Desde el Miércoles 13 de Noviembre se desarrolla
el MOOC “Escenarios Educativos con
Tecnologías. Entre lo real y lo posible” en http://www.escenariostec.citep.rec.uba.ar/.
En realidad sería un error decir que se desarrolla “allí”, ya que ocurre en
múltiples escenarios como Facebook, Twitter (con el hashtag #EscenariosTec), Google Plus o Diigo.
A lo largo de cuatro
semanas, se abordarán los siguientes ejes de trabajo:
- Espacios digitales de la web en propuestas pedagógicas y entornos
diseñados para la enseñanza y el aprendizaje.
- Aprendizaje en red. Redes Sociales. Convergencia. Entornos distribuidos.
- Movimiento abierto en educación. Contenido abierto, prácticas
abiertas.
- Crear el presente e imaginar el futuro.
La idea, por demás
interesante, de hacer un MOOC es
desde ya (en sí misma) desafiante para
varias de nuestras concepciones sobre la Educación, los aprendizajes y el rol
docente. En este curso tengo más de
2000 compañer@s de quienes aprender y con quienes interactuar a la hora de
(re)pensar nuestras propuestas didácticas que incorporan el uso de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación (TICs) a nuestras propuestas
pedagógicas.
El día del inicio del
curso, mientras miraba maravillado como se sumaban opiniones en los foros,
menciones en Twitter o “marcas” en el mapa
dije, en voz alta, en mi lugar de trabajo (al mismo tiempo que lo twiteaba): “Estoy haciendo un curso en el que tengo
2000 compañer@s!!!”.
Prueben de hacerlo y anoten la primera respuesta que les
da cada interlocutor. Claro que, dependiendo de
quién se trate, podrían escuchar cosas
como “Y a mí qué me importa” o
“Que interesante, te felicito” pero si lo dicen en
los ámbitos en que nos movemos, llenos de docentes, estudiantes o personas
“relacionadas” con la Educación, las respuestas confirmarán la idea con la que
abrí este texto (las tecnologías -los MOOC en este caso- desafiando nuestros
preconceptos, nuestros principios, nuestras concepciones) y escucharán cosas
como “Y… ¿cómo se controla algo así?”, ¡Qué difícil dirigir todo eso!, ¿Cómo
estar seguro de que todos hacen lo que tienen que hacer? o ¿Cómo estar seguro
de que todos aprenden lo que tienen que aprender?
Hay una idea que
subyace estas respuestas: la idea de que
hay algo que “controlar” (para profundizar esta cuestión, ir directa y
urgentemente a leer –o releer- “Vigilar y castigar”, de Michel Foucault), la idea de que el docente “dirige” los
aprendizajes, la idea de que “tod@s” deben hacer lo mismo (es más, deberían
hacer lo que el docente espera que hagan) y la idea de que “tod@s” deben aprender lo mismo (es más, deberían
aprender lo que el docente espera que aprendan).
Y en el otro “extremo”
aparece un “lugar” (un espacio) donde el
“control” es compartido, donde l@s
docentes coordinan (guían, aprenden, tutorean, aportan), donde l@s estudiantes se ayudan mutuamente,
realizan aportes variados (de acuerdo a sus experiencias y sus
trayectorias), aprenden un@s de otr@s
y donde la “bibliografía”, el aula, el
contexto, es la Web.
Por supuesto que la
lectura de la bibliografía, la visualización de los videos, la participación en
los foros me hizo reflexionar sobre mis
prácticas, me generó muchos interrogantes y me hizo pensar muchas cosas
pero me gustaría (en esta primera reflexión)
compartir una.
Unas semanas antes de
mi viaje de egresados a Bariloche (hace casi 20 años) tuvimos en mi Escuela la
típica reunión con los padres, los estudiantes, las autoridades y los
coordinadores de la empresa que organizaba el viaje. Ante las preguntas de
madres preocupadas (entendamos que los tiempos cambiaron y que este diálogo
puede sonar absolutamente “fuera de tiempo”), uno de los coordinadores quiso
tranquilizarla y, más allá de que fuera cierto o no lo que iba a decirle (y más
allá de nuestra opinión y nuestro posicionamiento actual sobre el tema que
discutían), le dijo textualmente: “Quédese
tranquila, l@s que no se emborrachan acá, no se emborrachan en Bariloche. L@s
que no se drogan acá, no se drogan en Bariloche. L@s que no se agarran a piñas
acá, no se agarran a piñas en Bariloche”. Uno de los padres vio hacia donde
iba el coordinador y se apresuró a agregar: “Claro, pero l@s que sí se emborrachan acá, l@s que sí se drogan acá,
l@s que sí se agarran a piñas acá, en Bariloche lo hacen pero a otro nivel ”.
Ustedes se preguntarán
qué tiene que ver esto con los MOOC, con este curso o con el uso de las nuevas
TICs en Educación pero permítanme avanzar un poco e intentar demostrar porque
me vino a la mente ese recuerdo.
Lo que quiero decir es
que las tecnologías que podemos (y tal
vez, debemos) incorporar en nuestras propuestas pedagógicas (siempre y
cuando sean una de las posibles respuestas o acciones que den cuenta de
nuestros objetivos docentes) no van a
cambiar nada por sí solas. Para usar las palabras de aquel padre
preocupado: “L@s docentes que no son “inclusiv@s”,
“constructivistas”, “innovadores,” “tecnológicos”, “transformadores”,
“arriesgad@s” en sus clases (sin tecnología), no lo serán a la hora de aplicar
TICs en sus clases (o fuera de ellas), cayendo en el famoso “vino viejo en odre nueva”.
Eso sí, “L@s
docentes que sí son “inclusiv@s”, “constructivistas”, “innovadores,
“tecnológicos”, “transformadores”, “arriesgad@s” en sus clases (sin
tecnología), a la hora de incorporar las TICs y aprovechar su enorme potencial,
lo serán “a otro nivel”.
De eso se trata, de movernos a “otro nivel”. Esto implica
arriesgarnos, implica (trans)formarnos, implica aprender nuevas herramientas (diseñarlas o adaptarlas), implica repensar nuestras concepciones, implica
registrar la información, sistematizarla, analizarla, compartirla, repensarla y
construir categorías que nos permitan volver a la práctica con otras miradas,
otras preguntas, para así cambiarla, reconstruirla, mejorarla, adaptarla y ahí nuevamente
parar, para iniciar de nuevo un círculo virtuoso que construye teoría desde la
práctica y transforma la práctica (y la realidad) desde la teoría.
Ante tanta propuesta, en los foros del curso, de “ludificación” o
“gamificación”, con el “Candy Crush” y otros juegos on line tan de moda y para
(intentar) integrar el juego a esta reflexión…
¿Qué les
parece si… “pasamos a otro nivel”?