las carpetas resultan ser los métodos más efectivos para estudiar.

En las palabras anteriores se advierte el valor que tiene para Fede la posibilidad de recordar como parte del aprendizaje y la importancia de reflexionar sobre nuestros propios modos de aprender, es decir, de practicar cierto meta-aprendizaje. ¿Cuántas de nuestras propuestas didácticas o de las actividades que (habitualmente) les proponemos a nuestr@s estudiantes involucran la reflexión sobre sus propios aprendizajes?

A la hora de reflexionar sobre sus métodos de estudio, Fede resalta el valor que él le da a la concentración y a la atención en clase, como instancia central en sus aprendizajes y hace, de paso, una crítica al “sistema educativo”, cuando nos cuenta que: Mi principal método de estudio es tan simple como eficaz: la concentración en clase. En lo personal creo que uno de los grandes problemas del sistema de educación actual es la falta de concentración de gran parte de los cursos (lo cual lleva al resto a “distraerse” y a los profesores a perder tiempo “retándolos”). Estudio en el momento que tengo al profesor en frente, pregunto todo y cuanto me parece conveniente o confuso y trato de participar lo más posible para seguir el hilo de la clase. ¿Qué quiere decir “estudio en el momento que tengo al profesor en frente”? ¿Por qué atender y participar en clase facilita aprendizajes en algún@s estudiantes y en otr@s no? ¿Podemos pensar estrategias que hagan que l@s estudiantes se concentren más, atiendan más y participen más en clase?

Cuando Fede compara los aprendizajes “escolares” (o académicos) y “no escolares” (o no académicos), aparece la “curiosidad”, el interés y una motivación que los contenidos escolares no siempre generan en l@s estudiantes pero también algo clásico de las estrategias que usamos para aprender contenidos bien escolares: la repetición: En la vida uno siempre se topa con cierta actividad que, a primera vista, resulta altamente atractiva y genera una gran curiosidad. Automáticamente el cerebro pasa a un estado de aceleración (algo así como un modo esponja) donde intenta asimilar todos los conceptos y entender todos los pasos en un día. Obviamente a menos que seamos súper dotados (sin saberlo) nos encontraremos con el hecho de que no lo somos y que no podemos aprender todo en un solo día, esto podrá frustrarnos y por eso yo trato controlar este impulso natural y de canalizar y dosificar esta energía. En mi opinión y para mi caso el principal método para aprender algo nuevo como tocar la guitarra, hacer malabares o andar en skate, es el de la práctica repetitiva y periódica.

Finalmente, Fede nos deja una reflexión interesante que demuestra que los aprendizajes que la Escuela facilita (o intenta facilitar) debieran incluir aprendizajes de herramientas que luego puedan transpolarse a otras situaciones (de aprendizaje) y faciliten la autonomía así como la relevancia que tienen l@s otr@s en nuestros aprendizajes: Para mí el cerebro es como un músculo, que debe trabajarse de forma periódica y por períodos de tiempo que no excedan las dos o tres horas (en las primeras practicas). Quiero decir además, que una de las herramientas que me dejo el colegio secundario fue la de la atención en clase. La única diferencia se halla en que las clases que tomo para aprender cosas nuevas y extracurricularmente son virtuales. Existen millones de tutoriales de millones de personas diferentes, y de todo tipo de deporte y actividad, esto me dio la posibilidad de elegir y poder aprender desde YouTube cosas que luego podía volcar de una forma segura y más controlada en la vida real. Como parte de este pensamiento quiero agregar y denotar que todo conocimiento se aprende e incrementa a ritmos sumamente superiores si se incorporan con otra persona siguiendo nuestros pasos y hasta algunas veces guiándonos gracias a su experiencia y consejo.


* Federico Arballo es (@D_Fe_De_D) estudiante de cuarto año de la Escuela de Educación Técnico Profesional de nivel medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria (Facultad de Ciencias Veterinarias – UBA), tiene 17 años y es oriundo de General San Martin (AMBA). Guitarrista, aikidoca, fanático de las ciencias y de la lectura de todo tipo, historiador free lance y paleontólogo de jardín, scout de toda la vida, gamer hasta la muerte y futuro YouTuber. Futuro título incierto (digamos que puede ser tanto astronauta como profesor de historia).

martes, 25 de noviembre de 2014

Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación: entre las TIC como “Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Educación” y las TIC como “Tareas educativas de Inclusión con Calidad” (Segunda Parte)


Como les contamos la semana pasada, la palabra más repetida a lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni fue “ciencia”, ni fue “innovación”. La palabra más repetida fue: “TIC”. Como adelantamos en la entrega anterior, nos preocupa un poco que esto haya sido así pero lo entendemos porque conocemos el contexto en que se dio el Congreso y la lógica de las instituciones organizadoras y auspiciantes.

