En este 2019, el Blog #AsíFuimosAprendiendo incorpora una
nueva “sección” en la que referentes del campo educativo, docentes y
estudiantes nos invitan a leer 5 libros que les (trans)formaron, les
conmovieron, les ayudaron a repensar sus prácticas o que, por algún motivo,
creen que estaría bueno que otres docentes (y otres estudiantes) preocupades
por “la Educación” y los aprendizajes, los leamos.
En esta entrada es un placer publicar “los 5 libros para tu
(trans)formación” de Carina Lion *.
A lo largo de treinta años de docencia, son muchos
los libros que me han marcado; que han dejado huellas profundas en mis modos de
comprender la enseñanza y en las construcciones que dotan a la profesión
docente de una complejidad recursiva; dilemática en ocasiones, pero siempre
apasionante. Exactamente treinta años después de iniciarme en la docencia, la
sigo abrazando y me sigo dejando abrazar por ella. No me concibo de otro modo
que en clase (sea un aula, un pasillo, una conversación en un bar, o mediada tecnológicamente).
Cada clase es un mimo, una nueva ilusión, un motivo de estudio, una
expectativa, un horizonte de posibilidad. Cada encuentro con estudiantes,
tesistas, colegas; un espacio de aprendizaje permanente. Este carácter
inacabado e interpelador lo he encontrado en cada uno de los libros que elijo
en esta ocasión para compartir con ustedes. Espero que disfruten como yo de su
lectura, que se dejen enredar en los hilos de sus tramas y que se dejen
atravesar por sus ideas. No están en
orden cronológico. Están en el orden en que vinieron a mi mente.
“Enseñanzas implícitas”,
de Philip Jackson (1999).
Es
curioso. Este libro trata sobre el carácter transformador de la enseñanza a la
vez que nos transforma con su lectura. No siempre encontramos un libro cuyas
palabras calan hondo y se resisten a salir de nuestros cuerpos. ¿Qué enseñamos
cuándo enseñamos? ¿Qué hay de implícito en nuestra enseñanza? ¿Qué recordamos
de nuestros/as mejores docentes? El libro, entre otras cosas, nos ofrece una
puerta a las huellas que han dejado en nosotros, los y las docentes memorables.
Nos invita a proyectarnos como docentes, ¿qué marcas dejan nuestras enseñanzas
en otros/as?, ¿qué nos transforma cuando enseñamos?. Estas marcas son éticas,
epistemológicas, cognitivas, emocionales; en fin, de todo tipo.
“La educación, puerta de
la cultura”, de Jerome Bruner (1997).
Conocí
personalmente a Bruner gracias a un viaje que hicimos con Edith Litwin en 1996.
Fue una experiencia única. Bruner nos contó numerosas historias, anécdotas,
relatos. Era un excelente narrador. En su extensa vida (100 años) escribió
numerosos libros, todos maravillosos. Pero, este libro me marcó especialmente.
Estamos constituidos por relatos; la narración es una forma de pensamiento y
una expresión del mundo de una cultura, es situada, contextual, epocal y
transepocal. Tal como recupera Edith en “El oficio de enseñar” (2008), narrar
experiencias para construir escenas transformadoras. En cada uno de los
postulados que propone Bruner en este libro (el perspectivismo, el
interaccionismo, la externalización, el constructivismo, la identidad, entre
otros), encontramos una partícula de comprensión de nuestro ser docentes; es
una invitación a entender la enseñanza como “puerta de la cultura” y en este
sentido, crearla y recrearla para “hacer epopeya” en el contexto en que nos
toca vivir.
“Una pedagogía moderna de sentido común. Los
dichos de Mateo”, de Celestin Freinet (1996).
