“Importa qué herramientas están disponibles para una cultura pero importa
mucho más qué elige hacer esa cultura con las herramientas” (Henry Jenkins)
En esta entrada nos proponemos invitar(nos) a
reflexionar sobre una herramienta cada vez más usada pero aún bastante poco
conocida: los PLE o Entornos Personales de Aprendizaje.
Los PLE
son sistemas que ayudan a l@s estudiantes a tomar el control de su propio
aprendizaje. Según Jordi Ardell, los
PLE son un “conjunto de herramientas, fuentes de información, conexiones y
actividades que cada persona utiliza en forma asidua para aprender”. Se
trata de un “enfoque del aprendizaje”.
Lo primero que nos gustaría “sugerir” es que, en
nuestra opinión, los PLE no son
necesariamente virtuales. Si bien esta herramienta es mucho más usada (al
menos con ese nombre y fue pensada) en contextos
educativos mediados por tecnologías (en los llamados Entornos Virtuales de
Aprendizaje o EVA), el conocimiento (y
la realidad) se construyen y reconstruyen (social y colaborativamente) y esto
es así desde mucho tiempo antes de la llegada de internet.
Aceptando que los PLE están proliferando en contextos (sobre todo) virtuales, nos
surgen algunas preguntas (que ya nos surgieron respecto a otras herramientas de
las –ya no tan nuevas- TIC) que tienen que ver con algo que Gavriel Salomon escribió varias veces: “Si a la tecnología
se le permite transformar la educación, ¿será
una transformación impulsada por lo que es tecnológicamente posible, o será
impulsada por lo que es deseable?” En este sentido nos preguntamos ¿Las (ya no tan nuevas) TIC vienen a
responder a demandas reales que surgen desde la Educación? ¿Son (una de) las
posibles soluciones a problemas pedagógicos “irresueltos”? ¿O son “posibles
soluciones” a problemas educativos que no tenemos o que no son los más
“urgentes”?
Dentro de los PLE
cobran una relevancia particular las Redes Personales de Aprendizaje o PLN,
que ponen en evidencia las redes (virtuales o no) en las que (y con las que)
construimos conocimiento y aprendemos. Nos parece un concepto sumamente rico
para (re)pensar nuestras estrategias de aprendizaje y nuestras prácticas de
enseñanza.
Aún así nos surgen
varias contradicciones. Una de esas contradicciones tiene que ver con esta
(supuesta) “necesidad de adaptar” al “uso educativo” tecnologías que fueron
pensadas para otra cosa. Sería ingenuo creer que todas estas (ya no tan
nuevas) TIC puedan (o deban) ser “adaptadas” para dar cuenta del
cumplimiento de determinados objetivos docentes. Sería mucho más sensato
empezar al revés, planteando un problema pedagógico y buscando “soluciones” o
alternativas que incluyan a las (nuevas) TIC y, si no conocemos las
herramientas, entonces aprender a usar esas herramientas que podrían venir a
dar cuenta de una posible solución al problema pedagógico. Por eso valoramos el
posicionamiento que (se) propone discutir y debatir sobre “Pedagogía mediada por Tecnologías” y no sobre “Tecnología
Educativa”,
para no caer en un tecno-centrismo que, definitivamente, no compartimos.
Como toda herramienta, los PLE (y los EVA) pueden usarse para seguir haciendo “lo
mismo de siempre”, para seguir reproduciendo las prácticas instituidas, para
defender el status quo o para transformar nuestras prácticas de manera tal que
sean (cada vez) más facilitadoras de aprendizajes (cada vez) más
significativos, en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos. Como
dicen Herrington,
Reeves y Oliver (2005), “los EVA
institucionales tientan a las universidades con herramientas que perpetúan el
modelo de transmisión estático con actividades descontextualizadas en contraste
con propuestas de entornos auténticos que tengan en cuenta las teorías constructivistas
de aprendizaje y se fundamenten en modelos pedagógicos”.
De las distintas herramientas que
ofrecen las (ya no tan nuevas) TIC, los
PLE parecieran ser (de) las que menos se prestan a esas prácticas “reproductoras”
porque son una constante invitación al
constructivismo mezclado con conectivismo y porque en ellos (en los PLE,
más allá de la virtualidad) subyacen teorías y principios que ponen al estudiante (en comunidad) en el
rol central de construcción y al “aprender
a aprender” (y al meta-aprendizaje) como un aprendizaje indisoluble de los
aprendizajes de contenidos disciplinares y tanto o más relevante que éstos. Se
trata de valorar el rol de l@s estudiantes en la organización de sus propios
aprendizajes y para ello se torna necesario incluir procesos de reflexión
constante (virtual o no) sobre los modos de aprender y habilitar instancias en
las que sean ell@s l@s que tomen las decisiones.
El desafío sería
entonces, pensar la implementación de los PLE (y de sus formatos virtuales) en nuestras materias no sólo como entornos de aprendizaje sino
también como contenidos de aprendizaje
(contenidos transversales y absolutamente necesarios en esta época) y como herramientas útiles para facilitar
aprendizajes significativos.
Los PLE son interesantes como herramientas para generar confianza en los profesores respecto a la virtualidad. son entornos mas íntimos, y que a su vezpermiten una publicacion de contenios y de otros medios (correo, Tw), que hace que en un miso escritorio de trabajo el docente pueda gestionar su aula y su grupo.
ResponderEliminarCoincido totalmente!!!
ResponderEliminarGracias Mariana!!!
Salu2!!!
Pablo