Al
igual que en los años anteriores, este año seguiremos con la publicación de entrevistas realizadas a
docentes y a estudiantes, como insumos
para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las
respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las
prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan
fundamentales para profundizar el grado
de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos
disentir con determinadas apreciaciones y reconocer
en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos
compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios
posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que
gentilmente respondió Agustina Camporino
*.
En su primera reflexión, Agus nos invita a pensar
el rol docente de una manera diferente a la tradicional (“transmisor de
conocimientos”) que tiene más que ver con una tarea disruptiva y emancipadora y
que considera a los procesos de reflexión y meta-aprendizaje como instrumentos
centrales en la (trans)formación y a la autonomía intelectual como una meta que
orienta (o debería orientar) nuestras prácticas docentes.
- Agus,
¿Qué es para vos “ser docente”?
En mi opinión, ser docente va más allá de la transmisión de
conocimientos relacionados con una materia en particular. Desde mi escasa
experiencia, es (o me gustaría que fuera) el tirar abajo los posibles e
imaginarios 'no puedo' con los que algunos estudiantes llegan a la clase.
Considero que toda persona libre de prejuicios para consigo misma es capaz de
alcanzar cualquier meta. Por otro lado, creo que ser docente es compartir con
los miembros de la cursada la
responsabilidad de que se dé un clima agradable dentro del aula, priorizando la
comodidad y el respeto por los demás. Es ser, también, un nexo transitorio
entre lo que está escrito en los libros y el estudiante, pero siempre en
búsqueda de la 'des-automatización' del aprendizaje, promoviendo el
razonamiento y la relación entre los puntos principales de los contenidos
abordados ya que, a mi parecer, todo lo que no es reflexionado e interiorizado
con el tiempo se borra. Básicamente, creo que es saber (y buscar) ser pasajero
en la vida de todo estudiante, fomentando la autonomía intelectual que en él
subyace, siendo ese uno de los aprendizajes más importantes, y de los que mayor
trascendencia tendrá en su historia, así como en la nuestra.
A la hora de pensar en las estrategias docentes
que han resultado facilitadoras de sus aprendizajes, Agus reflexiona sobre tres
cuestiones que han sido abordadas (más de una vez) en las entradas de este
Blog: el uso del humor (y el efecto que esto tiene en el clima del aula), el
uso de ejemplos o analogías (que en un acto de “absoluta coherencia”, Agus completa
con un excelente ejemplo) y la referencia a las posibles aplicaciones de los
contenidos que se están aprendiendo en contextos que hacen a la (futura)
práctica profesional.
- ¿Cuáles
de las prácticas, herramientas o estrategias de tus docentes resultaron
más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
En lo que va de mi vida académica, pude notar que hay tres
herramientas principales que, en repetidas ocasiones, han conllevado a que me
interese más en una materia, o que su cursada me resulte mucho más placentera.
En primer lugar, el uso del humor me parece una de las tácticas más efectivas.
Considero que crea un clima distendido, así como fomenta un posible vínculo
entre el docente y sus alumnos deviniendo, consecuentemente, en clases mucho
más fructíferas. En segundo lugar, creo que el establecimiento de analogías
entre los contenidos abordados y hechos de la vida diaria también resulta
adecuado, ya que me ha permitido comprender e incorporar numerosos conceptos
que, de otra forma, me habrían resultado demasiado complejos o pasajeros. Dicho
esto, me viene a la mente una clase de Biofísica del CBC, en la cual nuestro
profesor, para que comprendamos la relación inversa existente entre la presión
y el área sobre la cual ésta se distribuye, nos pidió que imaginemos estar en
un colectivo y que pensemos, si dos individuos nos pisaran, cuál de las dos
pisadas sería más dolorosa: si la de un hombre con un calzado de suela amplia,
o la de una mujer con un taco aguja. Claramente, todos coincidimos en que la
del taco aguja sería mucho más penosa, y en ese momento pudimos comprender por
qué. Por último, creo que la mostración de posibles aplicaciones de los
contenidos abordados en la práctica profesional permite darle un 'sentido' a lo
estudiado, de modo que los conceptos puedan ir más allá de los libros y
materializarse en algo concreto.
- Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
No acostumbro hacer recomendaciones (usualmente soy la que
busca y recibe reseñas acerca de libros, películas o música), por lo que me
cuesta un poco encontrar alguna manifestación artística que resulte relevante.
Quizás, ya que considero que el sentido del humor es una herramienta muy
importante y útil para la tarea docente, me aventuraría a recomendar las obras
de Les Luthiers o los programas de radio que Alejandro Dolina emite durante las
noches, puesto que constituyen, a mi parecer, números dotados de un humor muy
sutil, ingenioso, discreto y, en cierto modo, elegante, aptos para cualquier
tipo de público.
Cerrando la entrevista, Agus vuelve sobre la
dimensión ético-política de la tarea docente y sobre el rol emancipador que la
Educación puede tener en la (trans)formación de individuos capaces de ser (a su
vez) transformadores de la realidad y de la sociedad y ejemplifica este
presupuesto con la anécdota de una cursada de Filosofía (del CBC) que encontró
“liberadora”, “reflexiva” y llena de “pasión” y “buen humor”.
