En esta primera parte de
este nuevo año
escolar/académico en el que esperamos seguir
reflexionando, seguir discutiendo
y seguir (trans)formándonos como
docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más
significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una
de las entradas publicadas los años anteriores,
como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 18 de Octubre de 2014:
Los días 12, 13 y 14 de Noviembre se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires el Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación, organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con los auspicios (entre otros) del Ministerio de Educación de la Nación, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Conectar Igualdad, Canal Encuentro, educ.AR, Unicef, Fundación Telefónica, BBVA y Educatina, entre otros. Con la presencia de más de 3000 inscript@s, se trató de un encuentro de enorme relevancia en que se discutieron varias de las cuestiones que son centrales en los debates actuales sobre el desarrollo de políticas públicas en estos campos en nuestra región.
A priori la idea del Congreso, las actividades propuestas y la presentación de conferencistas de la talla de Inés Dussel, Flavia Teriggi, Myriam Southwell o Martín Granovsky, nos permitían imaginar un escenario fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.
El objetivo de esta entrada (en dos partes para que no sea tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y recortadas según nuestros intereses, nuestra trayectoria y nuestros posicionamientos) sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo algunas de las muchas actividades (conferencia, ponencias, posters, etc…) que ocurrían simultáneamente en siete espacios (entre el salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA, el Buenos Aires Design y la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Buenos Aires) durante casi doce horas cada día.
Una primera felicitación se la merece la organización del evento que estuvo a la altura de las circunstancias, con atención constante, acreditaciones y certificaciones ágiles y una excelente conectividad (con la red de wifi propia del congreso), exceptuando el caso del Teatro Gran Rex donde fue imposible conectarse y en el que se realizó la apertura con las palabras del Antonio Skármeta (presentado por Alvaro Marchesi) y se proyectó el video “Luces para aprender”.
Respecto a las presentaciones, lo primero que aparece como reflexión es la alegría de saber que hay mucha gente haciendo muchas cosas. Por supuesto, algunas mejores y otras peores, algunas con mayor rigor científico y otras con menor rigor científico, algunas planteadas desde posicionamientos que un@ comparte más y otras planteadas desde posicionamientos que un@ comparte menos. Pero es grato saber que son much@s l@s docentes (por supuesto no tod@s los asistentes al Congreso ni mucho menos) que están innovando y/o reflexionando e investigando sobre su prácticas.
También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica autocrítica docente”, celebramos que en estos encuentros también nos hagamos lugar para compartir aquello que sí nos está funcionando para cumplir con determinados objetivos o para reflexionar sobre los supuestos que subyacen a nuestras prácticas.
La segunda reflexión es que siguen sorprendiendo dos cuestiones: el hecho de que a pesar de la gran cantidad de inscript@s sea tan poca la concurrencia a las actividades y que siga habiendo tantos docentes que practican el “show de las espaldas” mirando (y leyendo) su propio power point (en general lleno de texto, excedido en tiempo y no preparado específicamente para esta ocasión) mientras el auditorio duerme o juega con sus dispositivos móviles.
Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual. La palabra más repetida a lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni fue “ciencia”, ni fue “innovación”. La palabra más repetida fue: “TIC”. Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente invitar a la reflexión, nos preocupa un poco que esto haya sido así pero lo entendemos porque conocemos el contexto en se dio el Congreso y la lógica de las instituciones organizadoras y auspiciantes. Aún así a lo largo de los tres días dos preocupaciones (que van más allá del uso de las tecnologías aunque se hayan planteado en relación con éstas) quedaron más que claras: la preocupación por la (falta de) formación docente y la preocupación por la (no) relación entre inclusión y calidad educativa.
En el terreno específico de la implementación de las (nuevas) TIC en Educación el eje pareció pasar, como lo puntualizaron vari@s expositores, por entender la tecnología educativa como una dimensión en el contexto de la pedagogía y no fuera de ésta.
La idea es profundizar éstas (y otras) cuestiones y contarles algunos ejemplos de lo discutido en el evento pero para eso habrá que esperar a la entrega de la semana que viene…
CONTINUARA…
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