En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 19 de Marzo de 2013:
Ya
al inicio de la entrevista, Hernán nos deja en claro el valor que le da
a las palabras, cuestionando el término “docente” como una manera de
empezar a resignificarlo y dotarlo de sentido pero no de cualquier
sentido. También enfatiza en la idea de transformación y aprendizaje
constante que incluye no sólo a l@s estudiantes sino también a l@s
docentes.
- Hernán, ¿Qué es, para vos, “ser docente”?
- En realidad, no me gusta mucho la palabra "docente", tal vez porque solo significa "enseñar", prefiero el término "profesor", porque el profesor enseña, pero además guía, propone, profesa y también, aprende. La docencia (y aquí si la utilizo) debe ser un proceso de constante aprendizaje.
- ¿Cuáles son tus objetivos cuando comienza una cursada?
- Básicamente dos: aprender de ellos, y generar (o aumentar) en los alumnos un juicio crítico, independiente de cualquier postura, aún cuando sean contrarias a las mías. En comunicación se trabaja mucho con política, me siento satisfecho cuando en Marzo, un alumno discute de actualidad repitiendo los títulos de los diarios, y en Diciembre mantiene su postura pero argumentando mejor que hasta los propios contenidos de esa nota de la que sólo sabía el título. No me interesa cambiarle su forma de pensar, pero si su forma de analizar.
El
posicionamiento de Hernán es claro, avanzamos en la entrevista y sigue
poniendo el énfasis en aprendizajes procedimentales y actitudinales más
que en aprendizajes de contenidos. En esta línea no sorprende que cuando
hablamos de estrategias que faciliten los aprendizajes, proponga los
debates y ponga el acento en los “mecanismos argumentativos y
discursivos” de l@s estudiantes.
- ¿Cuáles de tus propias prácticas, herramientas o estrategias resultan más exitosas como instrumentos facilitadores de los aprendizajes de tus estudiantes?
- Sin dudas el debate. Jugar al abogado del diablo siempre da resultado: se tira un tema y se tantea la postura mayoritaria de la clase, ahí uno se tiene que poner a defender, con sarcasmos provocativos, la postura minoritaria. El debate que se enciende es siempre muy enriquecedor, porque aún los alumnos a los que no les interesa la participación en clase, paran la oreja y siguen las discusiones. Me ha pasado que he tenido que defender posturas que están en las antípodas de mi pensamiento. En esos debates, los chicos sacan, casi de sus entrañas diría yo, mecanismos argumentativos y discursivos de gran nivel. Me ha pasado con temas como la despenalización de las drogas para uso particular o el 8N y la actuación de Cintia García con los manifestantes.
Cuando
le pedimos que nos cuente un episodio significativo de su trayectoria
docente, Hernán comparte generosamente con nosotr@s una de esas
historias que nos recuerdan que nuestr@s estudiantes (antes que
estudiantes) son personas, que ponen énfasis en el rol (indispensable)
de la escucha, en lo relevante que resulta el vínculo que entablemos con
ell@s, en lo trascendente de la apasionante tarea que nos tocó en
suerte y en la enorme responsabilidad que esto conlleva:
- En la Media 24 de Ingeniero Budge, tuve un alumno que faltaba mucho, tenía buen comportamiento pero no participaba. Se lo veía interesado en hacer intentos por aprender y aprobar pero no daba resultado. Se lleva la materia a Diciembre. Yo había intentado averiguar si tenía conflictos, pero todos en el colegio me dijeron que no tenían ningún dato de que fuera parte de una familia conflictiva. Se presenta a la mesa de examen con poca preparación. En el momento que le explico que no podía aprobar se pone a llorar. Me explica que se llevaba muchas materias (creo que ocho) y que sólo había rendido una, que iba a repetir. Le pregunté por qué no estudiaba y me dijo "Por mis amigos, llego a casa y me vienen a buscar, andan en cosas raras pero yo nada que ver, son mis amigos de chiquito y los quiero, los banco. Lo que pasa es que mi mamá no me cree, cree que ando en el "delire" como ellos, y por eso no me quiere, soy el único de mis hermanos que mi mamá no quiere". Estos amigos lo presionaban mucho para que saliera con ellos. El conflicto era un supuesto desamor materno, no sus malas juntas. Y todo a causa de una profunda falta de diálogo. Le recomendé que hiciera el esfuerzo y dejara de ver a sus amigos durante todo Enero, que si la mamá lo veía en su casa, estudiando, le iba a creer. Y también le recomendé que le pidiera perdón (algo me dijo en ese momento que la madre había hecho sus esfuerzos, y que se sentía vencida) que le explicara que él quería a sus amigos aunque ya no fuera como ellos. También le dije que si este esfuerzo no diera resultado y finalmente repetía, tanto él como su mamá estuvieran preparados, porque algunas cosas no se resuelven en tan poco tiempo. Llega Febrero, vuelvo al colegio para tomar la mesa de regulares, y en un momento de la mañana desde el fondo del pasillo escucho que alguien me grita "¡¡Profe!! ¡¡Pasé de año!!". Se acercó y me saludó con un beso, como si fuéramos amigos, me contó que hizo lo que le recomendé, que a la semana de estar en su casa todas las tardes estudiando fue su mamá la que se acercó con mates para ayudarlo. Que el diálogo se recompuso, que sus amigos (aún bajo influencia de alguna sustancia) entendieron que él tenía que tomar otro camino y dejaron de visitarlo sin presionarlo. Me dijo "ahora entiendo que mi mamá siempre me quiso, sólo estaba dolida". Creo que a mi mesa no se presentó, le fue tan bien en las otras que se había dado el lujo de dejarla de previa. Esta es de esas experiencias que son un masaje al alma. Que hace que uno se sienta más útil, que solo para enseñar la historia de los medios o como se hace un programa de radio. Tan solo con escuchar, podemos reparar algo.
- Si tuvieras que recomendarle a otr@s docentes un libro, una canción, una película o algún video que considerás “necesaria” para mejorar nuestra práctica docente, ¿qué nos recomendarías y por qué?
- ¿Uno solo? ¡Imposible! Películas, “The Wall”, “Slumdog Millionaire”, “Huelepega”, “Ni uno menos”. Canciones, ahora se me viene a la cabeza la obra de Silvio Rodríguez, “Canción en harapos”, “Canción de Navidad”... Libros de Pierre Bourdieu, Arturo Jauretche o Paulo Freire. Capaz que mañana te respondería otras cosas.
Por
si quedaba alguna duda del pensamiento (hecho acción) de Hernán, la
última pregunta la responde de una manera tan breve como clara y tan
utópica como real.
- ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
- Transformar, lisa y llanamente. La realidad, al mundo, a nosotros mismos.
*Hernan Bañez es
Profesor y Especialista en Comunicación (UNLZ) y se desempeña como
docente en las escuelas 324 y Media 3 de Lomas de Zamora. Es Socio
fundador de Revoluciones Diseño & Publicidad. Escribe para varios medios vinculados a la cultura como el suplemento Yo Soy La Morsa. Ha publicado artículos en Página/12 y escribió el libro "La rebelión de los medios emergentes" junto
a su colega y amiga Marcela Viegas. Ha realizado varios documentales de
comunicación popular (disponibles en la red) y ha participado de
programas de radio y fundaciones sociales. Hernán es hincha de Banfield.
Y su sitio web es www.mediosyrealidad.com.ar.
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