jueves, 30 de abril de 2015

#CDU2013: Un Congreso en Docencia Universitaria y una Universidad que reflexiona sobre sus prácticas docentes (Segunda Parte)


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 5 de Noviembre de 2013:

Como les contamos la semana pasada, las tres ideas centrales, que en nuestra humilde opinión y según nuestra (necesariamente) sesgada lectura, fueron las más discutidas en el Congreso fueron la (falta de) formación docente (y las reconfiguraciones del rol del docente Universitario), la contextualización de la Universidad como actor social (y de la Educación, entonces, como hecho profundamente político) y la heterogeneidad de l@s nuev@s estudiantes (y de los nuevos contextos) como necesarios condicionantes y determinantes de nuestras prácticas docentes.

Respecto al primer punto, la (falta de) formación docente, fueron varias las presentaciones que abordaron este tema, varias las preguntas en esta dirección y muchas las referencias a esta cuestión a la hora de debatir temas muy diversos. En este sentido quedó clara la preocupación de l@s docentes universitari@s por su propia (trans)formación no sólo (en la Universidad o en Institutos de Formación Docente) previa a la práctica docente sino durante el ejercicio de la misma. En su presentación Juan Antonio Huertas dedicó un buen rato a desarrollar los programas de formación docente, los programas de innovación (con convocatorias y fondos específicos) y los sistemas para evaluar la calidad docente. En relación a esto, Liliana Sanjurjo planteó “la formación como trayectoria (biografía escolar, formación inicial, socialización profesional y desarrollo profesional)” y la necesidad de instancias de “reflexión sistematizada, constante y rutinaria”, como forma de la“capacitación” docente en la práctica. A lo largo de los dos días, aparecieron en reiteradas situaciones lo que Flavia Teriggi denominó en su presentación las “áreas de vacancia” reconocidas en la formación docente, que incluyen fuertes críticas a la formación didáctica. Obviamente que en este aspecto habría que diferenciar a l@s docentes de escuelas medias de l@s docentes de nivel superior pero, en ambos casos, surge la pregunta: lo que no se aprendió en la etapa de “formación docente”, ¿dónde se aprende? Flavia Teriggi planteó posibles respuestas como “en la práctica, de los colegas, de la propia experiencia, en la capacitación” y alertó del riesgo que tiene esto, en tanto existe la posibilidad de que enfatice el carácter reproductivo de la Educación. Apareció en varias discusiones una preocupación que ya planteamos en el Blog en otras oportunidades: cuando la “formación docente” (entendida ésta en su significado más formal, como las “Carreras Docentes”, Especialidades en Docencia, Educación Continuada y otros espacios formales de capacitación docente) es deficiente(como ocurre en no pocos casos), los dos factores que cobran mayor importancia en la toma de decisiones docentes sonla propia trayectoria escolar (o educativa) y la cultura institucionalde la comunidad educativa en la que el docente se inserta y no es difícil imaginar hacia donde se dirigen (o suelen dirigirse) estos dos factores.

En cuanto a las otras dos cuestiones mencionadas, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni abrió el Congreso recordándonos que “los alumnos nuevos que tenemos, no estaban en la Universidad”, que la Educación es “una tarea política y social”, que “un educador no es neutral”y que nuestra práctica (y nuestra reflexión) “tienen que tener un componente ético”. En este sentido, Marco Antonio Rodriguez Diaz fue más que claro en sus críticas a los sistemas de competencias del proceso de Bologna o a los ranking internacionales de Universidades y dejó en clara su posición al decir que “la calidad debe ir de la mano con la pertinencia y con las necesidades de la sociedad”, al recordar las palabras de Salvador Allende sobre “una Universidad al servicio de la sociedad”.En relación al cambio en las características de nuestr@s estudiantes (y la enorme cantidad de “primera generación de estudiantes universitari@s, sobre todo en las Universidades del conourbano y de las provincias”), Villagra de Burgos habló de cómo “la diversidad de las poblaciones que llenan las aulas choca contra una propuesta homogeneizadora”. Esto habla de una total falta de contextualización de las didácticas, como lo remarcó Elsa Meinardi, al invitarnos a cambiar la pregunta “¿Cómo se enseña Química?” por la pregunta “¿Cómo se enseña Química a Quien?” y nosotr@s iríamos un paso más allá, dejando de lado la enseñanza, y nos preguntaríamos “¿Cómo hacer para que estos “sujetos de derechos” (con sus contextos, sus inquietudes, sus intereses, sus motivaciones, sus características) aprendan Química?”. Al respecto, Livia García Labandal abrió su presentación con una frase de Carlos Skliar (retomando la idea de Lévinas) que plantea el concepto de “hospitalidad” en la construcción del vínculo con “el otro”, algo que (también) ya abordamos varias veces en este espacio. Tal vez se trate de volver a escuchar la presentación de Ken Bain sobre el aprendizaje profundoy sobre la “reconstrucción de modelos” pero no pensando en cómo harán nuestr@s estudiantes para aprender nuestras disciplinas de manera profunda (cambiando sus modelos de representación) sino en cómo haremos nosotr@s para aprender a ser mejores facilitadores de los aprendizajes que esperamos en nuestr@s estudiantes. Seguramente para ello tengamos que cambiar varios de nuestros modelos mentalesy eso, como dijo Bain, no se logra sin esfuerzo, sin deseo, sin compromiso, sin interés y sin motivación. Tal vez no estaba hablando de nuestr@s estudiantes, estaba hablando de nosotr@s!!! O, como él mismo dijo (motivando la risa generalizada), “no de nosotr@s, de otr@s docentes”.