Como también adelantamos, dos preocupaciones (que van más allá del uso de las tecnologías aunque se hayan planteado en relación con éstas) quedaron más que claras: la preocupación por la (falta de) formación docente y la preocupación por la (no) relación entre inclusión y calidad educativa.

Sobre la primera de las cuestiones, la formación docente, la sensación fue la de la necesidad de que l@s docentes estemos preparad@s (o capacitad@s) para la incorporación de las TIC en la Educación. Esta es una idea que nos parece un tanto descontextualizada (como si la capacidad de utilizar las TIC y las habilidades o los saberes propios de la tarea docente fueran por caminos separados) pero veamos un poco qué se planteó al respecto. Según Mónica Ippólito, “pensar (y diseñar) los recursos de las TIC implica una resignificación de la vieja didáctica, un preguntarnos qué, cómo, por qué, a quien o para qué” que resignifica, al mismo tiempo, la tarea y la formación docente. Sin embargo, más allá de su inclusión en la “formación docente” inicial y continua, en varias ocasiones se cayó en las siguientes preguntas: “¿Es necesario definir estándares de competencias TIC docentes?” o “¿Qué competencias debe tener un docente tutor virtual?”. Por suerte, para no perder el contexto, en medio de tales interrogantes, hubo otros como los planteados por Inés Dussel (“¿Qué debe saber un docente en términos disciplinares, pedagógicos y políticos?”) o por Myriam Southwell (“¿Qué es una buena Escuela?”), que nos invitaron a (re)preguntarnos todo el tiempo por la legitimidad de la respuesta que le damos a esas preguntas y a poner en duda la idea de que la capacitación docente es algo “dicotómico”, se está o no está capacitado para algo.

En relación con la (en nuestra opinión) falsa dicotomía “inclusión educativa”/”calidad educativa” se expusieron diversas (y a veces afortunadamente antagónicas) opiniones que si bien tuvieron (una vez más) a las TIC como disparadores para las reflexiones, éstas pueden (y seguramente deban) ser transpoladas a otros campos. En la mayoría de los casos el reconocimiento del hecho de que la inclusión de las TIC en Educación aún no ha dado los resultados esperados (y la diferencia entre lo que presupone el acceso a las mismas y su real utilización o apropiación como herramientas facilitadoras de aprendizajes o como herramientas a ser aprendidas en sí mismas) se acercó peligrosamente al cuestionamiento de las políticas de inclusión tecnológica desarrolladas durante la última década en nuestra región. En este sentido, la crítica (que compartimos) al uso pedagógico que se les da o la preocupación (también compartida) por el hecho de que aún su implementación no ha logrado dar cuenta de las (tal vez exageradas) expectativas educativas que se pusieron en ellas, no debe impedirnos ver que se trata de políticas socioeducativas y que sus “resultados” no pueden medirse sólo en términos educativos.

La idea, planteada tanto por Inés Dussel como por Laura Mares, de que en muchos hogares las netbooks del programa Conectar Igualdad fueron la primera computadora de la casa y es usada no sólo por l@s chic@s sino por toda la familia da cuenta, al menos en parte, de esta cuestión. Siguiendo esta misma lógica, Laura Mares agregó: “La inclusión está en marcha, es tiempo de ir por las mejoras en los aprendizajes”. Como siempre lo hicimos, en este Blog, sostenemos que no hay calidad educativa sin inclusión y valoramos enormemente la entrega de los dispositivos móviles (netbooks o tablets, dependiendo del país) que los gobiernos de la región han realizado en la última década porque se trata de igualar derechos. No somos ingenuos y sabemos que la utilización que se hace de estos dispositivos (y la apropiación de las herramientas y habilidades que éstos presuponen) depende en mucho de las condiciones socioeconómicas de l@s chic@s pero estamos convencid@s (y no creemos que haga ni falta recordar la idea de la “reproducción” de Pierre Bourdieu) que pasa lo mismo con los libros y con todo lo que “ocurre” en las Escuelas y, es por eso, que el ”sólo acceso” (como algún@s pretenden minimizar) a las nuevas TIC, ya implica una igualdad de derechos y una inclusión digital en sí mismo.

El cierre del congreso en el imponente salón de actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires incluyó la lectura de una carta del ex presidente de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva y un emotivo show a cargo de Soledad Pastorutti que “homenajeó” a los varios países participantes del congreso con temas propios de cada país.

Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que sin necesidad de viajar cientos de kilómetros ni de participar de eventos de estas características será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.

martes, 18 de noviembre de 2014

Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación: entre las TIC como “Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Educación” y las TIC como “Tareas educativas de Inclusión con Calidad” (Primera Parte)


Los días 12, 13 y 14 de Noviembre se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires el Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación, organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con los auspicios (entre otros) del Ministerio de Educación de la Nación, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Conectar Igualdad, Canal Encuentro, educ.AR, Unicef, Fundación Telefónica, BBVA y Educatina, entre otros. Con la presencia de más de 3000 inscript@s, se trató de un encuentro de enorme relevancia en que se discutieron varias de las cuestiones que son centrales en los debates actuales sobre el desarrollo de políticas públicas en estos campos en nuestra región.

