lunes, 30 de septiembre de 2019

La mediocracia educativa (Parte 2): Los silencios del aula. Por Sergio Morado *


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 13 de Septiembre de 2016:


Hace unos meses me propuse reflexionar sobre algunas de las problemáticas que observo comúnmente en mi práctica diaria como docente y que he presenciado anteriormente como estudiante. Arbitrariamente decidí recopilar mis ideas en tres artículos que si bien son independientes entre sí pueden dar lugar al lector a encontrar una gran conexión entre ellos. Esta segunda parte de la trilogía tiene como intención pensar en forma conjunta acerca de la posibilidad y el tipo de participación de los estudiantes en las aulas universitarias.

         Muchos docentes suelen quejarse de la aparente pasividad del alumnado durante las clases. Algunos van más allá e infieren, a partir de esa supuestamente escasa participación, que los estudiantes no estudian o “no saben” los contenidos de la asignatura. Los más arriesgados incluso llegan a atribuir el hecho a un desinterés general relacionado con una cuestión generacional. Sin embargo, no somos pocos los que nos preguntamos cuál es el verdadero valor de la participación en clase, qué estamos haciendo para facilitarla y qué estrategias didácticas y/o pedagógicas podríamos utilizar para fomentarla. Este planteo, en definitiva, implica cuestionarnos qué rol debería desempeñar el estudiante en su propio proceso de aprendizaje y qué rol nos toca desempeñar como docentes. 

         La primera de las cuestiones para reflexionar es si realmente consideramos que la participación de los estudiantes en el aula tiene relevancia en el aprendizaje, ya sea por facilitar la incorporación de conocimientos o por posibilitar una mayor integración y una superior comprensión de los mismos. Si consideramos que es así, el siguiente paso sería planificar clases en las cuales el rol de los estudiantes sea eminentemente activo. Esto involucra pensar qué verbo describiría la actitud y la acción de los estudiantes en cada instancia. Si la mayor parte del tiempo proponemos que los estudiantes sean meros espectadores o “tomadores de apuntes”, nosotros mismos le estamos restando valor a la participación. Más aún, retomando los conceptos sobre los cuáles reflexionamos en la primera parte de la trilogía, estamos sosteniendo de esa manera una idea de educación en la cual lo relevante sólo puede ser expresado en palabras por los docentes y ese contenido sólo en algunas ocasiones se aleja levemente de lo que finalmente será evaluado. 

         Otro factor a considerar es de qué forma facilitamos la interacción entre los estudiantes y qué tipo de participación esperamos y estimulamos en sus compañeros cuando alguno de ellos habla. Si el grado de interacción es cercano a nulo y no fomentamos de ninguna manera la reflexión y la discusión grupal es difícil que el estudiante que interviene considere que le otorgamos un carácter relevante a su aporte. A su vez, si la posibilidad de hablar se limita a la respuesta a preguntas lineales que no propongan procesos cognitivos complejos, es esperable que la participación no sea fluida. 

         Más importante aún es, en mi opinión, la relación que estamos dispuestos a generar con los estudiantes. Es realmente notoria la diferencia en el grado de compromiso y de participación cuando la clase está “a cargo” de un docente que logra una cercana relación con ellos, respecto de un docente cuyo trato consiste casi con exclusividad en exigir un feedback a su exposición en las clases que “le tocan”. La actitud y la confianza que evidencia esa realidad no se logra en un instante aislado si no que se construye a lo largo de un curso, demostrando interés en las personas y deseos de que el proceso de enseñanza y aprendizaje no sea unidireccional. 

         ¿Qué objetivo consideramos, entonces, los docentes que tiene la participación de los estudiantes? ¿Pretendemos algo más que sólo matizar el monólogo en que se convierten algunas clases? ¿Queremos una retroalimentación de aquello que decimos? ¿O sólo procuramos hacer un tibio, poco creíble y aún menos auténtico intento de ser menos “tradicionalistas”? 

         En definitiva, limitar la participación a un segmento aislado de la clase no es más que reafirmar nuestro protagonismo como docentes y relegar al estudiante a un rol pasivo. Considero que la forma de lograr una participación activa, consistente y significativa para los propios estudiantes es construir en conjunto una clase en la que la discusión y la reflexión sean los fines en todo momento. Para cumplir este objetivo no alcanza con recurrir al facilismo de que los estudiantes expongan un contenido determinado. Lo más “eficiente”, al menos en mi experiencia, es plantear el diálogo y la reconstrucción conjunta de los conceptos como el hilo conductor de una cursada pensada en forma integral. Partiendo de ese fin, las diferentes estrategias didácticas y pedagógicas no son más que recursos posibles e igualmente válidos para comunicarnos.

* Sergio Morado (@SergioMorado1) es docente/investigador en la cátedra de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Es un ferviente apasionado de la música y la literatura, y un gran admirador del Emperador Napoleón.

viernes, 27 de septiembre de 2019

#InnovaUMET 2016: Tecnología, Educación y Construcción ética del Otro (Segunda Parte)


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 6 de Septiembre de 2016:


Como les contamos la semana pasada, si bien las dos palabras más repetidas a lo largo del Seminario fueron “tecnología” y “Educación”, la tercera fue “aula” y la idea tal vez más recurrente fue la de “la existencia/presencia de un otro”. Nos alegramos profundamente por esto, ya que estamos convencid@s de que las reflexiones sobre la tarea docente, sobre los (nuevos) modos de aprender, sobre las políticas educativas, no pueden desconocer “lo que efectivamente (no) pasa en las aulas”, más allá de que éstas muten, cambien (influenciadas por las tecnologías o no) o ya no sean (afortunadamente) lo que alguna vez fueron. También consideramos que todo lo que hace a nuestra práctica docente y, por ende, a los aprendizajes de nuestr@s estudiantes está determinado por una cierta manera de construir al Otro y de darle al Otro “un lugar”.

