Como
contamos en la entrada anterior, los textos que les pedimos a
estudiantes y docentes luego de la experiencia y las notas tomadas durante la
actividad por el docente que recorría los grupos fueron el disparador para el
análisis de la experiencia y la reflexión dentro del equipo docente, primero, y
con l@s estudiantes después. Resultaron, también, el motivador principal de la intención de compartir esta experiencia
con otr@s colegas (invitándol@s a que la prueben o la “adapten” a sus contextos
de clases, ¿la probaron? ¿cómo les fue?), con la esperanza de que sea un insumo
más en su propia (trans)formación docente y serán el contenido de esta
segunda parte en la que intentaremos compartir (al menos parte de) el análisis
que hicimos de la experiencia de puesta en común del cuestionario con “docentes
mud@s”.
El
análisis de las notas tomadas durante la observación de la experiencia y de los
textos escritos por estudiantes y docentes, nos permitió (re)pensar las “sensaciones” que nos dejó esta
experiencia, en cuatro categorías:
Primera
Categoría: La necesidad de una intervención docente que
“valida”, “corrige”, define “qué es lo que está bien o mal”, responde dudas y
“explica”, que se evidenció en frases de docentes (D) y estudiantes (E) como:
“Insistían en preguntarme con la mirada o pedirme
aceptación/negación.” (D)
“Los estudiantes buscaban permanentemente la aprobación de lo
que estaban diciendo.” (D)
“A la hora de revisar el cuestionario, la opinión del profesor
es la que es importante.” (E)
“En la primera parte se generó una sensación de incertidumbre
por el hecho de no saber si lo que estaba haciendo estaba bien o mal.” (E)
“Me desesperaba en ese momento que mi ayudante no podía hablar y
decirnos si estaba bien o mal lo que decíamos o si no entendíamos la pregunta,
el poder explicarnos.” (E)
“En la segunda parte, ahí
sentí un alivio!!! Ya que necesitaba que me explique las dudas y me saque la
incertidumbre de si estaban bien o no las respuestas.” (E)
Segunda
Categoría: La necesidad de realizar un “trabajo previo”
(leer el tema, asistir a la clase teórica, responder “a conciencia” el
cuestionario guía) para aprovechar la actividad:
“Pienso que esto se debe a la falta de lectura previa de los
contenidos, lo que hubiera facilitado mucho tanto la contestación de las
preguntas por parte de ellos, como promovido el debate y la discusión grupal.”
(D)
“Estaba bastante perdida con el tema, no había hecho el
cuestionario y tampoco leído el tema completo.” (E)
“No creo que haya sido de mucho aporte para mí ya que no había
cumplido con el cuestionario así que me dediqué a escuchar las respuestas que
leían mis compañeros.” (E)
Tercera
Categoría: El “sentido emancipador” de la actividad, en
términos de brindar libertad, fomentar un tipo diferente de participación y
poner en evidencia la posibilidad de “prescindir” de l@s docentes, con
opiniones como:
“Este tipo de actividades permite que los estudiantes comiencen
a darse cuenta que pueden llevar a cabo la resolución de preguntas, la
discusión y el aprendizaje de un tema y no necesariamente los docentes tienen
que estar interviniendo constantemente.” (D)
“Al tener la imposibilidad de hablar el docente, hace que
podamos expresarnos más libremente, discutir entre compañeros acerca de los
temas vistos en los cuestionarios.” (E)
“Los mismos compañeros podrían responder las dudas ajenas, sin
necesidad de depender de los ayudantes.” (E)
“Me pareció una buena idea, ya que nos dio lugar a la participación
de todos y poder discutir.” (E)
Cuarta
Categoría: La importancia de una intervención docente que
ayuda a jerarquizar, a priorizar, a administrar el tiempo o a seguir un “hilo
conductor”:
“Les faltó jerarquizar lo que hay que saber con más detalle.”
(D)
“Por momentos faltaba un hilo conductor y no avanzaban.” (D)
“Tuvimos problemas con el tiempo, no llegamos a responder todo.
Tampoco supimos cuáles eran las preguntas más importantes para priorizar y usar
mejor el tiempo.” (E)
Creemos
que se trató de una experiencia que involucró un intento de ruptura de ciertos paradigmas ya que se enfrentó a
estructuras complejas y fuertemente arraigadas tanto en las prácticas de l@s
estudiantes como en las prácticas de l@s docentes. No es nuevo el concepto
de “trayectoria académica” (ampliamente trabajado, entre otros, por Flavia Terigi), ni su relevancia en la
manera en que l@s estudiantes “responden” a las propuestas de l@s docentes, ni
la “resistencia” que, en un principio, se puede generar frente a propuestas
concretas que rompen con la lógica de la trayectoria educativa de nuestros
estudiantes. Tampoco es nueva la idea de que cuando falta “formación docente”, entendida ésta en su significado más
formal, como las “Carreras Docentes”, Educación Continuada y otros espacios
formales de capacitación docente, los dos factores que cobran mayor importancia
en la toma de decisiones pedagógicas son la propia trayectoria escolar y la
cultura institucional de la comunidad educativa en la que el docente se inserta
y estos dos factores suelen dirigirse hacia la reproducción de las prácticas
instituidas.
En conclusión, la experiencia realizada contribuyó a
reflexionar sobre nuestra propia práctica y sobre la relación entre lo que
hacemos l@s docentes y los vínculos que se construyen con el conocimiento y
entre las personas y fue mucho más exitosa en el cumplimiento de los
objetivos que tenían que ver con poner en evidencia algunas de las “lógicas”
que condicionan, y a veces determinan, nuestras prácticas, nuestras propuestas
y el tipo de participación de nuestros estudiantes que en el cumplimento de su
primer objetivo, el de realizar una puesta en común diferente a la habitual
para facilitar aprendizajes bioquímicos significativos del tema del día. Si
bien ocurrieron aprendizajes específicos, esto no se debió exclusivamente a la
actividad sino a la clase en su totalidad, que incluyó otras instancias. Esta cuestión debería tenerse en cuenta a
la hora de (re)pensar esta actividad para repetirla/mejorarla, considerando a
la clase como un todo y tratando de disminuir la “artificialidad” de la
experiencia, tal como estamos haciendo ahora que intentamos transformarnos
clase a clase en docentes cada vez más “mud@s”.
Y es en ese sentido que
queremos invitarl@s (e invitarnos) a
realizar (o seguir realizando) experiencias como ésta con sus estudiantes,
evaluarlas, analizarlas y contarlas, compartirlas (en este Blog o en otros
sitios) con el objetivo de, entre tod@s, reflexionar sobre nuestras
prácticas y sobre las (mejores) maneras de facilitar
aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónom@s,
crític@s y capaces no sólo de controlar sus propios aprendizajes sino también
de ser productores de conocimiento y transformadores de la realidad y de la
sociedad.
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