En este 2023 el Blog espera, una vez más,
incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y el estudio.
Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes
y estudiantes), de los textos escritos en colaboración, los #CómoAprende, las
#MicroEntrevistas en video, #LoQueEl2020NosDejó, los #5Libros y los
#Parafraseando, entre otras “secciones”, queremos
incorporar textos que reflexionen sobre “cómo estudiamos”.
Es cierto que no
todes entendemos lo mismo por “estudio” y que este Blog tiene una posición
tomada al respecto, que no sólo no impedirá la expresión de voces en
direcciones contrarias, sino que las tomará como insumos para la discusión y la
reflexión y las pondrá en tensión con las teorías que sostienen nuestra
posición.
Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de
tuerca a esta reflexión a partir de relatos,
en primera persona, que den cuenta de cómo estudiamos o cómo estudian les
estudiantes (que, efectivamente, estudian), sin ningún objetivo más que la
propia reflexión, en una metáfora (y, tal vez, una reivindicación) del estudio
por el estudio mismo. En este caso la reflexión es a partir del relato que
gentilmente escribió Morena Jaramillo *.
Cuando More
reflexiona sobre cómo estudia,
empieza por traer las ideas de “orden” y “tranquilidad” como requisitos para el estudio y nos cuenta
que “para concentrarme, necesito que mi espacio
(principalmente mi habitación) esté ordenado. Esto es esencial para mí cuando
estudio; no puedo concentrarme en un entorno que no me transmita tranquilidad.
Por lo tanto, siempre comienzo con la tarea de organizar mi habitación.
Curiosamente, esta actividad inicial a veces hace que me cueste más ponerme a
estudiar. Después de organizar mi espacio (y, por ende, mi mente), suelo
recurrir a las notas en mi teléfono, donde tengo registradas las tareas que
debo realizar durante la semana o el mes para la escuela. Comienzo por aquellas
que me resultan más interesantes, que suelen ser las actividades más cortas y
que sé que puedo completar rápidamente”. More diferencia, rápidamente, el estudio “para” (para un examen, para
una “prueba”, para una evaluación, para “la Escuela”, etc…) de otros “estudios”
que no tienen un “para” tan claro, tal reglado, tan cronometrado, tan
“funcional” y, en este sentido, continúa y trae la idea de “resumen”: “cuando tengo que
estudiar para un examen, generalmente tomo mi computadora y abro mi documento
con las notas que tomé en clase y el material proporcionado por el profesor en
la plataforma. Luego, completo mis notas con la información del documento o
presentación del profesor. Una vez que he revisado toda la información, estas
notas se convierten en mi resumen de estudio. Creo que aprendo y retengo mejor
la información cuando la organizo y la elaboro en lugar de simplemente
memorizarla. Por eso, dedico tiempo y esfuerzo a crear mi resumen. Me gusta
saber que tengo toda la información esencial registrada en mi propio documento,
incluso si no lo utilizo exclusivamente para estudiar. También suelo crear un
resumen más conciso a partir de mi resumen principal, y de ahí elaboro tarjetas
de memoria para retener la información crucial”. Sin embargo, a medida
que avanza en su reflexión, la
memorización cobra una importancia mayor (tal vez por ese “para” un examen)
y parece ganarle terreno al aprendizaje, a la comprensión y, por supuesto a lo
que algunes llamamos “el estudio”. Tan así es que, “luego” de la lectura, el
“estudio”, la escritura, la confección de sus “resúmenes”, “llega” una “etapa”
de “memorización” a la que More
ubica “después” (¿separada?) y llama “el momento de estudiar”: “una vez que llega el momento de estudiar, ya tengo
muchas cosas en mi mente gracias a la elaboración de mi resumen. También
utilizo una aplicación para crear tarjetas de memoria, donde una cara contiene
una pregunta y la otra la respuesta. Esto me ayuda a repasar y retener la
información clave. Además, utilizo un cuaderno donde, después de estudiar un
tema, escribo todo lo que recuerdo y luego añado con otro color las cosas que
olvidé. Aunque me gusta crear cuadros comparativos, rara vez logro memorizarlos
completamente”.
