Como les contamos la semana pasada, si bien las
dos palabras más repetidas a lo largo del Seminario
fueron “tecnología” y “Educación”, la tercera fue “aula” y la idea tal vez más recurrente
fue la de “la existencia/presencia de un
otro”. Nos alegramos profundamente por esto, ya que estamos convencid@s de
que las reflexiones sobre la tarea
docente, sobre los (nuevos) modos de aprender, sobre las políticas educativas,
no pueden desconocer “lo que efectivamente (no) pasa en las aulas”, más
allá de que éstas muten, cambien (influenciadas por las tecnologías o no) o ya
no sean (afortunadamente) lo que alguna vez fueron. También consideramos que todo lo que hace a nuestra práctica docente
y, por ende, a los aprendizajes de nuestr@s estudiantes está determinado por
una cierta manera de construir al Otro y de darle al Otro “un lugar”.
Dos ideas aparecieron, abordadas desde diferentes
lugares, a lo largo de varias presentaciones, indicando que son cuestiones centrales del debate actual:
cómo las tecnologías afectan nuestra
práctica docente y cómo las
tecnologías transforman la idea de “aula”.
Ni bien se inició el Seminario (y como adelantamos en la entrada anterior), Darío Sztajnszrajber nos invitó a pensar nuestra relación con la
tecnología como “una relación de otredad”.
Según el filósofo, “frente a la
presencia del Otro, nuestra reacción es dicotómica, binaria. El binarismo es, o
bien lo excluimos (porque nos asusta, nos amenaza), o bien lo incorporamos (en
el peor de los sentidos), lo fagocitamos, lo toleramos, lo traducimos a nuestro
lenguaje”. Sin embargo, “lo
interesante de la otredad es cuando rompe la dicotomía, cuando nos transforma”.
En ese sentido nos invitó a preguntarnos: ¿estamos
dispuestos, como docentes, a aceptar que la tecnología nos transforme y nos
obligue a pensar la Educación en términos post-aúlicos?
Esta idea de “términos post-aúlicos” le dio pié a Darío Sztajnszrajber para iniciar una crítica al “aula tradicional” que
sería retomada por otr@s disertantes como “crítica a lo que (no) pasa en las
aulas” y a asegurar que así como Nietzche
dijo “Dios ha muerto” (ahora la
divinidad está en todos lados) y Foucault
dijo “el hombre ha muerto”, ahora él
se animaba a desafiarnos con la afirmación de que “el aula ha muerto”. Al menos en términos tradicionales, ya que ahora “todo es aula”, un grupo de Whats App
es aula, un programa de TV es aula.
La flamante doctora Mariana Maggio profundizó su idea de enseñanza poderosa (“la enseñanza poderosa es la que conmueve”) pero
enfatizó la cuestión de la selección de los problemas (¿problemas de los Otros?)
al relatar varias de las experiencias que realizó con su equipo, al recordarnos
que “la inclusión de tecnología no genera innovación por sí misma,
sino cuando transforma la manera de construir el conocimiento” y al afirmar que “el problema es el problema que está afuera,
en la sociedad”. Ejemplos concretos de
esto fueron las inspiradoras presentaciones de Melina Masnatta (“Jóvenes, empleo y tecnología”) y Pablo Francisco (“Recalculando: un
plano para nuestro barrio”), que nos dejaron pensando y con ganas de conocer
más sobre sus proyectos y de adaptarlos a nuestros contextos.
Sobre el final del Seminario, Daniel Filmus
le dio una vuelta de tuerca a la cuestión de lograr que la incorporación de
tecnologías transforme lo que efectivamente (no) pasa en las aulas, al
proponerlas como una ayuda en esta idea de personalizar la enseñanza y de
aceptar al Otro en cuanto Otro: “si cada
chico es único e irrepetible, las (nuevas) TIC pueden ayudarnos a personalizar
e individualizar la enseñanza”. Claro que para esto hace falta que l@s
docentes estén formad@s y dispuest@s a ser más que mer@s “técnicos reproductores”,
ya que como dijo el ex-ministro de Educación de la Nación: “para introducir las (nuevas) TIC en el aula,
el docente debe ser un profesional y no un técnico, debe estar formado y ser
creativo para personalizar la enseñanza” y “el docente que repite la misma clase todo el tiempo es un técnico”.
Sobre el final, el actual parlamentario del Parlasur volvió sobre la idea de “producción de conocimiento” y nos
dejó una frase para seguir pensando nuestras prácticas: “La verdadera democratización de la Educación no es (ya) que todos
accedan a la Educación, sino que todos sean capaces de producir conocimiento”.
Desde este Blog celebramos y celebraremos la
reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes, sobre la
incorporación de tecnología y sobre la Educación y alentamos a docentes de
todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo
y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de
encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y
enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de
colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como
reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión
de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada
institución, puertas adentro, que será la
base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más
equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los
tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes
cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.
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