En esta primera parte de
este nuevo año
escolar/académico en el que esperamos seguir
reflexionando, seguir discutiendo
y seguir (trans)formándonos como
docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más
significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una
de las entradas publicadas los años anteriores,
como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 9 de Julio de 2013:
Como les contamos la semana pasada, la palabra más repetida a lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni fue “docente”, ni fue “docencia”. La palabra más repetida fue: “otro”. Como adelantamos en la entrega anterior, nos alegramos profundamente de este hecho para nada menor, ya que consideramos que todo lo que hace a nuestra práctica docente y, por ende, a los aprendizajes de nuestr@s estudiantes está determinado por una cierta manera de construir al otro y de darle al otro “un lugar”.
Dos ideas aparecieron, abordadas desde diferentes lugares, a lo largo de varias actividades, indicando que son cuestiones centrales del debate actual:la dimensión ético-ideológica de la tarea docente y la construcción del otro en tanto otro.
Respecto a la variable ético-ideológica de la labor docente, el Dr. Carlos Cullen nos invitó a pensarla como una variable a mitad de camino entre el acontecimiento (aquello que acontece como nuevo, que rompe y hiere -desde su “ser diferente”- con la idea de seguir siendo igual) y la hospitalidad (como la acogida intencionada a una alteridad que interpela nuestra condición de vulnerabilidad; como aceptación del otro en cuanto otro) y no como una supuesta “ética profesional” (defensa contra la “mala praxis”). Una dimensión ético-ideológica de la docencia entendida no ya como una forma de “prudencia pedagógica” sino como una práctica profundamente ético-política.
A la hora de pensar la cuestión de la construcción de la otredad, se mezclaron cuestiones como el debate entre “igualdad”,“diferencia”, “singularidad”, “homogeneidad”y “diversidad” con otras más filosóficas que van desde los Foucoultinaos “cuidado de sí” y “cuidado del otro” hasta el tipo de vínculo antropológico que se construye entre los diferentes actores del hecho educativo.
Ambas reflexiones se entrecruzan en la idea de la hospitalidad como interpelación ética y como aceptación de otro en cuanto otro, sin reducirlo a la totalidad de nuestra mismidad y sin dominarlo pero, al mismo tiempo, esa ética docente aparece como un saber estar siempre abiertos a la interpelación ética del otro en cuanto otro, con el cuidado de sí (y cuidado del otro) y con hospitalidad frente al acontecimiento.
En relación con estas cuestiones también quedaron flotando en el aire otras dos reflexiones interesantes: la responsabilidad indelegable de l@s docentes y la dimensión más “humana” de nuestra tarea. En este sentido, Alejandro Santader dijo que “debemos preocuparnos por el mundo que le vamos a dejar a nuestros chicos pero también por los chicos que le vamos a dejar a nuestro mundo” y Carlos Skliar planteó la necesidad de “devolver la Educación a la Patria de los afectos”, en la que fue sin dudad una de las mejores (y más motivadoras) presentaciones del evento.
Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que sin necesidad de viajar cientos de kilómetros ni de participar de eventos de estas características será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.
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