- ¿Cuáles
son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
Creo que el objetivo principal de la Educación es formarnos
como futuros profesionales capaces de desempeñar un papel activo en la
sociedad, insertándonos positiva y funcionalmente dentro de la misma, a través
del traspaso de contenidos y conocimientos considerados relevantes para la carrera
que elegimos. Sin embargo creo que, más allá de la formación de profesionales
que puedan ocupar un lugar en la sociedad, sería también propicio contemplar la
posibilidad de formarnos como profesionales con criterio propio y autonomía
intelectual. Creo que es muy importante, también, suscitar el interés y exponer
las herramientas necesarias para que cumplamos roles que sean transformadores
de la sociedad, pudiendo éstos ir incluso más allá de la carrera, evitando que
nos quedemos sólo con lo que se espera de nuestros títulos, y promoviendo la
constante búsqueda de campos de acción.
- Para terminar,
¿podrías relatar un episodio significativo de tu experiencia como
estudiante en relación a algún docente o a alguna práctica docente en
particular?
Creo que uno de los episodios más significativos para mí, a
nivel estudiantil, tuvo lugar durante mis épocas de CBC de Diseño Gráfico (en
mi caso, y calculo que en el de algunas personas más, tardé un poco en darme
cuenta de que la única profesión a la que realmente me interesaba dedicarle
años de mi vida era la Veterinaria). Por aquel entonces, una de las materias a
cursar durante dicho ciclo común era Filosofía. Hoy en día puedo afirmar que
fue la asignatura responsable de que ese año, invertido en una carrera que
posteriormente decidí no continuar, realmente valiera la pena a nivel académico
y me dejara aprendizajes para la posteridad. Si bien me egresé de un colegio
secundario caracterizado por promover tanto el libre pensamiento como el
criterio propio, creo que fue una cursada más que liberadora, no sólo por los
autores abordados (entre los que se encontraban, por ejemplo, Kafka, Foucault o
Nietzsche), sino también por las temáticas que se tocaron (como el panoptismo y
la sociedad disciplinaria aplicados en la actualidad) y, sobre todo, por los
métodos a los que nuestro profesor recurrió para compartir los contenidos de la
materia con nosotros. Sus clases se caracterizaban por la coexistencia de
momentos muy cómicos, en los que apelaba al humor y a la distensión para
transmitir una idea, y de momentos muy serios, con una elevada actividad
reflexiva, en los que, calculo, buscaba que sacáramos nuestras propias
conclusiones acerca de un tema en particular. Dictaba sus clases con una pasión
tal, que realmente constituyó un antes y un después en mi vida, ya sea
académica como personal, y me permitió abrir los ojos ante hechos en los que
jamás había reparado. Incluso me atrevo a decir que, durante los años que
transcurrieron desde esa cursada, consideré seriamente el volver a asistir a sus
clases como oyente, para refrescar los conceptos allí abordados y continuar
reflexionando, cuestionando y replanteándome diversas situaciones de la vida
cotidiana que tienden a ser normalizadas constantemente. Creo que, si
dispusiera del tiempo suficiente durante el cuatrimestre, lo haría sin dudarlo,
y todavía tengo la esperanza de poder cumplir con ese deseo algún día.
* Agustina Camporino se encuentra estudiando en la Facultad de Ciencias Veterinarias,
correspondiente a la Universidad de
Buenos Aires. Se desempeña, además, como ayudante e investigadora en la cátedra de Química Biológica de dicha institución. Si bien siempre le interesó
la Veterinaria como posible
profesión, es egresada de un colegio Perito
Mercantil y cursó la totalidad del Ciclo Básico Común de la carrera de Diseño Gráfico en la Facultad de Arquitectura, Diseño y
Urbanismo. Sin embargo, sostiene que éstos hechos ejercieron una fuerte
influencia en su formación como persona y estudiante, enriqueciéndola tanto a
nivel personal como intelectual.
Excelente reflexión. Coincido totalmente con usar la analogía y el humor para poder incorporar e interiorizar conceptos con mucho mas interés y facilidad. Creo que uno de los grandes cambios pendientes de muchos profesores/as de generaciones anteriores y aun de muchos egresados de profesorados donde la didáctica se estudia, a diferencia de un universitario, es pararse frente a la clase y derramar una serie de información que es estructurada, lineal, como si solo bajaran linea de lo que los alumnos deben incorporar y posteriormente evaluar dicha información tal cual la han escuchado, palabra por palabra estrictamente, es así como al terminar de cursar la materia en un gran porcentaje todos los conceptos son olvidados. Felicitaciones para Agustina. Muy buen reportaje.
ResponderEliminarPatricia;
ResponderEliminarGracias por tu aporte... Coincido totalmente con lo que planteás y no creo que sea algo generacional... Tanto en las generaciones anteriores como en las nuevas hay docentes que se paran frente al curso y "dictan" la clase y en ambos grupos hay docentes comprometidos con una tarea emancipadora y conscientes de la dimensión ético-política de la tarea que realizan que intentan hacer las cosas de otra manera, como Agustina en su rol de ayudante...
La seguimos...
Salu2!!!