A priori la idea del Congreso, las actividades propuestas y la presentación de conferencistas de la talla de Inés Dussel, Flavia Teriggi, Myriam Southwell o Martín Granovsky, nos permitían imaginar un escenario fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.

El objetivo de esta entrada (en dos partes para que no sea tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y recortadas según nuestros intereses, nuestra trayectoria y nuestros posicionamientos) sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo algunas de las muchas actividades (conferencia, ponencias, posters, etc…) que ocurrían simultáneamente en siete espacios (entre el salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA, el Buenos Aires Design y la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Buenos Aires) durante casi doce horas cada día.

Una primera felicitación se la merece la organización del evento que estuvo a la altura de las circunstancias, con atención constante, acreditaciones y certificaciones ágiles y una excelente conectividad (con la red de wifi propia del congreso), exceptuando el caso del Teatro Gran Rex donde fue imposible conectarse y en el que se realizó la apertura con las palabras del Antonio Skármeta (presentado por Alvaro Marchesi) y se proyectó el video “Luces para aprender”.

Respecto a las presentaciones, lo primero que aparece como reflexión es la alegría de saber que hay mucha gente haciendo muchas cosas. Por supuesto, algunas mejores y otras peores, algunas con mayor rigor científico y otras con menor rigor científico, algunas planteadas desde posicionamientos que un@ comparte más y otras planteadas desde posicionamientos que un@ comparte menos. Pero es grato saber que son much@s l@s docentes (por supuesto no tod@s los asistentes al Congreso ni mucho menos) que están innovando y/o reflexionando e investigando sobre su prácticas.

También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica autocrítica docente”, celebramos que en estos encuentros también nos hagamos lugar para compartir aquello que sí nos está funcionando para cumplir con determinados objetivos o para reflexionar sobre los supuestos que subyacen a nuestras prácticas.

La segunda reflexión es que siguen sorprendiendo dos cuestiones: el hecho de que a pesar de la gran cantidad de inscript@s sea tan poca la concurrencia a las actividades y que siga habiendo tantos docentes que practican el “show de las espaldas” mirando (y leyendo) su propio power point (en general lleno de texto, excedido en tiempo y no preparado específicamente para esta ocasión) mientras el auditorio duerme o juega con sus dispositivos móviles.

Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual. La palabra más repetida a lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni fue “ciencia”, ni fue “innovación”. La palabra más repetida fue: “TIC”. Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente invitar a la reflexión, nos preocupa un poco que esto haya sido así pero lo entendemos porque conocemos el contexto en se dio el Congreso y la lógica de las instituciones organizadoras y auspiciantes. Aún así a lo largo de los tres días dos preocupaciones (que van más allá del uso de las tecnologías aunque se hayan planteado en relación con éstas) quedaron más que claras: la preocupación por la (falta de) formación docente y la preocupación por la (no) relación entre inclusión y calidad educativa.

En el terreno específico de la implementación de las (nuevas) TIC en Educación el eje pareció pasar, como lo puntualizaron vari@s expositores, por entender la tecnología educativa como una dimensión en el contexto de la pedagogía y no fuera de ésta.

La idea es profundizar éstas (y otras) cuestiones y contarles algunos ejemplos de lo discutido en el evento pero para eso habrá que esperar a la entrega de la semana que viene…

CONTINUARA…

martes, 11 de noviembre de 2014

Jugar y aprender de (y con) l@s estudiantes.


Una vez más, “invado” este espacio con una “tarea” personal. Esto no es nuevo, no sólo porque más de una vez realizando algún curso usé este espacio para publicar algo relacionado o pedido en el mismo, sino que así fue como nació este Blog, hace ya más de dos años y medio, en el marco del curso “Creá. Publicá. Compartí. La Web 2.0 en la Educación.”, organizado por l@s amig@s del CITEP.

En este caso, mis estudiantes de cuarto año de la Escuela de Educación Técnico Profesional de nivel medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria, más conocida como Escuela Agropecuaria de la UBA, me dieron una tarea.

El tema es así. Como durante todo el año, aún con activa participación y opinión constante de l@s estudiantes, yo planifiqué las clases y las actividades que les proponía, para el Viernes pasado (última clase “teórica”) l@s invité a que fueran ell@s quienes planificaran las actividades, con la única condición de que, de alguna manera, retomarán los conceptos que veníamos trabajando sobre el tema Fotosíntesis.

