En esta primera parte de este nuevo añoescolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendoy seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 17 de Setiembre de 2013:
En su primera reflexión, Daniela resalta el valor formativo de la práctica docente en la (trans)formación integral del estudiante como persona y en la necesidad de que la formación universitaria incluya la mejor preparación para el mundo laboral.
- Daniela,     ¿Qué es para vos “ser docente”?
- Para mí     ser docente es transmitir los conocimientos de determinada disciplina,     pero también es acompañar a los estudiantes en su crecimiento como     persona. En el caso de los docentes universitarios, permitir que los     estudiantes conozcan todos los campos de acción de su profesión y que     puedan decidir a cuál de estos campos les gustaría dedicarse, así como     ayudarlos dentro de lo posible en su inserción en el mundo laboral, ya que     la mayoría empiezan la facultad sin haber trabajado nunca en ningún lugar,     y muchos no conocen a otros profesionales de esa área que los ayuden a     insertarse laboralmente.
A la hora de pensar en las características que hacen a l@s docentes mejores facilitadores de los aprendizajes de sus estudiantes, Daniela reflexiona sobre cuestiones como la experiencia, la capacidad de formar grupos de trabajo interdisciplinarios (algo que suele ser sumamente difícil pero que sería sin dudas más que útil), la motivación y la capacitación continua de l@s docentes.
- ¿Qué     características creés que debería tener un docente para ser mejor como     facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
- Creo     que un docente debería tener experiencia en el área de la materia. Por     ejemplo, un docente de Semiología debería dedicarse a la clínica y un     docente de Nutrición debería trabajar con grandes animales (porque en     nuestra facultad esa materia está muy orientada a la producción). Además,     en materias que son más específicas de otras carreras, me gustaría que el     equipo docente fuera interdisciplinario: integrado por profesionales de     las carreras a las que corresponde la materia (Química, Física, Agronomía,     etc…) porque podrían profundizar más en ciertos temas, y también por     veterinarios que darían un enfoque aplicado a la carrera. Hablando con     estudiantes de otras carreras, surge que en muchas facultades los docentes     son egresados de la misma facultad en la que dictan clases, y por eso     muchas veces saben únicamente los temas correspondientes al programa de la     materia y no pueden resolver muchas de las dudas o inquietudes que surgen     en los estudiantes. De todas maneras en estos casos está en cada uno de     estos docentes buscar información sobre estos temas, capacitarse,     intercambiar opiniones con otros profesionales y con docentes de otras     facultades, para enriquecer sus clases lo máximo posible. 
- Si     tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una     película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué     libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
- Estuve     pensando mucho esta respuesta y, si bien no lo considero “relevante” para     mejorar la práctica docente, se me ocurrió la canción “Como boomerang”, de     Juan Carlos Baglietto. Elegí esta canción porque me parece que un docente     que realmente ama la docencia, espera dar lo mejor de sí mismo para sus     estudiantes, para que aprendan todo lo que puedan y para que lo apliquen     en las situaciones que les surjan en el futuro (“A vos te presto mi     corazón, llevalo por otros mundos y otras distancias y otros amores,     llevátelo. A vos te doy mi mejor canción llevala para tu vida…”) y porque     en mi experiencia con mis docentes, muchos de ellos estuvieron abiertos a     que los ex-alumnos los volviéramos a buscar para consultar dudas, o para     contarles alguna situación relacionada con lo que aprendimos con ellos, o     simplemente para saludar, así como también muchos de ellos se ocupan de     mandarnos mensajes a los ex-alumnos para preguntarnos cómo estamos y     ofrecernos su ayuda (“Yo la esperaré despierto otra vez cuando ella quiera     volver trayéndome nuevas historias para contar”). Estoy acostumbrada de     toda la vida a tener una relación bastante horizontal con mis docentes y     creo que eso facilitó mi aprendizaje. Para terminar con esta respuesta me     gustaría repetir algo que nos dijo una vez un gran profesor ya jubilado a     sus ex-alumnos, después de varios años de egresados: “el saber no es algo     solemne y arduo, el saber también es alegría”. Porque estoy convencida de     que con alegría durante el aprendizaje, todos aprendemos mucho mejor y     buscamos aplicar esos conocimientos con pasión.