Dos ideas aparecieron, abordadas desde diferentes lugares, a lo largo de varias presentaciones, indicando que son cuestiones centrales del debate actualcómo las tecnologías afectan nuestra práctica docente y cómo las tecnologías transforman la idea de “aula”.

Ni bien se inició el Seminario (y como adelantamos en la entrada anterior), Darío Sztajnszrajber nos invitó a pensar nuestra relación con la tecnología como “una relación de otredad”. Según el filósofo, “frente a la presencia del Otro, nuestra reacción es dicotómica, binaria. El binarismo es, o bien lo excluimos (porque nos asusta, nos amenaza), o bien lo incorporamos (en el peor de los sentidos), lo fagocitamos, lo toleramos, lo traducimos a nuestro lenguaje”. Sin embargo, “lo interesante de la otredad es cuando rompe la dicotomía, cuando nos transforma”. En ese sentido nos invitó a preguntarnos: ¿estamos dispuestos, como docentes, a aceptar que la tecnología nos transforme y nos obligue a pensar la Educación en términos post-aúlicos?

Esta idea de “términos post-aúlicos” le dio pié a Darío Sztajnszrajber para iniciar una crítica al “aula tradicional” que sería retomada por otr@s disertantes como “crítica a lo que (no) pasa en las aulas” y a asegurar que así como Nietzche dijo “Dios ha muerto” (ahora la divinidad está en todos lados) y Foucault dijo “el hombre ha muerto”, ahora él se animaba a desafiarnos con la afirmación de que “el aula ha muerto”. Al menos en términos tradicionales, ya que ahora “todo es aula”, un grupo de Whats App es aula, un programa de TV es aula.

La flamante doctora Mariana Maggio profundizó su idea de enseñanza poderosa (“la enseñanza poderosa es la que conmueve”) pero enfatizó la cuestión de la selección de los problemas (¿problemas de los Otros?) al relatar varias de las experiencias que realizó con su equipo, al recordarnos que “la inclusión de tecnología no genera innovación por sí misma, sino cuando transforma la manera de construir el conocimiento” y al afirmar que el problema es el problema que está afuera, en la sociedad”. Ejemplos concretos de esto fueron las inspiradoras presentaciones de Melina Masnatta (“Jóvenes, empleo y tecnología”) y Pablo Francisco (“Recalculando: un plano para nuestro barrio”), que nos dejaron pensando y con ganas de conocer más sobre sus proyectos y de adaptarlos a nuestros contextos.

Sobre el final del SeminarioDaniel Filmus le dio una vuelta de tuerca a la cuestión de lograr que la incorporación de tecnologías transforme lo que efectivamente (no) pasa en las aulas, al proponerlas como una ayuda en esta idea de personalizar la enseñanza y de aceptar al Otro en cuanto Otro: “si cada chico es único e irrepetible, las (nuevas) TIC pueden ayudarnos a personalizar e individualizar la enseñanza”. Claro que para esto hace falta que l@s docentes estén formad@s y dispuest@s a ser más que mer@s “técnicos reproductores”, ya que como dijo el ex-ministro de Educación de la Nación: “para introducir las (nuevas) TIC en el aula, el docente debe ser un profesional y no un técnico, debe estar formado y ser creativo para personalizar la enseñanza” y “el docente que repite la misma clase todo el tiempo es un técnico”. Sobre el final, el actual parlamentario del Parlasur volvió sobre la idea de “producción de conocimiento” y nos dejó una frase para seguir pensando nuestras prácticas: “La verdadera democratización de la Educación no es (ya) que todos accedan a la Educación, sino que todos sean capaces de producir conocimiento”.

Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes, sobre la incorporación de tecnología y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.

jueves, 26 de septiembre de 2019

#InnovaUMET 2016: Tecnología, Educación y Construcción ética del Otro (Primera Parte)


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 30 de Agosto de 2016:


El pasado Martes 23 de Agosto se llevó a cabo en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), el Seminario de Innovación Educativa “Relatos y Experiencias: los cambios y las transformaciones son posibles en la Universidad”. A priori la idea del Seminario, los títulos de las charlas y la presentación de conferencistas de la talla de Darío SztajnszrajberMariana Maggio o Daniel Filmus, nos permitían imaginar un escenario fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.

El objetivo de esta entrada (en dos partes para que no se haga tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y recortadas según nuestros intereses, nuestra trayectoria y nuestros posicionamientos) sobre las que se reflexionó en el Seminario que estuvo a cargo de las especialistas Laura Marés y Mayra Botta y fue presentado por Nicolás Trotta y Laura Sirotzky, Rector y Secretaria Académica, respectivamente, de la UMET. Párrafo aparte merece el hermoso teatro de la Universidad en el que se realizó el evento y el hashtag #InnovaUMET que, gracias al aporte de tod@s, se convirtió en Trending Topic en Twitter.

Lo primero que aparece como reflexión es la alegría de saber que hay mucha gente haciendo muchas cosas y much@s docentes preocupad@s no sólo por incorporar tecnologías en la enseñanza (¿y en los aprendizajes?) sino también por reflexionar sobre el impacto que la incorporación de tecnologías tiene en nuestras prácticas. También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica autocrítica docente”, celebramos que en estos encuentros también nos hagamos lugar para compartir aquello que sí nos está funcionando para cumplir con determinados objetivos o para reflexionar sobre los supuestos que subyacen a nuestras prácticas.

Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas (desde diferentes lugares) por vari@s de l@s disertantes, indicando que son cuestiones centrales del debate actual sobre la incorporación de las (ya no tan) nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la Educación Superior. Si bien las dos palabras más repetidas a lo largo del Seminario fueron “tecnología” y “Educación”, la tercera fue “aula” y la idea tal vez más recurrente fue la de “la existencia/presencia de un Otro”. Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente invitar a la reflexión, nos alegramos profundamente de estas dos últimas cuestiones, ya que estamos convencid@s de que las reflexiones sobre la tarea docente, sobre los (nuevos) modos de aprender, sobre las políticas educativas, no pueden desconocer “lo que efectivamente (no) pasa en las aulas”, más allá de que éstas muten, cambien (influenciadas por las tecnologías o no) o ya no sean (afortunadamente) lo que alguna vez fueron. También consideramos que todo lo que hace a nuestra práctica docente y, por ende, a los aprendizajes de nuestr@s estudiantes está determinado por una cierta manera de construir al Otro y de darle al Otro “un lugar”. En este sentido, fueron muchos los momentos de las presentaciones de los disertantes en que sentíamos estar en un seminario de “Antropología Educativa” (tal vez “mediada por tecnologías”), por llamarla de alguna manera.

En este sentido, Darío Sztajnszrajber nos invitó a preguntar(nos) sobre la relación entre tecnología y Educación, no en términos prácticos sino de razón de ser, en términos filosóficos. El conocido filósofo nos propuso pensar a las tecnologías (también) como “un Otro”, al afirmar que “nuestra relación con la tecnología es una relación de otredad”. Mariana Maggio profundizó su idea de “enseñanza poderosa” pero enfatizó la cuestión de la selección de los problemas (¿problemas de los Otros?) al afirmar que el problema es el problema que está afuera, en la sociedad”. Daniel Filmus relató experiencias que explican parte del marco normativo y de la transformación ocurrida en la última década pero aclaró que a pesar de cambiar leyes y normativas (y de incorporar equipos o libros), “cambiar las prácticas cotidianas en el aula no es tan fácil”. Tal vez parte de la respuesta a esa “preocupación” por lo que efectivamente (no) pasa en las aulas la dio Darío Sztajnszrajber al sentenciar (durante su inspiradora presentación) que “el aula ha muerto”. Al menos ha muerto el aula pensada en términos tradicionales. Según el filósofo, ahora “todo es aula, un grupo de Whats App es aula, un programa de TV es aula”. Esto nos obliga a repensar la Educación, a repensar nuestras propuestas de enseñanza, a repensar los modos de aprender de nuestros estudiantes y a preguntarnos por el Otro y por “el aula”. Una posible pregunta sería: ¿Cómo pensar un aula que se sobrepasa a sí misma y rompe sus paredes?

La idea es profundizar estas (y otras) cuestiones y contarles algunos ejemplos de lo propuesto en el evento pero para eso habrá que esperar a la entrega de la semana que viene, porque esta entrada…

CONTINUARA…

miércoles, 25 de septiembre de 2019

¿Cómo aprende Rochi? Si otr@s pudieron, yo también: (no) es increíble!



En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 23 de Agosto de 2016:


Para empezar, Rochi nos cuenta que (consciente o inconscientemente) sigue una serie de “pasos” que tienen más que ver con los estados de ánimo y con lo “motivacional” que con lo académico y resalta la ayuda que puede recibir no sólo de l@s docentes sino de sus propios compañer@s: “al pensar cómo aprendo, me di cuenta de que generalmente sigo una serie de pasos, y siempre en el mismo orden: me desespero, me pregunto cómo alguien puede entender algo tan “difícil”, envidio a la gente que no está en mi lugar en ese momento, me pregunto por qué elegí estudiar algo tan complicado y termino entrando en el paso siguiente. Recuerdo por qué elegí esta carrera y hago una sesión de autocumplidos (como “soy muy capaz”) y vuelvo a mirar lo que tengo que aprender y trato de encontrarle la vuelta. Luego, pienso ‘si otros pudieron, yo también’, googleo lo que no entiendo, les hago preguntas a mis compañeros y a mis profesores y generalmente me brindan la ayuda que necesito”.

Cuando reflexiona sobre sus aprendizajes “no académicas”, Rochi reivindica una figura que nos puede ayudar a pensar (de nuevo) el rol docente en los aprendizajes escolares o académicos, la figura de alguien que nos ayude a levantarnos si nos caemos, alguien que nos recuerde que podemos, alguien que confíe en nosotros y nos “obligue” a confiar en nosotr@s mism@s: “aprendo con el con el famoso ‘persevera y triunfarás’. Como cuando aprendí a andar en bicicleta, me habré caído unas veinte veces, pero mi papá siempre me decía que vuelva a intentarlo, que si él puede yo también puedo. Aprendía de cada error que cometía e intentaba no volver a repetirlo, y así perfeccionaba mi técnica hasta que finalmente empecé a andar sola”.

Rochi vuelve a reflexionar sobre la manera en que aprende contenidos académicos y agrega dos cuestiones que nos parecen fundamentales en el proceso de aprendizaje, la búsqueda de un sentido de lo que se aprende (de manera tal que esos aprendizajes se carguen de significación) y el valor de “contar lo aprendido”, si es posible a alguien que no entiende nada del tema: “yendo por partes, trato de encontrarle sentido a lo que estoy estudiando para no aprenderlo de memoria. Todo tiene una lógica, sobretodo los procesos como los bioquímicos. Después de entender y aprender lo que tengo que estudiar, anoto lo que aprendí con mis palabras y se lo explico a alguien que no tenga idea de lo que se trata el tema. Mi profesora de Química del colegio decía que realmente entendiste algo cuando podés explicárselo a alguien que no entiende nada del tema”. En la misma línea que la profesora de Química de RochiAlbert Einstein decía que “No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela”.

Finalmente, Rochi nos deja un interesante pensamiento, que vuelve sobre la idea de la confianza en un@ mism@, de alguien (un familiar, un docente, un compañer@) que confíe en nosotr@s y de lo naturalizadas que están algunas cuestiones que hacen que al reflexionar sobre ellas nos parezcan “increíbles”: “Escribiendo esto me di cuenta de que mi papá me pegó mi clásico ‘si otro pudo, por qué yo no?’. Ahora siento un poco más de presión, pero los pasos siempre fueron los mismos. Desde chicos nos van enseñando a aprender y a no rendirnos ante situaciones difíciles y frustrantes. Es increíble”.