Más allá de estas reflexiones hay dos “situaciones” que nos gustaría (respetuosamente) criticar: la primera es la falta de respeto al cumplimiento de los tiempos destinados a las exposiciones y la segunda es la excesiva valoración de las calificaciones (muchas veces) como(casi única) forma de evaluación de procesos complejos. Respecto al primer punto resulta increíble que docentes experimentad@s, formadores de formadores, “expert@s” en didáctica, tengan que“saltear” 10 o 15 slides porque no llegan y aún así se pasen del tiempo. A veces pareciera ser que están usando presentaciones que tenían preparadas para otra ocasión o que no practicaron sus exposiciones ni una vez. Algo parecido ocurrió en algunas mesas de debate, la casi totalidad del tiempo que había para discutir se usó en presentarse y “contar” los proyectos presentados, a pesar de los esfuerzos de quienes coordinaban las mesas por hacerles entender “cuánto duran tres minutos”. El otro aspecto llamativo es la necesidad de evaluar las innovaciones u otras categorías de la compleja práctica docente respondiendo a la (única) pregunta “¿Hubo un mayor porcentaje de estudiantes aprobad@s?”. Lamentablemente esta (cuantitativa) necesidad de “más aprobad@s” (además de poner en evidencia algunos supuestos y algunas concepciones sobre la Educación que no compartimos) incurre en dos errores que no podemos dejar pasar: el primero es la suposición de que las calificaciones (a las que Ken Bain se encargó de destrozar en la charla inaugural del Congreso) reflejan de alguna manera lo aprendido y el segundo es el reduccionismo que se hace de procesos complejos a un único elemento a evaluar (los aprendizajes disciplinares de l@s estudiantes) como si no se tratará de procesos multifactoriales y como si la investigación cualitativa (como podría ser la investigación/acción en Educación) pudiera reducir su análisis a los datos cuantitativos de porcentaje de aprobados o promedio de calificaciones de tal o cual curso. Varias veces este Blog se ha posicionado en el “paradigma de la complejidad” y estamos convencid@s de que la evaluación (de las innovaciones, de los procesos de enseñanza, de los procesos de aprendizajes, de la heterogeneidad de l@s nuev@s estudiantes universitari@s, de los nuevos contextos o de los vínculos que se construyen en el aula) debe necesariamente ser abordada entendiendo estos procesos como complejos y multifactoriales. Como dijo Marta Souto en su presentación,“con multirreferencialidad teórica y complejidad, con heterogeneidad metodológica pero respetando los principios y las teorías de cada aporte”.

Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que sin necesidad de viajar cientos de kilómetros ni de participar de eventos de estas características será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.

miércoles, 29 de abril de 2015

#CDU2013: Un Congreso en Docencia Universitaria y una Universidad que reflexiona sobre sus prácticas docentes (Primera Parte)


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 29 de Octubre de 2013:

Los días 17 y 18 de Octubre se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires el Congreso en Docencia Universitaria “Una mirada reflexiva sobre los procesos educativos en las Universidades. Los desafíos actuales que afronta la docencia”, organizado por la Universidad de Buenos Aires, a través de su Secretaría de Asuntos Académicos. Con la presencia de más de 1600 docentes acreditad@s, se trató del encuentro sobre Educación Superior más grande de la Argentina.

A priori la idea del Congreso, las actividades propuestas y la presentación de conferencistas de la talla de Ken Bain (autor del famoso “What the best collegue teachers do”), Mario Rueda Beltrán, Juan Antonio Huertas o Angel Diaz Barriga, nos permitían imaginar un escenario fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.

El objetivo de esta entrada (en dos partes para que no sea tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y recortadas según nuestros intereses, nuestra trayectoria y nuestros posicionamientos) sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo algunas de las muchas actividades (conferencias, mesas debate, simposios, paneles, etc…) que ocurrían simultáneamente en siete espacios (entre las facultades de Medicina, Económicas, Farmacia y Bioquímica, Odontología, la sede de Rectorado de Uriburu y ADUBA) durante casi doce horas cada día.

La idea del Congreso fue reflexionar, discutir y compartir experiencias en torno a 5 ejes:

Eje 1. La profesión académica entre la tradición y el cambio.

Eje 2. Las perspectivas y los debates sobre el curriculum universitario.

Eje 3. Las nuevas condiciones para los estudios universitarios, nuevos desafíos para la docencia.

Eje 4. Los nuevos escenarios educativos con disposición tecnológica.

Eje 5. Escenarios de enseñanza y de aprendizaje en la Universidad.

Para ser justos debemos empezar diciendo que el Congreso comenzó, efectivamente, mucho antes del primer encuentro “cara a cara”ya que previamente l@s participantes pudimos encontrarnos en la “Comunidad Virtual”, diseñada para tal fin en el site del Congreso, que tuvo más de 3000 usuari@s registrad@s. Sin embargo, si bien nos pareció excelente la idea de empezar los debates de las (más de 70) mesas de comunicaciones en estos foros (para evitar perder tiempo en presentarnos o contar nuestros trabajos en el –lógicamente acotado- tiempo de las mesas) la verdad es que no fueron muchas las interacciones que se dieron de esta manera, un poco porque los foros se abrieron a pocos días del Congreso y“un mucho” (suponemos nosotr@s) porque no tod@s l@s participantes estaban dispuest@s a utilizar tiempo previo al Congreso para empezar este tipo de intercambios.

Párrafo aparte merece el site del Congreso, excelentemente diseñado para encontrar rápidamente lo que un@ buscara, para seguir las presentaciones on line o para verlas luego. Esto no es menor ya que en un Congreso de estas características son muchas las actividades que un@ se pierde por complicaciones horarias o por estar presenciando una actividad (a veces participando en la propia mesa de debate) que ocurre al mismo tiempo que alguna conferencia de interés. En ese sentido todavía nos estamos encontrando en el site y podemos ver aquellas actividades que no pudimos presenciar. En el site también pudimos conocer a nuestr@s compañer@s de debate en las mesas, pudimos leer breves biografías de los expositores, pudimos seguirnos en Twitter (al momento del cierre del Congreso ya se habían registrado más de 1500 menciones en Twitter con el hashtag #CDU2013, que ahora serán muchas más) y formar verdaderas comunidades virtuales de intercambio y reflexión para compartir experiencias desde trayectorias diversas.

Respecto a los trabajos presentados en las mesas de debate, lo primero que aparece como reflexión es la alegría de saber que hay mucha gente haciendo muchas cosas. Por supuesto, algunas mejores y otras peores, algunas con mayor rigor científico y otras con menor rigor científico, algunas planteadas desde posicionamientos que un@ comparte más y otras planteadas desde posicionamientos que un@ comparte menos. Pero es grato saber que son much@s l@s docentes (por supuesto no tod@s los asistentes al Congreso ni mucho menos) que están reflexionando e investigando sobre sus prácticas. Lamentablemente fueron much@s l@s docentes (de la UBA) que no se mostraron interesad@s en este evento y fue notable la ausencia de vari@s de l@s decan@s, vicedecan@s, secretari@s y (sobre todo) profesores titulares, asociad@s o adjunt@s de las cátedras de las unidades académicas de la UBA.

También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica autocrítica docente” y el planteo de la necesidad de ayuda mutua (algo que el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, definió en el acto inaugural de este Congreso como “un acto de humildad” ya que “estamos exponiéndonos y reconociendo que solos no podemos”), celebramos que en estos encuentros también nos hagamos lugar para compartir aquello que sí nos está funcionando en el logro de determinados objetivos o para reflexionar sobre los supuestos que subyacen a nuestras prácticas más exitosas.

