Al
igual que en los años anteriores, este año seguiremos con la publicación de entrevistas realizadas a
docentes y a estudiantes, como insumos
para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las
respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las
prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan
fundamentales para profundizar el grado
de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos
disentir con determinadas apreciaciones y reconocer
en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e
ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y
(re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer
publicar la entrevista que gentilmente respondió Sofía Zibecchi *.
En sus primeras reflexiones, Sofi nos recuerda que el rol del docente lejos de ser el
tradicionalmente aceptado “rol del enseñar” y algo más cerca de ser el “rol de
acompañar en los aprendizajes”, parece tener más que ver con el de conmover
(enternecer, provocar emociones, perturbar, inquietar, estremecer, hacer
temblar, mover fuertemente) y (trans)formar a l@s estudiantes.
- Sofi,
¿Qué es para vos “ser docente”?
- Para mí
el docente es aquel que logra llegarles a los chicos. Es esa persona que
logra que salgamos distintos cuando toca el timbre, que nos hace crecer,
pensar. Docente no es el que está recibido, o el que tiene linda letra en
el pizarrón. Docente es el que nos mira a los ojos y nos enseña esas cosas
que tanto hacen falta; la curiosidad, el deseo de aprender, de mejorar,
pero no por uno mismo, al contrario. El deseo de ser mejores por el resto,
por la sociedad, por el futuro. Cambia en cada uno de nosotros la forma de
ver el mundo y eso, afortunadamente, es irreversible.
- ¿Cuáles
son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una
cursada?
- Mis
objetivos en general tienden a ser prácticos; me gusta encontrarle una
aplicación en el mundo real (si es que se le puede decir así) a los
conocimientos que adquiero en el aula. Disfruto salir de ésta pensando en
lo que acabo de ver, y haciendo mis propias conjeturas. Siento que me
saltee una parte que considero obvia pero no por eso menos fundamental que
es la de mí deseo de aprender. Aprender es, sin lugar a dudas, mi mayor
expectativa siempre que comienzo una cursada.
A la hora de pensar en las características que
deberíamos tener l@s docentes, Sofi rescata
la paciencia como un indicador de vocación y el pensamiento crítico como una
invitación (aunque suene redundante) al pensamiento crítico.
- ¿Qué
características creés que debería tener un docente para ser mejor como
facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
- Un
docente debe ser paciente, crítico y debe tener una mente abierta. La
paciencia es una característica que admiro mucho y que considero que
demuestra mucha vocación. El interés de que un chico aprenda, no importa
si tarda una hora, un día o un año, es un valor que siempre me sorprende.
Ser crítico siento que es importante para lograr lo mismo en el alumno,
instalar un pensamiento que incite a reflexionar. Y la mente abierta se
podría llamar también aceptación, el alumno debe poder confiar en su
docente y saber que no va a ser juzgados si no comprendidos.
Cerrando la entrevista, Sofi profundiza sobre un tema que nos (pre)ocupa y sobre el que ya
discutimos (y seguiremos discutiendo) mucho en este Blog: la evaluación. Esa
evaluación que lejos de servir para mejorar los procesos de enseñanza, para
ajustar expectativas, para reflexionar sobre los aprendizajes, estandariza,
clasifica y estigmatiza a l@s estudiantes al mismo tiempo que deforma todo el
proceso de enseñanza cuando éste se somete a la lógica de la evaluación actual
perdiendo de vista los sentidos del hecho educativo.
- Si
tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar
el compromiso, la motivación y la participación tuya y de tus compañer@s,
¿qué propondrías y por qué?
- Aunque
modifiquemos todo el sistema de enseñanza, si mantenemos la forma de
evaluación, me atrevo a decir, arcaica que existe hoy en día es imposible
que avancemos mucho. Un alumno se siente definido, encasillado por su
nota, que es obtenida de una prueba estandarizada en la que no se tiene en
cuenta sus capacidades, sino que se evalúa con un criterio general. Hay
una frase que a mí me gusta mucho que es “Todos somos genios, pero si
juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles vivirá toda su vida
pensando que es un inútil”. Esa frase resume todo, el sistema de educación
actual no se concentra en averiguar e incentivar el potencial de cada
chico, sino que los moldea, los acomoda, los recorta, para que sean y
piensen de una determinada manera. Así, un chico extremadamente creativo pero
muy malo en matemática no es considerado inteligente, aunque en la misma
situación pero a la inversa sí lo es. Tal vez deberíamos comenzar a
plantearnos como sociedad que es lo que consideramos inteligente, y
fundamentalmente que es lo que consideramos aprender.
- ¿Cuáles
son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
- Actualmente
los objetivos de la educación que observo son la producción (sí,
producción) de adultos que sean “funcionales” en el mundo que viene luego
de la educación. Ahora, considero que los objetivos deberían ser la
formación y transformación de los niños en adultos independientes,
creativos, felices. Creo que el objetivo principal de la educación es
darle a las futuras generaciones las herramientas para cambiar la
sociedad, para mejorarla, para superarnos a nosotros mismos. Debería
inculcar no competencia e individualismo sino un sentimiento de sociedad,
de hermandad.
* Sofía
Zibecchi (@sofi_zibecchi) tiene 16
años y es alumna del Colegio
Federico García Lorca. Actualmente cumple el rol de presidenta del Centro de Estudiantes. Se considera una fanática de
la política, los libros, la música y la fotografía.
Disfruta mucho de sentarse a escribir
(http://paisdelasalegorias.blogspot.com.ar/),
así como también de ponerse a cocinar.
Se define como una empedernida feminista
y peronista.
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