En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 8 de Junio de 2014:
Desde el inicio de la entrevista, Karina deja en claro que la tarea docente no la realizamos “solos” y resalta la importancia del trabajo en equipo (docente) y de disfrutar el aprendizaje. También hace hincapié en algo sobre lo que volverá en otra respuesta y que, en este Blog, consideramos fundamental: la relevancia del “registro” de aquello que se aprende. Más adelante relata la experiencia que están realizando en la cátedra de Física de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA), en la que se están “animando” a cambiar, a experimentar y a reflexionar sobre la trae docente que realizan y a (tras)formarse al transformarla.
· Karina, ¿Cuáles son tus objetivos o expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
· La docencia universitaria en general se caracteriza por ser llevada adelante en equipo, por eso me atrevería a hablar de “nuestros” objetivos y expectativas que son siempre parecidos: disfrutar el cuatrimestre logrando que nuestros alumnos disfruten aprender, generar en ellos curiosidad, responsabilidad y registro de que se aprende mejor con otros. También pretendemos transmitir la importancia que para nosotros tiene la educación pública. Cada apertura de cursos nos enfrenta con alumnos diferentes y eso es un desafío.
· Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación de l@s estudiantes, ¿qué propondrías y por qué?
· Justo estamos en la cátedra dándonos el inmenso placer de rediseñar nuestra materia en este sentido. Hicimos un diagnóstico y ahora se viene el cambio. Basta de clases teóricas, donde un docente habla y nuestros alumnos escuchan, apostamos a los talleres. Creo que el taller es el formato ideal. Si pudiera, cambiaría las aulas con sillas fijas por aulas con sillas móviles, pondría pizarrones en las cuatro paredes, el movimiento es esencial en el momento de aprender. Por supuesto pondría plena conectividad a internet, con computadoras pero también con wifi accesible para que los alumnos usen sus notebooks o sus teléfonos. Es fundamental poder navegar, buscar, registrar, hacer, escribir colaborativamente mientras se aprende.
En la siguiente respuesta Karina plantea la necesidad de una sólida formación docente, no sólo disciplinar, sino (fundamentalmente) en pedagogía y vuelve sobre otra cuestión que consideramos central: la relevancia de la conciencia de l@s docentes respecto a nuestro rol en la Educación Pública, entendiendo la dimensión ético-política de nuestra tarea y la (enorme) responsabilidad que esto significa.
· ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
· Sin duda un docente debe ser ante todo una persona con responsabilidad y compromiso. Debe manejar la disciplina pero a su vez debe tener una formación lo más completa posible, no alcanza con ser un experto en el área, hay que formarse en pedagogía, en epistemología, ser crítico, y muy respetuosos con su trabajo, con el de sus compañeros y sobre todo con sus alumnos. Pero además hay que ser un profesional con conciencia de lo que la educación pública representa en nuestro país, no es un trabajo más. Como siempre digo, hace daño a la universidad pública, que se tenga el cargo docente como un plan b en la vida.
A la hora de pensar en las prácticas o estrategias que le han resultado más exitosas como facilitadoras de aprendizajes de sus estudiantes, Karina pone el eje en “la atención”, en “el estar atent@s”, en una especie de “disponibilidad” de l@s docentes a las necesidades de l@s estudiantes y en la importancia de realizar planificaciones flexibles que den cuenta de sentidos y significados compartidos por el equipo docente y l@s estudiantes.
· ¿Cuáles de tus propias prácticas, herramientas o estrategias resultan más exitosas como instrumentos facilitadores de los aprendizajes de tus estudiantes?
· Creo que es fundamental estar todo el tiempo atentos. Nuestras clases de laboratorio, son de tres horas, esas tres horas la atención está puesta en los alumnos. Esto no es estar encima de ellos todo el tiempo, es estar viéndolos, observándolos, para saber cuándo es el momento justo de actuar, de hacer un comentario, de reunirlos para una explicación, de alentarlos, de marcarles el ritmo de la clase. Lo mismo en las clases más expositivas. No se puede entregarse a la explicación sin más, perdiendo el registro del aula. Un ojo siempre está mirando qué pasa, qué gestos hacen, qué expresiones muestran, si comprenden, si se aburren, si están entusiasmados. Me gusta, con el equipo docente, diseñar cada clase en función de la anterior. Esto es, hay una planificación que está dada por los contenidos, pero sobre esa planificación, se piensa la estrategia de aula apuntando a fortalecer lo que estamos censando que necesita ser reforzado, reamamos grupos para potenciar las interacciones entre nuestros alumnos, organizamos interrupciones para reflexionar, etc. Creo que esto funciona. Pero es eso, plena atención, durante toda la clase.
