Como les contamos la semana pasada, la palabra más
repetida a lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni
fue “ciencia”, ni fue “innovación”. La
palabra más repetida fue: “TIC”. Como adelantamos en la entrega anterior, nos
preocupa un poco que esto haya sido así pero lo entendemos porque conocemos el
contexto en que se dio el Congreso y la lógica de las instituciones
organizadoras y auspiciantes.
Como también adelantamos, dos preocupaciones (que
van más allá del uso de las tecnologías aunque se hayan planteado en relación
con éstas) quedaron más que claras: la
preocupación por la (falta de) formación docente y la preocupación por la (no)
relación entre inclusión y calidad educativa.
Sobre la primera de las cuestiones, la formación docente, la sensación fue la
de la necesidad de que l@s docentes estemos preparad@s (o capacitad@s) para la incorporación de las TIC en la Educación.
Esta es una idea que nos parece un tanto descontextualizada (como si la
capacidad de utilizar las TIC y las habilidades o los saberes propios de la
tarea docente fueran por caminos separados) pero veamos un poco qué se planteó
al respecto. Según Mónica Ippólito, “pensar (y diseñar) los recursos de las TIC
implica una resignificación de la vieja didáctica, un preguntarnos qué, cómo,
por qué, a quien o para qué” que resignifica, al mismo tiempo, la tarea y
la formación docente. Sin embargo, más allá de su inclusión en la “formación
docente” inicial y continua, en varias ocasiones se cayó en las siguientes
preguntas: “¿Es necesario definir
estándares de competencias TIC docentes?” o “¿Qué competencias debe tener un docente tutor virtual?”. Por
suerte, para no perder el contexto, en medio de tales interrogantes, hubo otros
como los planteados por Inés Dussel
(“¿Qué debe saber un docente en términos disciplinares, pedagógicos y
políticos?”) o por Myriam Southwell
(“¿Qué es una buena Escuela?”), que nos
invitaron a (re)preguntarnos todo el tiempo por la legitimidad de la respuesta
que le damos a esas preguntas y a poner en duda la idea de que la
capacitación docente es algo “dicotómico”, se está o no está capacitado para
algo.
En relación con la (en nuestra opinión) falsa dicotomía “inclusión
educativa”/”calidad educativa” se expusieron diversas (y a veces
afortunadamente antagónicas) opiniones que si bien tuvieron (una vez más) a las
TIC como disparadores para las reflexiones, éstas pueden (y seguramente deban)
ser transpoladas a otros campos. En la mayoría de los casos el reconocimiento
del hecho de que la inclusión de las
TIC en Educación aún no ha dado los resultados esperados (y la diferencia
entre lo que presupone el acceso a las mismas y su real utilización o
apropiación como herramientas facilitadoras de aprendizajes o como herramientas
a ser aprendidas en sí mismas) se acercó
peligrosamente al cuestionamiento de las políticas de inclusión tecnológica
desarrolladas durante la última década en nuestra región. En este sentido, la crítica (que compartimos) al uso
pedagógico que se les da o la
preocupación (también compartida) por el hecho de que aún su implementación no
ha logrado dar cuenta de las (tal vez exageradas) expectativas educativas que
se pusieron en ellas, no debe impedirnos ver que se trata de políticas socioeducativas y que sus “resultados” no pueden
medirse sólo en términos educativos.
La idea, planteada tanto por Inés Dussel como por Laura
Mares, de que en muchos hogares las netbooks del programa Conectar Igualdad fueron la primera
computadora de la casa y es usada no sólo por l@s chic@s sino por toda la
familia da cuenta, al menos en parte, de esta cuestión. Siguiendo esta misma
lógica, Laura Mares agregó: “La inclusión está en marcha, es tiempo de
ir por las mejoras en los aprendizajes”. Como siempre lo hicimos, en este
Blog, sostenemos que no hay calidad educativa
sin inclusión y valoramos enormemente la entrega de los dispositivos móviles
(netbooks o tablets, dependiendo del país) que los gobiernos de la región han
realizado en la última década porque se
trata de igualar derechos. No somos ingenuos y sabemos que la utilización
que se hace de estos dispositivos (y la apropiación de las herramientas y
habilidades que éstos presuponen) depende en mucho de las condiciones
socioeconómicas de l@s chic@s pero estamos convencid@s (y no creemos que haga ni
falta recordar la idea de la “reproducción” de Pierre Bourdieu) que pasa lo
mismo con los libros y con todo lo que “ocurre” en las Escuelas y, es por eso,
que el ”sólo acceso” (como algún@s
pretenden minimizar) a las nuevas TIC, ya implica una igualdad de derechos y
una inclusión digital en sí mismo.
El cierre del
congreso en el imponente salón de
actos de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Buenos Aires incluyó la lectura de una carta del ex presidente de Brasil,
Luis Inácio Lula Da Silva y un
emotivo show a cargo de Soledad
Pastorutti que “homenajeó” a los varios países participantes del congreso
con temas propios de cada país.
Desde este Blog celebramos y celebraremos la
reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes y sobre la
Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que
participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos
convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir
experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y
nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas
trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este
texto), estamos igual de convencid@s del
valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de
cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que sin
necesidad de viajar cientos de kilómetros ni de participar de eventos de estas
características será la base para
fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una
práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos
tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes
cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.