La segunda reflexión tiene que ver con el rol que han venido a ocupar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en nuestras prácticas docentes, en las prácticas de aprendizaje y en la Vida en general. Como quedó más que claro en el “Encuentro UBATIC” del año pasado, la Educación Superior (en general) y la Universidad de Buenos Aires (en particular) no sólo no están ajenas a la implementación de estas nuevas TICs sino que representan espacios donde ocurren interesantes innovaciones pedagógicas (que involucran las nuevas TICs) que transforman nuestras prácticas y reconfiguran no sólo la tarea docente sino los modos de (enseñar y) aprender.

Otra cuestión interesante es que se trató de un Congreso “en docencia”. Decimos esto porque su “antecesor”, el (muy interesante) “Primer Congreso Internacional de Pedagogía Universitaria”,realizado en la Facultad de Derechode la UBA, en el año 2009, se centró (como su nombre hacía suponer) en el aspecto pedagógico de la Educación Superior y en este caso se “abrió el juego” a cuestiones como la extensión universitaria, los programas tutoriales, la (trans)formación docente o las condiciones de la tarea docente, entre otras.

Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual.

Las tres cuestiones, en nuestra humilde opinión y según nuestra (necesariamente) sesgada lectura, más discutidas en el Congreso fueron la (falta de) formación docente (y las reconfiguraciones del rol del docente Universitario), la contextualización de la Universidad como actor social (y de la Educación, entonces, como hecho profundamente político) y la heterogeneidad de l@s nuev@s estudiantes (y de los nuevos contextos) como necesarios condicionantes y determinantes de nuestras prácticas docentes.

La idea es profundizar estas (y otras) cuestiones y contarles algunos ejemplos de lo discutido en el evento sobre estas líneas de reflexión pero para eso habrá que esperar a la entrega de la semana que viene…

Porque este relato sobre lo ocurrido en el Congreso en Docencia Universitaria (#CDU2013)…

CONTINUARA…

martes, 28 de abril de 2015

Una “dinamita” para lograr ser (más) libres y (más) felices (Entrevista a Guillermo Wiemeyer).


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 8 de Octubre de 2013:

Desde el inicio, Guille deja en claro algunos de sus posicionamientos al ubicar al docente en el rol del facilitador pero va más allá y se ubica en un lugar de facilitador de una (trans)formación que no necesariamente tenga el “resultado esperado” ni llegue al mismo lugar del que él mismo partió: se trata de aceptar que “el otr@” pueda formarse (con nuestra ayuda) pero no en la dirección que nosotr@s imaginamos, se trata de “habilitar”una (trans)formación superadora, incluso de nuestras premisas. También resalta la importancia de la formación docente continua y de la evaluación de la tarea docente, no sólo como autoevaluación (dentro de los equipos docentes) sino por parte de l@s estudiantes, como forma de retroalimentar el análisis y la reflexión sobre la tarea.


  • Guille, ¿Qué es, para vos, “ser docente”?
  • Me gusta la idea del “docente facilitador”; un docente que permite acortar el camino hacia el objetivo pero no por dar a los estudiantes el alimento masticado y digerido, sino por permitirles acceder a rutas, algoritmos y criterios que nadie antes les había propuesto. No puedo considerarme docente si no facilito a mis estudiantes razonamientos y argumentos que a mí me costó horrores encontrar. Creo que nuestra felicidad es saber que podemos ayudar al estudiante a hacer ese click que a nosotros tanto nos costó, mostrarles ese medio vaso lleno para saciar la sed y llegar aun mas lejos de lo que nosotros hemos llegado. Si no estoy dispuesto a formar a otro para que sea mejor que yo (y a la vez diferente a mí), no debería dedicarme a enseñar.

  • Si pudieras agregar, quitar o cambiar aspectos concretos de tu práctica docente diaria, ¿qué cambiarías y por qué?
  • Eliminaría la “toma de asistencia” ya que es una formalidad que no justifica nada; estimularía la capacitación continua del docente para evitar el estancamiento; participaría del hospital a los estudiantes en etapas más iniciáticas de la carrera para que vean e incorporen conceptos de aplicación práctica durante el ciclo de formación común; incorporaría en cada cursada una evaluación de los estudiantes a los docentes, para tener también una visión del ida y vuelta que existe durante el proceso de formación, registrando qué casos, modalidad de enseñanza, temas o incluso qué profesores despertaron más entusiasmo y aceptación.

En la siguiente respuesta, Guille retoma la idea de “no limitar” las construcciones de aprendizajes que hagan nuestr@s estudiantes y pone el énfasis en las herramientas que les “enseñemos” (dicho aquí como sinónimo de “mostremos”) pero también en “mostrárselas” en un ámbito que les brinde la libertad necesaria para decidir usar o no esas herramientas, o para decidir usarlas de una manera diferente a la manera en que, hasta acá, las usamos “nosotr@s”.


  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • Creo básicamente que un docente tiene que tener la entereza y la humildad necesaria para facilitarles a los estudiantes herramientas que los hagan mejores que uno. La docencia es dinamita, bien ejercida es bárbara, abre puertas, cabezas y construye cosas mejores, pero también puede ser malinterpretada o desvirtuada en el ejercicio del poder y de la autopreservación del mediocre. Si yo me capacito al máximo de mis posibilidades para luego pretender “clonarme” y formar droides que sólo ejecuten según mi criterio (bueno o malo) soy un pseudo-docente realmente peligroso que lejos de estimular el pensamiento crítico, favorece el adulamiento y empobrece el panorama.

Actualmente la Educación superior está incorporando (lentamente) el uso de tecnologías facilitadoras de los aprendizajes, como el uso de simuladores. Se trata de transformar las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) en TACs (tecnologías del aprendizaje y la comunicación). Guille cuenta el éxito que tuvieron en la construcción y el uso de un simulador para el aprendizaje de las maniobras de RCP y las dificultades (como la necesidad de capacitación constante) que tiene la incorporación real de estas prácticas.