Como no podía ser de otra manera, l@s estudiantes (me y se) demostraron, una vez más, su creatividad, su originalidad, sus ganas de aprender y divertirse y su compromiso con la materia. En cuarto A, armaron un “Carrera de Mente Bioquímico”, que jugamos en equipos: l@s “pares”, l@s “impares” y yo, que fui “discriminado” por mi edad. En cuarto B también pensaron un juego: el “HeadsUp Fotosintético” en el que había que lograr que tu equipo adivinara un término sin usarlo en la descripción. Allí también jugamos en equipos, en este caso los varones (equipo en el que sí me incluyeron pero luego me “sacaron”) contra las chicas, resultando victoriosos los primeros.

Fue curioso (o no tanto) pero al finalizar la clase, en ambos cursos alguien se acercó y me dijo (tal vez no con estas palabras exactas ni textuales): “Ahora hagamos al revés. Después de tantas veces que vos nos diste consignas para publicar en nuestro Blog, ahora nosotros te pedimos a vos que escribas un texto, con un título, que incluya una imagen y las etiquetas específicas #QB4A204 y #QB4B2014, lo subas al Blog y avises en nuestros grupos de Facebook, como hicimos nosotr@s cada Viernes.” Y acá estoy. Escribiendo este texto sobre lo que me pasó (literalmente “me pasó”, me atravesó, me trasformó) el Viernes pasado. Ah, para cumplir con la consigna agrego esta foto:

  
El Viernes pasado me divertí mucho y aprendí mucho sobre Fotosíntesis. Mis estudiantes me demostraron un enorme compromiso con la materia y el clima que se vivió en ambos cuartos me confirmó el cumplimiento de varios de los objetivos que nos pusimos allá por Marzo, en especial aquellos que tenían que ver con la construcción de vínculos: vínculos entre l@s estudiantes y el docente, vínculos entre l@s propios estudiantes, vínculos con el conocimiento.

Esta clase me alegró mucho porque confirmó también el logro de objetivos “disciplinares” y objetivos que para mí son centrales que tienen que ver con la (trans)formación de las personas (estudiantes y docentes) en estudiantes y docentes cada vez más autónomos, críticos y capaces no sólo de construir sus propios aprendizajes sino de ser transformadores de la realidad y de la sociedad.

Mucha gente (con conciencia ecológica) se manifiesta preocupada por “el mundo que le dejamos a nuestr@s chic@s”. Yo coincido con ell@s pero tengo otra preocupación: “l@s chic@s que le dejamos a nuestro mundo”. No puedo más que sentirme orgullo de ustedes y quedarme más que tranquilo por “l@s chic@s que le dejamos a nuestro mundo”, por ustedes, que sin ninguna duda harán las cosas mucho mejor que nosotr@s.

Aprovecho para felicitarl@s por las excelentes producciones que durante todo el año publicaron en sus Blogs y les deseo lo mejor!

La seguimos…

Salu2!

Pablo


martes, 4 de noviembre de 2014

Buenos “modelos” que generan interés por aprender y mejoran la Vida. (Entrevista a Débora Kozak)


Al igual que el año anterior, en este 2014 seguimos con la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Débora Kozak *.

Desde el inicio, Débora muestra pasión por la tarea docente, algo sobre lo que siempre insistimos desde este espacio, y pone el acento en un aspecto muchas veces “olvidado” o, incluso, “negado”: la existencia de un “saber especializado” más allá del contenido y su relevancia en la formación docente y en la práctica diaria.

·         Débora, ¿Qué es, para vos, “ser docente”?
·        Difícil pregunta… es tantas cosas! Creo que esencialmente ser docente es una profesión y un trabajo que tiene como sentido esencial enseñar mediante la guía y la orientación. Hace mucho tiempo se reducía la docencia a la vocación, pero hoy es claro que para ser docente se requiere una formación y la construcción de un saber especializado más allá del contenido. También considero que la docencia es una actividad política, que busca cambiar y mejorar la educación en términos de garantizar los derechos de los alumnos.

·        ¿Cuáles son tus objetivos o expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
·        En general me propongo mover preconceptos, llevarlos a cuestionar aquello que parece obvio o inamovible, repensar la realidad en la que están inmersos. En relación a mí misma poder transmitir el entusiasmo por el conocimiento de los temas que vamos a abordar: sin interés por parte de los estudiantes es imposible aprender. Y creo que un docente también es responsable de generar “buenos modelos” que sirvan a sus alumnos para avanzar en sus aprendizajes.

A la hora de pensar en las características que deberíamos tener l@s docentes, Débora hace una enumeración de cuestiones bien interesantes para pensar, cada una de las cuales daría para toda una entrada por la relevancia que cada una tiene en nuestra práctica docente.