* María del Rosario Staiger (Rochi) es estudiante de Veterinaria en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, y se encuentra actualmente en segundo año. La gente siempre le pregunta cómo hace para comer comida chatarra tres veces por semana y seguir estando por debajo del peso normal. Ella responde que es porque utiliza mucha energía para poder tolerar esa pregunta. Tiene cuatro hermanas y sus padres siguen sin poder creerlo. Está de novia y sigue esperando su carta de Hogwarts.

martes, 24 de septiembre de 2019

Una experiencia que (nos) pasa en el acto político de la emancipación intelectual, que consciente de la responsabilidad ética por un “Otro” que nos afecta, llama la atención de una inteligencia igual (al servicio de su propia voluntad) para hacer un mundo más justo. “Los 5 libros para tu (trans)formación” de Daiana Ronconi.


En este 2019, el Blog #AsíFuimosAprendiendo incorporó una nueva “sección” en la que referentes del campo educativo, docentes y estudiantes nos invitan a leer 5 libros que les (trans)formaron, les conmovieron, les ayudaron a repensar sus prácticas o que, por algún motivo, creen que estaría bueno que otres docentes (y otres estudiantes) preocupades por “la Educación” y los aprendizajes, los leamos.
En esta entrada es un placer publicar “los 5 libros para tu (trans)formación” de Daiana Ronconi *.
        


“Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire (1968).
Es el primer libro que leí cuando inicié la licenciatura en Ciencias de la Educación. Las palabras de Freire marcaron mi formación y mi entusiasmo por querer hacer en el campo educativo. Tales palabras y frases leídas, me ayudaron a hacerme preguntas, a interpelar la realidad y las prácticas (en su momento como estudiante universitaria y luego como docente). Pero sobre  todo contribuyó a deconstruir la noción del “Otrx” (otre como educandx, estudiante, alumno/a) y desarmar la idea de “Sujetos oprimidos”,  comprendiendo que el proceso de enseñanza y de aprendizaje es con Otrxs, y que estoy en constante aprendizaje con ellxs (les pibes de la escuela y del espacio de apoyo escolar). Por último pienso que muchas de las actividades y espacios educativos que elegí para transitar y que me siga transformando, está influido por haber leído “Pedagogía del Oprimido”. 

“El grito manso”, de Paulo Freire (2003).
En este libro, Freire nuevamente me invita a repensar mi rol docente, como una práctica política que se va construyendo y transformando en cada situación pedagógica con lxs alumnxs. De esta manera, pienso que es importante para la formación docente, transmitir que el acto educativo es un acto político, y hay una responsabilidad ética con el otrx, que implica un compromiso con la enseñanza. Por otro lado, sugiero leer “El grito manso”, porque nos orienta a reflexionar y analizar sobre la escena educativa (el aula), aportando categorías teóricas al contexto social de la práctica docente. Es decir, Freire analiza el trabajo en el aula, los diferentes obstáculos que presenta unx docente y lxs estudiantes, tanto el espacio y tiempo pedagógico, las condiciones materiales que no en todos los casos garantiza el acceso al conocimiento. Por lo tanto, contra las contradicciones del sistema democrático, Freire propone practicar la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace en las prácticas docentes. En ese sentido, es interesante cuando el autor cuestiona, el hecho de que unx docente le pida a lxs alumnxs que no ensucien ni rompan los pupitres, cuando el propio gobierno no respeta esos espacios. Por último, me apropio de una idea fundamental, los objetos cognoscibles son percibidos por lxs estudiantes mediante el ejercicio de la curiosidad.

“Experiencia y alteridad en educación”, de Carlos Skliar y Jorge Larrosa (2009).
Cuántas veces salimos de la escuela, y nos preguntamos “¿Por qué no modifiqué la estrategia?, ¿Quizás ellxs se hubiesen motivado si en lugar de tal actividad, hubiese dado otra?”, "Mejor mañana empiezo con una actividad dinámica, así veo sí se apropiaron del tema" Pienso que para dichos interrogantes no hay respuestas determinantes o buenos métodos a “cómo enseñar bien”, pero son preguntas necesarias, porque quizás hacen a nuestra experiencia como docentes. Es así que propongo como “posible respuesta”, la lectura de “Experiencia y alteridad...”, es uno de los libros (que recurro con frecuencia) para abordar el tema de “la experiencia” como aportes a la práctica docente, a mi formación y para abrir más preguntas. Lo que más me conmovió del libro, fue la  frase: “la experiencia es ‘eso que me pasa’... No es eso que pasa, sino eso que me pasa”,  porque es una invitación a pensar en la valoración al conocimiento que construye el docente, en el aula, con lxs alumnxs. Da cuenta de la presencia de unx Otrx y a un encuentro, que hace a la experiencia. Por el contrario, si se piensa que la experiencia no es con Otrx, sería una mera vivencia y no daría lugar a la formación. Por lo tanto la propuesta de Skliar y Larrosa no es brindar herramientas pedagógicas, sino invitarnos a pensar que nuestra experiencia, se constituye como tal, cuando permitimos que nos atraviese situaciones imprevistas, inesperadas que irrumpen la escena pedagógica y se construyen conocimientos cuando habilitamos el encuentro e  intercambiamos con Otrxs (alumnxs, docentes, etc). En ese sentido, se considera que la experiencia es transformadora, ya que el sujeto es afectado por Otrxs y con ellxs, es interpelado en la propia práctica docente.