  • ¿Cuáles de tus propias prácticas, herramientas o estrategias resultan más exitosas como instrumentos facilitadores de los aprendizajes de tus estudiantes?
  • Tuvimos una gran experiencia de aprendizaje facilitado mediante el uso de simuladores. Descubrimos con frustración que en ningún momento de la carrera aprendíamos a hacer RCP. Luego de imitar sin éxito las maniobras de las películas comenzamos a estudiar, capacitarnos y desarrollamos un maniquí para entrenar algunas maniobras de reanimación en el servicio. El efecto fue buenísimo y su uso nos permitió alcanzar un diagnóstico inicial de conocimientos previos, trabajar sobre el cómo y el por qué de cada procedimiento, y una vez comprendido, ponerlo en práctica y evaluar los progresos. Un resultado muy alentador. También es verdad, que para aprovecharlo al máximo el simulador debe ser utilizado con asiduidad. Eso es lo que mas nos cuesta, mantenernos en entrenamiento y capacitación constante.

  • Si tuvieras que recomendarle a otr@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar nuestra práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
  • Dos canciones de León Gieco: primero “Encuentros” (Por favor, Perdón y Gracias, 2005). Muestra de una manera muy palpable, el cambio inmenso y positivo que puede sufrir quien aprende. La segunda, “Soy un pobre agujero” (Pensar en Nada, 1981). Más allá de las interpretaciones por el contexto histórico, es un elogio a la contemplación de la simpleza. A todos y cada uno de los docentes que hoy recuerdo con una sonrisa, los recuerdo por cosas sencillas, actitudes, detalles, coherencia, gestos que marcaron la diferencia, sin importar especialmente el tema que me estaban enseñando sino el modo.

En la última respuesta, Guille no ahorra en críticas al sistema educativo o a la ya conocida concepción de Althusser de “la Escuela como aparato ideológico del Estado” pero tampoco ahorra en optimismo o esperanza al ubicarla, también, como un “lugar de resistencia”,fundamentalmente como posibilidad de luchar (nada más ni nada menos que) por la libertad y la felicidad.

  • Guille, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • La educación formal e institucionalizada de la cultura occidental en el siglo XXI podría ser interpretada como una herramienta de autopreservación del sistema capitalista que formatea las cabezas con el manual del Juego de la Vida. Siendo más “naive”, creo que cuando pensamos en el sentido positivo de la educación buscamos transmitir o incorporar conceptos, actitudes y capacidades que nos hagan libres, conscientes, respetuosos, determinados y, en lo posible, felices.

*Guillermo Wiemeyer es Veterinario. Se desempeña como médico de planta con funciones docentesen los servicios de Enfermería, Emergencias e Internación del Hospital Escuela de Pequeños Animales (FCV-UBA) y como Veterinario del Jardín Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires. Se está especializando en Docencia Universitaria y al mismo tiempo es doctorando en Ciencias Veterinarias (UBA).

lunes, 27 de abril de 2015

¿De qué hablamos cuando hablamos de “calidad educativa”?


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 1 de Octubre de 2013:

En la actualidad, en nuestro país, se está dando un interesante debate sobre la Educación Pública, en general, y sobre la Educación Pública Superior, en particular.

Pero no se trata de “un debate más” ni de “el mismo debate de siempre” (sobre el cual en este Blog ya tomamos posición más de una vez), sino que se trata de un debate que no ocurre (por las coyunturas histórico-político-sociales) desde hace más de medio siglo y que nos interesa particularmente porque nos interpela desde otro lugar. Hablamos deldebate por la “calidad educativa”. Algun@s podrán decir que nunca dejamos de discutir sobre “calidad educativa” pero créannos que éste es, definitivamente, “otro debate”.

Como consecuencia de las políticas públicas de la última década y de la activa presencia y participación del Estado Nacional, asistimos hoy a una situación inédita que ni aquell@s que más detestan al actual gobierno nacional pueden negar, una situación que parecía imposible hace sólo quince años y que molesta mucho a quienes entienden a“la Educación” como un bien o un servicio (o incluso como un negocio) y no como un derecho.

En la actualidad tenemos más escuelas públicas que nunca, más chic@s asistiendo a esas escuelas que nunca, más universidades públicas que nunca, más estudiantes “primera generación de universitari@s” que jamás en toda nuestra historia y el presupuesto para Educación (en términos absolutos y como porcentaje del PBI) más alto que jamás pudimos imaginar. Esto por nombrar sólo algunas cuestiones, a las que se suman la asignación universal por hijo (de enorme impacto educativo), programas como “Conectar Igualdad” (que incluye la entrega de netbooks a estudiantes secundarios de todo el país), los canales “Paka Paka” y “Encuentro” (y sus excelentes producciones educativas nacionales, pensadas desde “nuestra propia cultura”) o el Plan FinEs (como sólo un ejemplo de los muchos pensados para quienes no tenían su secundario terminado), entre tantos otros.

Ante semejante panorama surge una crítica, que no por venir de donde viene, debemos desoír:la (falta de) calidad de “esta”Educación “para tod@s”.

Escuchamos a l@s expert@s de siempre decir que todo lo mencionado anteriormente es cierto pero que “el costo” (la terminología económica siempre les provee de algún vocablo que les resulta cómodo) es la baja calidad de esas instituciones y de la Educación que reciben quienes asisten a “esas Escuelas” o “esas Universidades”. Dicen esto como si les preocupara en algo la Educación que reciben miles de “otr@s” pero nosotr@s(a quienes sí nos preocupa y nos ocupa esto) no podemos dejar pasar la crítica por eso ni perdernos esta oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión.

Tenemos que dar(nos) ese debate sobre la “calidad educativa” pero tenemos que dar(nos) ese debate desde nuestras plataformas. Nadie podría negar que l@s chic@s pobres que asisten a una Escuela Pública de las comunas 8 ó 9 de la Ciudad de Buenos Aires no reciben “la misma Educación” que l@s chic@s ric@s que asisten a una Escuela (también Pública) de la Comuna 2. Sin embargo, sería un error tan grave“ignorar” la crítica a la “calidad educativa” de una “Educación para tod@s” por venir de donde viene, como levantar el guante y dar(nos) ese debate en los términos que “ell@s” proponen. Ni una cosa ni la otra. Tenemos que dar un paso más allá (o mejor dicho, más acá) y dar(nos) ese debate pero desde nuestras propias plataformas porque no tod@s entendemos lo mismo por “calidad educativa” y en lo que entendemos por este concepto están incluidas nuestras concepciones sobre la Educación, el aprendizaje, el conocimiento y el rol del Estado, entre otras.

Claro que nos preocupa (y nos ocupa) la calidad de la Educación pero para nosotr@s la inclusión es el primer paso de una calidad educativa que no se mide con los estándares de PISA (para las escuelas primarias y secundarias) ni con los criterios basados en “competencias” de las Universidades de acuerdo al proceso de Bolonia (tan “bien” representado por “nuestra” CONEAU). Para nosotr@s la calidad educativa tiene que ver, fundamentalmente, con la calidad de (trans)formación de las personas y de las sociedades, con la construcción de sociedades más justas, más equitativas y con mayor igualdad de derechos y de oportunidades.