Independientemente del “para qué” del estudio, More reflexiona sobre algo que ya
surgió en otras entradas de este año y que tiene que ver con la atención y con la distracción. Simone Weil sostiene que “lo central de la educación es cultivar la atención”
y en estos tiempos de hiperconectividad y de dispositivos que ya no sólo
“captan” (eficientemente) nuestra atención sino que lo hacen todo el tiempo, More nos cuenta sus “técnicas” para resistir a estas
“tentaciones”: “sentarme a estudiar suele ser
difícil debido a las distracciones, especialmente el celular. Por eso, a veces
me entretiene grabarme estudiando en un video en cámara rápida. De esta manera,
evito usar el celular durante la sesión de estudio. También establezco límites
de tiempo: estudio durante 45 minutos seguidos y luego descanso durante 15
minutos, repitiendo este ciclo según lo que pueda aguantar. Esta técnica no es
perfecta y a veces me aburro de seguirla, pero me ayuda en cierta medida.
Además, dejo el celular lejos de mí cuando estudio, aunque a veces lo necesito
para la lectura, lo cual es complicado ya que es fácil distraerse con Instagram
o mensajes”. Siguiendo con su reflexión, More vuelve sobre la necesidad de cierta “tranquilidad” para el
estudio y piensa en los momentos del día
y los lugares en los que suele estudiar: “para
aprender completamente un tema, necesito silencio y tranquilidad, y puedo
estudiar en cualquier momento del día. Por la mañana, me siento productiva y
disfruto de la calma. La tarde, con su luz suave, me relaja para el estudio,
contribuyendo a mi ‘paz mental’. Por la noche, me siento mucho más rápida y
efectiva. A veces estudio justo antes de dormir y, al despertar, verifico si
aún recuerdo la información. También me gusta hacer una lista de temas del
examen en papel y tacharlos a medida que los aprendo. Me encanta variar mi
ubicación de estudio, ya sea en una cafetería o en una biblioteca, para evitar
que el estudio se vuelva monótono. Estudiar en diferentes lugares me inspira y
me permite mantener la concentración, incluso cuando ya no tengo muchas ganas de
seguir estudiando. Los cafés son atractivos porque puedo disfrutar de algo para
comer mientras repaso. Las bibliotecas son muy silenciosas y siento una mayor
responsabilidad para concentrarme, lo que reduce las distracciones”.
Más allá de la relevancia del “para qué” del
estudio (si es que tiene un “para qué”) o, justamente, cuando sale del “para”
un examen, More trae otras
cuestiones que hacen al “estudio” y aparecen la comprensión, la dedicación (y
el tiempo dedicado), la lectura, la práctica, la continuidad (del proceso
contra la inmediatez), la rutina (o los rituales), los métodos, las demandas,
las obligaciones y, otra vez (contra las distracciones), la atención! En este
sentido, nos cuenta que: “cuando comencé a estudiar
de verdad, entendí que estudiar no se trata simplemente de memorizar
información, sino de comprender, dedicar tiempo a la lectura, la práctica y
muchas otras actividades relacionadas con el proceso de estudio. Siento que la
palabra ‘estudiar’ lleva implícita una connotación de duración. No es una
acción inmediata (o al menos no lo es para mí). Suena más como un proceso
continuo o un estado. Puede parecer una acción sencilla: tomar material de
estudio y ‘estudiarlo’, pero para mí implica dedicación y tiempo, una rutina, y
el uso de los mejores métodos para hacerlo eficazmente. Para mí, estudiar
implica ciertas demandas y obligaciones. No importa si estamos estudiando por
interés propio, porque el tema nos intriga o simplemente para adquirir más
conocimiento; estudiar nos obliga a sentarnos y dedicar tiempo, a evitar
distracciones y a encontrar un espacio en nuestro día para hacerlo”. ¿Qué quiere decir More cuando dice “estudiar de verdad”? ¿Será ese ejercicio de
lectura, escritura, pensamiento, (conversación), re-lectura, re-escritura, re-pensamiento,
que requiere tiempo, dedicación, atención y esfuerzo, sin un “para qué”? ¿Qué
sería “estudiar de mentira”? ¿Será memorizar ideas, rápido y eficientemente,
“para” un examen?
