martes, 10 de junio de 2014

Evaluar para ayudar a aprender (algo, no importa qué). (Entrevista a Francisco Zapata)


Al igual que el año anterior, en este 2014 seguimos con la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Francisco Zapata *.


En su primera reflexión, Francisco separa el “conocimiento disciplinar” (declarativo o técnico) de las habilidades que hacen a un “buen docente” y pone el eje en la responsabilidad que esta tarea supone. Otra cuestión interesante de su primera respuesta es el hecho de utilizar la palabra “evaluar” pero en un sentido diferente al que estamos acostumbrad@s: “evaluar clase a clase a l@s estudiantes para ayudarl@s a crecer”.

  • Francisco, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • La verdad, ignoro lo que es “ser docente”, porque no los soy, pero lo que sí puedo decir es que, como alumno, es muy fácil reconocer a un docente. Son raros, no hay muchos, tuve el agrado de cruzarme con algunos pocos en todos los años que llevo de estudio. En general, tiendo a ser muy crítico con las personas que dan clase, y no considero a todos docentes, ya que, saber algo, hacer algo o conocer algo, no implica que puedas enseñar sobre ese algo. Un docente considera que su trabajo es enseñar, y presta mucha atención a esto. Pocas son las personas que, además de “dar clase”, se toman la responsabilidad de enseñar. Creo que un docente, uno de verdad, evalúa clase a clase a sus alumnos, y los evalúa para poder ayudarlos clase a clase a crecer en sus conocimientos. Hoy en día, saber un poco de un tema, hacer un power point, y hablar unas 2 o 3 horas sobre eso, es suficiente para decir: “yo soy docente, yo enseño”. Para textos teóricos eternos, están los libros, muy necesarios por cierto, pero que nunca deben superponerse con el docente, deben complementarse. Los docentes con los que me he cruzado, han logrado enseñarme en sólo 20 minutos, lo que otros, no lograron enseñarme en horas, y esos son lo que yo considero docentes.

A la hora de pensar en las expectativas y objetivos de logros, Francisco plantea dos cuestiones (una de cada “lado”) que nos parecen centrales: que el estudiante aprenda algo (no importa qué) y que el docente le contagie (y le transmita) alegría y pasión. Estamos convencid@s de que ambas cosas van de la mano y que parte de nuestra tarea es motivar y contagiar para facilitar aprendizajes en l@s estudiantes. Aprendizajes que pueden no ser los que esperábamos, o que pueden no ser en absoluto, pero que impliquen la reflexión del estudiante sobre su propia capacidad de aprender, sobre su poder emancipatorio.


  • ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
  • Cuando comienza una cursada, mi objetivo principal es aprender. No importa bien que, lo importante es sacarle el jugo a todo, inclusive a lo que no te gusta tanto. Con respecto a los docentes, siempre espero encontrarme con una persona con buena predisposición, una sonrisa y con ganas de dar la clase. En general, está bueno sentir que el docente está contento de estar ahí, y no sentir que preferiría estar haciendo cualquier otra cosa. Es muy agradable encontrarse con apasionados de lo que hacen, porque te transmiten esa pasión y una alegría contagiosa, que logra hacer que tengas ganas de ir a la clase y estudiar. Creo que mi mayor logro en una cursada es tener una buena relación con el docente y aprender disfrutando.

  • Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
  • Recomendaría ver el siguiente este video. Me parece relevante porque son muy interesantes muchos de los “conceptos” que este hombre intenta dejar a las personas. En lo personal, este video, me hizo pensar mucho. Me parece además que es un buen ejemplo de motivación y es bueno que los docentes sepan motivar a los alumnos.

Cerrando la entrevista, Francisco vuelve sobre uno de los temas que mencionó al principio y que nos parece de suma importancia: la evaluación. Sus reflexiones plantean la imposibilidad de que un (único) examen pueda dar cuenta de los aprendizajes de alguna materia, la necesidad de repensar la evaluación para que “aprobar” no sea el (único) objetivo del “acto educativo”, la arbitrariedad de las calificaciones numéricas y la posibilidad de realizar evaluaciones constantes y personalizadas.  


  • Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación tuya y de tus compañer@s, ¿qué propondrías y por qué?
  • Creo que propondría cambiar drásticamente el formato de evaluación. Me parece que lo que respondes en un examen (que en general son relativamente acotados, con respecto al largo de la materia), un determinado día, no puede ser la única forma de saber si tal o cual alumno aprendió lo necesario. El examen no debe ser el único objetivo, el objetivo debe ser que el alumno aprenda. No importa si un alumno hoy no sabe nada, lo importante es que mañana o pasado sepa mucho o por lo menos lo necesario. Uno, dos, ocho, diez, cual es la importancia de esos números? Si el alumno tiene un 6… sabe apenas? Y el que saca 10?, sabe todo?. Los números engañan. Si yo estudio la mitad de una materia, sólo la mitad, es decir, un tema si, un tema no, uno si y uno no, tal vez, al momento del examen y con un poco de suerte, apruebe, aunque sin saber nada de la mitad de la materia. El objetivo evaluación fue cumplido, pero el de aprender no tanto. Una idea mía es que, el alumno, sea evaluado muchas veces, oralmente, con trabajos, preguntas, ejercicios, y el docente (o alguien) debería tener un seguimiento un poco más personalizado. No todos los alumnos deben tener que ser evaluados de igual forma, si un docente sabe que tal alumno no sabe de, por ejemplo, “bioenergética”, ¿por qué no recomendarle un texto y un cuestionario del tema sólo a él? Me parece incluso más justo que esto sea así. Entiendo que es un tanto utópica la idea, pero creo que con un poco de imaginación, las cosas pueden cambiar un poco.

  • Para terminar, ¿Podrías relatar un episodio significativo de tu experiencia como estudiante en relación a algún docente o a alguna práctica docente en particular?
  • Esta anécdota la guardo con mucho cariño. Un docente convocó a un grupo de alumnos a una charla, para hacer preguntas sobre  cuestiones educativas. La asistencia era voluntaria, pero como este docente en particular tiene una chispa muy peculiar, logró que muchos alumnos asistan sin problemas. Yo estaba en ese grupo, y charlamos un rato sobre temas varios. En ese mismo grupo estaba una chica a la que yo poco conocía, en realidad no sabía ni su nombre, una chica que se sentaba a unos 5 bancos de distancia de mí en las clases, pero que nunca habíamos hablado. En la charla estuvimos de acuerdo en muchas cosas y me di cuenta que era una persona muy interesante. Para no hacer la historia muy larga, basta con contar que 2 meses después ya éramos pareja y ya hace 3 años que seguimos siéndolo. De no ser por este docente peculiar que generó ese espacio de charla, tal vez, nunca hubiésemos charlado.

* Francisco Zapata nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 17 de enero de 1990. Es estudiante en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires y es concurrente en la cátedra de Patología Básica. 

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