Hace 17 años que vengo
aprendiendo. Para algunos, 17 años no es nada y para otros, fuimos
contemporáneos a la época jurasica (cabe aclarar que con “otros” me refiero a
los pequeños niños sin noción del espacio tiempo). Durante todo este tiempo tuve una gran diversidad de profesores,
algunos que me enseñaron valores que conservo hasta el día de hoy y que
pretendo tenerlos hasta el día en que sintetice mis últimos piruvatos, y otros
que me enseñaron que la “pedagogía” no es algo que posean todos los seres
humanos. Todos los chicos atraviesan una
famosa etapa que los padres suelen llamar la etapa del “por qué” ya que el
infante no para de cuestionar absolutamente todo con esas simples dos palabras
(“pero, por qué mami?”, “y por qué?”, “por qué no papi?”. Es hasta el día de hoy que yo todavía no pude superar esa etapa.
Es por eso que una de mis mayores pasiones de la vida es
la ciencia, todos los científicos
tienen en su interior un niño que jamás dejo de preguntar por qué. Esa
curiosidad intrínseca del ser humano es lo que me motiva a jugar con los
conceptos que la vida me ha dejado adquirir con el tiempo. Muchas veces este niño interior es callado por el contexto en el que
uno se forma a nivel académico (y personal) y ese silencio priva de la posible admiración de la belleza de este
basto edificio construido a partir de la curiosidad que rodea al individuo
quien ignora su existencia y desconoce todas las maravillas que pueden esconder
los múltiples universos que envuelven los simples fenómenos cotidianos.
Una vez tuve un docente (actualmente “DT de mi
incentivo académico”) que logró
despertar en cada uno de nosotros esa llama ahogada por el dióxido de carbono
que emana todo aquel profesor que nos ha negado la cara divertida de la ciencia.
Es por eso que quería dedicar un párrafo de agradecimiento a todo ese tiempo
libre y no libre que este docente le dedicó a todos y cada uno de sus
estudiantes. Porque ya lo sabemos, podemos ser cansadores, molestos, podemos no
entender las cosas, pero si hay algo más
difícil que hacer que un estudiante entienda algo, es lograr que un estudiante quiera entender algo. Nosotros
queremos que nos enseñen con la misma pasión y dedicación con la que nos
enseña este docente. Ojalá que todos los estudiantes de este país puedan tener
el privilegio de tener un profesor que
no solo demuestre interés en la materia si no que también demuestre interés en
el alumno. Hay que tener talento para lograr que sea interesante una
piruvato deshidrogenasa!
En fin, gracias a este
docente pude lograr muchas cosas, entre ellas una monografía con respecto a la Educación que presente
para las Becas Balseiro y que el autor del
presente blog me invito a subir hace unas semanas a “Asi fuimos aprendiendo”.
Y así fui aprendiendo cómo aprender…
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