En este 2016 el Blog espera, una vez
más, incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes.
Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes
y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos seguir
(re)pensándonos a partir de textos que reflexionen sobre “cómo aprendemos”.
Como dijimos en entradas anteriores,
pareciera ser que much@s docentes creemos (con las mejores intenciones) que
debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos
(en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan.
Sin embargo, no tenemos muy en claro
“cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para aprender, cómo hacen
nuestr@s estudiantes para aprender en nuestras materias.
Es por eso que nos proponemos darle una
vuelta de tuerca a esta reflexión a partir de relatos, en primera persona,
que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s estudiantes, con el
objetivo de ser mejores facilitadores de esos aprendizajes (cada vez más
significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez más autónomos. En este caso
la reflexión es a partir del relato que gentilmente escribió Vera Zoppi *.
Para empezar, Vera contradice a
much@s anteriores “colaboradores del Blog” (y a esa idea de que no se aprenden
igual contenidos diferentes) y, al hacerlo, confirma que cada un@ aprende a su
manera, pero en su caso son centrales la observaciòn y la jerarquización
durante las clases: “la verdad es que cuando me pregunté cómo aprendía las materias de la
escuela, me di cuenta que aprendo todas de la misma forma, o al menos de forma
similar. Aprendo y entiendo los contenidos en clase, observando y escuchando lo
que el profesor me transmite. Esto para mi es lo más importante, ya que el
docente no solo te entrega el contenido, sino que también te marca lo
importante, lo relaciona con otras cosas y, sobretodo, fomenta tu interés en lo
que está enseñando. Generalmente durante las clases pienso mucho cuando vemos
algo nuevo y lo que hago es anotar contenidos ‘teóricos’ y anotar mis
razonamientos al lado, o una explicación simple, porque de esta manera recuerdo
todo lo que pienso durante la clase. Esto también es como una ayuda para la
Vera del futuro que luego se va a sentar a estudiar”.
Cuando reflexiona sobre sus
aprendizajes “no académicas”, Vera reivindica el valor de la práctica e insiste
en la relevancia de la observación: “desde que tengo seis años que toco
el piano, y aprendí música mediante escuchar y observar. También para aprender
un instrumento se necesita práctica, mucha práctica. Yo creo que en mi
experiencia con el piano tuve diferentes formas de aprendizaje. Primero, tuve
que aprender a tocar el piano, aprender a mover mis manos o a usarlas al mismo
tiempo. En esta etapa sobre todo necesite mucho de la guía de mis profesores,
ellos me mostraron como se hacía y con práctica constante todo puede lograrse.
Actualmente yo ya sé cómo tocar el piano, y como pianista a lo que me dedico
ahora es a aprender canciones que me gustan. En esta parte para mí es clave la
observación, porque no leo fluidamente partituras. Sin embargo, mediante
observar y escuchar atentamente como alguien toca algo puedo aprenderlo tan
bien como si tuviese una partitura. Ahora mismo estoy aprendiendo igualmente a
leer partituras, pero porque lo considero una herramienta, no porque realmente
me interese. Esto es algo que me gustaría remarcar, porque demuestra que no
siempre hay una forma de aprender algo, y de formas diferentes se puede
aprender lo mismo. La observación es el punto clave de aprendizaje en lo que se
refiere en cosas prácticas. En mi caso, la forma en la que aprendo música es en
cierta manera muy parecida a como aprendo matemática o física. Observación y
práctica”.
Vera nos recuerda el valor que tiene la
motivación y el interés y lo importante que resulta que l@s docentes logren
motivar a l@s estudiantes (transmitirles la pasión por lo que enseñan) y éstos
le encuentren sentido a lo que aprenden y se comprometan con sus propios
aprendizajes. También nos recuerda que muchas veces, lamentablemente, no hay un
correlato entre aprender y aprobar ya que muchas evaluaciones parecen más
enfocadas en “verificar” el estudio que el aprendizaje: “creo que el
aprendizaje (o por lo menos, mi aprendizaje) depende del interés que tenga por
lo que me están enseñando. Si es algo que me interesa mucho, probablemente lo
entienda más rápido, o si no lo entiendo, me esfuerzo mucho más por entenderlo
y aprenderlo. Por otro lado, no solo depende de mí interés, si no del interés
del docente por lo que hace y de la forma en que lo haga para captar la
atención de los alumnos. Por lo menos a mí me pasa que si veo a alguien
interesado o emocionado por lo que quiere enseñar me transmite ese interés y
quiero saber porque le gusta tanto lo que hace, por más que el tema no sea uno
que particularmente me interese. Esta cuestión de interés en mi opinión es lo
que causa que no todos los alumnos aprendamos todas las materias. Además,
muchas veces uno no se esfuerza en buscarle el interés a algo, porque la
escuela no siempre nos exige aprender, pero en cambio nos exige estudiar. Y
estudiar algo que no aprendí ni entendí o algo de memoria es fácil en mi caso,
por eso personalmente nunca tuve muchos problemas con las materias. Pero no a
todos les pasa lo mismo y debido a que generalmente no nos exigen aprender,
muchas veces uno aprende, entiende y está súper interesado por una materia y
sin embargo no la “aprueba”. ¿Por qué ocurre esto si uno tiene el interés y el
conocimiento ya adquirido? Tal vez no estudiaste, tal vez no te llevas bien con
la forma de evaluación de un profesor, pero no por eso significa que no
aprendiste y muchas veces estamos obligados como alumnos a demostrar nuestro
conocimiento de formas que tal vez no nos sirven para expresarnos”.
Finalmente, Vera nos deja una
reflexión que le generó la propuesta de colaborar con el Blog (y de contarnos
#Cómo aprende), plantea su desacuerdo con algunas (clásicas) definiciones de
“aprendizaje” e insiste con la centralidad del interés por (y para) aprender: “esta propuesta me
hizo pensar mucho sobre el aprendizaje en general, ya que al principio antes de
escribir los textos me pregunté ¿qué es aprender? y lo primero que se me
ocurrió fue buscarlo en google. Al buscar esa definición me aparecieron dos
significados, el primero es ‘adquirir el conocimiento de algo por medio del
estudio, el ejercicio o la experiencia’ y el segundo ‘retener una cosa en la
memoria’. Y luego de escribir todo esto me di cuenta que tal vez no estoy tan
de acuerdo con esas definiciones. Yo creo que, al menos en mi caso, aprender
está más relacionado con las palabras entender, relacionar, razonar y expresar
que con las palabras estudiar y memorizar. También me acordé de todas las veces
que aprendí algo que me gusta, o de las veces que me encontré con profesores
que me gustaba su forma de enseñar y me di cuenta que es realmente placentero
aprender cosas cuando uno tiene interés y el docente también. Si me preguntan
¿cómo aprendemos?, yo diría que todos aprendemos de diferentes formas así que
muchas respuestas serían válidas, pero vuelvo a nombrar el tema del interés acá,
ya que pienso que justamente el interés es lo que nos incita a todos a querer
aprender”.
* Vera Zoppi (@verazoppi) es estudiante de la Escuela de Educación Técnico
Profesional de nivel medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria (UBA).
Le gusta la política, las series, los juegos de la computadora
y considera que casi todo en la vida es bizarro y gracioso. Ama a su piano
tanto como ama cantar. Sigue viendo dibujitos aunque tenga 16
años.