·       ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
·       Empatía, buena escucha, respeto por la diferencia, tolerancia a las diferencias, buen humor, paciencia, capacidad de comunicarse. Creo que cada una de ellas habla por sí misma de cómo facilita el aprendizaje. La capacidad de ponerse en el lugar del otro es indispensable!

Si hay una característica que nos constituye como docente críticos es la capacidad (o al menos la intención) de transformar la “realidad”, de reflexionar sobre nuestras prácticas, pensar (posibles) maneras de mejorarlas, cambiarlas, transformarlas; “probar” esas mejoras y evaluar sus resultados para volver a empezar, en una práctica que no tiene fin. En este sentido, Débora nos invita a leer su Blog y a pensar cuestiones como la incorporación de las TICs en el aula, la selección de contenidos curriculares y los sistemas de evaluación, entre otras.

·       Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación de l@s estudiantes, ¿qué propondrías y por qué?
·       Bueno, este es justamente el tema que trato en mi blog Pensar la Escuela, a donde abordo propuestas concretas para cambiar desde diferentes ángulos que van desde cambiar los contenidos curriculares, la organización institucional, incorporar un uso cotidiano y relevante de las TIC a las aulas, no sobrecargar de tareas a los estudiantes, abandonar la repetición memorística y acrítica de contenidos, cambiar los sistemas de evaluación! Hay tanto por cambiar en concreto… tenemos muchas asignaturas pendientes. Cualquiera de estas cuestiones que se cambien de verdad (no desde del discurso sino desde la acción concreta) definitivamente logrará mejorar el compromiso y la motivación de los estudiantes.

·       Si tuvieras que recomendarle a otr@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar nuestra práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
·       Hay muchos libros que me marcaron, me resulta muy difícil elegir uno… Pero uno de mis favoritos es sin dudar “Evaluar para conocer. Examinar para excluir”, de Juan Manuel Álvarez Méndez. Las películas también son muy motivadoras, aunque en los últimos tiempos disfruto mucho de charlas TED que aportan un montón a repensar la enseñanza como las de Rita Pierson, Ken Robinson, Gonzalo Frasca, etc.

En la última respuesta, Débora vuelve a poner al “contexto” en un lugar central y a recuperar el sentido ético-político de la práctica educativa como transformadora de (la Vida de) las personas.

·       Débora, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
·       Preferiría hablar de objetivos de la educación siempre vistos en contexto, no generales. Yo creo que estamos para mejorar la vida de las personas, para abrirles el pensamiento y permitirles conocer otras cosas, que la educación debe estar centrada en promover problemas que disparen el interés por investigarlos, la curiosidad, las ganas de aprender.



* Débora Kozak (@dkozaktw en Twitter, https://www.facebook.com/pensar.laescuela.7 en Facebook) es Licenciada y Profesora en Ciencias de la Educación (UBA), PhD Candidate por la UNED, España, profesora en Institutos de Formación Docente y en universidades, dedicada a la formación pedagógica de maestros y profesionales en modalidad presencial y virtual. Se ha especializado en experiencias de innovación didáctica, en particular en procesos de inclusión de TIC en instituciones educativas. Ha sido coordinadora, consultora y asesora de programas y proyectos nacionales y jurisdiccionales de integración de TIC en escuelas. Es autora del blog “Pensar la Escuela y de numerosos libros y artículos de la especialidad.

martes, 28 de octubre de 2014

MilNueveOchentayGoogle. Por Fabricio Ballarini *


7:35 AM, abro los ojos. Me invaden el mal humor y un sonido tan molesto como familiar que me avisa que dentro de 10 minutos  me va a taladrar otro sonido igual al anterior para confirmar mi malestar. Deambulo, zombi, sorteo maradoneanamente ropa sucia y por fin llego al baño. Maldigo haber corrido tanto en el partido de fútbol de los martes (recuerdo vagamente 2 pelotas que debieron entrar). Con la luz en la cara, levanto la mirada y ahí estoy reflejado, me miro soy yo. Lo sabía pero lo confirmo.

En un acto instintivo entro a la ducha. A las 9 tengo que estar en el laboratorio porque a las 10 hay reunión de grupo, me repito unas 4 veces. ¿Subte o colectivo? Subte, porque está Santa Fe cortada por obras. A la tarde viene gente al laboratorio, me voy a tener que poner una camisa, la de jean está sucia pero creo que aguanta un día más. ¿La crema de enjuague es la que tiene el pico para arriba?, sin lentes no veo esa letra pequeña que la distingue del champú, insulto el marketing. Salgo tarde (como siempre).