Un conocido “sociólogo de la Educación” (con el que solemos acordar en varias de sus concepciones didáctico-pedagógicas y con el que solemos diferir en la mayoría de sus posicionamientos político-ideológicos) dijo hace poco en una conferencia, en relación a la creación de Universidades en el conurbano bonaerense y en las provincias más pobres: “ahora, HASTA cada provincia tiene su propia Universidad”. Sí, cada provincia tiene al menos una Universidad porque eso (también) es calidad educativa. ¿Esto significa que no nos importa el tipo de (trans)formación personal y disciplinar que ocurre en “esas Universidades” (o en las muchas Escuelas Públicas, siempre tan denostadas)? No. ¿Esto significa que no nos importa la “calidad” de “esa Educación”? No. Significa que estos logros nos permiten ahora dar(nos) un debate sobre la calidad educativa pero desde nuestras propias plataformas (y con nuestro propio vocabulario), desde un posicionamiento que considera (y tiene en cuenta) a la Educación como un derecho, a la igualdad (no como una meta sino como un punto de partida), a la inclusión, a la interculturalidad, a la equidad y que es consciente del rol social de la Educación (no como causa de todos los males de la sociedad ni como solución mágica a todos los problemas sociales) sino como un instrumento más de (trans)formación individual y colectiva en esta lucha por la igualdad de derechos, que presupone (fundamentalmente) la inclusión real (y absolutamente necesaria) de los sectores históricamente postergados.

El desafío es ahora dar(nos) ese debate sobre la “calidad educativa” pero desde nuestras propias plataformas. Allá vamos!!!

viernes, 24 de abril de 2015

La enseñanza universitaria en el marco de una Educación inclusiva. Por Ximena Etchenique *


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 24 de Septiembre de 2013:


Nuestra Universidad tiene, actualmente, uno de sus mayores retos: la inclusión (real) de personas con discapacidad. La Educación constituye un elemento esencial para el desarrollo y la realización personal y social de los ciudadanos. Esto que para cualquier persona resulta básico y fundamental, para las que tienen algún tipo de discapacidad adquiere aún mayor relevancia, porque tienen en mayor o menor medida, necesidades especificas para poder participar en igualdad de condiciones que el resto de los estudiantes. Esas necesidades no solo se limitan a ayudas compensatorias o limitación de barreras arquitectónicas, sino también la necesidad de colaboración y buena predisposición de los docentes para garantizar una buena enseñanza.

Las personas con discapacidad siempre tenemos miedo: miedo a no ser aceptados, miedo a la discriminación, miedo a no poder seguir el ritmo del resto de nuestros compañeros, miedo a expresar nuestras dificultades, miedo a buscar ayuda. Muchas veces la falta de confianza hace que ocultemos nuestros miedos y entremos en una etapa de desventaja en la que no podemos expresar nuestro máximo potencial como estudiantes, como personas o como profesionales que recae en el abandono de los estudios y la frustración.

La falta de formación docente en materia de discapacidad hace muchas veces que los docentes no sepan como desempeñarse frente a un alumno discapacitado y eso sumado a los miedos, la vergüenza y la falta de confianza abre mucho más la brecha de la idea de integración y participación y dificulta el logro de la meta de obtener el título que tanto anhelamos.

Como estudiante hipoacúsica tuve que superar muchas trabas en el curso de mi carrera en la UBA por lo que ahora integro un programa de creación de nuevas propuestas y difusión de nuestra realidad. En el marco de este programa, se elaboran encuestas para los estudiante, se realizan pruebas pilotos de clases adaptadas para la presencia de personas con discapacidad en diferentes materias, se proponen mejoras edilicias y de accesibilidad física y se trabaja sobre el tema en materias de la carrera docente, entre otras muchas actividades.

Las personas con dificultades auditivas nos vemos limitados en clases dictadas normalmente en las Universidades porque necesitamos algunos requisitos especiales para poder aprovecharlas ya que muchos nos valemos de la lectura labial para comunicarnos. Necesitamos que nos hablen claro y siempre de frente, que haya luz clara y no nos apaguen las luces, que nos repitan los conceptos básicos, que nos brinden material anticipado para ponernos al día ya que muchas veces el recurso de la lectura labial no es suficiente para seguir el dictado de las clases, hay hilos y conceptos que siempre se nos pierden. No podemos tomar apuntes al mismo tiempo que estar atentos al profesor. Este apoyo educativo nos permite a las personas hipoacúsicas y aquellas no oyentes desarrollar nuestras aptitudes y lograr las mismas oportunidades de desarrollo profesional que el oyente. Eso no significa que nos faciliten el aprobar la materia, simplemente que nos brinden las herramientas, la confianza y la posibilidad de integración y lo más importante la comunicación.

Las discapacidades pueden ser muchas, y muy variadas, dentro de las categorías de visuales, auditivas, motoras, viscerales, etc. Por ejemplo, dentro de la sordera tenemos diferentes grados: leve, moderada, profunda, total, unilateral, bilateral, progresiva, no progresiva y muchas clasificaciones mas. Y los medios de comunicación difieren: lengua de señas, lectura labial solamente, o bien complementada con audífonos o implante coclear.

Por todo esto, garantizar y poner en acto el derecho a la Educación de las personas con discapacidad requiere de una nueva formación docente que posibilite la comprensión y la intervención activa ante situaciones que demanden nuevas estrategias pedagógicas. Para facilitar el ejercicio de la actividad inclusiva es importante que los docentes nos pregunten qué necesitamos, cómo pueden brindarnos una mejor enseñanza, qué propuestas tenemos en base a nuestras experiencias, qué cosas se pueden mejorar a nivel académico y qué herramientas se pueden implementar para que la Educación universitaria sea en igualdad de oportunidades para todos.

¿Estamos l@s docentes (y la comunidad universitaria en general) dispuestos a integrar e incluir reamente a las personas con discapacidades, con la capacitación y el cambio de mentalidad que esto significa y con la decisión que esto implica, de realizar cambios concretos en nuestras concepciones y en nuestras prácticas aúlicas?

*Ximena Etchenique presenta hipoacusia perceptiva profunda bilateral. Es Veterinaria egresada de la Facultad de Ciencias Veterinarias de laUniversidad de Buenos Aires (UBA). Se desempeña como Veterinaria clínica en pequeños y grandes animales. Colabora en la Subsecretaria de Promoción para la Igualdad de Oportunidades de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA).

jueves, 23 de abril de 2015

Un boomerang lleno de alegría, pasión y aprendizajes (Entrevista a Daniela Lin).