“El maestro ignorante”, de Jacques Ranciére (1987).
Si hay un libro que habría que leer en la formación docente (inicial o continua) es “El maestro ignorante”. Una de las ideas fundamentales que me dejó, es que unx docente puede enseñar lo que se ignora si se emancipa al alumnx, si se obliga a usar su propia inteligencia. Reconocer que hay una idea superadora de maestro explicador, que no es la del docente que enseña al alumnx para que comprenda, sino el reconocimiento de un Otrx que tiene voluntad e inteligencia para poder aprender lo que desea. Pienso que el maestrx Jacotot trata de aportarle al docente que debería habilitar ese lugar acerca del deseo de aprender, y que no alcanza con transmitir el/los conocimientos a les estudiantes. La principal propuesta del pedagogo francés, J. Jacotot (1818), fue “Quien enseña sin emancipar embrutece”, de esta manera para él, todo hombre, todo niño, tiene la capacidad de instruirse solo, sin maestro “explicador”. El papel del docente debe limitarse a dirigir o mantener la atención del alumno. Jacotot proscribía a lxs maestrxs “explicadores” y proclamaba como base de su doctrina ciertas máximas paradójicas con las que se ganó virulentas críticas: todas las inteligencias son iguales. Quien quiere puede. Es posible enseñar lo que se ignora. Todo existe en todo.

“Patas arriba”, de Eduardo Galeano (1998).
La formación política y ética delx docente tendría que estar atravesado por alguna lectura de algún libro de Eduardo Galeano, y para mí fue transformador “Patas arriba”, porque nos permite re-pensar el contexto histórico-social y nuestra responsabilidad política como docentes. Galeano en sus escritos y análisis históricos, trata de exponer la exclusión que se ha generado en la sociedad, a causa del control que posee los países “desarrollados” y el maltrato hacia los países de América Latina. A su vez, Galeano nos invita a pensar al sujeto como aquel que ha dejado de lado los valores y ha sido dominado por el capitalismo, los medios de comunicación, naturalizando diversas formas exclusión social, a través de aceptación de trabajos precarizados, explotación laboral, inseguridad, separación de clases, racismo y machismo. Pienso que la lectura que hagamos de este libro, nos permite pensar formas de construir con otros, a través de la educación formas de hacer justicia.

* Daiana Ronconi es Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires. Ejerce como docente en el área de integración escolar en el nivel primario y como docente en nivel medio (educación de adultos). Participa como voluntaria en el Equipo de Apoyo Escolar, proyecto perteneciente a la secretaría de extensión de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Ayudar a Otro a ser “alguien que no existía”. (Entrevista a Mariela Giacchino)


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 16 de Agosto de 2016:


Desde el inicio, Mariela plantea la docencia como un arte que implica creatividad y libertad y, adelantándose a varias de las cuestiones que incluirá en sus respuestas a esta entrevista, nos regala una cita de Rottemberg y Anijovich del año 2000:

·         Mariela, ¿Qué es, para vos, “ser docente”?
·        “Ser docente” es ejercer el arte de enseñar con libertad. Implica ejercer con creatividad la tarea de dar a conocer fundamentos científicos. Además de necesitarse una formación y capacitarse debe tenerse condiciones personales para ejercer esta tarea. 

“Aceptar que cada alumno y alumna son diferentes entre sí es relativamente fácil, reconocer que la conformación de un grupo escolar es heterogénea tampoco es difícil. El tema se convierte en complejo al tener que planificar, enseñar y evaluar teniendo en cuenta esas diferencias.” (Rottemberg y Anijovich, 2000) 

Como ocurriera con otr@s entrevistad@s, Mariela elige contarnos un episodio que tiene mucho menos que ver con lo académico o disciplinar que con lo vincular, lo emotivo, lo que (desde los afectos) nos afecta. En su relato se advierten varias de las ideas que, desde hace rato, venimos proponiendo en este blog y que tienen que ver con el reconocimiento del Otro en cuanto Otro y no con intentar “ponerse en su lugar” sino con dejarlo ser, dejarlo “tomar su lugar” y “simplemente” conversar con él. 

·        ¿Podrías relatar un episodio significativo (por interesante, por triste, por alegre, por extraño, por formativo) de tu trayectoria docente?
·        Leyendo la pregunta se me vino automáticamente un episodio que me sucedió cuando daba clases de biología para el ingreso al CBC en un Instituto privado. En la primera clase los primeros 15 minutos me los tomaba para dialogar con el alumno sobre la carrera que eligió, que base de la materia tenía, como prefería que estudiemos, si todas las clases quería rendir un choice de los contenidos vistos en las clases anteriores así llegaba con todos los temas adquiridos a la fecha del examen. Con el trascurso de las clases me di cuenta que algo más había… y después de las primeras clases entro en confianza y me contó que tenía un problema de salud que estaba medicado y le costaba mucho retener los contenidos y al darse cuenta de eso se ponía muy mal porque el sólo pensaba en su objetivo final que era terminar su carrera de Médico. Sus padres no querían que se someta en ese momento a situaciones de tensión como era cursar y rendir el CBC y sus médicos le habían recomendado evitarlas pero él solo quería empezar su carrera. Cuando a uno se le presentan estas situaciones es donde uno piensa de manera personalizada en cómo se puede ayudar al alumno y es que se me ocurrió cambiar la didáctica que le daba al resto y de cada clase le daba un apunte escrito para que no tome apuntes en la clase y se enfoque en escuchar y comprender el tema y en su casa pueda releer el apunte que era lo mismo de la clase y recordar lo que había comprendido para al releerlo en la casa pueda adquirirlo. Los choice que se hacían al principio de la clase se los llevaba a la casa y tenía que explicar por escrito porque eligió la respuesta y porque no eligió las otras. Durante las clases también hablábamos sobre la importancia de los acontecimientos en la vida, era lindo tener un sueño y una meta para su vida profesional pero de nada valía si él no estaba bien y que su familia estaba viendo más allá de su estudio, lo querían ver bien. Cuando estábamos cerca del primer parcial me llegó un mensaje de la madre del alumno que estaba muy contenta porque su hijo estaba centrado en su tratamiento pero a la vez estaba contento porque estaba adquiriendo los temas para cuando se recupere poder rendir el examen. El en la clase no me había dicho nada y continuamos hasta ver los temas del primer parcial. La clase después del examen vino con las preguntas del examen. Él había ido con la intención de ver cómo eran los exámenes y copio las preguntas para que lo ayude a contestarlas, sabía perfectamente que no iba a someterse al stress de un examen por su salud pero quiso vivir la experiencia. Así continuamos hasta que vio toda la materia y guardo todo el contenido para el año siguiente cuando la curse realmente. Lo considero un episodio triste con final alegre y principalmente un episodio formativo. Me di cuenta que cada alumno tiene su historia personal, sus capacidades y lo más importante que a través de la educación también se aprende a vivir la vida. El entendió que hay circunstancias que uno enfrenta donde lo que uno piensa que es lo primordial en su vida se puede correr durante un corto periodo para poder sortear un acontecimiento y volver nuevamente a la meta deseada.  

