En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 18 de Octubre de 2016:
En sus primeras reflexiones, Loreana deja en claro que los conocimientos “teóricos” o“disciplinares” son importantes pero que existen otras cuestiones igualmente (o más) importantes, como el compromiso del docente para con su tarea y para con sus estudiantes. También pone en evidencia un aspecto central de la tarea docente: la diferencia entre el hecho de que “el docente enseñe” y el hecho de que“el estudiante (no) aprenda”.
- Loreana, ¿Qué es para vos “ser docente”?
- Yo creo que una persona puede saber mucho sobre un tema o varios, ser un especialista, un profesional y tener muchos títulos importantes. Pero nada de eso le confiere la capacidad para poder transmitir todo ese conocimiento a otras personas. Un docente debe poder difundir sus conocimientos, enseñar, explicar con un solo fin: que el alumno aprenda. Se puede ir más lejos todavía, un buen docente no solo se preocupa en que su “mensaje” (por ejemplo, determinada explicación de un cierto tema durante una clase) sea transmitido en su totalidad y de manera correcta, sino que se interesa en que el “receptor” o el alumno interprete o entienda esa información de la mejor manera posible, sin importar cuántas veces tenga que repetir la explicación e interesándose a la vez en la posible devolución que le proporcione el alumno (por ejemplo, una duda). Además, un buen profesor, arma su clase de la manera en que pueda captar la atención del alumno, provocando la participación voluntaria del mismo, creando un interés por la materia y una buena relación alumno-docente. En conclusión, creo que para ser docente se debe estar comprometido tanto con lo que se debe enseñar como con los alumnos, a los cuales transmitir el conocimiento.
- ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
- Lo primero que piensa cualquier estudiante (casi inconscientemente) cuando comienza una cursada, es aprobar la materia, no tener que rendirla en diciembre y mucho menos en marzo. También, otra de las cosas que hacemos nosotros, los alumnos, (instintivamente) es analizar al docente: averiguamos su forma de evaluar y enseñar, para así estar más “preparados” para sus clases y exámenes. Lo que se espera del docente es que explique bien, que sea claro dando clase, se puedan entender los temas, por más complicados que sean y que las clases no se tornen aburridas ni densas (aunque esto último también depende de los alumnos). Es muy lindo cuando uno se empieza a interesar por la materia (ya sea por la buena disposición del docente, los contenidos de la materia que pueden resultarle muy interesantes al alumno, o ambos) y puede plasmar todo lo que aprendió fácilmente en un papel o utilizarlo quizás en un futuro. Una cursada se vuelve “llevadera” cuando uno no solo estudia para aprobar y “sacársela de encima” sino que también cuando uno se interesa más en las clases y te dan ganas de aprender.
A la hora de pensar en las características que debería tener un buen docente para ser mejor facilitador de los aprendizajes de sus estudiantes, Loreana reflexiona sobre la formación docente y sobre lo que se denomina el “conocimiento específico” (ese “saber docente” o “saber pedagógico”) que l@s docentes deberíamos tener y deberíamos poner en práctica en nuestras propuestas didácticas, aunque le agrega algo fundamental: la dedicación y la pasión!
- ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
- Para mí, una de las características más importantes que debería tener un docente es la pedagogía ya que por definición esta es la “ciencia que estudia la metodología y las técnicas que se aplican a la enseñanza y la educación”. De este modo, una persona que haya estudiado esta ciencia o bien no necesite estudiarla porque lleva la pedagogía en el alma, sabrá cómo enseñar, cómo se debe dar una clase, de qué manera explicar los temas para que el alumno entienda, siempre tratando de mantener la atención del alumno durante la clase. Yo creo que saber enseñar es muy importante, no solo se puede dar una clase por “saber mucho” sino que la persona debe tener algún tipo de base teórica sobre cómo hacerlo y además la voluntad de querer hacerlo. Saber la teoría es muy importante pero más importante es si se aplica; creo que en cuanto a lo personal, ser un docente requiere tiempo, mucha paciencia y por sobre todas las cosas: dedicación. Los mejores docentes que tuve y tengo, los que más facilitaron mi aprendizaje fueron y son aquellos en los que se notaba que de verdad disfrutaban ejercer su profesión, aquellos que se interesan en que el alumno se comprometa con la materia, preste atención, pueda entender fácilmente y aquellos a los que les importe crear un buen vínculo alumno-profesor.