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 17 de Septiembre de 2013:

En su primera reflexión, Daniela resalta el valor formativo de la práctica docente en la (trans)formación integral del estudiante como persona y en la necesidad de que la formación universitaria incluya la mejor preparación para el mundo laboral.


  • Daniela, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Para mí ser docente es transmitir los conocimientos de determinada disciplina, pero también es acompañar a los estudiantes en su crecimiento como persona. En el caso de los docentes universitarios, permitir que los estudiantes conozcan todos los campos de acción de su profesión y que puedan decidir a cuál de estos campos les gustaría dedicarse, así como ayudarlos dentro de lo posible en su inserción en el mundo laboral, ya que la mayoría empiezan la facultad sin haber trabajado nunca en ningún lugar, y muchos no conocen a otros profesionales de esa área que los ayuden a insertarse laboralmente.


A la hora de pensar en las características que hacen a l@s docentes mejores facilitadores de los aprendizajes de sus estudiantes, Daniela reflexiona sobre cuestiones como la experiencia, la capacidad de formar grupos de trabajo interdisciplinarios (algo que suele ser sumamente difícil pero que sería sin dudas más que útil), la motivación y la capacitación continua de l@s docentes.


  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • Creo que un docente debería tener experiencia en el área de la materia. Por ejemplo, un docente de Semiología debería dedicarse a la clínica y un docente de Nutrición debería trabajar con grandes animales (porque en nuestra facultad esa materia está muy orientada a la producción). Además, en materias que son más específicas de otras carreras, me gustaría que el equipo docente fuera interdisciplinario: integrado por profesionales de las carreras a las que corresponde la materia (Química, Física, Agronomía, etc…) porque podrían profundizar más en ciertos temas, y también por veterinarios que darían un enfoque aplicado a la carrera. Hablando con estudiantes de otras carreras, surge que en muchas facultades los docentes son egresados de la misma facultad en la que dictan clases, y por eso muchas veces saben únicamente los temas correspondientes al programa de la materia y no pueden resolver muchas de las dudas o inquietudes que surgen en los estudiantes. De todas maneras en estos casos está en cada uno de estos docentes buscar información sobre estos temas, capacitarse, intercambiar opiniones con otros profesionales y con docentes de otras facultades, para enriquecer sus clases lo máximo posible.


  • Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
  • Estuve pensando mucho esta respuesta y, si bien no lo considero “relevante” para mejorar la práctica docente, se me ocurrió la canción “Como boomerang”, de Juan Carlos Baglietto. Elegí esta canción porque me parece que un docente que realmente ama la docencia, espera dar lo mejor de sí mismo para sus estudiantes, para que aprendan todo lo que puedan y para que lo apliquen en las situaciones que les surjan en el futuro (“A vos te presto mi corazón, llevalo por otros mundos y otras distancias y otros amores, llevátelo. A vos te doy mi mejor canción llevala para tu vida…”) y porque en mi experiencia con mis docentes, muchos de ellos estuvieron abiertos a que los ex-alumnos los volviéramos a buscar para consultar dudas, o para contarles alguna situación relacionada con lo que aprendimos con ellos, o simplemente para saludar, así como también muchos de ellos se ocupan de mandarnos mensajes a los ex-alumnos para preguntarnos cómo estamos y ofrecernos su ayuda (“Yo la esperaré despierto otra vez cuando ella quiera volver trayéndome nuevas historias para contar”). Estoy acostumbrada de toda la vida a tener una relación bastante horizontal con mis docentes y creo que eso facilitó mi aprendizaje. Para terminar con esta respuesta me gustaría repetir algo que nos dijo una vez un gran profesor ya jubilado a sus ex-alumnos, después de varios años de egresados: “el saber no es algo solemne y arduo, el saber también es alegría”. Porque estoy convencida de que con alegría durante el aprendizaje, todos aprendemos mucho mejor y buscamos aplicar esos conocimientos con pasión.


Cerrando la entrevista, Daniela vuelve sobre algunos aspectos centrales de la tarea docente y de los aprendizajes: la importancia de un ambiente alegre donde “la pasemos bien”, el cariño y el afecto, el buen clima grupal, el acompañamiento, la relación con otr@s, la motivación y el estímulo para aprender, la (trans)formación personal y profesional, la autonomía y la relevancia de la formación práctica.


  • ¿Cuáles de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes resultaron más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
  • Básicamente cuando uno la pasa bien en clase y hay una buena relación con los docentes, aprende mejor. Siempre lo pensé y hace unos meses leí que se está estudiado que esto ocurre. Esta semana, estudiando para la facultad, busqué mis apuntes de materias de años anteriores para repasar algún tema y me di cuenta de que cuando la pasaba mejor en una materia, mis apuntes eran mucho más prolijos y completos que en las materias en las que no había tan buen clima grupal. En este tema se podría diferenciar el caso de los docentes de secundaria del caso de los docentes universitarios. Los estudiantes de secundaria tienen una variedad de materias que probablemente no les gusten y está en el docente estimularlos para que se interesen por determinado tema. También puede pasar que los estudiantes se encariñen con algún docente porque los acompaña en su crecimiento y el cariño al docente provoque que estas personas estudien con más ganas determinadas materias; o por el contrario, el rechazo por un docente se refleja en el rechazo hacia la materia que dicta esta persona. Como ejemplo, me acuerdo que el primer día de clases de inglés de 3° año, Pat, la profesora, nos preguntó si nos gustaba su materia. Como a mí no me gustaba, no contesté. Se dio cuenta de que no le había contestado, entonces me preguntó específicamente a mí y cuando le dije que no, me contestó “este año te va a gustar”. Al principio no le creí, pero después sus clases fueron muy entretenidas y su relación con nosotros era casi de amistad. A lo largo del año, Pat nos fue conociendo y fue viendo qué temas le interesaban a cada uno, y a todos nos “enganchaba” desde un tema que nos gustaba, por ejemplo a mí siempre me incentivó para que aprendiera más sobre animales. Con el paso del tiempo me di cuenta de que nunca aprendí tanto inglés como ese año. Algo parecido me pasó en la facultad: un docente casi todas las semanas me mandaba a buscar información sobre algún animal autóctono, para relacionarlo con su materia. Así pude integrar conceptos de distintas unidades de la materia, relacionándolos con un tema de mi interés y además se generó un buen clima grupal, lo cual hacía que yo estudiara la materia con más ganas y así me resultó muy fácil aprobar los parciales, a pesar del poco tiempo que tenía para estudiar.


