En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 9 de Agosto de 2016:
Como les contamos en la entrada anterior, el día Viernes 24 de Junio de este año, Carlos Skliar se presentó en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el marco del ciclo de charlas “Inclusión, Educación y Futuro”, que organizamos con el equipo de apoyo escolar y acompañamiento educativo de la UBA, en un evento que convocó a docentes de todos los niveles educativos (inicial, primario, secundario y universitario), directivos de escuelas, especialistas en educación especial, estudiantes de escuela media y Universidad y, por supuesto, una gran cantidad de voluntari@s de nuestro equipo.
Para esta ocasión, el Dr. Carlos Skliar preparó una presentación denominada “La Educación y la Fragilidad entre los que enseñan y los que aprenden”, que una de las asistentes definió en Twitter (donde utilizamos el hashtag #SkliarEnVete) con la hermosa metáfora de “un Skliar en estado puro”. En esta charla Skliar nos invitó a pensar el concepto de “fragilidad”, desde muchos sentidos, tomándolo parcialmente de una conceptualización de Gilles Deleuze pero reconstruyéndolo, transformándolo y usándolo para (una vez más) repensar la Educación, repensar el rol docente, repensar el vínculo que se construye entre l@s que enseñamos y l@s que aprendemos y repensar las maneras en que construimos la otredad y así, el lugar que “le damos a” (o que “dejamos que tomen”) los Otros.
Ya en el inicio de la charla, Skliar aclaró que realizaría “un planteo lateral que no busca ocupar el centro de gravedad de la Educación” y nos invitó a repensar (y separar) los términos “Mundo” y “Vida” ya que, según él, muchas veces confundimos esos términos y los consideramos una “unidad transparente” que no es tal. En ese sentido, sembró algunas dudas sobre “las Educaciones” que no contemplen esta cuestión y se preguntó por “Una Educación que sólo intenta explicar el ‘Mundo’ abandonando la ‘Vida’ y una Educación que intenta defender la ‘Vida’ pero que deja de pretender explicar el ‘Mundo’”.
Rápidamente (y advirtiendo que no se andaría con vueltas ni “guardaría” el secreto “para el final”), nos advirtió que pretendía hacer resonar una palabra: fragilidad. Un poco de eso se trató su “invitación”: de repensarnos y repensar la tarea docente desde la fragilidad. A la hora de situar o contextualizar esa propuesta, en un sentido “temporal”, mencionó “una infancia frágil y un mundo adulto que envejece y que se va fragilizando”. En el medio, entre esas dos “fragilidades”, “un carácter adulto en el que sostenemos nuestras polémicas”, al que caracterizó como “el tiempo más absurdo”.
A la luz de esta idea de “fragilidad”, se resignifica la idea de “Vida”, en tanto, la transforma en “una Vida de existencia, no de acción, una Vida ‘puesta a prueba’, que tiene que ver con nuestras incapacidades y nuestra impotencia”. Esta fragilidad que “está” en l@s que aprenden pero (y, fundamentalmente) en l@s que enseñan, ya que “para aprender, estamos tod@s en una condición de fragilidad” y entones, “pensar al sujeto frágil nos reposiciona como docentes”. Se trata de buscar “una fragilidad común”.
Profundizando la idea y aclarando que no hay que confundir “fragilidad” con “vulnerabilidad social”, Skliar leyó dos historias (de las más 270 que ya tiene) que serán parte de un libro con “historias sobre la fragilidad”, que conmovieron, interpelaron y emocionaron enormemente al auditorio. Finalmente, la idea de la “fragilidad” se corporizó en el vínculo entre l@s que enseñan y l@s que aprenden, invitándonos a realizar algo así como una “autobiografía pedagógica de nuestra formación, con elementos de ternura y de humillación” que desemboque necesariamente en un cambio de posicionamiento respecto a la manera en que construimos la relación educativa, que probablemente implique “abuelizar y ennietizar la Educación”. Como el mismo Carlos Skiar lo explicitó durante su presentación “no se trata de algo sobre el Mundo moral sino sobre la Vida ética.”
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