Desde 2014 el Blog viene publicando textos que reflexionen sobre “cómo
aprendemos”. Como dijimos en varias entradas anteriores pareciera ser que muches docentes creemos (con las mejores
intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o
creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestres
estudiantes aprendan.
Sin embargo, no
tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestres estudiantes para
aprender y cómo hacen nuestres estudiantes para aprender los contenidos
(disciplinares, actitudinales y de procedimientos) de nuestras materias.
Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de
tuerca a esta reflexión a partir de relatos,
en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden les
estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos
aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestres estudiantes, cada vez
más autónomes. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente
escribió Valentina Pedro *.
Cuando Valen
reflexiona sobre la manera en que aprende en la Escuela relata las estrategias
que utiliza para estudiar (y recordar), como la lectura, el resaltado de lo más
importante, la escritura de un resumen, el uso de la memoria, la ejercitación (y
la repetición) y la atención en clase: “creo que
tengo una forma bastante ‘normal’ de aprender. Con lo teórico, unos días antes
de la evaluación junto todo el material, ya sea fotocopias o apuntes, lo leo y
resalto, y de ahí escribo un resumen aparte una vez entendido el tema, porque
así logro sintetizar más e identificar lo más importante. Igualmente acá tengo
un poco de ventaja ya que tengo buena memoria. Cuando es más matemático o de
‘ejercicios’ repito una y otra vez cada uno de los ejercicios dados, aunque
también suelo escribir un resumen con las fórmulas o definiciones necesarias
para entender el tema. En las clases soy de prestar atención porque los apuntes
son de las cosas que más uso después. Hago resúmenes porque al escribirlo me
queda en la cabeza, y al tenerlo leído de antes y entendido de la clase me
resulta muy fácil estudiarlo ya que llego con una buena base para empezar a
preparar los exámenes. He escrito un esquema de la glucosa con las
características pedidas más de cinco veces hasta recordarlo, así también con
idiomas (como Inglés), que son las materias que más me cuestan”. Valen agrega, también, la relevancia
del interés por aquello que está aprendiendo y del rol del docente como mediador
o, de alguna manera, “presentador” de los contenidos a aprender: “para lograr aprender algo bien, también me tiene que
interesar, sino me cuesta cien veces más. Igualmente, no depende sólo de los
contenidos sino de cómo los aborde y explique el profesor. Materias como Inglés no me son fáciles ya que
la forma de enseñarlo que tienen la mayoría de los profesores es muy
‘gramatical’ y por ejemplo, aprendo mas mirando una serie al escuchar”.
A la hora de pensar en otros tipos de
aprendizajes, Valen prioriza la
perseverancia, destaca el valor de la repetición y cuenta algunas anécdotas de
situaciones en las que las cosas no le salieron “de una” sino que requirieron
tiempo y esfuerzo: “siempre fui de decir ‘persevera
y triunfaras’ pero hay varias cosas que necesitan mucha paciencia de más. No
sólo porque sea complicado, sino por las consecuencias que trae. Por ejemplo,
actualmente hago hockey, deporte muy conocido por sus grandes jugadores siempre
lesionados, imagínense que escribo esto con un dedo esguinzado. Pero cuando
algo te gusta y querés aprenderlo ya no hay vuelta atrás. Hace seis años que
hago hockey y hoy puedo decir que soy ‘bastante buena’, al menos en comparación
a cinco años atrás. También, me acuerdo cuando empecé a andar en bici, primero
rueditas, después una sola, cuando supuse que había aprendido me sacaron la
última que me protegía de no caer. Cosa obvia que pasó, fui derecho para unos
arbustos, me caí y me lastimé. Y me frustre, no quería andar si me caía, pero
tampoco, quería volver a las rueditas. Esto de frustrarme pasa todo el tiempo
porque, como a todos, no siempre sale todo como uno espera, pero a pesar de que
sé que no está bien tirarse abajo siempre que algo te sale mal, suelo (después
de un largo rato) decirme algo como ‘dale vos podés, seguí, sino ¿para qué
intentaste en un principio?'. Y ahí no paro hasta conseguirlo y si no pasa, por
algo será, pero si en serio lo quería no paraba. Por ejemplo cocinar, todo me
sale mal, soy muy ansiosa entonces siempre saco las cosas antes, me falta
mezclar, ensucio todo y hago desastres, pero esa es una meta que todavía tiene
mucho camino por recorrer”.