·        Si tuvieras que recomendarle a otr@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar nuestra práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
·        Recomendaría una película: Profesor Glenn Holland. Considero que muestra el verdadero rol docente en el proceso de enseñanza y aprendizaje, no es necesario un ambiente de dureza para la enseñanza, creo que un ambiente más sociable, participativo y de libertad con respeto puede llevar a mejores resultados educativos. Volviendo a la película, se trata de Holland quien decide trabajar como profesor para resolver un problema económico de su familia y porque piensa que así le quedaría más tiempo para componer sinfonías. Inicia sus clases con dureza provocando un ambiente poco agradable para el aprendizaje. El profesor va descubriendo su verdadera vocación: enseñar con dedicación, produce cambios en el trato a sus alumnos y muestra como al poner en práctica sus cualidades innatas, pudo cumplir su rol de maestro dando frutos en su vida profesional pero también en su vida personal. 

En la última respuesta, Mariela reflexiona sobre los objetivos de la Educación y vuelve a dejar en claro que la Educación no se trata sólo de “contenidos” sino (también) de herramientas, de desarrollo de capacidades, de valores y de (trans)formarnos como personas. 

·        Mariela, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
·       En mi opinión, la educación tiene como objetivos brindarle a las personas herramientas para que desarrollen sus capacidades, para que tengan independencia en sus acciones personales y sociales. Permitir a las personas razonar por sí mismas. Creo que las que “deberían ser” implica más compromiso y es más global ya que como decía el sociólogo John Ruskin “Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía”. Claro que esto requiere de un compromiso educativo que va más allá de dar contenidos sobre una materia. Implica ayudar a una persona a encontrar sus propios valores, y acompañarlo en el aprendizaje de su vida. 

* Mariela Giacchino es Veterinaria egresada de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es becaria de CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y está realizando su tesis doctoral en el CEBBAD (Centro de Estudios Biomédicos, Biotecnológicos, Ambientales y de Diagnóstico), en la Universidad Maimónides. Se desempeñó como docente en diferentes institutos durante tres años y en la actualidad está en ayudantía de Histología Animal Comparada en la carrera de Ciencias Biológicas de la Universidad Maimónides.

viernes, 20 de septiembre de 2019

#SkliarEnVete: La Educación y la Fragilidad entre los que enseñan y los que aprenden (Segunda Parte).


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 9 de Agosto de 2016:


Como les contamos en la entrada anterior, el día Viernes 24 de Junio de este año, Carlos Skliar se presentó en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el marco del ciclo de charlas “Inclusión, Educación y Futuro”, que organizamos con el equipo de apoyo escolar y acompañamiento educativo de la UBA, en un evento que convocó a docentes de todos los niveles educativos (inicial, primario, secundario y universitario), directivos de escuelas, especialistas en educación especial, estudiantes de escuela media y Universidad y, por supuesto, una gran cantidad de voluntari@s de nuestro equipo.

Para esta ocasión, el Dr. Carlos Skliar preparó una presentación denominada “La Educación y la Fragilidad entre los que enseñan y los que aprenden”, que una de las asistentes definió en Twitter (donde utilizamos el hashtag #SkliarEnVete) con la hermosa metáfora de “un Skliar en estado puro”. En esta charla Skliar nos invitó a pensar el concepto de “fragilidad”, desde muchos sentidos, tomándolo parcialmente de una conceptualización de Gilles Deleuze pero reconstruyéndolo, transformándolo y usándolo para (una vez más) repensar la Educación, repensar el rol docente, repensar el vínculo que se construye entre l@s que enseñamos y l@s que aprendemos y repensar las maneras en que construimos la otredad y así, el lugar que “le damos a” (o que “dejamos que tomen”) los Otros.


Ya en el inicio de la charla, Skliar aclaró que realizaría “un planteo lateral que no busca ocupar el centro de gravedad de la Educación” y nos invitó a repensar (y separar) los términos “Mundo” y “Vida” ya que, según él, muchas veces confundimos esos términos y los consideramos una “unidad transparente” que no es tal. En ese sentido, sembró algunas dudas sobre “las Educaciones” que no contemplen esta cuestión y se preguntó por Una Educación que sólo intenta explicar el ‘Mundo’ abandonando la ‘Vida’ y una Educación que intenta defender la ‘Vida’ pero que deja de pretender explicar el ‘Mundo’”.

Rápidamente (y advirtiendo que no se andaría con vueltas ni “guardaría” el secreto “para el final”), nos advirtió que pretendía hacer resonar una palabra: fragilidad. Un poco de eso se trató su “invitación”: de repensarnos y repensar la tarea docente desde la fragilidad. A la hora de situar o contextualizar esa propuesta, en un sentido “temporal”, mencionó “una infancia frágil y un mundo adulto que envejece y que se va fragilizando”. En el medio, entre esas dos “fragilidades”, “un carácter adulto en el que sostenemos nuestras polémicas”, al que caracterizó como “el tiempo más absurdo”.

