Hace algunos días tuve la suerte de realizar una
presentación para los estudiantes
universitarios que brindan apoyo escolar en los centros que dependen de la Secretaría de Extensión de la U.B.A.
El foco del encuentro giró en torno al trabajo en el área de matemática en la escuela primaria, las modalidades de enseñanza actuales y los
conflictos concretos que nos plantea la
superposición didáctica.
Nunca dejó de llamar mi atención la profundidad y las marcas que dejan las
matemáticas en nosotros, frases del estilo: “no sirvo para la matemática”, “tiene
mucha matemática, es mejor otra carrera”, “me la llevé todos los años” y similares nos rondan y forman parte
de nuestro imaginario. Siempre que pregunto: ¿Quiénes se sentían buenos en
matemática durante su escolaridad primaria? Levanta la mano uno de diez.
Desde una perspectiva socio-política y general, las
didácticas son duramente cuestionadas ya que es más que evidente la relación existente entre las “modalidades
de enseñanza” y las tensiones entre poseedores y desposeídos de los diferentes cuerpos de saber. El Estado prescribe qué se enseña y cómo se enseña según su tinte
político, cada gobierno modifica en los papeles lo que en la realidad de la
escuela tendrá otros resultados y fundamentalmente otros tiempos. Basta con
tomar el diseño curricular de 1978. Durante
la dictadura militar se redujo el lugar de la lectura y la literatura y aumentó el trabajo con cuentas y
operaciones. En muchas escuelas hoy, los chicos siguen haciendo en
matemática solo “listas de cuentas” aunque esto no figure en el diseño
curricular actual.
¿Qué es lo que hace que las matemáticas posean un
status diferenciado de otros bienes de la cultura que dejan una impresión tan nítida
en nuestra biografía? Podemos conjeturar con
libertad en un ámbito despoblado de investigaciones de campo. Al parecer, es más
sencillo “imponer” o “criticar” modalidades de enseñanza que estudiar cómo
impactan de forma concreta en un sistema educativo, es decir, el estudio de la
implementabilidad de un diseño curricular. Voy más allá, nadie estudia los
efectos de las capacitaciones docentes en los alumnos, tema actual y sumamente
preocupante.
Las
pruebas P.I.S.A que ponen a la Argentina en un lugar “complicado” respecto de
su calidad educativa fueron pensadas por teóricos y técnicos para una clase
“media” acostumbrada a rendir exámenes “choice”, estos exámenes se toman en más
de 70 países. ¿Resulta creíble que una organización en el mundo pueda mensurar
los contenidos, temas y modalidades de enseñanza de más de 70 países al mismo
tiempo? Parece que http://www.oecd.org lo
“ha logrado” y así como se publica el “riesgo país” se publica el ranking
P.I.S.A. En ambos extrañamente estamos casi al final de la lista. En el área de matemática claramente los
contenidos que se les toman a los chicos en estos exámenes no se vinculan a la
modalidad de enseñanza, ni a las de evaluación, ni a la presentación de los
ejercicios que trabajamos en Argentina.
El
conductismo tuvo y tiene un fuerte espacio de poder en la escuela. La “instrucción”
ha acuñado generaciones de argentinos a sangre y fuego. En la “instrucción” como práctica no hay espacio para la producción
individual, hay que obedecer, creer y obedecer. Así se es bueno,
haciendo listas de cuentas, progresiones
de problemas que se resuelven solo del modo que lo hizo el docente, “lo dice el
libro” es así, un libro, de alguna editorial, de alguna parte del mundo.
¿Qué puede marcarnos más que la repetición? ¿Cuál es
nuestra idea actual del quehacer matemático? ¿Cuál es la relación entre la
enseñanza de las matemáticas y el poder?
Las
tablas de memoria para el lunes, las propiedades para la semana que viene, las
operaciones para el miércoles, mes a mes, año a año, el énfasis en lo
procedimental no brinda muchos recursos para abordar la acción sobre el mundo
en relación con otros conocimientos como la economía y la ciencia pero pone al
docente en un lugar de poder que es tentador y seguro. Enseñar así, es lisa y llanamente enseñar a obedecer.
En el sistema educativo hay muchos individuos que
aprenden sin dudas, pocos que aprenden llenos de dudas y una mayoría que se
queda con los “saberes que se enseñan detrás del contenido escolar”.
Los
tiempos cambian, actualmente se superponen muchas modalidades de enseñanza, la
“instrucción” y las didácticas posteriores se amalgaman. Hay intersticios para acercarse de otro modo al conocimiento matemático,
en este sentido, el lugar privilegiado de la resolución de problemas es un
punto de partida que brinda la
posibilidad a los chicos de generar modelos para la creación y transformación
del mundo, que los valora como portadores de un saber y un potencial de
creación.
Al
respecto B. Charlot expresa en “La epistemología implícita en las prácticas
de las matemáticas (conferencia dictada en Cannes en Marzo de 1986)”:
“¿Qué es estudiar matemáticas? Mi respuesta global será que estudiar
matemáticas es efectivamente HACERLAS, en el sentido propio del término,
construirlas, fabricarlas, producirlas, ya sea en la historia del pensamiento
humano o en el aprendizaje individual. No se trata de hacer que los alumnos
reinventen las matemáticas que ya existen sino de comprometerlos en un proceso
de producción matemática donde la actividad que ellos desarrollen tenga el
mismo sentido que el de los matemáticos que forjaron los conceptos matemáticos nuevos.”
Todos
tenemos algo que decir acerca de cómo aprendimos o enseñamos matemáticas, este texto es una invitación a reflexionar
sobre la práctica, pero por sobre todo, una invitación a encontrar más y mejores respuestas a las preguntas que
compartí con ustedes.
* Juan Ignacio Rotemberg es profesor
de nivel primario especializado en inclusión educativa y didáctica de la
matemática. Comenzó su carrera como formador profesional y hace diez años
que desarrolla su práctica docente en diversos contextos socio-educativos. Ha
participado de numerosos talleres de escritura de la Sociedad Argentina de Escritores y ha elaborado y coelaborado
varias publicaciones. Actualmente se desempeña como docente de nivel primario en la cárcel de Devoto –U.D.2- y como profesor de matemáticas en "La escuela
para el hombre nuevo", ocasionalmente brinda charlas y seminarios
orientados a la mejora de la calidad educativa en el área de matemática y a la
formación de educadores populares.
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