Camino y pienso, me hablo y sobre todo recuerdo. Recuerdo mi cara, mi agenda, mis amigos, mis deberes, mis deudas, la ropa sucia. Recuerdo el camino para llegar a la estación, recuerdo las veredas rotas y las caras de los porteros. Recuerdo la canción que estoy escuchando, su letra y su banda. Recuerdo a la novia que me dejó y las miles de veces que la escuché para olvidarla. Recuerdo quién soy pero lo afirmo en cada segundo que me recuerdo. Pero, ¿cuál era la capital de Rumania?, y ahí nomas me frustro. Antes de angustiarme, cosa que probablemente hubiese hecho la gente que vivió allá por la década del ’90, saco mi smartphone del baticinturón y (si el 3G me lo permite) obtengo toda la sabiduría en escasos minutos (léase segundos si leés esta columna desde un país donde el 3G es 3G). Qué buena la tecnología, ¿no?

Para poder resolver esta pequeña pregunta en principio tenemos que saber algo muy simple e importante: todos esos recuerdos están en el cerebro y llegaron ahí gracias a dos procesos: adquisición y consolidación. Es decir, cuando aprendemos algo no formamos instantáneamente memorias sino que desencadenamos un proceso de consolidación que irá fijando el recuerdo a lo largo del tiempo. Recién después viene evocar, que es como llamamos a la parte a la cual vamos a buscar ese recuerdo al fondo de la pila de otros recuerdos que nos avisan que era Bucarest.

Dentro de este salpicón conceptual suena bastante lógico creer que está bueno conservar la memoria tanto como a la novia. Por suerte, luego de tal comparación pollera, siempre hay un científico de Harvard y una idea genial para culpar. Él es el Dr. Wegner (Don Pollera) y su genial idea se llama “memoria transactiva” que versa (siempre había querido usar esa palabra) lo siguiente: cuando dos personas se conocen mucho (pareja, amigos, etc) forman un sistema de memoria en común, la memoria transactiva. Esta hipótesis hace referencia a la capacidad de dividir la ardua tarea de recordar información compartida. Es decir que tácitamente y a fin de ahorrar espacio en la memoria “uno se pone las pilas con las fechas de cumpleaños y el otro se encarga de recordar el nombre de la cajera del Chino”, evitando la duplicación de la información.

Y es todo lindo el amor, hasta que Google.

Aunque sintamos inofensiva esa hermosa sensación de ser Juan Pablo Varsky y cantar de memoria la formación de Polonia Mundial ‘74 mientras pispeamos de reojo el celular, la tecnología nos afecta. Y por sobre todo a nuestra a memoria. Desde que todos nosotros colocamos a Google como aliado mnésico en nuestras vidas, cual disco externo enchufado al cerebro, la necesidad de memorizar disminuyó considerablemente.

Saber que nuestro cerebro tiene una novia digital que puede almacenar miles de millones de datos y que la disponibilidad sólo requiere escasos segundos nos quita la enorme responsabilidad de guardar recuerdos, por lo tanto evitamos esforzarnos innecesariamente. Este extraño comportamiento marital  de información compartida tiene efectos tan severos que hasta podría explicar la insoportable sensación de vacío que genera un divorcio. Tu pareja se va pero no sólo se lleva el perro, sino parte de tus recuerdos. Si aún no te sentiste vulnerable, esta pérdida también se puede sentir cuando tu conexión de internet muere o cuando un virus borra dictatorialmente parte de tu disco rígido.

No adquirimos, no aprendemos y no consolidamos, básicamente por una razón tan simple como la vagancia. Para evitar una autocrítica tan mundana podríamos argumentar que dicha adaptación tecnológica nos puede permitir ganar más espacio y recursos para otras tareas. Error: lo único que ha mejorado es nuestra habilidad para encontrar más información, otra razón para justificar nuestro matrimonio por conveniencia energética con Google. Seguramente la forma más tecno de perpetuar un círculo vicioso neurodegenerativo. Una potencial ventaja adaptativa que podríamos usar para ser mejores, pero la usamos solamente para hacer menos.

Suena el celular, me avisa que mañana a las 13 hs doy un seminario que aún no preparé. Agradezco y pienso “qué tontos estos tipos de Google que seguro usan Google para recordar la forma de manipular nuestras mentes”, y es terrible. Triste y cruel, paranoico y conspirativo, pero en una de esas no, y la culpa no es de Google, sino del que le da de olvidar.


* Fabricio Ballarini es Licenciado en Ciencias Biológicas egresado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente es investigador del CONICET en el Laboratorio de Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UBA. Creador y organizador de Educando al Cerebro. Columnista de Neurociencia del programa “Tenemos malas noticias” Radio Vorterix y asesor científico del ciclo "Científicos Vorterix". Ha publicado en diversas revistas científicas internacionales de alto impacto y ha dado conferencias en congresos nacionales e internacionales. Sus resultados fueron publicados en distintos medios de comunicaciones nacionales e internacionales entre ellos La nación, Perfil, Clarín, QUO y BBC.

martes, 21 de octubre de 2014

¿Cómo aprende Flor? Intereses, motivaciones, obstinación y aprendizaje “hasta el hartazgo”.


