lunes, 10 de junio de 2019

De una “pedagogía de la enseñanza” a una “pedagogía de los aprendizajes”.


En este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no aburrirnos entre una y otra, nos invitamos a (re)leer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.


La siguiente entrada fue publicada el Martes 13 de Mayo de 2014:


Somos much@s l@s docentes a l@s que nos gusta decir que nuestra tarea fundamental es la de ser “facilitadores” de los aprendizajes y de la (trans)formación de nuestr@s estudiantes.

Somos much@s l@s docentes que estamos convencid@s de que l@s que aprenden son l@s estudiantes, que son l@s estudiantes l@s que construyen sus aprendizajes y que nosotr@s tenemos, en este sentido, el interesante desafío de facilitar esas construcciones, esos aprendizajes.

Dicho esto, y sabiendo que otr@s much@s docentes pueden no coincidir con esta presuposición o no haberse planteado nunca estas cuestiones, pareciera ser que much@s docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan.

Sin embargo, no tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender los contenidos (disciplinares, actitudinales y de procedimientos) de nuestras materias.


¿Cómo puede ser, entonces, que creamos que hacemos cosas para facilitar algo que no sabemos bien cómo ocurre? ¿Cómo podemos diseñar y planificar nuestras estrategias didáctico-pedagógicas sin tener en cuenta los modos de aprender de nuestros estudiantes?


Pareciera ser que responder a la pregunta “cómo enseñamos” sería más fácil que responder a la pregunta “cómo aprendemos” y ni hablar de la pregunta “cómo aprenden nuestr@s estudiantes”. Aparecen así una interesante cantidad de investigaciones y reflexiones sobre algo que podríamos denominar una “pedagogía de la enseñanza”, que profundiza sobre los modos de enseñar, las estrategias docentes y las propuestas didácticas, para lograr algo que no sabemos si ocurre o no, ni cómo ocurre: los aprendizajes. Proponemos, entonces, pasar de una “pedagogía de la enseñanza” a una “pedagogía de los aprendizajes”, que se proponga reflexionar sobre los modos de aprender, las estrategias de l@s estudiantes y las prácticas de estudio. ¿Es más difícil? Sí. ¿Hay mucho menos marco teórico? Sí. ¿Nos saca a l@s docentes del centro de la escena? Sí. Pero empezar a responder a las preguntas ¿cómo aprendemos? ¿cómo aprenden nuestr@s estudiantes? o ¿cómo se aprenden los contenidos de nuestra materia? puede darnos mucha más información para mejorar nuestras prácticas docentes que responder a las preguntas ¿cómo enseñamos? o ¿cómo se enseñan los contenidos de nuestra materia?


Lo que proponemos es pasar de una “pedagogía de la enseñanza”, que reflexiona y se pregunta por lo que hacemos l@s docentes para mejorar nuestras prácticas, a una “pedagogía de los aprendizajes”, que reflexiona y se pregunta por lo que hacen l@s estudiantes, para adecuar nuestras prácticas a facilitar mejores aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@s estudiantes (cada vez más autónomos).

¿Podremos hacerlo?



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