En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 27 de Agosto de 2013:
En
el ámbito docente, especialmente en el nivel universitario, se ha
transferido conocimiento de manera teórico práctica, considerando la
práctica como el equilibrio o complemento necesario para la adquisición
de los aprendizajes. En este sentido, me permito proponerles dar un pasito más incluyendo un aspecto muchas veces dejado de lado: la vivencia.
Ya sean clases enteramente presenciales o virtuales, o una articulación de ambas, la
diversidad de personas que asisten a las aulas requiere que pongamos en
valor algunas estrategias lúdicas enriquecedoras donde el cursante se
sienta protagonista y desafíe su “estar en el mundo”.
¿Por qué? Porque los aprendizajes propuestos desde una Pedagogía Lúdica que
implica un proceso inverso (vivencia, reflexión, sistematización de
contenidos) al paradigma de la Pedagogía tradicional con la que muchos
de nosotros transitamos las escuelas, aportan
el lugar de protagonismo necesario, un lugar en el que hay que hacerse
cargo de lo que pones en palabras y ser consecuente con los actos
propios, un lugar de registro del Otro como persona, cargado de su
propia subjetividad con el que seguramente debamos consensuar para poder
compartir, un lugar donde la imaginación se hace presente para
encontrar alternativas en favor de todos, un lugar donde el aprendizaje
se torna menos complejo y más receptivo.
¿Por qué eludir el juego entonces? ¿Por qué para que algo sea académico tiene que ser solemne, aburrido y abstracto?
Actualmente,
se está haciendo más visible el trabajo que desde hace años vienen
haciendo personas muy comprometidas con “enseñar a jugar y redescubrir
el juego” en niveles primarios, secundarios y desde espacios de
Formación Docente, proponiendo la ampliación del abanico de propuestas
en las que se incluyen estrategias lúdicas. En el caso Universitario,
estos espacios se dan en Carreras del tipo Humanísticas o en relación a
Extensión Universitaria y los Programas que trabajan en barrios o
escuelas. También, se han empezado a incorporar en cursos virtuales,
ejemplo de ello son los Cursos ofrecidos por el CITEP.
La
tendencia sobre la que se investiga hoy, es Gaming o Gamification, que
es nada más ni nada menos que la incorporación del Juego en los ámbitos
laborales. Recuperar
la propia matriz de aprendizaje lúdico para desdramatizar y encontrar
diversas soluciones a un mismo conflicto, proyectar y expandirse. Para repensar lo obvio, es necesario preguntarnos acerca de nosotros mismos. La
carga emocional que implican las estrategias lúdicas que utilizamos,
coloca a las personas en un espacio transicional, de conexión con su
creatividad y los enfrenta a sus propios saberes: este es el lugar de la
resistencia. Nos
resistimos a corrernos del espacio confortable que nos dio nuestra
práctica probada durante tantos años y nos cuesta asumir el cambio.
La implementación de estrategias lúdicas, es enriquecedora en múltiples niveles. Dice Graciela Scheines (Licenciada en Letras y Dra. en Filosofía y Letras por la UBA. Investigadora. Escritora):“Las
cárceles imponen sus normas. Jugar nos hace libres. Pero como sólo se
juega desde el caos o el vacío, paradójicamente jugar es fundar un
orden, levantar una tienda en la intemperie”. El juego, para la adquisición de aprendizajes puede estar presente como fondo, como forma y como contenido.Jugar
reúne, implica comunidad, transforma en cada aparición espontánea o no,
la vida de las personas, nos ayuda a tener una disponibilidad lúdica
frente a los aspectos de la cotidianeidad más terribles. El juego provoca sinergia constructiva y crea puentes invisibles donde andamiar los aprendizajes.
No es necesario ser un animador de cumpleaños para preparar las clases de manera lúdica y creativa. Sí, exige
de un compromiso, de actualizarse, de registrar la presencia de un
Otro, de un pulso lúdico dispuesto a entrar en comunicación expresiva y,
de poner el cuerpo (sí, en la virtualidad también se puede!).
Estrategias lúdicas en la Universidad, sacá el “Ser Jugante” que hay en vos!
*Elsa B Aubert (Elsie)(@ebaubert) es Licenciada en Educación y Ludoeducadora. Actriz y Narradora Oral. Se desempeña actualmente en la Dirección de Programas de la Asociación Civil IPA Argentina, por el Derecho del niño/a a Jugar. Es Docente Formadora del Instituto IPD C-217 de la misma Asociación en Juego, Lenguajes expresivos, Pedagogía Lúdica y Alfabetización Integral. También se desempeña como tutora virtualen los cursos CITEP. Es fotógrafa aficionada con proyectos particulares en desarrollo.
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