En este 2014 el Blog espera, una vez más, incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes. Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos incorporar textos que reflexionen sobre “cómo aprendemos”.

Como dijimos en una entrada anterior pareciera ser que much@s docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan.

Sin embargo, no tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender los contenidos (disciplinares, actitudinales y de procedimientos) de nuestras materias.

Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de tuerca a esta reflexión a partir de relatos, en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez más autónomos. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente escribió María Florencia Acosta *.


Cuando Flor reflexiona sobre cómo aprende contenidos académicos nos cuenta que tengo mucha memoria fotográfica, con lo cual después de estudiar y a la hora de rendir lo que suelo hacer es acordarme en que hoja estaban lo temas. O también sin pensarlo tomo de referencia cosas que quizás no tengan que ver con lo que estoy estudiando. Flor reflexiona sobre cómo las diferentes prácticas características de cada un@ (como tomar apuntes, hacer resúmenes o cuadros sinópticos) pueden, al mismo tiempo, ser una ventaja o una desventaja a la hora de estudiar: en la facultad en las clases teóricas no tomo nota, creo tener la capacidad de acordarme sin escribir, el problema es que a la hora de estudiar nunca tengo de donde”.

Habitualmente l@s estudiantes nos recuerdan que no se aprenden (ni estudian) igual, contenidos diferentes. En ese sentido, y como lo manifestaron otr@s much@s estudiantes, Flor vuelve sobre el tema de la repetición, en el caso de las materias que exigen cálculo, en general ejercito hasta el hartazgo.

En las palabras anteriores se advierte la relevancia que tienen las prácticas que invitan a l@s estudiantes a experimentar con formas diferentes de estudiar o de acercarse a contenidos de campos disciplinares disímiles. ¿Cuántas de nuestras propuestas didácticas o de las actividades que (habitualmente) les proponemos a nuestr@s estudiantes involucran la utilización de éstas u otras herramientas facilitadoras de los aprendizajes? Y ya que estamos en “tono preguntón”, ¿Se dieron cuenta que en su relato en ningún momento habla de l@s docentes (ni de las prácticas de enseñanza) cuando cuenta “cómo aprende”?

Profundizando en esta cuestión de “diferentes disciplinas, diferentes métodos de aprendizaje”, Flor insiste con la idea de la repetición pero aclarando que depende de los contenidos: no uso los mismos métodos para aprender las diferentes cuestiones. Lo que si repito como forma de aprendizaje, es la cuestión de la repetición hasta el hartazgo, pero en general, ahora que lo pienso, no tienen similitudes.

A la hora de pensar, de manera comparativa, los aprendizajes “académicos” y “no académicos”, Flor nos deja una reflexión que tiene que ver con algo sobre lo que ya insistimos varias veces en este Blog: la relevancia de la motivación y los intereses como punto de partida para aprendizajes significativos. Flor pone ejemplos bastante claros al respecto, ejemplos en los que, como diría Jacotot, no necesito de un “maestro explicador”: Soy muy autodidacta y obstinada, con lo cual si algo me interesa aprender busco todos medios necesarios hasta que lo aprendo y luego no lo hago más. Esto viene de chiquita, por ejemplo; quería saber coser a máquina así que pedí que me pongan la máquina de coser en la mesa, que me digan como se ponía el hilo y me puse a practicar, lo mismo pasó con aprender a tejer a dos agujas y crochet. Lo último que hice, fue querer aprender a hacer origami, así que busqué en YouTube varios tutoriales y aprendí, obvio eso es algo que ya no hago más. Pero en general siempre hago lo mismo.

Finalmente, Flor nos deja su propia concepción de esta palabra, esta idea, este concepto que tanto nos cuesta entender pero que tanto queremos facilitar y que confirma que muchas veces ni siquiera pensamos en cómo aprendemos cuando, efectivamente, aprendemos algo: La verdad respecto a la pregunta ¿qué es aprender?, no era algo que me hubiese cuestionado. Creo que es algo que internalizamos y después lo usamos para siempre. El tiempo y la formación que uno tiene hacen que cada uno perfeccione el método a su gusto.


* María Florencia Acosta (@floreacosta en Twitter; Facebook.com/mfloreencia.a en Facebook; www.tumblr.com/blog/tressdeseos) es estudiante de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) en la Universidad de Buenos Aires. Espera poder dedicarse el resto de su vida a lo que ama profundamente, que es la arquitectura. Es alérgica a los gatos, pero los ama y quisiera tener miles. Es una amante apasionada de cualquier red social.

martes, 14 de octubre de 2014

La Educación ¿moderna? Por Valentina Guede *


La sociedad evolucionó en muchos aspectos, como ser las redes sociales, la comunicación, el transporte, el lenguaje, la ciencia, la medicina, etc. Pero uno de los aspectos más importantes que definen el futuro de la sociedad, como la Educación, se quedó estancado en la vieja idea de que, nosotros (los alumnos) debemos ser educados para aprender el régimen y el ritmo que exigen las fábricas. Considerando que cuanto más tiempo estemos dentro de la institución, mejores trabajadores seremos en el futuro, aprenderemos más cosas y  recordaremos más información.

