martes, 1 de junio de 2021

Lo que el 2020 nos dejó: “(Im)Posibilidades de la enseñanza mediada por tecnologías y una campana de emociones: miedo, impotencia, frustración, inquietud, aprendizaje, incorporación, herramientas, sorpresa, orgullo, tristeza, alivio y, otra vez, inquietud”. Por Marcela Moguilevsky *

Si tengo que condensar lo que sentí profesionalmente durante 2020 creo que platearía un recorrido más o menos cronológico por las siguientes palabras: miedo, impotencia, frustración, inquietud, aprendizaje, incorporación, herramientas, sorpresa, orgullo, tristeza, alivio, inquietud. Si bien yo ya tenía experiencia usando Moodle (incluso habiendo dictado cursos a distancia), gran parte de mi quehacer profesional en los cursos que di durante 2020 estaba basado en cuerpos presentes en un espacio de aula. Siempre usé muchas dinámicas de trabajo grupales en las que el cuerpo presente tenía un rol preponderante (juegos teatrales, interacciones en grupos, canto, etc). Creo que lo que me llevo del difícil 2020 es una idea más precisa de las posibilidades de la enseñanza mediada por tecnología en forma remota pero también de las imposibilidades. Aprendí que se puede mucho más de lo que yo pensaba pero al mismo tiempo tengo más claro qué estrategias, dinámicas o actividades no puedo implementar y necesito estar presente con las y los estudiantes. Una parte de esto tiene que ver con los contextos desde donde mis estudiantes se conectaban. No es lo mismo alguien que está en su casa con su computadora o celular y cierto acceso razonable a internet, que una persona estudiando en una cárcel, con pésima señal y sin posibilidades de participar de instancias sincrónicas. Es por esto que el recorrido de las palabras que elegí arman una suerte de “campana” de emociones que terminan con “inquietud” ya que más allá de saber todas las posibilidades didácticas que tenemos a nuestro alcance para este 2021, mis estudiantes privados de libertad van a tener al menos un cuatrimestre más de una situación muy compleja a la hora de estudiar y participar. 

Yo creo que muchas y muchos docentes descubrimos herramientas durante nuestra experiencia desde el inicio de la pandemia que podemos/deseamos mantener. El pasaje de un campus virtual que solo funcionaba como repositorio de materiales a uno con mayor interactividad me parece que es algo que enriquece la experiencia de aprender y que puede potenciar lo que pase en el aula física. Yo ya había implementado usos del campus en este sentido durante 2019, pero obviamente el año pasado esto fue mucho más profundo y central en el dictado de las materias. El uso de las plataformas digitales (Moodle u otras) para trabajar espacios de escritura me parece que es algo que podría quedarse y también la posibilidad de que las y los estudiantes produzcan contenidos para compartir. Al menos estas fueron las herramientas que considero más exitosas de mi experiencia durante 2020.

En el caso de que tuviéramos un período de educación híbrida o mixta, yo potenciaría lo que comenté en el párrafo anterior. En mi situación trabajaría procesos de escritura, con revisiones y espacios donde publicar trabajos terminados para compartirlos con una audiencia real. Haciendo esto se cumplen dos objetivos que me parecen importantísimos: que las y los estudiantes transiten por procesos de escritura, edición y reescritura; y que eso lleve a la producción de contenidos que puedan ser utilizados en la clase para reciclar o profundizar conocimientos. Si a esto se le puede sumar la posibilidad de que sean las y los estudiantes quienes elijan los temas a investigar y compartir, creo que puede convertirse en algo que genere mucha motivación. Y todo el tiempo que se usa para estas producciones de forma remota, libera horas de clase en las que se puede discutir, trabajar en grupos e interactuar con la espontaneidad que la virtualidad interrumpe.


* Marecla Moguilevsky (@marce_mog en Twitter) es docente en el Profesorado de Inglés de la Universidad Nacional de Hurlingham y en el CUSAM (centro universitario de la Universidad Nacional de San Martín en contexto de encierro). Su lugar preferido del mundo es un aula (siendo docente o estudiante). Trabajó como docente en nivel secundario en CABA. Antes de dedicarse a la docencia e investigación en el área de inglés como lengua extranjera, enseño fotografía y mantiene este interés como hobby en la actualidad (pueden ver sus imágenes en @marcemoguilevsky en Instagram). Por fuera de estos temas, disfruta muchísimo ver películas, comer aceitunas y escuchar llover.


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