En este 2019, el Blog #AsíFuimosAprendiendo incorpora una
nueva “sección” en la que referentes del campo educativo, docentes y
estudiantes nos invitan a leer 5 libros que les (trans)formaron, les
conmovieron, les ayudaron a repensar sus prácticas o que, por algún motivo,
creen que estaría bueno que otres docentes (y otres estudiantes) preocupades
por “la Educación” y los aprendizajes, los leamos.
En esta entrada es un placer publicar “los 5 libros para tu
(trans)formación” de Sergio Morado *.
Me es muy difícil elegir sólo 5 libros que hayan
significado para mí un punto de partida para pensar o reflexionar sobre mí
mismo o sobre mi vida como docente. Los libros han significado siempre una
forma de comunicarme con el otro y con el mundo. Han sido un medio para
conocerme y conocer al otro, para entenderme y entenderlo. Lo han sido y lo
siguen siendo, porque sigo intentando a través de los libros desentrañar la
compleja trama de este mundo del cual soy parte inevitablemente. Siempre pienso
que podría cambiar muchas cosas de mi vida y aún así seguir siendo quien soy y
seguir siendo feliz, pero hay algunas pasiones que me definen, sin las cuales
me resultaría muy difícil vivir. Entre esas pasiones están, sin dudas, la
docencia y los libros. Por eso, los 5 libros a los cuales hago mención en este
artículo son solamente una pequeña porción de los muchos que podría nombrar.
Ellos mismos evocan una cantidad innumerable de otros libros que han influido a
sus autores y que, a través de ellos, han influido en mí.
“El hombre mediocre”, de José
Ingenieros (1913).
En
orden temporal, este fue el primero de esta serie que llegó a mi vida. En ese
momento estaba a mitad de la carrera de veterinaria y este libro representó un
quiebre enorme entre la imagen de profesional que presentaba el autor y la que
tenía frente a mí día a día. Inspiró aún más en mí la necesidad de
diferenciarme de esa representación que veía en la facultad y que estaba tan
alejada de lo que había imaginado para mí mismo en un futuro. El análisis de la
sociedad de José Ingenieros es sumamente crudo y polémico, tan actual en este
momento como cuando lo escribió. Al leerlo me sentí en muchos aspectos
identificado, principalmente en la búsqueda de lo que el autor llama el buen
sentido, característica de las almas que aspiran a algo más que la mera
existencia, como contrapartida del sentido común. Mi idea hoy por hoy de la
mediocridad, en los diferentes órdenes de la vida, probablemente haya sido
atravesada por distintos matices que he aprendido en estos años, pero sigo
compartiendo el ideal que representa Ingenieros sobre los espíritus que ansían
la constante superación personal.
“Pedagogía de la autonomía”,
de Paulo Freire (1996).
Paulo
Freire es un autor al que es sumamente enriquecedor leer y releer en diversas
ocasiones. Pareciera que en cada texto ronda sobre los mismos conceptos y, sin
embargo, en cada relectura es posible encontrar algo diferente, oculto en
anteriores lecturas. Este libro en particular, por sí mismo o por el momento en
que lo leí, ha influido de manera especial en la forma de entenderme y de
ejercer mi oficio de docente. A partir de él y del libro que le sigue en esta
lista, comencé a transformar mi forma de ser docente, estimulando aún más la
reconstrucción del conocimiento por parte de los estudiantes y procurando
ocupar un rol menos protagónico en el aula. Comprendí la importancia de
estimular a los estudiantes a ser y a creerse autónomos, a dejar de depender
del docente, a dejar de creer en la omnipresencia y la sabiduría del docente,
para pasar a cuestionarla y a reforzar su autoestima y su confianza en lo que
pueden aprender por sí mismos a partir de sus propias experiencias.
“El maestro ignorante”, de
Jacques Ranciére (1987).
Este
libro representó un estímulo definitivo para terminar de cambiar mi forma de
entender y de ejercer la docencia. La experiencia de su lectura fue
esclarecedora en muchos aspectos, ya que lo leí en el marco de un taller del
cual formaron parte otros docentes. Ranciére, a través de su escritura,
transforma en inevitable la elección de una postura por parte de quien lo lee.
Al discutir los diferentes capítulos quedó claramente definida la posición de
cada uno de los que formábamos parte del taller, así como resultó claro que los
estudiantes pueden lograr emanciparse como un acto de rebeldía frente a un
docente embrutecedor. Frente a un sistema educativo aún basado en el
embrutecimiento de los estudiantes, este libro representa una herramienta
indispensable para cambiar el punto de vista de quienes sentimos la docencia
como una forma de vivir.
“Pedagogías de las
diferencias”, de Carlos Skliar (2017).
Carlos
Skliar combina de manera magistral el arte de escribir con una visión aguda y
crítica, pero a la vez esperanzadora, sobre la inequidad, las diferencias entre
las fragilidades de los estudiantes y sobre el oficio de ser docentes. Así como
con Freire terminé de comprender la importancia de estimular la formación de
estudiantes autónomos, involucrados completamente en las diferentes instancias
de su aprendizaje, leyendo a Skliar entendí de otra manera mi rol en ese
contexto. Pedagogías de las diferencias pone el foco en todo momento en la
importancia de considerar al otro, con su fragilidad, sus motivaciones y
emociones, a la vez que describe al docente como alguien que también cuenta con
su propia fragilidad. Es justamente esa fragilidad la que permite al docente
ser sensible ante las necesidades diferentes de cada estudiante y lo que
justifica su indispensabilidad en el aula. Más interesante aún, Skliar sostiene
la idea de un docente como un ser inacabado, incompleto, en constante
autorreflexión y autodefinición, en contraste con la imagen tradicional de un
docente ya “formado” y estático tanto en sus metodologías como en su ideología.
“Obra poética completa”,
de Jorge Luis Borges (2011).
Sería
imposible para mí hablar de libros y no hablar de Borges. La idea de un docente
inacabado, incompleto y autorreflexivo que representa Skliar tiene en parte un
origen en la idea borgeana de un ser inacabado, frágil, que no puede definirse
completamente a sí mismo sin la mirada y la presencia del otro. Con ningún
escritor he reflexionado tanto sobre mí mismo y, por ende, sobre mí mismo como
docente, como lo he hecho leyendo a Borges. Incluyo en esta selección la obra
poética porque considero que es en sus poemas en los cuales Borges es aún más
profundo y muestra con más claridad su fragilidad, sus dudas y su idea de no
poder comprenderse completamente a sí mismo sin considerar al otro. La
erudición que reflejan los cuentos y los ensayos deja lugar en los poemas al
conflicto interno y a la propia incógnita del autor sobre cuál de los infinitos
Borges posibles es el más auténtico. Esa es una incógnita que debería acompañar
al docente cada vez que planifica un curso o que entra al aula, es la única
forma en la cual se puede seguir aprendiendo sobre uno mismo, sobre el otro y
sobre las infinitas relaciones posibles entre ambos.
*
Sergio Morado (@SergioMorado1) es docente/investigador en la Cátedra de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la
Universidad de Buenos Aires. Es un
ferviente apasionado de la música y
la literatura, y un gran admirador
del Emperador Napoleón.
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