martes, 11 de diciembre de 2018

¿Cómo aprende Rena? Correr los límites, con libertad, para hacer la Vida más entretenida.



En este 2018 el Blog espera, una vez más, incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes. Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos seguir (re)pensándonos a partir de textos que reflexionen sobre “cómo aprendemos”.
Como dijimos en entradas anteriores, pareciera ser que muches docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestres estudiantes aprendan.
Sin embargo, no tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestres estudiantes para aprender y cómo hacen nuestres estudiantes para aprender en nuestras materias.
Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de tuerca a esta reflexión a partir de relatos, en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden les estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestres estudiantes, cada vez más autónomes. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente escribió Renata Mina *.

Cuando reflexiona sobre cómo aprende en la Facultad, Rena enumera una serie de “pasos” en los que utiliza una variedad de estrategias neuro-cognitivas que le van permitiendo construir esos nuevos aprendizajes y la preparan para ser “evaluada” de la manera tradicional: “primero me gusta escuchar alguna explicación o introducción al tema ya que permite saber a qué apuntar después. Luego voy a la bibliografía recomendada y trato de ir comprendiendo los contenidos a medida que voy leyendo. Al terminar de leer armo mi resumen, para esto me sirve ‘desarmar’ los textos que anteriormente leí, armando nuevos textos, cuadros, redes y/o dibujos. Luego trato de decirlo oralmente sola o con algún compañerx. Lo hago así porque es la forma que me resulta más práctica para incorporar los conceptos. Esto varía según el tema que tenga que aprender y el tiempo que tenga para hacerlo”.

Cuando reflexiona sobre cómo aprende fuera de la Facultad, Rena le otorga cierta relevancia a la repetición (sobre todo en lo “mecánico”) y a la práctica pero también a la motivación y a la observación (por ejemplo de videos): “a andar en bicicleta aprendí mientras jugaba, practicando hasta que salió. Supongo que a atarme lo cordones o hablar fue de la misma forma. A tocar la guitarra con mucha práctica, videos y canciones que me gustaban. A nadar de muy chica, primero aprendí a flotar, luego, de más grande, los distintos tipos de brazadas por un lado, por el otro de patadas y después todo junto. A cocinar voy aprendiendo con la práctica, veo videos, busco recetas, experimento hasta que llego a los sabores que busco. Lo hago así simplemente porque me surge así”.

Al relacionar o comparar aprendizajes académicos y no académicos, Rena encuentra aspectos comunes, como la necesidad de práctica y de motivación pero también encuentra diferencias relevantes no sólo en los intereses sino también en los tiempos. Como si hubiera leído la idea del siempre genial Carlos Skliar de que debemos respetar que cada estudiante aprenda “a su tiempo y a su modo”, Rena entiende como un “límite a la libertad de aprender” el manejo de los tiempos de aprendizaje y de los modos de evaluar del sistema educativo universitario: “tanto para aprender contenidos académicos como para aprender  aprendizajes extraescolares se necesita práctica, tranquilidad, tiempo y sobretodo motivación. Cuando estoy aprendiendo algo extraescolar la motivación es lo que me impulsa a aprenderlo, por lo que se hace más fácil. En cambio, a veces, cundo estoy aprendiendo determinados contenidos académicos puedo cruzarme con algún tema que no despierte mi interés y por ende que me desmotive, pero si está claro el objetivo que tengo puedo buscar la forma de recuperar esta motivación. Por otro lado a los contenidos académicos hay que aprenderlos dentro de un determinado tiempo, lo que puede ser otra dificultad. Esto a su vez nos pone un límite de cuánto debemos aprender, que sumado a las instancias evaluativas de las que van acompañados reducen mucho las libertades. Pero por otro lado nos obligan a aprender cosas que quizás voluntariamente no lo hubiéramos hecho que pueden resultar muy útiles e interesantes”.

Finalmente, Rena nos cuenta que reflexionar sobre estas cuestiones la hizo replantearse las maneras en que aprende y volver a dudar sobre la “libertad” con la que aprendemos y sobre la importancia de aprender para vivir mejor: “tener que pensar sobre estas cuestiones me genero dudas  acerca de los métodos que utilizamos para aprender, por un lado nos dan libertades y por otro, no las quitan, nos restringen. Aprender es incorporar conocimientos, herramientas y capitales que nos permiten mirar las cosas con nuevas perspectivas, salir de nuestra zona de confort, defendernos en distintos aspectos de la vida. Creo que aprender es ampliar nuestros intereses, es hacer la vida más entretenida”.

* Renata Mina (@renatamina_) es estudiante de Veterinaria en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA y feminista. Se desempeña como hija, hermana, amiga y alumna. Es del interior (al que todavía no puede soltar), le gusta hacer pilates, teatro, tocar la guitarra y los animales.

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