En este 2016 el Blog espera, una vez más,
incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes.
Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes
y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos seguir (re)pensándonos a partir de textos que reflexionen
sobre “cómo aprendemos”.
Como dijimos en entradas anteriores, pareciera ser
que much@s docentes creemos (con las
mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y
obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s
estudiantes aprendan.
Sin embargo, no
tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para
aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender en nuestras materias.
Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de
tuerca a esta reflexión a partir de relatos,
en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s
estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos
aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez
más autónomos. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente
escribió María del Rosario (Rochi)
Staiger*.
Para empezar, Rochi
nos cuenta que (consciente o inconscientemente) sigue una serie de “pasos” que
tienen más que ver con los estados de ánimo y con lo “motivacional” que con lo
académico y resalta la ayuda que puede recibir no sólo de l@s docentes sino de
sus propios compañer@s: “al pensar cómo aprendo, me
di cuenta de que generalmente sigo una serie de pasos, y siempre en el mismo
orden: me desespero, me pregunto cómo alguien puede entender algo tan
“difícil”, envidio a la gente que no está en mi lugar en ese momento, me
pregunto por qué elegí estudiar algo tan complicado y termino entrando en el
paso siguiente. Recuerdo por qué elegí esta carrera y hago una sesión de
autocumplidos (como “soy muy capaz”) y vuelvo a mirar lo que tengo que aprender
y trato de encontrarle la vuelta. Luego, pienso ‘si otros pudieron, yo también’,
googleo lo que no entiendo, les hago preguntas a mis compañeros y a mis
profesores y generalmente me brindan la ayuda que necesito”.
Cuando reflexiona sobre sus aprendizajes “no
académicas”, Rochi reivindica una
figura que nos puede ayudar a pensar (de nuevo) el rol docente en los
aprendizajes escolares o académicos, la figura de alguien que nos ayude a
levantarnos si nos caemos, alguien que nos recuerde que podemos, alguien que
confíe en nosotros y nos “obligue” a confiar en nosotr@s mism@s: “aprendo con el con el famoso ‘persevera y triunfarás’. Como
cuando aprendí a andar en bicicleta, me habré caído unas veinte veces, pero mi
papá siempre me decía que vuelva a intentarlo, que si él puede yo también
puedo. Aprendía de cada error que cometía e intentaba no volver a repetirlo, y
así perfeccionaba mi técnica hasta que finalmente empecé a andar sola”.
Rochi vuelve a reflexionar
sobre la manera en que aprende contenidos académicos y agrega dos cuestiones
que nos parecen fundamentales en el proceso de aprendizaje, la búsqueda de un
sentido de lo que se aprende (de manera tal que esos aprendizajes se carguen de
significación) y el valor de “contar lo aprendido”, si es posible a alguien que
no entiende nada del tema: “yendo por partes, trato
de encontrarle sentido a lo que estoy estudiando para no aprenderlo de memoria.
Todo tiene una lógica, sobretodo los procesos como los bioquímicos. Después de
entender y aprender lo que tengo que estudiar, anoto lo que aprendí con mis palabras
y se lo explico a alguien que no tenga idea de lo que se trata el tema. Mi
profesora de Química del colegio decía que realmente entendiste algo cuando
podés explicárselo a alguien que no entiende nada del tema”. En la misma
línea que la profesora de Química de Rochi,
Albert Einstein decía que “No entiendes realmente algo a menos que seas
capaz de explicárselo a tu abuela”.
Finalmente, Rochi
nos deja un interesante pensamiento, que vuelve sobre la idea de la confianza
en un@ mism@, de alguien (un familiar, un docente, un compañer@) que confíe en
nosotr@s y de lo naturalizadas que están algunas cuestiones que hacen que al
reflexionar sobre ellas nos parezcan “increíbles”: “Escribiendo
esto me di cuenta de que mi papá me pegó mi clásico ‘si otro pudo, por qué yo
no?’. Ahora siento un poco más de presión, pero los pasos siempre fueron los
mismos. Desde chicos nos van enseñando a aprender y a no rendirnos ante situaciones
difíciles y frustrantes. Es increíble”.
* María del Rosario
Staiger (Rochi)
es estudiante de Veterinaria en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, y se encuentra actualmente en segundo año. La gente siempre le
pregunta cómo hace para comer comida
chatarra tres veces por semana y seguir estando por debajo del peso normal. Ella responde que es porque utiliza mucha
energía para poder tolerar esa pregunta. Tiene cuatro hermanas y sus padres siguen sin poder creerlo. Está de novia y sigue esperando su carta de Hogwarts.
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