Los días 12, 13 y 14 de Noviembre se llevó a cabo
en la ciudad de Buenos Aires el Congreso Iberoamericano de Ciencia,
Tecnología, Innovación y Educación, organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con los auspicios (entre otros) del Ministerio de Educación
de la Nación, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la
Nación, Conectar Igualdad, Canal Encuentro, educ.AR, Unicef, Fundación Telefónica,
BBVA y Educatina, entre otros. Con la presencia de más de 3000 inscript@s, se trató de un encuentro de enorme
relevancia en que se discutieron varias de las cuestiones que son centrales en
los debates actuales sobre el desarrollo de políticas públicas en estos campos
en nuestra región.
A priori la idea del Congreso, las actividades
propuestas y la presentación de conferencistas de la talla de Inés Dussel, Flavia Teriggi, Myriam
Southwell o Martín Granovsky,
nos permitían imaginar un escenario
fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto
insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.
El objetivo de esta entrada (en dos partes para
que no sea tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y
recortadas según nuestros intereses, nuestra trayectoria y nuestros posicionamientos)
sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo algunas de las muchas
actividades (conferencia, ponencias, posters, etc…) que ocurrían
simultáneamente en siete espacios (entre el salón de actos de la Facultad de
Derecho de la UBA, el Buenos Aires Design y la Asociación de Amigos del Museo Nacional
de Buenos Aires) durante casi doce horas cada día.
Una primera felicitación se la merece la
organización del evento que estuvo a la altura de las circunstancias, con
atención constante, acreditaciones y certificaciones ágiles y una excelente
conectividad (con la red de wifi propia del congreso), exceptuando el caso del Teatro Gran Rex donde fue imposible conectarse
y en el que se realizó la apertura con las palabras del Antonio Skármeta (presentado por Alvaro Marchesi) y se proyectó el video “Luces para aprender”.
Respecto a las presentaciones, lo primero que
aparece como reflexión es la alegría de
saber que hay mucha gente haciendo muchas cosas. Por supuesto, algunas
mejores y otras peores, algunas con mayor rigor científico y otras con menor
rigor científico, algunas planteadas desde posicionamientos que un@ comparte
más y otras planteadas desde posicionamientos que un@ comparte menos. Pero es
grato saber que son much@s l@s docentes (por supuesto no tod@s los asistentes
al Congreso ni mucho menos) que están innovando y/o reflexionando e
investigando sobre su prácticas.
También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos
de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la
mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus
éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que
no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho
de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos
los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica
autocrítica docente”, celebramos que en estos encuentros también nos hagamos
lugar para compartir aquello que sí nos
está funcionando para cumplir con determinados objetivos o para reflexionar sobre los supuestos que
subyacen a nuestras prácticas.
La segunda reflexión es que siguen sorprendiendo
dos cuestiones: el hecho de que a pesar
de la gran cantidad de inscript@s sea tan poca la concurrencia a las
actividades y que siga habiendo tantos docentes
que practican el “show de las espaldas” mirando (y leyendo) su propio power
point (en general lleno de texto, excedido en tiempo y no preparado específicamente
para esta ocasión) mientras el auditorio duerme o juega con sus dispositivos
móviles.
Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más
interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios
espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual. La palabra más repetida a
lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni fue “ciencia”,
ni fue “innovación”. La palabra más
repetida fue: “TIC”. Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente
invitar a la reflexión, nos preocupa un poco que esto haya sido así pero lo
entendemos porque conocemos el contexto en se dio el Congreso y la lógica de
las instituciones organizadoras y auspiciantes. Aún así a lo largo de los tres
días dos preocupaciones (que van más allá del uso de las tecnologías aunque se
hayan planteado en relación con éstas) quedaron más que claras: la preocupación por la (falta de) formación
docente y la preocupación por la (no) relación entre inclusión y calidad
educativa.
En el terreno específico de la implementación de
las (nuevas) TIC en Educación el eje pareció pasar, como lo puntualizaron
vari@s expositores, por entender la
tecnología educativa como una dimensión en el contexto de la pedagogía y no
fuera de ésta.
La idea es profundizar éstas (y otras) cuestiones
y contarles algunos ejemplos de lo discutido en el evento pero para eso habrá
que esperar a la entrega de la semana que viene…
CONTINUARA…
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