Los días 14, 15, 16 y 17 de Agosto se llevó a cabo
en la ciudad de Buenos Aires el Congreso Iberoamericano de Pedagogía, organizado
por la Universidad de Tres de Febrero
(UNTREF) y la Sociedad Española de Pedagogía, con la colaboración de UNESCO,
OEI, REDAPES, UBA y el Ministerio de Educación de la Nación.
A priori la idea del Congreso, las actividades
propuestas, la enorme cantidad de ponencias y simposios, y la presentación de
conferencistas de la talla de Adriana
Puigrós, Margarita Poggi, Carlos Cullen, Mariana Maggio o María Teresa Sirvent
(entre otros), nos permitían imaginar un escenario
fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto
insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.
El objetivo de esta entrada (en dos partes para
que no sea tan larga) es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y
recortadas según nuestros intereses, nuestras trayectorias y nuestros
posicionamientos) sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo
algunas de las muchas actividades (paneles, sesiones de comunicaciones orales, simposios,
posters, presentaciones de libros y revistas) que, agrupadas en 13 ejes
temáticos, ocurrían simultáneamente (durante casi 11 horas al día) tanto en aulas
del edificio nuevo como del viejo edificio de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, en
las cuáles la disposición de los bancos (y su carácter casi confesional, de
bancos de Iglesias Católicas) daba pie para una humorada o un comentario en
cada presentación.
Claro que no
todas son rozas. Probablemente por la cantidad de asistentes y ponentes (y
por la impuntualidad e irresponsabilidad de much@s de ell@s), la organización
dejó mucho que desear. Rara vez las presentaciones empezaban en horario, en
varias ocasiones no se presentaba el moderador, no había computadora y cañón (o
los traían tarde o andaban mal) y en la mayoría de las sesiones de
comunicaciones orales vari@s expositores estuvieron, increíblemente, ausentes. Además,
si bien en todas las mesas o simposios proponían dejar un buen tiempo de
intercambio (al final), luego l@s expositores se pasaban del tiempo asignado (además
de que las sesiones arrancaban tarde) y no quedaba ni un minuto para preguntas,
comentarios o conversaciones.
Respecto a las presentaciones lo primero que
aparece como reflexión es la alegría de
saber que hay mucha gente haciendo muchas cosas. Por supuesto, algunas
mejores y otras peores, algunas con mayor rigor científico y otras con menor
rigor científico, algunas planteadas desde posicionamientos que un@ comparte
más y otras planteadas desde posicionamientos que un@ comparte menos. Pero es
grato saber que son much@s l@s docentes (por supuesto no tod@s los asistentes
al Congreso ni mucho menos) que están reflexionando e investigando sobre su
prácticas.
También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos
de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la
mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus
éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que
no resultaron como esperaban. Si bien tenemos nuestros reparos sobre el hecho
de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos
los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica
autocrítica docente”, celebramos que en estos encuentros también nos hagamos
lugar para compartir aquello que sí nos
está funcionando para cumplir con determinados objetivos o para reflexionar sobre los supuestos que
subyacen a nuestras prácticas.
La segunda reflexión es que muchas de las “innovaciones” e investigaciones presentadas en el
Congreso atrasan 15 o 20 años, probablemente porque la falta de actualización y formación docente constante haga que
much@s docentes bien-intencionad@s estén intentando “descubrir la rueda”, por
no haber leído la bibliografía actual sobre las ventajas y desventajas de las
ruedas.
Párrafo aparte merece la situación actual que los sistemas de Educación, Ciencia y Tecnología
están atravesando tanto en Brasil como en Argentina. Esta situación fue
mencionada en casi todas las presentaciones del evento y en algunos casos
profundizada (con datos, estadísticas y análisis) evidenciando la terrible
crisis actual, consecuencia del retorno de las políticas neoliberales y del
ajuste que los actuales gobiernos de la mayoría de los países de la región están
realizando en materia educativa. En este sentido, y por mencionar sólo algunos
ejemplos, José Romao (de Brasil) nos
remarcó “la importancia de recuperar el
pensamiento de Paulo Freire para enfrentar la ola conservadora que arrasa el
mundo” y María Teresa Sirvent (de
Argentina) definió la actual política pública como “un movimiento de política científica anticientífica”.
Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más
interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios
espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual. La palabra más repetida a
lo largo del Congreso Iberoamericano de Pedagogía no fue “Educación”, ni fue
“aprendizajes”, ni fue “docente”, ni fue “docencia”, ni fue (aunque sorprenda)
“pedagogía”. La palabra más repetida
fue: “innovación”. Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente
invitar a la problematización, nos alegramos de esto (ya que consideramos
central la reflexión sobre las innovaciones pedagógicas y su impacto en los
aprendizajes) aunque confirma que Congresos tan masivos y “generalistas”
terminan sin profundizar los aspectos supuestamente prioritarios y cayendo en
relatos de experiencias (más o menos) innovadoras e “investigaciones” (o, mejor
dicho, reflexiones sin ningún rigor científico) sobre esas experiencias
supuestamente innovadoras.
La idea es profundizar estas (y otras) cuestiones
y contarles algunos ejemplos de lo discutido en el evento pero para eso habrá
que esperar a la entrega de la semana que viene porque esta reseña…
CONTINUARA…
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