miércoles, 14 de agosto de 2019

(Re)Personalizando nuestros entornos (virtuales) de aprendizaje.


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 23 de Junio de 2015:


“Importa qué herramientas están disponibles para una cultura pero importa mucho más qué elige hacer esa cultura con las herramientas” (Henry Jenkins)

En esta entrada nos proponemos invitar(nos) a reflexionar sobre una herramienta cada vez más usada pero aún bastante poco conocida: los PLE o Entornos Personales de Aprendizaje.

Los PLE son sistemas que ayudan a l@s estudiantes a tomar el control de su propio aprendizaje. Según Jordi Ardell, los PLE son un “conjunto de herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que cada persona utiliza en forma asidua para aprender”. Se trata de un “enfoque del aprendizaje”.

Lo primero que nos gustaría “sugerir” es que, en nuestra opinión, los PLE no son necesariamente virtuales. Si bien esta herramienta es mucho más usada (al menos con ese nombre y fue pensada) en contextos educativos mediados por tecnologías (en los llamados Entornos Virtuales de Aprendizaje o EVA), el conocimiento (y la realidad) se construyen y reconstruyen (social y colaborativamente) y esto es así desde mucho tiempo antes de la llegada de internet.

Aceptando que los PLE están proliferando en contextos (sobre todo) virtuales, nos surgen algunas preguntas (que ya nos surgieron respecto a otras herramientas de las –ya no tan nuevas- TIC) que tienen que ver con algo que Gavriel Salomon escribió varias veces: “Si a la tecnología se le permite transformar la educación, ¿será una transformación impulsada por lo que es tecnológicamente posible, o será impulsada por lo que es deseable?” En este sentido nos preguntamos ¿Las (ya no tan nuevas) TIC vienen a responder a demandas reales que surgen desde la Educación? ¿Son (una de) las posibles soluciones a problemas pedagógicos “irresueltos”? ¿O son “posibles soluciones” a problemas educativos que no tenemos o que no son los más “urgentes”?

Dentro de los PLE cobran una relevancia particular las Redes Personales de Aprendizaje o PLN, que ponen en evidencia las redes (virtuales o no) en las que (y con las que) construimos conocimiento y aprendemos. Nos parece un concepto sumamente rico para (re)pensar nuestras estrategias de aprendizaje y nuestras prácticas de enseñanza.

Aún así nos surgen varias contradicciones. Una de esas contradicciones tiene que ver con esta (supuesta) “necesidad de adaptar” al “uso educativo” tecnologías que fueron pensadas para otra cosa. Sería ingenuo creer que todas estas (ya no tan nuevas) TIC puedan (o deban) ser “adaptadas” para dar cuenta del cumplimiento de determinados objetivos docentes. Sería mucho más sensato empezar al revés, planteando un problema pedagógico y buscando “soluciones” o alternativas que incluyan a las (nuevas) TIC y, si no conocemos las herramientas, entonces aprender a usar esas herramientas que podrían venir a dar cuenta de una posible solución al problema pedagógico. Por eso valoramos el posicionamiento que (se) propone discutir y debatir sobre “Pedagogía mediada por Tecnologías” y no sobre “Tecnología Educativa”, para no caer en un tecno-centrismo que, definitivamente, no compartimos.

Como toda herramienta, los PLE (y los EVA) pueden usarse para seguir haciendo “lo mismo de siempre”, para seguir reproduciendo las prácticas instituidas, para defender el status quo o para transformar nuestras prácticas de manera tal que sean (cada vez) más facilitadoras de aprendizajes (cada vez) más significativos, en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos. Como dicen Herrington, Reeves y Oliver (2005), “los EVA institucionales tientan a las universidades con herramientas que perpetúan el modelo de transmisión estático con actividades descontextualizadas en contraste con propuestas de entornos auténticos que tengan en cuenta las teorías constructivistas de aprendizaje y se fundamenten en modelos pedagógicos”.

De las distintas herramientas que ofrecen las (ya no tan nuevas) TIC, los PLE parecieran ser (de) las que menos se prestan a esas prácticas “reproductoras” porque son una constante invitación al constructivismo mezclado con conectivismo y porque en ellos (en los PLE, más allá de la virtualidad) subyacen teorías y principios que ponen al estudiante (en comunidad) en el rol central de construcción y al “aprender a aprender” (y al meta-aprendizaje) como un aprendizaje indisoluble de los aprendizajes de contenidos disciplinares y tanto o más relevante que éstos. Se trata de valorar el rol de l@s estudiantes en la organización de sus propios aprendizajes y para ello se torna necesario incluir procesos de reflexión constante (virtual o no) sobre los modos de aprender y habilitar instancias en las que sean ell@s l@s que tomen las decisiones.

El desafío sería entonces, pensar la implementación de los PLE (y de sus formatos virtuales) en nuestras materias no sólo como entornos de aprendizaje sino también como contenidos de aprendizaje (contenidos transversales y absolutamente necesarios en esta época) y como herramientas útiles para facilitar aprendizajes significativos.

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