Una
de las novedades de este (ya avanzado) 2013 es la publicación
de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras
prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y
estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales
nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro
que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas
apreciaciones y reconocer en las
respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos
compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios
posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que
gentilmente respondió Daniela Lin *.
En su primera reflexión, Daniela resalta el valor
formativo de la práctica docente en la (trans)formación integral del estudiante
como persona y en la necesidad de que la formación universitaria incluya la mejor
preparación para el mundo laboral.
- Daniela,
     ¿Qué es para vos “ser docente”?
- Para mí
     ser docente es transmitir los conocimientos de determinada disciplina,
     pero también es acompañar a los estudiantes en su crecimiento como
     persona. En el caso de los docentes universitarios, permitir que los
     estudiantes conozcan todos los campos de acción de su profesión y que
     puedan decidir a cuál de estos campos les gustaría dedicarse, así como
     ayudarlos dentro de lo posible en su inserción en el mundo laboral, ya que
     la mayoría empiezan la facultad sin haber trabajado nunca en ningún lugar,
     y muchos no conocen a otros profesionales de esa área que los ayuden a
     insertarse laboralmente.
A la hora de pensar en las características que
hacen a l@s docentes mejores facilitadores de los aprendizajes de sus
estudiantes, Daniela reflexiona sobre cuestiones como la experiencia, la
capacidad de formar grupos de trabajo interdisciplinarios (algo que suele ser
sumamente difícil pero que sería sin dudas más que útil), la motivación y la
capacitación continua de l@s docentes.
- ¿Qué
     características creés que debería tener un docente para ser mejor como
     facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
- Creo
     que un docente debería tener experiencia en el área de la materia. Por
     ejemplo, un docente de Semiología debería dedicarse a la clínica y un
     docente de Nutrición debería trabajar con grandes animales (porque en
     nuestra facultad esa materia está muy orientada a la producción). Además,
     en materias que son más específicas de otras carreras, me gustaría que el
     equipo docente fuera interdisciplinario: integrado por profesionales de
     las carreras a las que corresponde la materia (Química, Física, Agronomía,
     etc…) porque podrían profundizar más en ciertos temas, y también por
     veterinarios que darían un enfoque aplicado a la carrera. Hablando con
     estudiantes de otras carreras, surge que en muchas facultades los docentes
     son egresados de la misma facultad en la que dictan clases, y por eso
     muchas veces saben únicamente los temas correspondientes al programa de la
     materia y no pueden resolver muchas de las dudas o inquietudes que surgen
     en los estudiantes. De todas maneras en estos casos está en cada uno de
     estos docentes buscar información sobre estos temas, capacitarse,
     intercambiar opiniones con otros profesionales y con docentes de otras
     facultades, para enriquecer sus clases lo máximo posible. 
- Si
     tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una
     película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué
     libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
- Estuve
     pensando mucho esta respuesta y, si bien no lo considero “relevante” para
     mejorar la práctica docente, se me ocurrió la canción “Como boomerang”, de
     Juan Carlos Baglietto. Elegí esta canción porque me parece que un docente
     que realmente ama la docencia, espera dar lo mejor de sí mismo para sus
     estudiantes, para que aprendan todo lo que puedan y para que lo apliquen
     en las situaciones que les surjan en el futuro (“A vos te presto mi
     corazón, llevalo por otros mundos y otras distancias y otros amores,
     llevátelo. A vos te doy mi mejor canción llevala para tu vida…”) y porque
     en mi experiencia con mis docentes, muchos de ellos estuvieron abiertos a
     que los ex-alumnos los volviéramos a buscar para consultar dudas, o para
     contarles alguna situación relacionada con lo que aprendimos con ellos, o
     simplemente para saludar, así como también muchos de ellos se ocupan de
     mandarnos mensajes a los ex-alumnos para preguntarnos cómo estamos y
     ofrecernos su ayuda (“Yo la esperaré despierto otra vez cuando ella quiera
     volver trayéndome nuevas historias para contar”). Estoy acostumbrada de
     toda la vida a tener una relación bastante horizontal con mis docentes y
     creo que eso facilitó mi aprendizaje. Para terminar con esta respuesta me
     gustaría repetir algo que nos dijo una vez un gran profesor ya jubilado a
     sus ex-alumnos, después de varios años de egresados: “el saber no es algo
     solemne y arduo, el saber también es alegría”. Porque estoy convencida de
     que con alegría durante el aprendizaje, todos aprendemos mucho mejor y
     buscamos aplicar esos conocimientos con pasión.
