Somos much@s l@s docentes a l@s que nos gusta
decir que nuestra tarea fundamental es la de ser “facilitadores” de los aprendizajes y de la (trans)formación de
nuestr@s estudiantes.
Somos much@s l@s docentes que estamos convencid@s
de que l@s que aprenden son l@s
estudiantes, que son l@s estudiantes l@s que construyen sus
aprendizajes y que nosotr@s tenemos, en este sentido, el interesante
desafío de facilitar esas construcciones, esos aprendizajes.
Dicho esto, y sabiendo que otr@s much@s docentes
pueden no coincidir con esta presuposición o no haberse planteado nunca estas
cuestiones, pareciera ser que much@s
docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de
los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el
objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan.
Sin embargo, no
tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para
aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender los contenidos
(disciplinares, actitudinales y de procedimientos) de nuestras materias.
¿Cómo puede
ser, entonces, que creamos que hacemos cosas para facilitar algo que no sabemos
bien cómo ocurre?
¿Cómo podemos diseñar y planificar
nuestras estrategias didáctico-pedagógicas sin tener en cuenta los modos de
aprender de nuestros estudiantes?
Pareciera ser que responder a la pregunta “cómo
enseñamos” sería más fácil que responder a la pregunta “cómo aprendemos” y ni
hablar de la pregunta “cómo aprenden nuestr@s estudiantes”. Aparecen así una
interesante cantidad de investigaciones y reflexiones sobre algo que podríamos
denominar una “pedagogía de la enseñanza”,
que profundiza sobre los modos de enseñar, las estrategias docentes y las
propuestas didácticas, para lograr algo que no sabemos si ocurre o no, ni cómo
ocurre: los aprendizajes. Proponemos, entonces, pasar de una “pedagogía de la enseñanza” a una “pedagogía de los
aprendizajes”, que se proponga reflexionar sobre los modos de aprender, las
estrategias de l@s estudiantes y las prácticas de estudio. ¿Es más difícil? Sí.
¿Hay mucho menos marco teórico? Sí. ¿Nos saca a l@s docentes del centro de la
escena? Sí. Pero empezar a responder a las preguntas ¿cómo aprendemos? ¿cómo aprenden nuestr@s estudiantes? o ¿cómo se
aprenden los contenidos de nuestra materia? puede darnos mucha más
información para mejorar nuestras prácticas docentes que responder a las
preguntas ¿cómo enseñamos? o ¿cómo se enseñan los contenidos de nuestra
materia?
Lo que proponemos es pasar de una “pedagogía de la enseñanza”, que reflexiona y se pregunta
por lo que hacemos l@s docentes para mejorar nuestras prácticas, a una
“pedagogía de los aprendizajes”, que reflexiona y se pregunta por lo que hacen
l@s estudiantes, para adecuar nuestras prácticas a facilitar mejores
aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@s estudiantes (cada vez
más autónomos).
¿Podremos
hacerlo?
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