A la hora de pensar en esto de “estudiar”, More reflexiona sobre los términos
“estudiar”, “aprender” y “aprobar” y “ubica” entre ellos y, de algún modo
relacionándolos, a la “comprensión”: “es evidente
que la forma de estudiar varía según la persona. Para mí, ‘estudiar’ implica
hacer todo lo necesario para comprender el tema que estamos abordando. Esto
incluye resumir, leer el material, buscar información y prepararse para un
examen, un trabajo o cualquier motivo por el cual estemos estudiando. Mi
enfoque al ‘estudiar’ se centra en aprobar y aprender, y me resulta difícil separar
la idea de que estudiar y aprender no son lo mismo, al igual que estudiar y
aprobar, ya que ninguno garantiza el otro. Estudiar es el proceso estructurado
mediante el cual adquirimos conocimientos; implica leer, resumir, repetir y
realizar actividades similares. Aprender sería más la asimilación de ese
conocimiento adquirido a través del estudio. Aprobar, en términos académicos,
se refiere a superar un examen y demostrar al profesor, maestro o evaluador que
comprendemos el tema (ya sea que hayamos estudiado o aprendido, la línea entre
ambos es tenue). En mi opinión, ‘estudiar’ abarca ambos aspectos. Estudio para
aprender, pero también en gran medida para aprobar. Sin embargo, creo que mi
objetivo principal al estudiar es comprender, de cualquier manera posible.
Cuanto mejor comprendo un tema, más lo aprendo, y cuanto más sé, más
posibilidades tengo de aprobarlo; y todo eso, para mí, es estudiar”. Es
interesante que, en medio de esta interesante reflexión, More piense en un “aprender” (que ella define como “asimilación de
conocimientos adquiridos”) pero lo piense (a diferencia de otros muchos
aprendizajes no escolares) como un aprender conocimientos adquiridos “a través
del estudio”. En esta misma línea, Fernando
Bárcena escribió que “quizás el objetivo de la
Escuela no es que los chicos aprendan, sino que los chicos estudien y aprendan
a través del estudio, que es un modo de relación con el mundo, que se coloca a
distancia para tratar de estudiarlo con atención”.
Finalmente, More
nos resume su propia “forma” de estudiar:
“mi enfoque de estudio involucra una combinación de
organización meticulosa, resúmenes detallados, tarjetas de memoria, explicación
a otros, límites de tiempo y cambios de ubicación. Cada técnica tiene su
propósito y contribuye a mi proceso de aprendizaje único, permitiéndome
comprender y retener la información de manera efectiva. A pesar de los desafíos
y las distracciones, estas estrategias me ayudan a sentirme satisfecha con mi
proceso de estudio”.
* Morena Aluhe Jaramillo es estudiante de quinto año en la Escuela
Agropecuaria de la UBA. Aunque
tiene una cuenta de Instagram, no comparte detalles de su vida en ella. Disfruta de la lectura, a pesar de que
a veces le resulta difícil encontrar tiempo para ello. Ama volver del colegio escuchando música, aunque tiende a escuchar
las mismas canciones con regularidad. A pesar de la rutina monótona de la escuela, siempre reserva tiempo para su clase semanal de cerámica, una
actividad que le encanta. Aunque aún no ha decidido definitivamente su carrera
universitaria, jura que está en eso.