En mi opinión, considero que muchas veces los horarios escolares sobrepasan el tiempo de capacidad de atención que puede brindar un adolescente. Se puede pensar que anteriormente la capacidad de atención de un chico/a alcanzaba los 40 minutos y luego un recreo de 10 servía para que pudiera relajarse. Pero el avance de la tecnología, a pesar de tener muchas cosas a favor, también tiene muchas cosas en contra, como la disminución de la capacidad de atención de una persona por el hecho de que exista la posibilidad de conectarse con la información o comunicarse con cualquier persona al instante en cualquier lado. En las horas de clase, si uno observa con atención, se advierte que al comienzo, la mayoría de los alumnos prestamos atención, pero pasados 20 minutos comenzamos a distraernos con los celulares, las tablets, etc. Esto sucede en su mayoría en las clases que son más explicativas y poco interactivas, que no permiten nuestra participación.

Más allá de los horarios de cada módulo de clase; el horario general del colegio (como por ejemplo ir desde las 7:40 hs a las 17:10 hs) no ayuda a que podamos aprender más. Al final del día uno se encuentra agotado, y no logra aprender casi nada en las últimas materias, como tampoco se puede realizar trabajos en casa ese mismo día. No tiene mucho sentido ir tantas horas porque al fin y al cabo no se aprende más cuantas más horas vas al colegio, y si encima pretenden que continuemos luego de las horas escolares afianzando conocimientos con trabajos prácticos o tareas, es prácticamente imposible que no nos estresemos o que tengamos tiempo de hacer actividades extracurriculares que nos relajen.

También, en vez de considerar que aprendemos más cuantas más cosas memorizamos, creo que (a pesar de que la materia no nos guste por los temas que se ven) se puede lograr cierto interés, aplicando un método que no se haga tedioso, como clases en las que se realizan actividades en conjunto o debates, suelen ser más dinámicas, logrando que no perdamos el hilo del tema. Con clases en las cuales el profesor lo único que hace es leer un texto y hacer breves aclaraciones de cada párrafo o pasar un power-point con diapositivas con párrafos y párrafos explicando un tema con pocas imágenes, tendemos a distraernos con cualquier cosa posible, porque no importa si el tema te gusta o no, es aburrido.

Por otro lado, hay muchos temas que continúan enseñándose en la actualidad considerados prácticamente inútiles ya que dejaron de utilizarse por la evolución de la maquinaria o de la ciencia. Sé que el cambio del temario es un proceso difícil de hacer, pero deberían comenzar a pensar en cambiarlo para poder enfocar cada materia en los temas más importantes actualmente. Un ejemplo claro es el análisis sintáctico o algunos temas de matemática y de las ciencias sociales. La historia antigua es otro ejemplo. En los primeros años se enfocan tanto en este tema que en los siguientes, cuando se empieza a estudiar historia Argentina, no alcanzan la cantidad de clases para comprenderlo bien, y en vez de aprender temas de la actualidad más útiles para que comprendamos el porqué de ciertos conflictos, las acciones políticas que toman los dirigentes, etc. Terminamos quedándonos con lo que ocurrió hace cientos de años que muchas veces no tiene relevancia. En lo personal las materias sociales no son de mis favoritas pero escuché hablar de una que se llama “problemáticas contemporáneas” y por lo que me contaron, es más interesante, te ayuda a comprender ciertas cosas que suceden en la actualidad y poder formar tu propia manera de pensar sobre política y sociedad.

Un ejemplo claro de lo que podría cambiarse son los libros de texto que se utilizan para Literatura. Me parece perfecto que incentiven a la lectura de distintos autores, nacionales, de distintas temáticas, para que tengamos más cantidad de opciones. Leer menos género fantástico y considerar el género policial, dramático, de terror o histórico, ayuda a que aprendamos cosas nuevas o nos interesemos en lugares que no conocíamos, pero creo que si dieran para elegir entre varias opciones en vez de obligarnos a leer determinados libros, que muchas veces no nos gustan, la lectura se haría más interesante.

A partir de toda mi experiencia yo hice mi propia reflexión; ahora los invito a que puedan hacer una ustedes mismos y compartirla (comentando este post), para poder ayudar entre todos a modernizar la “educación moderna”.


* Valentina Guede es alumna de la Escuela Agropecuaria de la UBA, con mucho interés por estudiar ciencia y tecnología de los alimentos en la misma Universidad.