Una de las novedades de este 2013 es la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Rocío Quílici*.
Rompiendo algunos códigos o reglas de “la entrevista”, me permito cometer una infidencia al iniciar esta nota contando la enorme emoción que me causó la lectura del material que terminó dando como resultado esta publicación. Aunque necesaria para que la entrada no fuera interminable, no fue para nada sencilla su edición, ya que cada una de las respuestas de Rocío, cada una de sus frases, cada una de sus reflexiones representa un “compendio de pedagogía moderna” y son, sin duda, de gran valor para el análisis de nuestras prácticas.
En su primera reflexión, Rocío parece haberse adelantado a entradas del Blog que fueron posteriores a la realización de esta entrevista (pero publicadas previamente) y diferencia la “tarea docente” del “trabajo docente”, así como nos adelanta su posicionamiento utilizando palabras como “vocación”, “generosidad”, “carisma”, “ingenio”, “inclusión”, “juego”, “energía”, “alegría”, o “confianza”.
- Rocío, ¿Qué es, para vos, “ser docente”?
- Ser docente es tener ganas de enseñar en cada diálogo, en cada explicación, es tener vocación, es ser generoso en las palabras, es tener carisma para transmitir los contenidos, es tener ingenio para aplicar la práctica y la lógica de la vida diaria hasta en los temas más abstractos. Ser docente, “DOCENTE” con cada una de sus letras en mayúsculas, no debe ser un trabajo de rutina, debe ser un trabajo que en cada nueva cursada, o en cada año escolar a comenzar debe renovarse, debe ser interactivo y participativo; y también inclusivo. Digo inclusivo luego de un punto y coma, ya que ser inclusivo me parece una de las partes más difíciles de la tarea del docente. Tuve la experiencia de participar de una cursada inclusiva donde treinta alumnos, todos, fueron estimulados a participar, incluso yo no soy de las que participan mucho, pero terminé participando como todos. El docente a cargo nos fue sumergiendo como en un juego y nos fue envolviendo en una seductora comodidad, una cálida confianza que nos empujó a participar, a dialogar con el docente, a tomar una tiza sin temor y escribir en el pizarrón. Y como frutilla de la torta de esa cursada, todo culminó con una clase a cargo de los alumnos divididos en grupos, que sin darnos cuenta jugamos a ser docentes. Entonces ser docente, es ser una persona capaz de enseñar y transmitir, pero no repitiendo o emitiendo una señal como una radio, sino con gestos, entusiasmo, energía, alegría… Ser docente no es tarea fácil, es decir ser un buen docente.
A la hora de compartir un episodio significativo, Rocío vuelve sobre tres cuestiones que parecen centrales: lo que ella misma denominó “inclusión”, la idea de “aprender a aprender” (y el aprender estrategias o herramientas) y lo que nosotr@s, en varias entradas anteriores, denominamos “motivación”.
- ¿Podrías relatar un episodio significativo (por interesante, por triste, por alegre, por extraño, por formativo) de tu experiencia como estudiante?
- Sí, puedo contar sobre la mejor cursada que tuve en mi carrera. Trata de un docente que no escatimó nada de nada, que nos dio la sensación que disfrutaba de estar con nosotros, una de esas personas que tiene carisma, que le pone entusiasmo a todo, que es alegre, contagioso (sí, contagioso). Fue hermoso ver cómo fuimos contagiándonos de él. Nunca jamás había concurrido a clase con tantas ganas, y no hablo por mí sola cuando cuento esta experiencia, fue un fenómeno grupal, todos estábamos cautivados con su forma de dar clase ¿Saben por qué todos? Porque este docente se esmeró por cada uno de nosotros, se tomó el trabajo de conocernos, se interesó, generó un ambiente de trabajo y de estudio excelente, sin darnos cuenta estábamos sumergidos en él y trabajando, y exponiendo, y participando, pasando al pizarrón, preguntando, él fue una invitación constante a aprender y a estudiar. Hoy veo que más que el contenido que estudiamos en esa clase, me llevo para mí: técnicas de estudio, formas de trabajar, aprendí a exponer lo que quiera, a estudiar de otra forma, y sobre todo aprendí que esas ganas son contagiosas, inspiradoras, y que cuando hay estímulo, se devuelve compromiso y dedicación.