· Si tuvieras que recomendarle a otr@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar nuestra práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
· Sin duda recomendaría “Cinco Obstrucciones”, de Lars von Triar. La hemos usado en nuestra escuela de formación, es excelente para trabajar el tema de cómo dar clases durante años, siempre los mismos temas, pero no caer en lo que yo llamo “el surco”. El surco es lo que uno se imagina, esa huella en el camino, donde la rueda de la bicicleta se ve compelida a no salir, donde cuesta pasar hacia fuera. Dar siempre las mismas clases tiene ese riesgo, el manejo consciente de obstrucciones (vean la película y van a ver de que hablo!) nos obliga a mejorar, a dar más cada vez.
Para terminar, Karina relata un episodio que resultó significativo en su trayectoria y experiencia docente y que puede servirnos para (re)pensar nuestras propias prácticas docentes y para seguir construyendo equipos de trabajo que potencien las capacidades de cada un@ y que nos permitan crecer y (trans)formarnos colectivamente con una (seria) formación docente continua, a partir no sólo de la lectura “teórica” sino también a partir de situaciones de nuestra práctica aúlica.
· Cuando empecé como docente universitaria, entré como entramos la mayoría: cursé una materia que me gustó (la materia de la que ahora soy profesora) y pedí ser ayudante. Al año siguiente con unos pocos encuentros de formación, me incorporaron a un equipo docente que tenía a cargo una comisión de trabajos prácticos. Eramos tres ayudantes de segunda, en una aula con aproximadamente 25 alumnos. Tres comisiones funcionaban a la vez, nosotras éramos el equipo docente de una de ella. Es decir, tres comisiones, en un mismo horario, cada una con unos 20 a 30 alumnos. Y en cada una ayudantes. Pero un solo jefe de trabajos prácticos para todos, que rara vez venía a dar clases. Un día, mediando el cuatrimestre, llegó el momento del tema más complejo para dar. En ese momento todo se daba en el laboratorio, no solo el práctico, también dábamos lo que serían las introducciones teóricas que duraban casi 2 horas de exposición! Como el tema era difícil, ninguna de las tres ayudantes queríamos darlo. Pero mi responsabilidad exagerada hizo que me ofreciera. Imaginen la situación: alumna del segundo año de la carrera! Casi sin capacitación más que mi propia cursada y mi voluntad. Empecé con el tema y en un momento mi confusión, frustración y autoconciencia de no estar a la altura de las circunstancias fue tal que me puse a llorar en frente de mis alumnos. No pude terminar la clase. Mis alumnos, casi compañeros, ya que éramos de la misma edad, comprendieron. Fueron demasiado amables y tolerantes con lo que había sido una gran falta de respeto hacia ellos. Estaban ahí para aprender, y la Universidad les ofrecía algo que no se merecían, desidia de algunos docentes que quedaban porque no había otros, falta de estructura, falta de cargos para que los que tenían que estar ahí en ese momento estuvieran. Durante algún tiempo me sentí culpable por no haber podido preparar mejor esa clase. Luego con el tiempo entendí que ningún auxiliar docente puede cubrir el hueco que toda una institución deja sin cubrir. Esta experiencia me marcó. Pasó el tiempo, sigo en la misma cátedra. Me ocupé de armar (no sola, con otros claro!) una escuela de ayudantes seria, lo más seria posible, de transmitir esto de la responsabilidad. Mi idea de equipos de trabajo docente está más viva que nunca. Desde mi lugar de profesora, y con los profesores con los que comparto cátedra, logramos que ninguna comisión esté a cargo de alguien con poca experiencia. Tanto por respeto a los alumnos, como al docente en formación. La cátedra tiene ahora una cantidad genial de Jefes de Trabajos Prácticos, que además de ejercer sus profesiones o hacer sus doctorados, se capacitan en pedagogía constantemente, que reflexionan sobre sus prácticas en continuo. Nos queda mucho por hacer, pero me juré que jamás en la cátedra en la que yo fuera docente, un ayudante estaría sólo con sus alumnos en una situación de desamparo para ambos.
* Karina Alleva (@karinaalleva) es Bioquímica y Doctora en Biofísica de la Universidad de Buenos Aires. Desde hace 18 años es docente universitaria, actualmente ocupa el cargo de Profesora Ajunta de Física en la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA). En su trabajo de investigación tiene el cargo de Investigadora Adjunta del CONICET. Como formación complementaria es Diploma Superior en Enseñanza de las Ciencias (FLACSO), Diploma Superior en Educación y Nuevas Tecnologías (FLACSO) y desde el 2008 está llevando adelante un Doctorado en Filosofía e Historia de la Ciencia (UNTREF).
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