- ¿Podrías relatar un episodio significativo de tu experiencia como estudiante en relación a algún docente o a alguna práctica docente?
- A principios de este año, durante mi primera clase de Bioquímica además de presentarnos y hablar sobre la materia, hicimos una actividad que me pareció muy interesante y me sorprendió en el momento. El profesor nos dijo que escribiéramos en un papel todo lo que creíamos que los demás pensaban de nosotros (sin leérselo a nadie) y poco después nos hizo tirar ese mismo papel a la basura. Nos enseñó que no siempre lo que creemos que los demás piensan de nosotros es verdad y nos dijo también que a pesar de lo que hayamos escrito en el papel, durante su clase podíamos ser quienes quisiéramos ser. Elegí contar este episodio porque me hizo reflexionar, así como también me sorprendió y siento que no me lo voy a olvidar nunca. También, los debates y diálogos que se generan en la clase de Geografía son muy interesantes y creo que muy beneficiosos porque me ayudan a aprender de una manera distendida, amena y sin presiones.
Cerrando la entrevista, Loreana destaca el valor de las herramientas virtuales, de los espacios para plantear dudas o repasar temas, de los momentos para contextualizar los contenidos que se aprenden, de las exposiciones orales a cargo de l@s estudiantes y finaliza con un mensaje más que claro: la Educación debe ayudarnos a ser mejores personas y a construir una sociedad mejor!
- ¿Cuáles de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes actuales o pasados, resultan o resultaron más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
- En mi opinión, las herramientas virtuales (por ejemplo, videos, power points, imágenes, etc) que últimamente se están utilizando bastante, son de gran ayuda porque, por un lado, pueden ayudar a comprender mejor el tema (una imagen o video puede ayudar cuando el tema trata sobre cosas que no se pueden ver a simple vista, por ejemplo), así como también los power points pueden servir de repaso para la evaluación y, durante la clase, son de gran ayuda para identificar los conceptos más importantes. A mí también me resulta muy útil tener clases de repaso o un tiempo determinado de la clase destinado solo para dudas, antes de la evaluación. Una nueva práctica que para mí, no es tan habitual porque la conocí este año son los “warming up”. Durante la hora de bioquímica (un ratito antes de empezar la clase), dos alumnos cuentan o hacen un resumen de todo lo que vimos la clase anterior. Se decide con una semana de antelación quiénes van a hacer el warming up y los dos alumnos se ofrecen voluntariamente. A mí me parece una técnica genial ya que beneficia tanto a la clase (porque uno generalmente se olvida o no se acuerda perfectamente de lo que se vio la clase anterior, especialmente cuando las clases se dan una vez por semana) y a los chicos que exponen (porque a la hora de estudiar para el examen, el tema del que tuvieron que hablar ya lo tienen aprendido). Algo que también me ayuda mucho a aprender y, sobre todo, a fijar los conocimientos es tener clases participativas, en las que haya un intercambio entre los alumnos y el profesor, surjan dudas y los alumnos puedan expresar su opinión o ideas al profesor (y viceversa). Yo creo que establecer un diálogo hace mucho más interesante la clase y hasta irse un poco “por las ramas” también (siempre y cuando se hable del tema de la clase).
- ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
- Creo que los objetivos de la educación deberían ser la transmisión de conocimientos académicos (y cómo aplicarlos) como de valores que ayuden a ser una mejor persona. Ambas cosas son necesarias para la formación de una persona y deberían ser enseñadas con igual grado de importancia. Por ejemplo, la educación secundaria (teóricamente) tiene como fin preparar a los alumnos para la siguiente etapa: la facultad, prepararlos para ingresar a un mundo completamente diferente a lo que estaban acostumbrados. Pero aunque uno tenga muy en claro cómo y cuándo aplicar el teorema de Pitágoras o sepa analizar perfectamente oraciones bimembres complejas, creo que eso por sí solo no alcanza. Además de transmitir conocimientos científicos, se debe enseñar a los alumnos a cómo ser mejores personas, para construir una sociedad mejor.
* Loreana Pulichino (@lorepulichino) es estudiante de la Escuela Agropecuaria de la UBA y actualmente está cursando su cuarto año. Le apasiona todo lo relativo a la ciencia, así como a lamúsica y lo que más disfruta es estar con amigos.
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