Cerrando la entrevista, Daniela vuelve sobre algunos aspectos centrales de la tarea docente y de los aprendizajes: la importancia de un ambiente alegre donde “la pasemos bien”, el cariño y el afecto, el buen clima grupal, el acompañamiento, la relación con otr@s, la motivación y el estímulo para aprender, la (trans)formación personal y profesional, la autonomía y la relevancia de la formación práctica. 
- ¿Cuáles     de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes resultaron más     exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
- Básicamente     cuando uno la pasa bien en clase y hay una buena relación con los     docentes, aprende mejor. Siempre lo pensé y hace unos meses leí que se     está estudiado que esto ocurre. Esta semana, estudiando para la facultad,     busqué mis apuntes de materias de años anteriores para repasar algún tema     y me di cuenta de que cuando la pasaba mejor en una materia, mis apuntes eran     mucho más prolijos y completos que en las materias en las que no había tan     buen clima grupal. En este tema se podría diferenciar el caso de los     docentes de secundaria del caso de los docentes universitarios. Los     estudiantes de secundaria tienen una variedad de materias que     probablemente no les gusten y está en el docente estimularlos para que se     interesen por determinado tema. También puede pasar que los estudiantes se     encariñen con algún docente porque los acompaña en su crecimiento y el     cariño al docente provoque que estas personas estudien con más ganas     determinadas materias; o por el contrario, el rechazo por un docente se     refleja en el rechazo hacia la materia que dicta esta persona. Como     ejemplo, me acuerdo que el primer día de clases de inglés de 3° año, Pat,     la profesora, nos preguntó si nos gustaba su materia. Como a mí no me     gustaba, no contesté. Se dio cuenta de que no le había contestado,     entonces me preguntó específicamente a mí y cuando le dije que no, me     contestó “este año te va a gustar”. Al principio no le creí, pero después     sus clases fueron muy entretenidas y su relación con nosotros era casi de     amistad. A lo largo del año, Pat nos fue conociendo y fue viendo qué temas     le interesaban a cada uno, y a todos nos “enganchaba” desde un tema que     nos gustaba, por ejemplo a mí siempre me incentivó para que aprendiera más     sobre animales. Con el paso del tiempo me di cuenta de que nunca aprendí     tanto inglés como ese año. Algo parecido me pasó en la facultad: un     docente casi todas las semanas me mandaba a buscar información sobre algún     animal autóctono, para relacionarlo con su materia. Así pude integrar     conceptos de distintas unidades de la materia, relacionándolos con un tema     de mi interés y además se generó un buen clima grupal, lo cual hacía que     yo estudiara la materia con más ganas y así me resultó muy fácil aprobar     los parciales, a pesar del poco tiempo que tenía para estudiar.
- Para     terminar, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los     objetivos de la Educación?
- Como     dije anteriormente, creo que los objetivos de la educación dependen del     nivel del que se trate. En el caso de que se trabaje con menores de edad     creo que es importante acompañarlos en su crecimiento, marcarles aspectos     de su comportamiento que podrían afectar su relación con sus pares,     estimularlos para que aprendan sobre temas que les interesan. En el caso     de la educación universitaria el principal objetivo es formar     profesionales, por lo tanto creo que la exigencia tiene que ser máxima     (especialmente en carreras en las que directa o indirectamente el mal     desempeño del profesional puede afectar a la salud de los demás o al     medioambiente) y hay que estimular a los estudiantes para que busquen     información por su cuenta, para que se informen sobre los ámbitos en los     que se van a desarrollar como profesionales y, en el caso de materias más     prácticas que teóricas, hay que enseñar bien las maniobras necesarias, por     ejemplo para intubar o para poner un catéter. No alcanza con realizar una     maniobra dos veces en un día o en un cuatrimestre, creo que ese tipo de     cosas hay que practicarlas durante varios meses para poder realizarlas con     éxito una vez recibidos.
*Daniela Lin es estudiante de Veterinaria en la UBA. Actualmente está cursando cuarto año y se desempeña como concurrente en las cátedras de QuímicaBiológica y de Semiología de esta Facultad.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario