En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 18 de Septiembre de 2012:
Para empezar con la producción compartida de textos o con los textos producidos por docentes o estudiantes que leen este Blog o están de alguna manera relacionados con el mismo, compartimos hoy un texto escrito por Ian Beatti.
Ian (@ianbeatti) es estudiante de cuarto año “A” de la Escuela de Educación Técnico Profesional de Nivel Medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria (más conocida como la Escuela Agropecuaria de la UBA).
Como
introducción les contamos el origen del texto. Durante una clase de
Química Biológica en la que se discutían aspectos de la Replicación, la
Transcripción y la Traducción, Ian dijo en voz alta que lo discutido le había hecho idear una Teoría.
Como se estaba terminando la clase y no disponíamos del tiempo
necesario para que Ian la contara y la discutiéramos entre tod@s, el docente a cargo de la clase le pidió que la escribiera.
La clase siguiente Ian se disculpó por no haberla escrito alegando que
no había tenido tiempo y el docente le propuso que no la dejara pasar y
la escribiera cuando tuviera tiempo, aclarándole que le parecía valioso lo que él podía producir. La clase siguiente Ian trajo su teoría plasmada en un archivo en su pendrive.
Traemos este texto, representativo de muchos otros, por varios motivos. Primero, por su valor intrínseco, como producción escrita de un estudiante sobre un tema trabajado en el aula. Segundo, por ser un ejemplo real y concreto de un texto que es el producto de un posicionamiento (docente, pedagógico e ideológico) que estimula el pensamiento crítico, la duda, el cuestionamiento y la imaginación. Y tercero, porque algunas partes de este texto nos recuerdan varias de las cuestiones que consideramos centrales de la tarea docente.
En
este texto aparecen (o subyacen) ejemplificados varios de los aspectos
que consideramos en entradas anteriores de este Blog o que nos interesan
y aparecerán en próximos textos. Por una cuestión de espacio, retomemos
sólo cuatro de ellos:
· L@s estudiantes no “escuchan” la clase sólo porque el docente hable o exponga. Es más, en general durante los momentos expositivos, si se aburren empiezan a pensar en otra cosa (Ian dice que estaba: “sin estar prestando demasiada atención”)
y no l@s culpamos. Es entendible, nos pasa a tod@s cuando lo que
escuchamos no nos interesa o no logra captar nuestra atención.
· ¿Cómo sostener o recuperar la atención de l@s estudiantes en los momentos expositivos? En general, una buena analogía, un buen ejemplo o una buena metáfora suelen ser una excelente alternativa como lo demuestra en este caso la comparación con un mapa (“una frase que llamo mi atención”).
· La importancia que tiene la duda sobre lo científicamente instituido como punto de partida para la construcción de conocimientos (“sin menospreciar los ideales -tal vez Ian quiso decir ideas- de los científicos me atrevo a ser la excepción”) y lo interesante que resulta poner en evidencia el “no consenso” entre los científicos, que permite abrir el juego y plantear problemas verdaderamente abiertos (“muchos científicos aseguran que no tienen utilidad alguna” y “tengo entendido que otros científicos investigan este tema y dicen que podría tener diversas funciones”).
· Por
último, el texto nos recuerda algo central: nuestra tarea, las
actividades que planificamos, la manera en que presentamos los temas y las propuestas que les hacemos a l@s estudiantes deben darles la suficiente libertad (“me tomé la libertad de darle libertad a mi mente”)
para que sean quienes controlen sus aprendizajes de una manera cada vez
más autónoma y éstos sean, de esta forma, cada vez más significativos y
relevantes.
Ian no se preguntó por lo que ya se sabe de la Replicación del ADN, de la Transcripción o de la Biosíntesis de Proteínas. No se preguntó por lo que ya se sabe de los exones. Ian se preguntó por lo que no se sabe de los intrones. Se preguntó por la parte desconocida, se preguntó por…
La parte perdida
(Por Ian Beatti)
Demasiadas
son las cosas que no sabemos, incluso muchas más de las que sí tenemos
conocimiento. Probablemente el origen de nuestra raza es una de las
mayores incógnitas, y la mente humana es amplia e increíble a la vez,
permite que creemos diferentes teorías sobre lo que no sabemos.
Probablemente
nuestra mente sea un conector entre lo que sabemos y lo que no, nos
ayuda a “imaginar” lo que no podemos ver o saber.
Volviéndome
a centrar en esta gran incógnita que es el origen de los humanos quiero
centrarme en una loca pero a la vez interesante teoría que se le
ocurrió a este humilde alumno de secundaria. Una teoría creada en el
instante sin demasiados conocimientos previos, creada en el instante en
que, sin estar prestando demasiada atención, escuche la frase “como si
fuese una parte de un mapa que no se puede leer”. Una frase común para
muchos pero que llamo mi atención en el instante en que la oí ya que
provenía de mi profesor de Bioquímica.
Me
propuse escuchar con más atención la clase y comprendí que estaba
hablando de los intrones y exones. Para los desentendidos informo que
están relacionados con procesos biológicos del ADN y ARN.
En
fin, al parecer estos intrones son cortados del ARN mensajero y se
pegan o empalman exones. Este proceso, que ocurre en la maduración del
ARNm también recibe el nombre de SPLICING. (Aviso puede haber errores de
concepto)
La
relación con el mapa que no se podía ver es que estos intrones son
cortados y muchos científicos aseguran que no tienen utilidad alguna.
Sin embargo, y sin menospreciar los ideales de científicos que
probablemente sepan mucho más que yo, me atrevo a ser la excepción y
decir que podrían tener utilidad. No sería el único, tengo entendido que
otros científicos investigan este tema y dicen que podría tener
diversas funciones.
De
todas maneras mi teoría no dice nada sobre funciones o algo por el
estilo, yo creo que podrían contener información, después de todo este
ARNm está llevando la información genética del ADN, pero me refiero a
otro tipo de información, información sobre, por ejemplo, antiguas
mutaciones del ADN que nos hacen lo que somos hoy. Mutaciones que
hicieron que la apariencia de los humanos varíen, mutaciones que
hicieron que la raza evolucione. Información importante pero a la vez no
tanto como para llevarla de aquí para allá.
Muchos
creerán que es algo descabellado pero me tome la libertad de darle
libertad a mi mente y permitirme, a pedido del profesor, escribir este
texto.
Personalmente creo que la mejor manera de descubrir las cosas es imaginándolas y luego poniéndolas a prueba. Como
imaginar la parte que no podemos ver del mapa e ir a probar si lo que
imaginamos está bien o no. Es como crear la parte perdida.