A la luz de esta idea de “fragilidad”, se resignifica la idea de “Vida”, en tanto, la transforma en “una Vida de existencia, no de acción, una Vida ‘puesta a prueba’, que tiene que ver con nuestras incapacidades y nuestra impotencia”. Esta fragilidad que “está” en l@s que aprenden pero (y, fundamentalmente) en l@s que enseñan, ya que “para aprender, estamos tod@s en una condición de fragilidad” y entones, “pensar al sujeto frágil nos reposiciona como docentes”. Se trata de buscar “una fragilidad común”.



Profundizando la idea y aclarando que no hay que confundir “fragilidad” con “vulnerabilidad social”, Skliar leyó dos historias (de las más 270 que ya tiene) que serán parte de un libro con “historias sobre la fragilidad”, que conmovieron, interpelaron y emocionaron enormemente al auditorio. Finalmente, la idea de la “fragilidad” se corporizó en el vínculo entre l@s que enseñan y l@s que aprenden, invitándonos a realizar algo así como una “autobiografía pedagógica de nuestra formación, con elementos de ternura y de humillación” que desemboque necesariamente en un cambio de posicionamiento respecto a la manera en que construimos la relación educativa, que probablemente implique “abuelizar y ennietizar la Educación”. Como el mismo Carlos Skiar lo explicitó durante su presentación “no se trata de algo sobre el Mundo moral sino sobre la Vida ética.

jueves, 19 de septiembre de 2019

#SkliarEnVete: La Educación y la Fragilidad entre los que enseñan y los que aprenden (Primera Parte).


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 2 de Agosto de 2016:


El día Viernes 24 de Junio de este año, Carlos Skliar se presentó en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el marco del ciclo de charlas “Inclusión, Educación y Futuro”, que organizamos con el equipo de apoyo escolar y acompañamiento educativo de la UBA, con una charla titulada “La Educación y la Fragilidad entre los que enseñan y los que aprenden”. El multitudinario evento convocó a docentes de todos los niveles educativos (inicial, primario, secundario y universitario), directivos de escuelas, especialistas en educación especial, estudiantes de escuela media y Universidad y, por supuesto, una gran cantidad de voluntari@s de nuestro equipo.

El ciclo de charlas “Inclusión, Educación y Futuro” se inició en el año 2013, con motivo de los cinco años del Programa Integral de Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables (PIACBV). En aquella ocasión con el equipo de apoyo escolar y acompañamiento educativo organizamos una muestra fotográfica sobre las actividades de apoyo escolar, salidas culturales, talleres especiales y diversos espacios de reflexión y transformación. Uno de esos espacios fue el ciclo de charlas, que se realizó en el marco de la muestra fotográfica en el Centro Cultural Ricardo Rojas. El éxito de la propuesta, abierta no sólo a nuestr@s voluntari@s (que realizan las tareas de apoyo escolar y acompañamiento educativo en los barrios de CildañezFátimaBarracas y Carrillo) sino a toda la comunidad, nos motivó a continuar con las charlas como parte de (algunos de) los encuentros que realizamos mensualmente. En aquel primer ciclo participaron entre otr@s, Oscar García (entonces secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de UBA) y reconocid@s expert@s en las temáticas que abordamos en nuestros espacios de capacitación y reflexión como el Dr. Daniel Suárez, el Dr. Emilio Tenti Fanfani, la Dra. Marta Souto o el Dr. Sergio Trípano. En los encuentros que realizamos en los años siguientes (y que seguimos y seguiremos realizando) tuvimos la suerte de contar, entre otr@s, con el Dr. Isabelino Siede, el Dr Juan Rotemberg, la Dra. Débora Kantor y el Dr. Fabricio Ballarini. Los encuentros del ciclo de charlas “Inclusión, Educación y Futuro” representan un espacio de (trans)formación individual y colectivo no sólo para l@s voluntari@s de nuestro equipo sino para toda la comunidad y nos ayudan a seguir (re)pensando y mejorando la tarea de apoyo escolar y acompañamiento educativo que realizamos en los barrios.

En este caso, la presencia de un invitado como Carlos Skliar nos obligó a cambiar dos veces de aula por la enorme convocatoria (en menos de una semana de difusión ya habíamos recibido más de 100 inscripciones!) y nos permitió imaginar un escenario sumamente enriquecedor para el diálogo y la reflexión sobre la Educación. Gracias a las gestiones de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA (y de su secretario, Marcelo Acerbo), el encuentro tuvo lugar en un repleto Anfiteatro 11, que recibió a l@s asistentes con las palabras del Secretario Académico de la Facultad, el Dr. Pablo Cética y de dos de l@s coordinadores del equipo (y organizadores de la Charla) Ariel Genauer y Pablo Rodriguez.


Para esta ocasión, el Dr. Carlos Skliar preparó una presentación denominada “La Educación y la Fragilidad entre los que enseñan y los que aprenden”, que una de las asistentes definió en Twitter (donde utilizamos el hashtag #SkliarEnVete) con la hermosa metáfora de “un Skliar en estado puro”. En esta charla Skliar nos invitó a pensar el concepto de “fragilidad”, desde muchos sentidos, tomándolo parcialmente de una conceptualización de Gilles Deleuze pero reconstruyéndolo, transformándolo y usándolo para (una vez más) repensar la Educación, repensar el rol docente, repensar el vínculo que se construye entre l@s que enseñamos y l@s que aprendemos y repensar las maneras en que construimos la otredad y así, el lugar que “le damos a” (o que “dejamos que tomen”) los Otros.


Como suele ocurrir con las presentaciones de Skliar, su exposición incluyó ideas nuevashistorias emotivasconceptos profundos y una enorme cantidad de frases de esas que nos dejan pensando, dudando, reflexionando, ésas que nos interpelan y que nos obligan a repensarnos y a repensar lo que (no) hacemos, como cuando dijo que “la Escuela debe cambiar la suerte de algunos”, cuando advirtió que “la palabra después siempre es tarde” o cuando nos invitó a “abuelizar y ennietizar la Educación”.

