En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 7 de Noviembre de 2017:
Los días 10 al 13 de Octubre se llevó a cabo en Buenos Aires el Cuarto Congreso Latinoamericano de Filosofía de la Educación “Desafíos de la filosofía de la Educación en América Latina: memoria y prospectiva”, con los auspicios de la Facultad de Ciencias de la Educación (Universidad Nacional de Entre Ríos), la Facultad de Humanidades (Universidad Nacional de Salta), la Facultad de Ciencias Humanas (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires) y Noveduc (Editorial Novedades Educativas).
A priori la idea del Congreso, las actividades propuestas y la presentación de conferencistas de la talla de Carlos Skliar, Fernando Bárcena o Carlos Cullen, nos permitían imaginar un escenario fértil para la (trans)formación individual y colectiva, sobre la que tanto insistimos desde este (intento de) espacio de comunicación.
El objetivo de esta entrada es contarles algunas ideas (por supuesto sesgadas y recortadas según nuestros intereses, nuestra trayectoria y nuestros posicionamientos) sobre las que se reflexionó en (por razones obvias) sólo algunas de las muchas actividades (conferencias, mesas de trabajo, seminarios, talleres, actividades culturales) que ocurrían simultáneamente en varios espacios del Campus de la Universidad de San Martín (UNSAM) durante más de 10 horas cada día.
La presentación del Congreso estuvo a cargo de Renato Huarte Cuellar (presidente de ALFE) y Carlos Greco (Decano de la Escuela de Humanidades de UNSAM) quien dio la bienvenida en nombre de esta institución (del conurbano bonaerense) que está cumpliendo 25 años y tiene una matrícula de 22000 estudiantes, que incluye un 75% de “primea generación de universitari@s”.
Párrafo aparte merece el campus de la UNSAM: un hermoso lugar (limpio y cuidado) que presenta estructuras recicladas (que aún conserva en tornavías original de los talleres ferroviarios) combinadas con modernos edificios y laboratorios de investigación y hasta una carpa de circo. Cada vez que nos ha tocado ir, nos han tratado de maravilla y se respira un clima de alegría y respeto en toda la comunidad universitaria que se advierte no sólo en el cuidado del espacio sino también en los rostros de estudiantes y docentes que, sentados en el pasto, en los bancos, en las aulas, caminando por los pasillos o estudiando en la (moderna) biblioteca, llenan de Vida el lugar.
La conferencia de apertura (“Entre el arraigo y el éxodo, la filosofía de la Educación, en nuestra América”) estuvo a cargo del Dr. Carlos Cullen y dejó tantas reflexiones tan interesantes para (re)pensar(nos) y repensar nuestra práctica que serán presentadas en una próxima entrada.
Respecto a las presentaciones de las mesas de trabajo lo primero que aparece como reflexión es la alegría de saber que hay mucha gente haciendo (y pensando) muchas cosas. Por supuesto, algunas mejores y otras peores, algunas con mayor rigor científico y otras con menor rigor científico, algunas planteadas desde posicionamientos que un@ comparte más y otras planteadas desde posicionamientos que un@ comparte menos. Pero es grato saber que son much@s l@s docentes o los “actores” vinculad@s con el campo educativo que están reflexionando e investigando sobre su prácticas.
También es interesante romper un poco con esa lógica de docentes que nos juntamos en Congresos de Educación a reflexionar sobre “lo mal que está la Educación”. En la mayoría de los Congresos de las demás disciplinas se juntan para mostrar sus éxitos y sus logros y ni se les ocurriría presentar todas las experiencias que no resultaron como esperaban. Si bien no coincidimos con esa idea de pensar en la Educación como la causa y la solución (vaya paradoja) de todos los problemas de la sociedad y a pesar de ver con buenos ojos nuestra “clásica autocrítica docente”, celebramos que en estos encuentros también nos hagamos lugar para reflexionar sobre los supuestos que subyacen a nuestras prácticas.