A la hora de pensar, de manera comparativa, los
aprendizajes “escolares” y “no escolares”, Valen
los diferencia en cuanto al interés que generan los contenidos a aprender (y de
algún modo en lo que Carlos Cullen llama “el deseo de aprender”) pero los
iguala en la necesidad de insistir y perseverar para aprender y en la importancia
de la presencia de Otros que nos acompañen en el camino del aprendizaje: “creo que en los dos ámbitos de aprendizaje hay una
diferencia bastante grande, al menos de la secundaria para atrás, en lo escolar
uno aprende porque es lo que debe hacer, a lo que es, de alguna forma
‘obligado’ a hacer. Aprende cosas que a uno no le interesan y por lo tanto
terminan en el olvido. Pero en esa época de la vida lo extraescolar que uno
aprende lo hace porque quiere. Si querés cantar, vas a canto, si es un deporte
vas y lo hacés, también de más chico aprendés valores y respeto. Ahí son
intereses propios y los decide uno y por eso son más fáciles de recordar y
poner en práctica en todo momento. Aunque también hay una gran similitud,
porque en el estudio de lo académico, uno no para hasta que lo aprende y
entiende (sea por obligación o por interés) y lo mismo pasa en lo extraescolar,
intentar hasta que salga, al menos, lo mejor posible aunque siempre se puede
ser un poco mejor. Además en los dos ámbitos siempre hay gente ayudándote y
apoyándote, tu familia, amigues, profesorxs, etc, que hacen más llevaderos los
‘fracasos y más felices las ’victorias’, aprobar un examen, cocinar bien unas
salchichas, desaprobar un oral o quizá se te quemaron los brownies, pero
siempre hay alguien dispuesto a enseñar y uno está dispuesto a aprender, porque
si esto segundo no ocurre también hay un problema ya que si no quiere, no lo va
a hacer”.
Finalmente, Valen
nos deja una reflexión sobre sus propias reflexiones y nos recuerda que
aprendemos todo el tiempo, de manera natural y que muchas veces (aprendamos o
no “eso” que se supone que tenemos que aprender o que queremos aprender)
aprendemos a aprender: “escribir sobre estos temas (y más en relación a mí) siempre me cuesta mucho, así que, fue muy divertido
además analizar cosas que hago todo el tiempo que no tomaba en cuenta. Me pasó
que a medida que iba respondiendo se me iban ocurriendo más cosas que agregar
en otras preguntas y se me descontrolaba todo. Pienso que cada persona se arma
sus herramientas a medida que va indagando y probando distintas formas. Creo
que el ‘cómo’ aprendemos depende de lo que estás aprendiendo, ya que aprender
una formula de Física para aplicarla en un problema no es igual a aprender la
historia de un país o a hacer una torta, por decir ejemplos. Igual pienso que
todo el mundo puede aprender cualquier cosa si se intenta, y tiene ganas de
hacerlo, siempre hay nuevas formas de aprender, alternativas para las complicaciones
y si que quiere generalmente se logra. Diría que aprender es adquirir
conocimientos nuevos, pero en realidad siempre estás aprendiendo, porque en un
principio ‘aprendés a aprender, dicho de una forma redundante. Aprendés a
entender, a facilitar ese aprendizaje, aprendés valores y aprendés una forma de
manejarte en la vida, aprendés a pensar y sacar conclusiones, por ende aprender
no es solo ‘agregar conocimientos’, es un crecimiento personal, una forma de
conocerse a uno, de definirse. Lo que aprendiste en serio, lo recordás. Y lo
que no recordás entonces, ¿no lo aprendiste? Creo que aprender es crecer,
porque desde que nacés, aprendés, por ejemplo a mirar, a pestañear, a analizar, a prestar atención, a divertirte,
a llorar, a hacer amigos, a amar. El que diga que aprender solo es incorporar
conocimientos del estilo escolar, se equivoca”.
* Valentna Pedro (instagram.com/valen.pedro)
es estudiante de cuarto año de la Escuela de Educación Técnico Profesional de nivel medio en Producción
Agropecuaria y Agroalimentaria (UBA), tiene 16 años, futura (cirujana) veterinaria, jugadora
de hockey en el Club Comunicaciones, está enamorada de sus dos perros, es fanática de las series (mas los dramas médicos), tiene la habilidad
de mirar más de 3 series al mismo tiempo, mantener buenas notas y vida social.
Es muy fiel a sus ideales y le gusta debatir sobre estos.