Este
es un libro especial para mí. Comentaba sobre las marcas que deja la enseñanza;
sobre los maestros memorables y mi maestra memorable fue Edith Litwin (marcó mi
ser docente como a tantos otros). Edith leía en clase un relato de este libro:
“Las águilas no suben por la escalera”. Ella me regaló este libro antes de
morir. Me puso una dedicatoria en una letra difícil de leer: “Querida Cari. Vos
sabés cuánto quiero este libro. Es mi regalo para vos. Con amor”. Edith sabía
que lo iba a cuidar usándolo y reusándolo. Es mi manera de homenajearla. El
autor pertenece a lo que se denominó escuela moderna francesa; la escuela
nueva; aquélla que vino a provocar las bases de la pedagogía tradicional. Este
libro nos invita a ser creativos; a diseñar cada clase con ilusión y
transgresión. Por eso recupera las huellas de mi maestra a través de este regalo.
Cada clase es una experiencia irrepetible. Es un desafío constante para nuestra
enseñanza.
“Procesos cognitivos y curriculum. Una base para
decidir lo que hay que enseñar”, de Elliot Eisner (1987).
En
el mismo viaje en que conocimos personalmente a Bruner, conocimos a Elliot
Eisner. ¿Qué me gustó de este encuentro? Eisner no fue sólo un pedagogo e
investigador en temas de enseñanza. Eisner pintaba. De ahí su interés por la
enseñanza del arte; por fortalecer “el ojo ilustrado”, por comprender el papel
de los sentidos, de la experiencia y de la percepción en la construcción de los
conceptos. De Eisner, y de este libro en particular, aprendí la idea de “las
formas de representación”, el concepto más profundo de enseñar para la
diversidad, la heterogeneidad cognitiva y de trayectos. Nuestros sentidos nos
ayudan a potenciar las experiencias; pero rara vez los incorporamos en nuestras
aulas. Las formas de representación dan cuenta de diversos modos en que se
construye el conocimiento y en que se transfiere, a la vez. Aprendemos de
manera diferente, a pesar de la insistencia en evaluar bajo determinados
parámetros (que en general no incluyen la diversidad). Tenemos visiones
limitadas del aprendizaje y de la evaluación. Eisner nos invita a ampliar la
mirada hacia el multialfabetismo; las maneras variadas de aprender, de
comprender la evaluación y por tanto, la enseñanza.
“Los bárbaros. Ensayo
sobre la mutación”,
de Alessandro Baricco (2009).
Me
dedico a la tecnología educativa. Y si bien los libros elegidos hasta acá no
refieren particularmente al campo de la tecnología educativa, atraviesan sus
modos de comprenderlo desde perspectivas especialmente didácticas y cognitivas.
En este caso, este libro aporta una perspectiva sociocultural acerca de las
mutaciones. Nada más vigente, en mi opinión, y más actual que entendernos en
permanente mutación. ¿Quiénes son los bárbaros en nuestros escenarios
contemporáneos? ¿Y cuáles los rasgos de esta barbarie? La experiencia, la
espectacularidad, la nostalgia, la autenticidad, entre otros rasgos que nos
marcan en la actualidad pueden ser rasgos relevantes para revisitar nuestra
enseñanza. ¿Qué lugar ocupamos en esta mutación? ¿Qué lugar queremos ocupar? No
dar nada por sentado; el conocimiento en su provisionalidad en la máxima
potencia; los movimientos y los colectivos como expresiones políticas que nos
convocan a seguir mutando. Soy docente de un equipo, en #TecnoEdu. No me
concibo en soledad. Somos docentes en un colectivo, en movimiento y en
permanente crecimiento. El cierre a partir de esta lectura, es a seguir
fortaleciendo nuestros lazos como docentes.
*
Carina Lion es Doctora en Educación (UBA), Profesora
en Ciencias de la Educación y Especialista
en formación de formadores (FFyL-UBA), Profesora
Adjunta Educación y Tecnología e Informática
y Educación (FFyL-UBA), investigadora
(UBA) y autora de “Imaginar con
tecnologías”, entre otras publicaciones.