Hace poco encontré un video en YouTube
que me hizo
pensar mucho en la falta de capacidad
individual que se generó en los últimos tiempos, y la importancia que esto
tiene en la formación de nuevas
sociedades.
Si algún profesor entra al aula y ve a todos los
alumnos amontonados, siempre resulta la misma secuencia de preguntas y
respuestas. El profesor pregunta “¿Que
hacen tan al fondo?” y la respuesta que obtiene siempre es “Es que hace frío” o “Nos queremos mucho”. Pero, ¿Se quieren mucho? ¿Se necesitan
tanto?
Más pasan los años y cada vez más va
desapareciendo la libertad o “auto dependencia” de los alumnos. Muchas veces, el profesor da algún
ejercicio en clase, y los alumnos automáticamente se posicionan en grupos de
trabajo, y muchas veces en lugar de recurrir al docente, recurren a sus
compañeros. Esta actitud es muy buena
para el fomento social y la transmisión de conocimientos de una persona a otra,
pero llega un punto en el que se vuelve
rutina. Es aquí cuando el docente debe saber decir que no. Mientras más va
ocurriendo esto, luego pasará a ocurrir fuera del aula, donde los alumnos se
piden las tareas y trabajos, no solo para “copiarse” (lo cual no estaría mal),
sino para “entender”. Esto también es muy bueno, claro, pero el hecho de que el
alumno no pueda hacer un trabajo por su cuenta por que no entiende algo que el
profesor presuntamente dijo, da a conocer la falta de atención o mala
explicación de estos mismos. Con este punto de vista, creamos una sociedad de “dependencia social”.
El mayor problema es, para mí, que todos mezclamos dos factores dentro del
ámbito educativo: el aprendizaje y la socialización. La mayoría de las
veces, los alumnos piden hacer los trabajos en conjunto por el simple hecho de
poder seguir charlando con el compañero u otra cuestión, por lo que terminan
dejando de lado el trabajo, y haciéndolo a las apuradas en las últimas
instancias. Lo mismo puede pasar tranquilamente cuando uno posee una tarea
individual, se puede quedar colgado haciendo otra cosa o simplemente dejarlo
pasar, pero cuando uno se sienta a
trabajar, “expone” sus propios conocimientos en todo su potencial
(utópicamente hablando) y realiza una actividad exclusivamente suya (ya sea que
la haya estudiado, leído en internet, copiado de otro, etc.), pero todo el
mérito, ya sea académico o de valor intelectual se lo lleva él y el que aprende (o no) tanto los contenidos
disciplinares como las herramientas que utilizó para aprender es él mismo.
Otro factor que puede ser la causa de la escasez de trabajo individual que hay
en el ambiente escolar, es la decisión
de algunos profesores de reducir el número de trabajos a corregir.
Con este argumento quiero decir que, en el futuro,
los alumnos deberán llevar a cabo sus propios trabajos, por más que el trabajo
en equipo es algo muy importante para cualquier carrera que se escoja, siempre
habrá un momento en el que un individuo deba trabajar por sí solo. Para estos
casos, si una persona se formó de pequeña siempre trabajando en conjunto, no va
a estar preparado para poder confrontar la realidad en un futuro.
No estoy diciendo que el trabajo en conjunto sea
malo, al contrario, puede ser muy útil, más
para formar un grupo, se requiere un conjunto de individuos.
En conclusión, los docentes (que aún no lo hacen) deberían empezar a hacer las clases
más “mixtas” en cuanto a trabajo individual y grupal, ya que la función de
la escuela es capacitar al alumno, no simplemente “aprobarlos a todos juntos”.
*
Tomás Vichachi (@IamVichachiYeah) es
un ex estudiante de la Escuela de Educación
Técnico Profesional de nivel medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria. Apasionado por el Cine, y aspirante a guionista.
En su tiempo libre intenta escribir
guiones e historias.
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