En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 6 de Septiembre de 2016:
Como les contamos la semana pasada, si bien las dos palabras más repetidas a lo largo del Seminario fueron “tecnología” y “Educación”, la tercera fue “aula” y la idea tal vez más recurrente fue la de “la existencia/presencia de un otro”. Nos alegramos profundamente por esto, ya que estamos convencid@s de que las reflexiones sobre la tarea docente, sobre los (nuevos) modos de aprender, sobre las políticas educativas, no pueden desconocer “lo que efectivamente (no) pasa en las aulas”, más allá de que éstas muten, cambien (influenciadas por las tecnologías o no) o ya no sean (afortunadamente) lo que alguna vez fueron. También consideramos que todo lo que hace a nuestra práctica docente y, por ende, a los aprendizajes de nuestr@s estudiantes está determinado por una cierta manera de construir al Otro y de darle al Otro “un lugar”.
Dos ideas aparecieron, abordadas desde diferentes lugares, a lo largo de varias presentaciones, indicando que son cuestiones centrales del debate actual: cómo las tecnologías afectan nuestra práctica docente y cómo las tecnologías transforman la idea de “aula”.
Ni bien se inició el Seminario (y como adelantamos en la entrada anterior), Darío Sztajnszrajber nos invitó a pensar nuestra relación con la tecnología como “una relación de otredad”. Según el filósofo, “frente a la presencia del Otro, nuestra reacción es dicotómica, binaria. El binarismo es, o bien lo excluimos (porque nos asusta, nos amenaza), o bien lo incorporamos (en el peor de los sentidos), lo fagocitamos, lo toleramos, lo traducimos a nuestro lenguaje”. Sin embargo, “lo interesante de la otredad es cuando rompe la dicotomía, cuando nos transforma”. En ese sentido nos invitó a preguntarnos: ¿estamos dispuestos, como docentes, a aceptar que la tecnología nos transforme y nos obligue a pensar la Educación en términos post-aúlicos?
Esta idea de “términos post-aúlicos” le dio pié a Darío Sztajnszrajber para iniciar una crítica al “aula tradicional” que sería retomada por otr@s disertantes como “crítica a lo que (no) pasa en las aulas” y a asegurar que así como Nietzche dijo “Dios ha muerto” (ahora la divinidad está en todos lados) y Foucault dijo “el hombre ha muerto”, ahora él se animaba a desafiarnos con la afirmación de que “el aula ha muerto”. Al menos en términos tradicionales, ya que ahora “todo es aula”, un grupo de Whats App es aula, un programa de TV es aula.
La flamante doctora Mariana Maggio profundizó su idea de enseñanza poderosa (“la enseñanza poderosa es la que conmueve”) pero enfatizó la cuestión de la selección de los problemas (¿problemas de los Otros?) al relatar varias de las experiencias que realizó con su equipo, al recordarnos que “la inclusión de tecnología no genera innovación por sí misma, sino cuando transforma la manera de construir el conocimiento” y al afirmar que “el problema es el problema que está afuera, en la sociedad”. Ejemplos concretos de esto fueron las inspiradoras presentaciones de Melina Masnatta (“Jóvenes, empleo y tecnología”) y Pablo Francisco (“Recalculando: un plano para nuestro barrio”), que nos dejaron pensando y con ganas de conocer más sobre sus proyectos y de adaptarlos a nuestros contextos.
Sobre el final del Seminario, Daniel Filmus le dio una vuelta de tuerca a la cuestión de lograr que la incorporación de tecnologías transforme lo que efectivamente (no) pasa en las aulas, al proponerlas como una ayuda en esta idea de personalizar la enseñanza y de aceptar al Otro en cuanto Otro: “si cada chico es único e irrepetible, las (nuevas) TIC pueden ayudarnos a personalizar e individualizar la enseñanza”. Claro que para esto hace falta que l@s docentes estén formad@s y dispuest@s a ser más que mer@s “técnicos reproductores”, ya que como dijo el ex-ministro de Educación de la Nación: “para introducir las (nuevas) TIC en el aula, el docente debe ser un profesional y no un técnico, debe estar formado y ser creativo para personalizar la enseñanza” y “el docente que repite la misma clase todo el tiempo es un técnico”. Sobre el final, el actual parlamentario del Parlasur volvió sobre la idea de “producción de conocimiento” y nos dejó una frase para seguir pensando nuestras prácticas: “La verdadera democratización de la Educación no es (ya) que todos accedan a la Educación, sino que todos sean capaces de producir conocimiento”.
Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes, sobre la incorporación de tecnología y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.
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