  • Para terminar, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • Como dije anteriormente, creo que los objetivos de la educación dependen del nivel del que se trate. En el caso de que se trabaje con menores de edad creo que es importante acompañarlos en su crecimiento, marcarles aspectos de su comportamiento que podrían afectar su relación con sus pares, estimularlos para que aprendan sobre temas que les interesan. En el caso de la educación universitaria el principal objetivo es formar profesionales, por lo tanto creo que la exigencia tiene que ser máxima (especialmente en carreras en las que directa o indirectamente el mal desempeño del profesional puede afectar a la salud de los demás o al medioambiente) y hay que estimular a los estudiantes para que busquen información por su cuenta, para que se informen sobre los ámbitos en los que se van a desarrollar como profesionales y, en el caso de materias más prácticas que teóricas, hay que enseñar bien las maniobras necesarias, por ejemplo para intubar o para poner un catéter. No alcanza con realizar una maniobra dos veces en un día o en un cuatrimestre, creo que ese tipo de cosas hay que practicarlas durante varios meses para poder realizarlas con éxito una vez recibidos.

*Daniela Lin es estudiante de Veterinaria en la UBA. Actualmente está cursando cuarto año y se desempeña como concurrente en las cátedras de QuímicaBiológica y de Semiología de esta Facultad.

miércoles, 22 de abril de 2015

Encontrase (humano) con cada grupo (Entrevista anónima).


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 10 de Septiembre de 2013:

 
Al iniciar la entrevista se advierte el posicionamiento de la docente en relación con sus objetivos, mucho más orientados a motivar e incentivar a l@s estudiantes en sus procesos de aprendizaje que a “darles respuestas”, mucho más cercano a la idea de “guiar”que a la idea de “enseñar”.
· ¿Cuáles son tus objetivos cuando comenzás una cursada?
· Mi objetivo es ayudar a los estudiantes en su aprendizaje y ayudarlos a mostrar y defender sus propias opiniones. Soy docente de dos materias muy distintas: una básica (en los inicios de una carrera universitaria) y una aplicada (en realidad de dos materias que forman parte de una misma cátedra hacia finales de la misma carrera). En la materia básica, mi expectativa es poder movilizarlos de tal manera en que ellos mismos se superen. Muchas veces prefieren hacerme preguntas que responderlas ellos mismos, pensando, volviendo para atrás. Intento en general que ellos busquen sus propias respuestas, les comparto mi punto de vista que es que de nada les sirve que yo se las responda, prefiero guiarlos en esas respuestas para incentivar su auto-aprendizaje. En las materias aplicadas, mi expectativa es similar, apunto que se valgan por ellos mismos; que ellos enfrenten la situación real ahí, con el paciente, que decidan qué hacer con SU paciente, preguntando y repreguntando por qué, cuando no saben qué hacer, insisto en situarlos como si yo no estuviera ahí.
A la hora de pensar en la características que nos hacen mejores facilitadores de los aprendizajes, lo primero que aparece no es el conocimiento disciplinar, ni siquiera la formación pedagógica o docente sino cuestiones más “humanas”: la generosidad, la empatía, la capacidad de escucha, la observación crítica y, sobre todo, la propia capacidad de autodescubrise y estar abierto a aprender de y con l@s estudiantes.
· ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
· Creo que ante todo debe ser bondadoso, bondadoso al contar sus propias experiencias: contar la realidad de lo que le ocurrió a él cuando estaba del lado de los estudiantes, abrir el camino para poder escuchar cómo viven su “ser alumno”, en esta realidad de hoy. Este diálogo abre muchas posibilidades para el docente, posibilidades de adaptar la clase a los estudiantes que tiene en ese curso, ese día, ese año, en ese momento y no, adaptar la clase a su propia conveniencia. Sinceramente no creo que el “mejor docente” es quién más sabe, sino quién tiene algo para ofrecerle a los alumnos, quien puede ayudar a un cambio por minúsculo que parezca, un “algo” que motive al alumno a seguir, a “enfrentar” a los alumnos con su propio aprendizaje.
· Es interesante lo que planteás, ¿qué otras características personales ayudan en este sentido?
· Otra característica clave, a mi entender, es que el docente sea observador. Observar al grupo de alumnos y buscar en la facies quién está ahí, compartiendo el tema del día y quién se quedó en la apertura de la clase o se quedó hace tres clases. Al observar al grupo, no sólo podemos recuperar entre todos alguna idea, sino también se puede lograr evidenciar fallas propias de la propia propuesta docente (en cualquier tipo de clase) y hacer ajustes en base a ese grupo, ese momento, ese tema. Una tercera característica que creo importante es mostrarse humano, sí, humano. Por supuesto que la idea de esta característica se entrelaza con las anteriores. Mi opinión de mostrarse humano la justifico desde el punto de vista que no creo que repitiéndoles a los alumnos lo que ellos mismos pueden conseguir en la bibliografía, mostrándoles cuánto sabe el docente, sea una manera de facilitarles su aprendizaje sino de lucirse ante ellos y nada más. La trayectoria formativa del docente puede verse enriquecida con distintos cursos, carreras o grupos de docentes pero el quehacer docente, el encontrarse a uno mismo, siendo uno mismo, encontrarse con cada grupo e intentar distintos estilos, distintas estrategias, es como uno busca responder a esta pregunta; como uno busca facilitar el aprendizaje de sus alumnos.
Para terminar, la docente ejemplifica el posicionamiento que vino describiendo a lo largo de la entrevista con algunas de sus propias prácticas y vuelve sobre la idea de un docente facilitador del meta-aprendizaje, de un docente que guía y motiva a l@s estudiantes en el descubrimiento de sus propios procesos cognitivos y de su propia capacidad de (trans)formarse, ubicando a “las preguntas” en un lugar relevante de esta construcción. El cierre muestra una idea emancipadora que no excluye (sino que necesita) de la presencia: “siempre vamos a estar ahí para ellos”.
· ¿Cuáles de tus propias prácticas, herramientas o estrategias resultan más exitosas como instrumentos facilitadores de los aprendizajes de tus estudiantes?
· Creo que dentro de mi práctica docente lo que más recalco es que pueden (y deben) valerse por ellos mismos. Que siempre que tengan una pregunta, se la hagan a ellos mismos primeros pero no una vez y de una sola manera, les planteo que la desmembren. En general, el alumno hace una pregunta al docente para que éste le conteste, ¿no? Pues mis “pobres” alumnos después de unas cuántas veces que me preguntan se dan cuenta que yo tan sólo les responderé con otra pregunta y otra y otra, hasta intentar encaminarlos a la respuesta de la pregunta original. Muchas veces ellos mismos después de dos-tres-cuatro preguntas mías, dicen “ahhh lo que te pregunté, entonces se responde así y asá”. Ellos mismos se responden! A lo que yo concluyo “ves? ¿Para qué me preguntás si ya sabías la respuesta?” Y todos terminamos riendo porque suelen contestar “Es más fácil que me lo respondas vos, profe”. Después de estos momentos también me gusta incentivarlos con una pregunta para pensar, una “de esas que no están en los libros”,invitando a que la respondan en grupo, que discutan, que defiendan puntos de vista. Creo que estas prácticas invitan a que vean que el aprendizaje depende más que nada de ellos mismos, que los docentes sólo podemos ayudarlos en ese camino, pero no hacerlo por ellos, aunque siempre vamos a estar ahí para ellos.

