En este nuevo año escolar/académico en el
que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes
(cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en
nuestres estudiantes (cada vez) más autónomes; tendremos una entrada nueva el último Martes de cada mes y, para no
aburrirnos entre una y otra, nos
invitamos a (re)leer, cada día, una de las
entradas publicadas los años anteriores. Para quienes no las leyeron, éstas
podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para quienes
sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a,
(nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los
aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 24 de Noviembre de 2015:
En la actualidad, se utiliza un sistema de calificación por nota, que consiste en que los alumnos sean evaluados luego de ser brindados los contenidos, para determinar cuánto aprendieron sobre un tema específico. A pesar de que este sistema es el que menos trabajo implica para que un profesor o docente pueda determinar si un alumno aprendió o no, sinceramente creo que está errado. Lo único que muestra es la capacidad de un alumno para retener datos en un momento determinado, lo cual no siempre implica que haya aprendido los contenidos, sino que a veces puede haberlos estudiado sólamente de memoria, lo cual no brinda la capacidad de un razonamiento propio apoyado en la teoría explicada por el profesor en clase, sino que el sistema incita a que el profesor razone por el alumno, y que este sólo estudie contenidos memoristicamente, muchas veces sin haberlos entendido, con el simple objetivo de aprobar las notas y no llevarse una materia.
Pienso que en una evaluación, ya sea oral o escrita, uno no demuestra siempre lo que sabe, sino que solamente le hace saber al profesor que leyó su material, pero que no implica el resultado de un razonamiento lógico de los contenidos dados en clase, sino que sólo demuestra que el alumno se puso a leer y memorizar estos datos previo a la prueba, y que muchas veces sólo se almacenan a corto plazo en el cerebro del estudiante, siendo olvidados luego por el mismo.
Además, una materia no debe ser evaluada en un solo día, ya que hay muchos factores negativos que pueden incidir que en esa evaluación al alumno no le vaya bien, por ejemplo, falta de tiempo de estudios, cuestiones familiares, exceso de contenidos explicados o que justo el tema que fue evaluado no era el más sabido por el estudiante. Mi idea de un buen profesor es aquel que no sólo determine el rendimiento de un alumno según sus notas, sino que tenga un concepto de la evolución del alumno conforme van pasando las clases, y que pueda comprender la situación particular de cada uno, por ejemplo viendo cómo se desempeña en clase, si cumple con las actividades, si se ve un compromiso que él tiene con la materia.
Veo que muchas veces los profesores toman a los alumnos como si todos tuvieran los mismos tiempos y habilidades al aplicar el sistema convencional de calificaciones, cuando en realidad cada alumno tiene su método de aprendizaje y su facilidad/dificultad con los contenidos explicados en clase, por ejemplo a un alumno le puede ir bien en matemática pero no en biología, pero a otro alumno que le va mal en matemática sí le va bien en biología.
Mi opinión es que este sistema de calificaciones intenta que todos los alumnos sean formados de la misma manera, impidiendo una libre expresión y libre aprendizaje por parte de cada uno de los estudiantes, que es en realidad el objetivo de la escuela y de la educación en sí. Esto muchas veces lleva a la frustración de aquel alumno/a, que por serle más difícil estudiar los contenidos y aprobar los exámenes que a sus compañeros, se siente inferior a estos, debido a la comparación de sus notas, cuando en realidad puede tener otras facilidades que sus compañeros no tengan.
Por estas razones, creo que un buen profesor no debe tratar a su clase como si fuera homogénea, cuando en realidad cada alumno y alumna tiene sus propias habilidades. Esto se lograría, por ejemplo, permitiendo que cada alumno realice un resumen, ya sea escrito u oral, sobre lo que entendió acerca un concepto determinado, y que al final de cada año pueda hacer una autoevaluación de cómo cree que le fue durante todo el camino transitado en la materia.
* Guido Verde es estudiante (está cursando cuarto año) en la Escuela Agropecuaria de la UBA y tiene 17 años. Le encanta estar con sus compañeros y pasar tiempo con ellos, jugar al fútbol, y en sus ratos libres ver películas y series. Es hincha de Boca Juniors y es un gran apasionado de la tecnología moderna.
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