A la hora de hablar de prácticas, herramientas y estrategias docentes, Rocío nos recuerda el valor de los ejemplos y las analogías como elementos facilitadores y estructurantes de los aprendizajes. También resalta el valor (trans)formativo de relacionar conceptos, de utilizar (el enorme poder de) la imaginación y cierra, en un acto de coherencia textual, con una analogía antológica: el docente como un contador de cuentos.
- ¿Cuáles de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes actuales o pasados, resultan o resultaron más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
- Puedo recordar aprendizajes relacionados a herramientas de estudio sólo de mi tiempo universitario, más atrás no encuentro lamentablemente herramientas, sólo mecanismos de estudio. Pensando en las herramientas, una de las que pude aprender, tiene que ver con tratar de relacionar algo virtual o no tangible, con algo de la vida diaria, la voy a contar a continuación. Al estudiar anatomía animal, tratando de entender y memorizar las relaciones de cada pleura en la cavidad torácica, nos enredábamos tanto que no podíamos dar con una relación bien al estudiar. Nuestro docente a cargo, el Dr. Carlos Blanco, pudo observar que teníamos esta falta de entendimiento, no por falta de estudio sino por falta de imaginación. De todas formas no era cosa fácil entender lo que Sisson (autor del texto) traducido por un mexicano (según Blanco) nos quería decir desde caudal a craneal pasando por medial hacia lateral de una pleura visceral a una pleura parietal. Entonces recurrió a un ejemplo para que todos pudiéramos imaginar lo que no veíamos… Nos hizo pensar que teníamos un globo, uno de esos globos comunes de cumpleaños y que dentro de ese globo inflábamos otro… Entonces podíamos ahora simplemente ver lo que antes no podíamos imaginar. Cada lado del globo, el interior el visceral y el exterior el parietal, ahora estaba en relación a algo que podíamos ver. Y así, con algo tan simple como un globo de cumpleaños, nos llegó el entendimiento. El mismo docente, con un tema parecido, nos hizo imaginarnos que caminábamos dentro de una cavidad abdominal a los fines de poder transitar entre los órganos de ésta, para poder visualizar como estaban ubicados allí. Un docente con alma de enseñar a estudiar y a entender no conoce límites para contar cuentos que nos ayuden a aprender.
- Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
- Yo les recomendaría “Ágilmente” de Estanislao Bachrach. Sin duda un ejemplo de la enseñanza aplicada a todo.
En su última respuesta Rocío destaca la importancia del ambiente en el que aprendemos y de los vínculos que se generan entre docentes y estudiantes, critica la figura del “maestro explicador” y vuelve a poner el acento en el valor central de la confianza y en el aprendizaje de contenidos no necesariamente conceptuales.
- ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
- Cada vez que comienzo una cursada, mis expectativas son varias. Con respecto a los objetivos, pretendo tener una cursada cómoda, pero no hablo de confort, sino que hablo del ambiente de esa cursada. Me refiero a un ambiente de participación, de reflexión, donde el docente se esmera para que el alumno se lleve consigo de esa clase algún concepto esencial. Espero en cada cursada un vínculo con el docente, una complicidad que me haga sentir la confianza de preguntar, de no temer un reto luego de una pregunta. Espero aprender a trabajar la materia que esté cursando, porque no se trata de que el docente me explique todo, sino de que me enseñe las herramientas para estudiar y aprender esa materia.
* Rocío Quílici (Facebook.com/rocio.quilici) es estudiante de Veterinaria en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, trabaja cuarenta horas semanales y no come azúcar porque es diabética. Tiene novio hace diez años, dos gatos y una perra. Además tiene una vida… chiquitita pero la tiene. Futuros títulos: Esposa, Mamá y Veterinaria.