martes, 21 de abril de 2015

¿Quién da el primer paso?


Bienvenid@s de vuelta al Blog! Mientras iniciamos un nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 3 de Septiembre de 2013:

¿Cuántas veces te ocurrió como docente de pensar que las cosas son así y no pueden cambiar porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así lo determinan? ¿Cuántas veces pensaste que l@s estudiante no acompañarían los cambios que soñás porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así los condicionan? ¿Cuántas veces te imaginaste luchando sólo suponiendo que otr@s docentes no se sumarían porque “las Instituciones” (no sólo educativas) lo impedirían?

¿Cuántas veces te pasó como estudiante de pensar que las cosas no pueden ser de otra manera porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así lo determinan? ¿Cuántas veces pensaste que l@s docentes no acompañarían los cambios que soñás porque “las Instituciones” (no sólo educativas) así los condicionan? ¿Cuántas veces te imaginaste luchando sólo suponiendo que otr@s estudiantes no se sumarían porque “las Instituciones” (no sólo educativas) lo impedirían?

Si tu respuesta es “muchas”, “unas cuantas” o (al menos) “algunas”, te invitamos a reflexionar un poco sobre esto y a intentar profundizar en el análisis de la cuestión a partir de una anécdota real que ocurrió hace poco.

Pero antes de la anécdota, es preciso adelantar algo: los sujetos “activos”, “concretos”y “reales” de todas las preguntas con las que iniciamos esta entrada(docentes, otr@s docentes, estudiantes y otr@s estudiantes) somos seres humanos (con algo así como la “condición humana”); con inquietudes, con emociones, con limitaciones, con sueños, con sentimientos y con capacidad de acción y de transformación. Mientas que “el sujeto abstracto” de todos los condicionamientos, los determinantes y los impedimentos de esas mismas preguntas pareciera ser “las instituciones”que, como tales, no pueden actuar si no es a través nuestro, a través de las personas que las integran, aunque a veces les demos una “entidad superior” y un poder al menos discutible. En este sentido, tal vez sea hora de demostrar(nos) que esto puede no ser tan así.

Ahora sí, la anécdota.

Hace poco al pie de las escaleras internas de una institución educativa, un estudiante y un docente charlaban sobre “la Educación”. Resulta ser que el estudiante se había mostrado interesado en la idea de las pedagogías alternativas (siempre resulta curioso esta idea de “alterativas”, ¿alternativas, a qué? y, más importante aún, ¿alternativas, por qué?) y el docente le había recomendado alguna bibliografía y algún que otro video disponible on line (de resultados siempre más “inmediatos” que nuestros queridos libros) con la propuesta de charlar luego para ver qué pensaba el estudiante sobre lo leído o lo visto y de intentar buscar acuerdos y desacuerdos.

A lo largo de la charla (interesante y enriquecedora por donde se la mire) parecía quedar claro algo: ambos se convencían, palabra a palabra y gesto a gesto, que las cosas no necesariamente “deben ser así” y que no son tan ciertos los presupuestos de las preguntas con las que abrimos este texto. Parecía quedar claro que, a pesar de lo complejo de la situación actual de las instituciones educativas y de sus “funciones” no siempre explicitadas ni siempre compartidas por tod@s (aspectos que ya abordamos ampliamente en entradas anteriores de este Blog), las instituciones (educativas) no eran (afortunadamente) tan efectivas en ese condicionamiento, en esas determinaciones, ni en esos impedimentos que presuponían las preguntas del inicio pero sí en el haber generado un (siempre nefasto) “sentido común” que nos hacía creer que efectivamente esto era así.

Afortunadamente no es cierto que “las instituciones” determinen todas nuestras prácticas docentes ni todas las prácticas de l@s estudiantes, ni es cierto que l@s estudiantes y l@s docentes no se sumarían a la (trans)formación de sus colectivos ni acompañarían los cambios que sueñan respectiva y mutuamente docentes o estudiantes. Y existen en el mundo sobrados ejemplos de que esto no es así y de la posibilidad que tenemos las personas que formamos “las Instituciones” de transformarnos y transformarlas.

Lo cierto es que en un momento de la charla, el estudiante (obviamente, ¿quién otro iba a ser?) hizo “la pregunta”:

- “está bien pero, entonces, ¿quién da el primer paso?”.

Y el docente (obviamente, ¿quién otro iba a ser?) se quedó perplejo ante semejante pregunta e intentó una respuesta:

- “Nosotr@s, la respuesta a esa pregunta siempre es nosotr@s”.

Y ese “nosotr@s” es un nosotr@s que nos incluye, nos compromete, nos incomoda, no nos deja dormir tranquil@s. Es como saber algo y no hacer nada, o peor aún, es como saber que ”nosotr@s” podemos hacer algo y no hacer nada.

Pero también ese “nosotr@s” es un nosotros que nos invita a romper con la lógica actual, a animarnos a demostrar(nos) que no es cierto que otr@s docentes y otr@s estudiantes no se sumarían y que no es cierto que “las Instituciones” (aún si se lo propusieran) puedan impedirlo. Es un“nosotr@s” que nos invita (y en algún punto nos obliga) a ser disruptivos y a transformar en actos nuestras ideas y nuestras palabras. Es un “nosotr@s” que nos propone intentarlo con el riesgo y el esfuerzo que eso supone pero con la promesa de la recompensa trasformadora de la realidad.

Entonces, ante semejante desafío, vuelve a surgir la misma pregunta: “¿quién da el primer paso?” y la respuesta a esa pregunta siempre es: “Nosotr@s!!!