En este 2015 el Blog espera, una vez más,
incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes.
Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes
y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos seguir (re)pensándonos a partir de textos que reflexionen
sobre “cómo aprendemos”.
Como dijimos en entradas anteriores, pareciera ser
que much@s docentes creemos (con las
mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y
obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s
estudiantes aprendan.
Sin embargo, no
tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para
aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender en nuestras materias.
Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de
tuerca a esta reflexión a partir de relatos,
en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s
estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos
aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez
más autónomos. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente
escribió Luciano Federiggi *.
Para empezar, Lucho
señala un aspecto clave del estudio y el aprendizaje, la organización, y ya
comienza a diferenciar los contenidos a aprender: “creo
que hay dos grandes rumbos que se pueden tomar mientras uno transita la
secundaria: el de la organización y el de la no organización, pero ambos dentro
de una rutina sistemática: que es la de asistir a las clases. Yo nunca me
caractericé por tener uno de los dos muy marcados, sino, creo yo como la
mayoría, por llevar adelante una mezcla de los dos. Con las materias que me
gustaban, me organizaba mucho, y con las que no me gustaban, me organizaba poco”.
En este sentido, Lucho insiste en
marcar una diferencia entre las materias que le proponían aprendizajes más
afines a sus intereses y las que no, pero ya adelanta algo que surgió en casi
todos los relatos sobre “cómo aprendemos”, que es el hecho de utilizar
diferentes estrategias para diferentes tipos de contenidos: “A las materias con las que yo tenía afinidad, como por
ejemplo biología, prácticas agropecuarias, rumiantes y cerdos, tecnología de
los alimentos, física (en el Agrotécnico de la UBA) o sociología, formación
ética y ciudadana (en el Agustín Tosco), entre otras, me gustaba seguirlas de
cerca. Dentro del camino ‘organización’ que yo elegí para éstas, había dos
rumbos: el de las exactas y el de las humanas”.
Profundizando en esta idea Lucho plantea estrategias diferentes para lo que él llama las
“materias de números” y las “materias de texto”: “el
estudio de las ‘materias de números’, que me costaban más que las ‘humanas’,
consistía en mucha práctica de ejercicios parecidos con variables diferentes.
Para esto yo necesitaba seguir las clases de cerca con atención, ya que, como
me dice una profesora en la universidad, si no entendés el primer tema no podés
avanzar con el segundo. Así, mediante la práctica de ejercicios, he ido
aprendiendo temas como ‘derivadas’. En cambio, para las ‘materias de texto’
(así les digo yo a aquellas para las que es necesario leer y leer) mi método siempre
fue distinto al de las ‘materias de números’. Me costaba seguir las clases,
aunque algunas me entretenían. Lo que hacía yo, cuando se acercaba el examen,
era leer todo ‘de un saque’, resumir, entender todos los conceptos, y aquellos
que los tenía por ahí dando vueltas en mi cabeza simplemente aprenderlos de memoria. Mis resúmenes
constaban, en primer lugar, de cuadros sinópticos bien divididos por tema, y,
en segundo lugar, de textos que redactaba a partir de los cuadros, en los
intentaba relacionar todos los conceptos. De esta manera aprendí, por ejemplo,
las teorías del desarrollo cognitivo”.
A la hora de pensar, de manera comparativa, los
aprendizajes “escolares” (o académicos) y “no escolares” (o no académicos), Lucho vuelve sobre la idea de “la repetición” y “la acción”: “Mi forma para aprender algo no académico, por ejemplo
algún deporte, es la rutina. Uno no puede aprender a andar en bicicleta
solamente sabiendo la teoría, ya que cuando vaya a ponerla en práctica, lo
único que logrará será tener alguna que otra “raspadita” en las rodillas y
codos y varios golpes ¿no? Entonces la forma viable es la rutina, la repetición
de las acciones: te caerás una, dos, tres, pero la cuarta vez que lo intentes
podrás acordarte de aquella falla que te hace caer, y podrás remediarla para
salir andando”.
Finalmente, Lucho
nos deja una interesante reflexión para seguir (re)pensado(nos) y repensando
nuestras prácticas de enseñanza y de aprendizaje: “Además
de la organización de la que hablé, también existe la pasión. Ésta última es la
base de las cosas que nos gustan. Y un punto en común entre lo académico y lo
no académico lo encuentro ahí: en lo que nos gusta hacer, en lo que nos gusta
estudiar, en lo que nos gusta leer, en lo que nos gusta saber. A mí, por
ejemplo, en lo que a lo no académico respecta, me gusta muchísimo jugar al
fútbol, y en cuanto a lo académico, me gusta leer e informarme sobre los
problemas ambientales. Ambas cosas las hago con mucho gusto y muchas ganas. Ya
en un plano más general, quiero decir que la secundaria es un camino hermoso
que hay que transitar con todas las ganas sabiendo que, como todo, en algún
momento se termina. En la secundaria se aprenden un montón de cosas, pero sobre
todo aprendés a organizarte para estudiar, y a adquirir herramientas que te van
a servir para toda tu vida. Yo fui a un colegio de mucha exigencia que, en su
momento, como dije antes, no me permitía hacer actividades que me gustaban más
que estudiar, y hoy, ya en la universidad, estoy agradecido y orgulloso de
haber dejado de lado ciertas cosas para formarme en una excelente institución
con enormes profesores, no sólo como estudiante, sino también como persona”.
* Luciano Federigi (www.facebook.com/lucho.federigi)
es mendocino, tiene 18 años y es
estudiante de Ciencias Ambientales en
la Facultad de Agronomía de la UBA. Cursó sus estudios secundarios en
la Escuela de Nivel Medio en Producción
Agropecuaria y Agroalimentaria (UBA) hasta mitades de cuarto año, luego en
la Escuela Normal Superior n° 10 y
finalmente en Escuela de Educación
Municipal n°2 “Agustín Tosco”. Le fascina la naturaleza y las buenas
amistades, es de Boca, le
encanta jugar al fútbol, escucha
todo tipo de música, quiere ser investigador y viajar y conocer todos y
cada uno de los lugares de esta tierra.
En los próximos años irá reuniendo los siguientes títulos: Licenciado, Marido y Padre.