Para no hacer más larga esta entrada (y para generar un poco de suspenso y que vuelvan a visitar el Blog la semana que viene), estas ideas y otras que planteó en la charla así como una reflexión “no final” sobre su visita serán parte de la próxima entrada porque esta historia…

CONTINUARA…

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Un texto que (no) escribí sobre un texto que (no) escribí.


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 1 de Diciembre de 2015:


Esta es la primera entrada en la historia de este blog que está siendo escrita por una computadora. Parece un chiste pero efectivamente está siendo escrita por una computadora, aunque obviamente, dictada por una persona.

Lo cierto es que todas las entradas anteriores fueron tipeadas por una persona en un ordenador o, en algunos casos, las ideas sueltas fueron primero escritas en un papel con una lapicera (cómo se escribía antes) y luego tipeadas en una computadora, pero en este caso yo estoy hablándole a un micrófono de esos que vienen con auriculares como los que usan l@s recepcionistas o telefonistas. Digamos que estoy pensando en voz alta y una computadora (en realidad un programa, en este caso la herramienta de escritura por voz de Google Drive) está escribiendo lo que yo (pienso y) digo.

Parece increíble pero de hecho estoy mirando la pantalla y viendo como el cursor se mueve al ritmo de lo que yo digo y escribe esta entrada. Ustedes dirán “bueno sí, pero la entrada la estás dictando vos” y sin dudas que esto es cierto pero no puedo dejar de pensar que esto significa un cambio notable. Muchos de nosotr@s usamos herramientas de escritura virtual en nuestras clases o proponemos a nuestr@s estudiantes actividades que implican utilizarlas. Un ejemplo claro de esto es la realización de cuestionarios o trabajos prácticos grupales en Google Drive con el formato de documentos de Google Docs (tipo Word). Much@s estudiantes utilizan este sistema incluso sin que l@s docentes se lo pidamos (ya que lo consideran una herramienta más que útil para hacer trabajos grupales de manera virtual), creando documentos que se comparten a sus casillas de correo electrónico y que pueden ser editados de manera online por los diferentes miembros del grupo. He tenido la suerte de ser participado en alguno de estos documentos que estudiantes (tanto de Escuela Secundaria como Universitari@s) realizaban trabajos prácticos y cuestionarios o producían textos de manera colaborativa, discutían entre ell@s, preguntaban y respondían. Realmente fue maravilloso ver cómo l@s estudiantes interactuaban, ya sea en el mismo documento (dentro del texto, dónde se puede ver el aporte de cada integrante con colores diferentes o las distintas versiones “borrador” como “historial de revisión”), con comentarios al margen (que, a veces, se transformaban en verdaderas “conversaciones”), con sugerencias o en el chat.

Si bien esto no tiene mucho que ver con la herramienta de escritura por voz, pienso que la posibilidad de dictarle a una computadora y que ésta escriba lo que estamos (pensando y) diciendo, significa en sí mismo un cambio trascendental, como lo fue el cambio (o el pasaje) de escribir con lapicera y papel (como tomábamos apuntes antiguamente) a escribir directamente en una computadora, en una notebook, netbook, tablet o en algún dispositivo electrónico, como los teléfonos inteligentes. Incluso much@s colegas ya utilizan de manera habitual alguno de estos dispositivos para tomar apuntes.

Es evidente que los procesos cognitivos que se ponen en marcha en estas diferentes maneras de escribir son distintos. Si bien en el fondo esto podría ser “más de lo mismo” y puede seguir tratándose de una persona que escucha, procesa información, y decide (o elige) qué (¿y cómo?) escribir, es bastante evidente que ese “cómo” no sólo condiciona sino que (probablemente) determina cuestiones que hacen a esa práctica y a los procesos cognitivos que se juegan en la misma.

Me cuesta creer que el hecho de estar escribiendo esta entrada de esta manera no tenga impacto (incluso) sobre el “qué” de lo que estoy escribiendo. Es más, perdonen ustedes la reiteración pero sigue sorprendiéndome el hecho de ver cómo el cursor se mueve a la misma velocidad que estoy hablando y escribe este texto, que ustedes están leyendo y yo nunca escribí.

Dicho sea de paso lo escribe con una eficiencia ortográfica notable. Creo que no se ha olvidado una sola tilde, exceptuando por supuesto las palabras que admiten la posibilidad de ser escritas de dos maneras (con y sin tilde) y sin ser un experto me animaría a asegurar que ha respetado con gran prolijidad las reglas de la gramática, la semántica y la sintáctica. Quiero decir con esto que a mí me parece sorprendente la posibilidad de estar escribiendo esta nota sin escribir(la). Se podría decir que estoy dictando esta nota a una computadora o que, una computadora está escribiendo lo que yo voy (pensando y) diciendo.

Está demás decir que esta entrada podría incluir una gran cantidad de citas de artículos científicos con resultados (o reflexiones) de (algunas de las) investigaciones que se han realizado sobre este tipo de escritura o sobre los procesos cognitivos involucrados en una y otra forma de escribir (¿y de pensar?) pero no es ese el sentido de este texto. Tal vez el único objetivo de esta última entrada del año sea (no) escribir el texto de esta manera, vivir esta experiencia, reflexionar sobre ella y sacar algunas (preliminares) conclusiones, al mismo tiempo que invitar a l@s lectores a que hagan su propia experiencia, reflexionen y saquen sus propias conclusiones.

Terminado esta reflexión miro lo escrito (por la computadora) y les aseguro que sólo hay dos o tres palabras para corregir (porque el programa malinterpretó mi dictado o yo no supe hacerme entender correctamente) y no hay un sólo error ortográfico. Sí hay que agregar las comas, las comillas, las negritas, los paréntesis, los “puntos seguidos”, los “punto y aparte” y las mayúsculas al inicio de las oraciones.

Bueno, terminé de (no) escribir la entrada. En realidad, terminé de pensar en voz alta y la computadora terminó de escribir la entradaAhora nos toca a nosotr@s hacer algo que la computadora (por ahora) no puede hacer: pensar!