En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 22 de Julio de 2014:
Hace algunos días tuve la suerte de realizar una presentación para los estudiantes universitarios que brindan apoyo escolar en los centros que dependen de la Secretaría de Extensión de la U.B.A. El foco del encuentro giró en torno al trabajo en el área de matemática en la escuela primaria, las modalidades de enseñanza actuales y los conflictos concretos que nos plantea la superposición didáctica.
Nunca dejó de llamar mi atención la profundidad y las marcas que dejan las matemáticas en nosotros, frases del estilo: “no sirvo para la matemática”, “tiene mucha matemática, es mejor otra carrera”, “me la llevé todos los años” y similares nos rondan y forman parte de nuestro imaginario. Siempre que pregunto: ¿Quiénes se sentían buenos en matemática durante su escolaridad primaria? Levanta la mano uno de diez.
Desde una perspectiva socio-política y general, las didácticas son duramente cuestionadas ya que es más que evidente la relación existente entre las “modalidades de enseñanza” y las tensiones entre poseedores y desposeídos de los diferentes cuerpos de saber. El Estado prescribe qué se enseña y cómo se enseña según su tinte político, cada gobierno modifica en los papeles lo que en la realidad de la escuela tendrá otros resultados y fundamentalmente otros tiempos. Basta con tomar el diseño curricular de 1978. Durante la dictadura militar se redujo el lugar de la lectura y la literatura y aumentó el trabajo con cuentas y operaciones. En muchas escuelas hoy, los chicos siguen haciendo en matemática solo “listas de cuentas” aunque esto no figure en el diseño curricular actual.
¿Qué es lo que hace que las matemáticas posean un status diferenciado de otros bienes de la cultura que dejan una impresión tan nítida en nuestra biografía? Podemos conjeturar con libertad en un ámbito despoblado de investigaciones de campo. Al parecer, es más sencillo “imponer” o “criticar” modalidades de enseñanza que estudiar cómo impactan de forma concreta en un sistema educativo, es decir, el estudio de la implementabilidad de un diseño curricular. Voy más allá, nadie estudia los efectos de las capacitaciones docentes en los alumnos, tema actual y sumamente preocupante.
Las pruebas P.I.S.A que ponen a la Argentina en un lugar “complicado” respecto de su calidad educativa fueron pensadas por teóricos y técnicos para una clase “media” acostumbrada a rendir exámenes “choice”, estos exámenes se toman en más de 70 países. ¿Resulta creíble que una organización en el mundo pueda mensurar los contenidos, temas y modalidades de enseñanza de más de 70 países al mismo tiempo? Parece que http://www.oecd.org lo “ha logrado” y así como se publica el “riesgo país” se publica el ranking P.I.S.A. En ambos extrañamente estamos casi al final de la lista. En el área de matemática claramente los contenidos que se les toman a los chicos en estos exámenes no se vinculan a la modalidad de enseñanza, ni a las de evaluación, ni a la presentación de los ejercicios que trabajamos en Argentina.
El conductismo tuvo y tiene un fuerte espacio de poder en la escuela. La “instrucción” ha acuñado generaciones de argentinos a sangre y fuego. En la “instrucción” como práctica no hay espacio para la producción individual, hay que obedecer, creer y obedecer. Así se es bueno, haciendo listas de cuentas, progresiones de problemas que se resuelven solo del modo que lo hizo el docente, “lo dice el libro” es así, un libro, de alguna editorial, de alguna parte del mundo.
¿Qué puede marcarnos más que la repetición? ¿Cuál es nuestra idea actual del quehacer matemático? ¿Cuál es la relación entre la enseñanza de las matemáticas y el poder?
Las tablas de memoria para el lunes, las propiedades para la semana que viene, las operaciones para el miércoles, mes a mes, año a año, el énfasis en lo procedimental no brinda muchos recursos para abordar la acción sobre el mundo en relación con otros conocimientos como la economía y la ciencia pero pone al docente en un lugar de poder que es tentador y seguro. Enseñar así, es lisa y llanamente enseñar a obedecer.
En el sistema educativo hay muchos individuos que aprenden sin dudas, pocos que aprenden llenos de dudas y una mayoría que se queda con los “saberes que se enseñan detrás del contenido escolar”.
Los tiempos cambian, actualmente se superponen muchas modalidades de enseñanza, la “instrucción” y las didácticas posteriores se amalgaman. Hay intersticios para acercarse de otro modo al conocimiento matemático, en este sentido, el lugar privilegiado de la resolución de problemas es un punto de partida que brinda la posibilidad a los chicos de generar modelos para la creación y transformación del mundo, que los valora como portadores de un saber y un potencial de creación.
Al respecto B. Charlot expresa en “La epistemología implícita en las prácticas de las matemáticas (conferencia dictada en Cannes en Marzo de 1986)”:
“¿Qué es estudiar matemáticas? Mi respuesta global será que estudiar matemáticas es efectivamente HACERLAS, en el sentido propio del término, construirlas, fabricarlas, producirlas, ya sea en la historia del pensamiento humano o en el aprendizaje individual. No se trata de hacer que los alumnos reinventen las matemáticas que ya existen sino de comprometerlos en un proceso de producción matemática donde la actividad que ellos desarrollen tenga el mismo sentido que el de los matemáticos que forjaron los conceptos matemáticos nuevos.”
Todos tenemos algo que decir acerca de cómo aprendimos o enseñamos matemáticas, este texto es una invitación a reflexionar sobre la práctica, pero por sobre todo, una invitación a encontrar más y mejores respuestas a las preguntas que compartí con ustedes.
* Juan Ignacio Rotemberg es profesor de nivel primario especializado en inclusión educativa y didáctica de la matemática. Comenzó su carrera como formador profesional y hace diez años que desarrolla su práctica docente en diversos contextos socio-educativos. Ha participado de numerosos talleres de escritura de la Sociedad Argentina de Escritores y ha elaborado y coelaborado varias publicaciones. Actualmente se desempeña como docente de nivel primario en la cárcel de Devoto –U.D.2- y como profesor de matemáticas en "La escuela para el hombre nuevo", ocasionalmente brinda charlas y seminarios orientados a la mejora de la calidad educativa en el área de matemática y a la formación de educadores populares.
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