Cerrando la entrevista, Daniela vuelve sobre
algunos aspectos centrales de la tarea docente y de los aprendizajes: la
importancia de un ambiente alegre donde “la pasemos bien”, el cariño y el
afecto, el buen clima grupal, el acompañamiento, la relación con otr@s, la
motivación y el estímulo para aprender, la (trans)formación personal y
profesional, la autonomía y la relevancia de la formación práctica. 
- ¿Cuáles
     de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes resultaron más
     exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
- Básicamente
     cuando uno la pasa bien en clase y hay una buena relación con los
     docentes, aprende mejor. Siempre lo pensé y hace unos meses leí que se
     está estudiado que esto ocurre. Esta semana, estudiando para la facultad,
     busqué mis apuntes de materias de años anteriores para repasar algún tema
     y me di cuenta de que cuando la pasaba mejor en una materia, mis apuntes eran
     mucho más prolijos y completos que en las materias en las que no había tan
     buen clima grupal. En este tema se podría diferenciar el caso de los
     docentes de secundaria del caso de los docentes universitarios. Los
     estudiantes de secundaria tienen una variedad de materias que
     probablemente no les gusten y está en el docente estimularlos para que se
     interesen por determinado tema. También puede pasar que los estudiantes se
     encariñen con algún docente porque los acompaña en su crecimiento y el
     cariño al docente provoque que estas personas estudien con más ganas
     determinadas materias; o por el contrario, el rechazo por un docente se
     refleja en el rechazo hacia la materia que dicta esta persona. Como
     ejemplo, me acuerdo que el primer día de clases de inglés de 3° año, Pat,
     la profesora, nos preguntó si nos gustaba su materia. Como a mí no me
     gustaba, no contesté. Se dio cuenta de que no le había contestado,
     entonces me preguntó específicamente a mí y cuando le dije que no, me
     contestó “este año te va a gustar”. Al principio no le creí, pero después
     sus clases fueron muy entretenidas y su relación con nosotros era casi de
     amistad. A lo largo del año, Pat nos fue conociendo y fue viendo qué temas
     le interesaban a cada uno, y a todos nos “enganchaba” desde un tema que
     nos gustaba, por ejemplo a mí siempre me incentivó para que aprendiera más
     sobre animales. Con el paso del tiempo me di cuenta de que nunca aprendí
     tanto inglés como ese año. Algo parecido me pasó en la facultad: un
     docente casi todas las semanas me mandaba a buscar información sobre algún
     animal autóctono, para relacionarlo con su materia. Así pude integrar
     conceptos de distintas unidades de la materia, relacionándolos con un tema
     de mi interés y además se generó un buen clima grupal, lo cual hacía que
     yo estudiara la materia con más ganas y así me resultó muy fácil aprobar
     los parciales, a pesar del poco tiempo que tenía para estudiar.
- Para
     terminar, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los
     objetivos de la Educación?
- Como
     dije anteriormente, creo que los objetivos de la educación dependen del
     nivel del que se trate. En el caso de que se trabaje con menores de edad
     creo que es importante acompañarlos en su crecimiento, marcarles aspectos
     de su comportamiento que podrían afectar su relación con sus pares,
     estimularlos para que aprendan sobre temas que les interesan. En el caso
     de la educación universitaria el principal objetivo es formar
     profesionales, por lo tanto creo que la exigencia tiene que ser máxima
     (especialmente en carreras en las que directa o indirectamente el mal
     desempeño del profesional puede afectar a la salud de los demás o al
     medioambiente) y hay que estimular a los estudiantes para que busquen
     información por su cuenta, para que se informen sobre los ámbitos en los
     que se van a desarrollar como profesionales y, en el caso de materias más
     prácticas que teóricas, hay que enseñar bien las maniobras necesarias, por
     ejemplo para intubar o para poner un catéter. No alcanza con realizar una
     maniobra dos veces en un día o en un cuatrimestre, creo que ese tipo de
     cosas hay que practicarlas durante varios meses para poder realizarlas con
     éxito una vez recibidos.
*
Daniela Lin es estudiante de Veterinaria en la UBA. Actualmente está cursando cuarto año y se desempeña como
concurrente en las cátedras de Química
Biológica y de Semiología de esta Facultad.  
 
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