Seguimos con las autocríticas y la reflexión sobre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos…
La verdad es que no deja de llamarme la atención (y de preocuparme un poco) cada vez que escucho colegas docentes quejándose de sus estudiantes. No me van a decir que no les pasa? Es habitual escuchar quejas como: “L@s estudiantes no leen”, “L@s estudiantes no estudian”, “L@s estudiantes no participan”, “L@s estudiantes no están motivados”, “L@s estudiantes no se esfuerzan lo suficiente” o “L@s estudiantes no aprenden”…
Un par de cuestiones que me parecen interesantes para empezar el análisis.
Primero, ¿y l@s docentes? ¿L@s docentes leemos mucho? ¿L@s docentes estudiamos mucho? ¿L@s docentes estamos (lo suficientemente) motivados? ¿L@s docentes nos esforzamos lo suficiente? ¿Qué aprendemos l@s docentes?
Segundo, ¿quién nos dijo que esas afirmaciones son así?
¿Por qué suponemos que l@s estudiantes no leen? ¿Les preguntamos si leen? Si no leen, ¿les preguntamos por qué? ¿Nos preguntamos de qué manera favorecemos o propiciamos la lectura? ¿Sólo diciéndoles “tienen que leer”?
Cuando decimos que l@s estudiantes no participan, ¿en qué nos basamos? ¿En que no “participan” en aburridas exposiciones monológicas? ¿En que no encontraron (aún) la forma de interrumpir la clase magistral en la que supone que deben escuchar y tomar apuntes? ¿En que no se engancharon con una actividad que nada tiene que ver con sus intereses o motivaciones personales o grupales?
¿Quién nos dijo que no estudian? ¿Suponemos que no estudian porque no pudieron responder (de la manera que a nosotr@s nos gustaría) esas tres preguntas mal formuladas de una evaluación que se supone que evalúa los aprendizajes de contenidos de la materia? Y los más importante, “L@s estudiantes no aprenden”, ¿qué no aprenden? y, asumiendo lo errado de esta afirmación: ¿qué sí aprenden?
No hay comentarios:
Publicar un comentario