Ahora sí, nos metemos con las reflexiones más interesantes o más “radiales”, en términos de haber sido abordadas en varios espacios desde diferentes lugares, indicando que son cuestiones centrales del debate actual en relación con la filosofía de la educación en nuestra América. La palabra más repetida a lo largo del Congreso no fue “Educación”, ni fue “aprendizajes”, ni fue “docente”, ni fue “filosofía”. La palabra más repetida fue: “Otro”. Desde este humilde espacio, que pretende semanalmente invitar a la reflexión, nos alegramos profundamente de este hecho para nada menor, ya que consideramos que todo lo que hace a nuestra práctica docente y, por ende, a los aprendizajes de nuestr@s estudiantes está determinado por una cierta manera de construir al Otro y de darle al Otro “un lugar”.
Dos ideas aparecieron, abordadas desde diferentes lugares, a lo largo de varias actividades, indicando que son cuestiones centrales del debate actual (al menos en el campo de la filosofía de la Educación): la dimensión ético-política de la tarea docente y la construcción del otro en tanto otro. Así fue como en una de las muchísimas “mesas de trabajo” Alex Cárdenas Guenel (de Chile) nos habló de “El diálogo como fundamento ético de la Educación” y Facundo Giuliano (de Argentina) nos presentó su trabajo “El totalitarismo de la razón evaluadora en Educación. Una introducción filosófico-educativa: por un desvío ético-político”. En el mismo, Facundo nos invitó, con claras referencias a Hanna Arendt, Carlos Cullen, Jacques Ranciere y Carlos Skliar, a pensar en un desvío que desnaturalice la “dualidad” educación/evaluación y a concebir la evaluación como “un acontecimiento que invite a la escucha y permita la aparición de otro original”. Algo parecido ocurrió en los talleres, como el taller “La pregunta: instrumento y posibilidad en la formación docente”, organizado por docentes y estudiantes del Instituto de Enseñanza Superior Alicia Moreau de Justo, en el que nos invitaron (con interesantes y muy preparadas actividades) a pensar las posibilidades del diálogo y los “usos” de las preguntas a partir de una hermenéutica ontológica Gadameriana. Así fue como pensamos en las “preguntas posibilitadoras y auténticas” (sin respuestas prefijadas que pueden dar lugar a conocimientos nuevos para los dialogantes) como “apertura de la Otredad” y en el diálogo “logrado” como un “espacio” en el que hay un conocimiento del Otro pero también un conocimiento de uno mismo.
El cierre del Congreso no podía haber sido mejor. El Viernes al mediodía arrancó con la conferencia de cierre “Preguntas y enseñanzas que vienen de antaño (elogio de una vida filosófica)”, a cargo de Fernando Bárcena y Carlos Skliar pero nos tenía preparada una sorpresa que nos conmovería a tod@s. Durante la conferencia Fernando y Carlos nos invitaron a pensar ¿qué preguntas antiguas aún podemos preguntar(nos)? y así fue como llegaron a tres líneas de preguntas que aún debieran orientar nuestras reflexiones en el campo de la filosofía de la Educación:
- ¿Quién sostiene, de verdad, que sin Educación no hay sujeto?
- ¿Cómo y quién sostiene que educar significa salir al mundo (no al mercado) para allí, en esa travesía, aprender el difícil arte de vivir (no de ganarse la Vida)?
- ¿Qué figuras del profesor alimentan esta búsqueda?
Probablemente, como sugirió Carlos Skliar, somos “los que vamos al aula todos los días” los que sostenemos “esa” Educación y la figura del “maestro” (del Educador) debería ser “una figura que recupera la alteridad (del maestro), la anterioridad (no de pasado ni de la herencia pero si de ese “hemos estado antes en el mundo”) y la conversación (como una conversación que se aleja del diálogo instrumental y se pregunta, de repente, ¿de qué estábamos hablando?)”. Pero como les adelantamos, nos aguardaba una hermosa sorpresa: Fernando y Carlos (nos) habían preparado un cierre de lujo que combinó música, literatura, poesía, lectura y canción y que provocó la emoción de tod@s l@s que allí estábamos confirmando ese la experiencia compartida y del acontecimiento que conmueve y del que nos salimos igual que como entramos porque nos afectó (desde los afectos) y nos transformó. Pero contarlo sería inútil y l@s invitamos a que lo vean (y lo disfruten) en este link.
Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que sin necesidad de viajar cientos de kilómetros ni de participar de eventos de estas características será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.
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